Moderadores: magali, Ashling, caramela
Hola, OrrOrr escribió:Yo tengo pendiente leer algo más de Heller, lo malo es lo difícil que es conseguir libros suyos, en EEUU tengo entendido que es un ídolo pero en España parece haber pasado desapercibido
El final es redondo, sí, al nivel de la novela.
topherchris, yo lo leí todo seguido y solamente recuerdo cierta confusión con los personajes durante los primeros capítulos, después ya no. Poco a poco va retomando todas las historias. Hola Kind, tienes razón, el libro deja de ser confuso en la medida en que uno va metiéndose en la historia y va familiarizándose con los personajes y su personalidad. Mi problema era que entre tanto general, coronel, capitán, comandante y demás me perdía sin remedio. Ahora bien, lamento con sincero pesar no poder compartir tu mismo entusiasmo por la novela en sí y me molesta porque es un libro que tiene todo para gustarme y sin embargo no acabó por hacerlo, al menos no en su totalidad y que conste que en ningún modo creo que se trate de un mal libro, esto se trata de una cuestión personal. Adoro las escenas cómicas, lo chusco y lo estrafalario, pero eso solo si es un complemento que enriquece la historia y no una centralización. En este caso hay una absurdidad tan desmedida que agota y llega un momento donde ya ni siquiera resulta gracioso y creo que se debe en parte a que Heller repite las mismas fórmulas cosntantemente. Por ejemplo, el delirio de persecución es usado en una gran cantidad de personajes y más de una vez usó el recurso de crear una conversación seria donde se desvirtúa el significado y acaba en interpretaciones erróneas. Otras escenas son tan molestas que sacan de quicio como las apariciones de Aarfy, un personaje tan lamentable que me molestó sobremanera que al final no le saltaran la tapa los sesos. Lo peor es que lo que no resulta absurdo termina siendo tremendamente aburrido o triste como por ejemplo los capítulos de Piltchard y Wren o el de Luciana en lo primero oKindOfMagic escribió:
A mí la verdad es que me gustó todo, pero si la terminas verás que incluso esas cosas más absurdas, una vez terminado el libro, tienen su razón de ser. Es absurdo, pero no tanto como puede parecer en un primer momento.
| la muerte de varios de los amigos de Yossarian en lo segundo |
| Por ejemplo, qué ocurrió con Mayor Mayor o con el comandante... De Coverley. En qué terminó el pobre doctor Daneeka. Son preguntas que quedaron sin respuesta y aún sigo sin entender qué hay de lógico en que Orr deseara inflar sus mejillas o se riera porque la prostituta le golpeara en la cabeza. Le pagó, de acuerdo, pero... cuál es el punto y qué tiene que ver eso con el hecho que planeara su escape?. Pero la más soberana pijotería como diría alguno de los personajes, cómo por todos los cielos era posible que se pudiera hacer uso de la trampa 22 si ni siquiera existía. De lejos lo más absurdo de todo |
¿estaba loco? ¿o fingía? si solamente se hacía el loco, los convenció a todos, pero de todas maneras, tuvo que huir, no lo relevaron... y etc, etc...  |
No veo tanta diferencia. | la revuelta que causa su "retorno" |
. Pero no todo era festejo, asimismo hay partes que no me divirtieron como cabía esperar, como el interrogatorio del capellán, lo relacionado a Milo Minderbinder y por encima de todo el insoportable Aarfy, simplemente no las encontré hilarantes y esa última dicho sea de paso me resultó detestable. Además, confieso que no es la absurdidad en sí misma lo que me defraudó, es el hecho de llenar 400 páginas de un libro de casi 600 de situaciones así, sentía que estancaban la trama y por muy divertido que fueran algunos episodios también sentía ganas de avanzar en la historia.| es la mera suposición que pueda usarse una ley ficticia como un recurso. Transcribo lo que pone el libro: No, no existía artículo 22 alguno, lo sabía a ciencia cierta, pero, ¿qué importancia tenía que existiera o dejara de existir? Lo importante era que todos creían en su existencia, y eso era mucho peor, porque siendo su existencia intangible, no había texto ni transcripción que rebatir Esto no solo es descabellado, es imposible. De ser así que sentido tendría el derecho entonces? De ahí mi apreciación de que el libro tiene sustento en una idea que no tiene ni pie ni cabeza. Claro está, es válido si consideramos que el tono de Heller es de un total desenfado. Sobre Orr te concedo toda la razón, supongo que es como dices, fingió todo para que lo tomaran por loco. A mi lo que me desorientó fue la actitud de Yossarian al final pidiendo para sí y para Danby y el capellán manzanas para inflarse las mejillas, ahí ya pierde el sentido. |
Yo supongo que sí habrá una norma que diga que si estás loco, serás relevado del puesto y te enviarán a casa. Lo que no está escrito es la interpretación que le dan los altos mandos, la Trampa 22: cualquiera que quiera abandonar el servicio no está realmente loco, querer irse es una prueba de cordura, nada más.
topherchris escribió:
A mi lo que me desorientó fue la actitud de Yossarian al final pidiendo para sí y para Danby y el capellán manzanas para inflarse las mejillas, ahí ya pierde el sentido.
Bueno, sí, eso no tiene ningún sentido, pero a mí me encanta. Te entiendo y estoy de acuerdo en lo que dices, pero repito, no estoy criticando el planteamiento del artículo 22, por el contrario me había parecido una idea muy ingeniosa, pero eso fue hasta que leí la afirmación que transcribí en el otro mensaje. En mi opinión fue un error de parte de Heller porque además de sobrada en alguna manera oscurecía su propia creación. Sea como sea creo que los dos estamos de acuerdo en que se trata de una novela satírica así que el señor era libre de escribir lo que le viniera en gana y es muy válido.KindOfMagic escribió:Ah, topher, no te había entendido, pero aun así, yo lo veo de otra manera, de verdad, no es por defenderlo a toda costa.
entonces ese el verdadero motivo, no? que nos encante, después de todo sí lleva algo de sentidoKindOfMagic escribió:topherchris escribió:
A mi lo que me desorientó fue la actitud de Yossarian al final pidiendo para sí y para Danby y el capellán manzanas para inflarse las mejillas, ahí ya pierde el sentido.
Web de la editorial y Primeras PáginasDurante la Segunda Guerra Mundial, en el hospital de la base norteamericana de una minúscula isla italiana, un piloto de bombardero llamado Yossarian finge estar loco. Quiere evitar a toda costa perder la vida en su próxima misión aérea y regresar a casa. ¿Por qué demonios intentan todos matarle desde abajo?, se pregunta cada vez que lanza una bomba. Yossarian intenta demostrar que está loco pero cae en la «trampa 22»: una absurda y perversa regla militar que afirma que aquellos que alegan locura para no ir a la guerra son los más cuerdos. Y si estás cuerdo, estás sano, así que... ¡no te queda otra!
Publicada originalmente en 1961, Trampa 22 es sin lugar a dudas una de las obras maestras más divertidas y celebradas de todos los tiempos y una piedra angular de la tradición literaria norteamericana, que le ha valido estar en las listas de los mejores libros del siglo xx. El lector se sumergirá en una ráfaga de situaciones absurdas y diálogos delirantes que subrayan la estupidez de la guerra y del ser humano. Y es que «el infierno somos, y hemos sido siempre, nosotros», apunta Laura Fernández en el prólogo. «Si iba a describir un infierno, sería uno rabiosamente divertido. Porque así de ridículo es el mundo. [...] para que esta humanidad trate de aprender algo de sí misma.»
Blog
Entrevistas
Revista
Fotos
