Curiosamente, a mí me pasa al revés. No me creería nadita de nada, si lo que cuenta lo situara en Suiza o Francia, vamos que tendría que remodelar todito para hacer eso digerible. Otra cosa distinta es que por situar la acción en un lugar archiconocido (anda que no hay novelas situadas en Nueva Inglaterra) tiende a caer en los cliches.
El que no resulte demasiado realista tampoco tendría nada de particular, no es una novela negra, si no más bien una novela de misterio, y en general ese tipo de novelas es tan verosímil como un musical.
Yo creo que le han dado un bombo excesivo a la calidad literaria de la novela, que sí, es notablemente superior a la de la mayoría de bestsellers, igual que lo era en las novelas de Stieg Larsson, lo que no quiere decir que no haya escritores de género que vendan como churros que no escriban igual de bien o mejor (desde Stephen King cuando está fino, a John Connolly o John Le Carre) y el que aparezcan nombres como Nabokov, Roth o incluso Franzen asociados a la novela, no hace que se valore con luz positiva en la comparación.
Yo aun voy por la mitad, y en mi opinión lo más positivo hasta el momento es el personaje principal, que tiene bastante chispa. Algo que también pasaba en las novelas de Larsson, aunque al encuadrarse esta mucho más dentro del género negro sí daba pie a cierta crítica social, que quieras que no, le da más empaque al asunto.
Eso sí, aunque es cierto que un tipo de escritor estrella como Goldman sería difícil de creer como europeo, a mí me cuesta bastante situarlo en su justa medida. Por que la descripción que se da al principio parece más la del típico escritor literario que ha impactado a la crítica con su primera novela (de esos ha habido unos cuantos en yankilandia en los últimos años) y que además ha vendido como churros (aquí el único caso similar que se me ocurre sería Chad Harbach), sin embargo toda la relación con su editor y el jefe de la editorial se asemejan muchísimo más a la que tendría un escritor de bestsellers puro y duro, por aquello de estar en el candelero como sea independientemente de la calidad de la obra. Al final, irremediablemente habrá que asociarlo con el propio Dicker, que mal desde luego no escribe, pero sí se ajusta a unos patrones más propios de aquellos que tienen un éxito masivo de ventas.
Eso sí, como ya dije, todas mis dudas y peros, aparecen cuando dejo de leer, por que enganchar, engancha cosa mala (
y eso que a mí la historia "romántica" me pone un poquitín de los nervios) |
, así que tomándoselo como un entretenimiento (y yo ya tenía ganas de un bestseller o dos para pasar el verano) la cosa funciona bien (al menos, si no la pifia en la parte final)