Capítulo 14, un interludio sin ninguna novedad.
Capítulo 15, un punto clave.
A través de los ojos de Devin, el personaje más cercano al lector, entramos en Tigana. Y... no pasa nada. No se inflama el orgullo patrio, no hierve la sangre, no se rasgan las vestiduras. Me parece bien que el libro se aparte, a pesar del tema central, de la exaltación del patriotismo. Como diría Sabina, del daño que hacen las banderas. |
Capítulo 17, buenísima la historia de Dianora.
Me ha encantado que su historia converja hacia la leyenda del Salto del Anillo. Sus dudas disueltas en la orilla, Brandín enamorado, el anillo bajo el agua y ella que ve la sombra del dios Adaon que se aleja, y decide. Buenísimo. Pero sigue sin cuadrarme la postura de Brandín, tirano cruel y despótico que, oh, se enamora tiernamente, a pesar de lo cual sigue con su guerra y su venganza. |