klatubaradaniktó escribió:Ivanovich escribió:Su turno, Sr. Dostoievski.
Me encantará rastrear tus reflexiones sobre esta novela que ya he leído y que otras prioridades me impiden releer, pero no (me impiden) apreciar tus comentarios...
Gracias por dejarlos...
klatubaradaniktó
... pues ahí van .. terminé la lectura hace unos días y uf!, da para mucho.
Bien. Me ha parecido una novela sorprendente, compleja, ambiciosa, y extraña también, con muchas caras. Una novela que va cambiando de piel a medida que avanza. Y es que mil páginas son muchas páginas, demasiadas, quizá. Es como si Dostoievski no hubiera tenido una idea clara de la novela que iba a escribir, y fuera creciendo a su capricho, “pelín” desestructurada. Por eso me ha parecido innecesariamente extensa.
Y, bueno, me ha gustado, aunque …. no quedará entre mis clásicos favoritos, pero me alegro de haberlo leído, es un libro interesante.
Tiene un núcleo central, que es la parte político-social, los movimientos revolucionarios, librepensadores y nihilistas de la época. Una historia que se enmarca en plena efervescencia de la Internacional, y equidistante de las dos revoluciones más significativas de la era contemporánea, la francesa (origen) y la rusa (destino); son los años de la emancipación de los siervos en Rusia. Dostoievski podría haber abordado con algo más de profundidad el debate revolucionario, pero no lo hace, no entra en cuestiones de calado, se limita a ridiculizar la revolución con brochazos de humor folletinesco, o absurdo, según el momento -ya sé de dónde bebió Bulgakov con su “El Maestro y Margarita”-,
aunque la historia termine luego en tragedia |
; los revolucionarios, ese grupo de borregos ignorantes, despreciables, que siguen a un déspota iluminado, cínico y abyecto (Piotr); personajes revolucionarios algunos vehementes e irrespetuosos, otros de sainete -ya sé también de dónde bebieron los Monty Python en La vida de Brian con su frentes de liberación de Palestina.
Pero todo eso tarda en aparecer a ojos del lector. La primera referencia a una supuesta “sociedad” revolucionaria de la que forman parte numerosos personajes de la novela la tengo apuntada en la página 270. Durante la primera parte, unas nada despreciables 200/250 páginas, van sucediéndose personajes en retahíla, con actitudes extrañas, violentas o irracionales, que contraponen su la conducta a los personajes (aparentemente) más cuerdos como Nikolai, Stepan …. La alta sociedad de provincia. Durante toda esa parte el lector flota en la idea de un "algo extraño", pendiente de ser desvelado. Personajes que se cruzan, enigmáticos, misteriosos, irrespetuosos, subversivos, socialmente reprobables, con un punto de extrañeza o locura. Y es que en realidad durante toda la novela van ocurriendo sucesos extraños. El lector sabe que algo pasa, pero no tiene sensación de tocar un fondo, la historia es todavía inasible.
Luego avanzará, se desvelará lo absurdo, la tragedia, ¡madre mía! |
La novela tiene también su parte psicológica, sello Dostoievski que ya percibí en “El idiota”, con dos personajes muy fuertes -Piotr y Nikolai- cuyas verdaderas circunstancias se revelan en el último tramo, y diálogos muy interesantes donde los personajes -los cuerdos y los inestables- desvelan sus secretos, se recriminan, desnudan sus sentimientos, enlazan discursos, aclaran situaciones, con ideas casi siempre superficiales, que uno no llega a encontrarles el fondo. El epílogo y la parte final me han parecido especialmente interesantes, precisamente por ese calado psicológico, esa confesión de Nikolai Stragovin, el personaje aparentemente más cuerdo de la novela
que finalmente se nos aparece como un infame, un psicópata que se ahorca, para evitar la confesión pública de su infamia, en un acto de soberbia y orgullo. |
La entrevista entre Nikolai y el monje Tijon que cierra la novela es espectacular, quizá la parte que más me ha gustado.
La novela tiene también tiene un plano religioso, no es algo central, pero la figura de Dios aparece sucesivas veces en distintos personajes, dando un toque filosófico a la novela. Aunque a decir verdad, todo un poco bizantino y confuso.
No es, en cambio, una novela costumbrista, al estilo de los grandes novelones europeos del XIX. Y tengo que decir que esa parte costumbrista es lo que más me atrae en los clásicos, Tolstoi, Galdós, Eça de Queiroz … Algo hay de descripción de la sociedad del momento, es cierto, pero poco. En realidad la historia tiene como telón de fondo la sociedad feudal de Rusia a mediados del XIX, mayoritariamente campesinos subyugados por el poder de terratenientes, la idea de Rusia como un enfermo incurable, pero eso es solo la parte de atrás del escenario. Poco cuenta Dostoievski de los ambientes, apenas hay descripción a los lugares donde se desarrolla la novela y eso es de las cosas que más me he echado de menos en la novela. Algo más de descripción, menos literatura de “escena”.
Lo mejor de Dostoievki son sin duda los personajes, de todo tipo y pelaje, personajes fuertes (Nikolai, Piotr, Varvara), variables (Stepan), filosóficos (Kirilov), otros simples peleles (el gobernador, la caterva de revolucionarios ignorantes), multitud de personajes secundarios que pueblan la novela, todo “marca Dosto”, todos formando un enjambre de cierta locura generalizada.
Me gustó la matiné literaria con la que se abre la tercera parte, muy Bulgakoviana, con tres discursos: el de Karmanizov, un ególatra insoportable e insulso, el de Stepan, un esteta ajeno a la realidad de Rusia que clama llamando imbéciles a la borregada pseudorevolucionaria y un tercer orador que enaltece al público con un discurso progresista, crítico con las injusticias de Rusia, que resulta inacabado por el caos que se monta. Y el baile de la noche, una auténtica locura surrealista, muy Bulgakoviano todo eso como digo.
En cuanto a las formas, una de las cosas que más me ha llamado la atención es la elección del narrador. La historia la narra un personaje testigo, totalmente secundario, que apenas aparece salvo para dar voz a la narración. A veces su presencia está justificada. Otras es imposible que el narrador estuviera allí o conociera detalles de lo que cuenta. Dostoievski lo utiliza como una herramienta, una técnica narrativa moderna para la época, me parece, pero que a veces chirría.
En fin, una novela, como digo, sorprendente, interesante, a veces algo pesada por su extensión, a veces algo “ligera” por su falta de profundidad, pero que tiene mucho recorrido post-lectura.
Por cierto, la empecé a leer en “cristal”, pero al empezar la tercera y última parte, encontré en una librería de ocasión una edición en dos tomos, y terminé de leerla en papel.