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Una historia que desafía la inteligencia. No es posible contemplar un cuadro de Velázquez del mismo modo después de su lectura.
Charles Wilmot, un pintor con un dominio virtuoso de las técnicas de los grandes maestros del pasado, siente que ha nacido fuera de su época: su anacrónica existencia transcurre entre el desprecio hacia el mundo y la necesidad de dejar huella en él. Cuando un personaje oscuro, Werner Krebs, se convierte en su mecenas, Wilmot empieza a vagar por un laberinto de espejos, ilusiones y alucinaciones que culmina en la desconcertante certeza de haber viajado en el tiempo para reencarnarse en el mismísimo Velázquez.
Sumergido en un enigmático mundo de gángsteres, Wilmot intuye que su misterioso mecenas es el cerebro que se oculta tras una trama para falsificar una pintura valorada en cientos de millones, pero también sabe que debe mantener la cabeza fría si no quiere que su genialidad le arrastre hasta la locura.
Un thriller vertiginoso y cautivador sobre el mundo del arte que combina erudición, profundidad emocional y una desbordante imaginación.
Como Velazquez me interesa mucho, este libro me llama la atención pero no me decido a comprármelo. Y encima tiene de portada mi cuadro favorito, La Venus del espejo, que yo creo que tiene un efecto hipnótico-obsesivo sobre mí. Es verlo reproducido en alguna parte y ¡zas! atención captada
(así que ya sabéis, si queréis venderme un libro poner en la portada este cuadro y, como mínimo , me llamará la atención 
.)Aquí podéis leer las primeras páginas.