La primera parte ambientada en 1937 (El leopardo) trata de un censor en la época de Stalin, al principio se trataba de emborronar caras de traidores (que por supuesto no habían estado allí), también arreglarle un poquito la cara a Stalin (para que saliera más guapo), con el tiempo perfecciona su técnica del aerógrafo y se dedica simplemente a borrar de las fotos a los caídos en desgracia (entre los que se encuentra su hermano).
Un buen día llega a sus manos la fotografía de una bailarina y es el principio del fin. Sin saber por qué
| sabotea su propio trabajo (no es que no lo hubiera hecho antes ya que hay caras de su hermano a diferentes edades, incluidas las que nunca llegará a cumplir, en todos sus trabajos) pero deja una mano de la bailarina en la fotografía, y lo que es peor se la lleva a casa (para corregir el error y volver a dejarla en su sitio). |
Por supuesto acaba
| detenido e interrogado y alcanza plena consciencia de lo absurdo de un régimen en que aparentar ser inocente es mucho más importante que serlo.
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La segunda (Las nietas) tiene una expansión de casi un siglo ya que empieza con las abuelas de las protagonistas (siempre a la sombra de Galina) que son deportadas a Siberia (algunas mantienen la esperanza hasta el final de que se trate de un error), pero la abuela de Galina es especial, porque llegó a ser primera bailarina, y el encargado es tan sociópata como fan del ballet, y ya se puede imaginar uno como va a terminar la cosa cuando a la bailarina le queda poco para terminar su condena.
Y aunque su hija no hereda ni su belleza ni su talento, sí lo hace la nieta. Bueno la nieta hereda
| la belleza porque bailando es un pato mareado como acabará demostrando en la prueba de talento de Miss Siberia, pero poco de eso importa ya que se ha liado con el oligarca que patrocina el concurso. |
Así que acaba siendo una celebridad, con papeles en películas y todo. Pero un buen día descubre donde ha muerto un antiguo novio (bastante bruto) en la guerra chechena, y acaba criticando al poder. Lo que la lleva de nuevo a la casilla de salida.
Ahora estoy con la tercera parte (La oficina de turismo de Grozni), donde el representante de turismo (que ha llegado el puesto básicamente por saber inglés, tener algo de cultura y no tener crímenes de guerra en su haber) se ve en la coyuntura de mostrarles las bondades chechenas a tres inversores recien llegados de Pekín.
Hay una parte recién adjudicado su puesto en la que reflexiona como vender Chechenia a los futuros inversores:
En las siguientes semanas diseñé un folleto. La principal pregunta era como convencer a los turistas de venir a Grozni por propia voluntad. Para inspirarme, estudié la publicidad de otros paisajes urbanos infernales com Bagdad, Pyongyang o Houston. En ellos aprendí a adjetivar con profusión, a tratar a los futuros visitantes como glotones semianalfabetos y a calificar los secuestros, esclavitud y terrorismo de calumnias procedentes de provocadores extranjeros. Emocionado por mis descubrimientos me metí un cuaderno en el bolsillo de la camisa y me eché a la calle. Ante el solar vacío que una vez ocupara un bloque de apartamentos escribí ¡cielos amplios y despejados! Contemplé con júbilo como una manada de perros salvajes perseguían a un hombre y escribí ¡encuentros inesperados con la fauna local! El bazar de la ciudad rebosaba maquinaria industrial robada, raciones de ayuda humanitaria y municiones para cualquier ocasión : ¡ofertas sin igual en el bazar de Grozni! Incluso antes de toparme con el primer control de carretera ya había escrito ¡seguridad de primera clase!
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