Al final anoche me quedé hasta tarde
leyendo los capítulos XV y XVI.
LizzyDarcy escribió:No sé por qué decís eso, si la madre del Magistral no se mete en la vida de su hijo para nada
Menudo personajazo es «la Magistrala» (Clarín no la llama así). La forma en que se formaliza su ascenso hasta la forma en que describe algunas formas de actuar que son universales.
Por ejemplo los chantajes emocionales a los que somete a su hijo, que es algo atemporal. |
El comienzo del segundo tomo, capítulo XVI, vuelve la chicha.
De entrada me ha gustado mucho el paralelismo con «Don Juan Tenorio» acudiendo a la representación de la obra precisamente la Noche de Ánimas. ¡Qué romántico todo! (en el sentido literario del término
).
Por cierto subrayé este pasaje porque me pareció detectar una crítica solapada, o no tan solapada, a algún periodista local. La duda es si es una caricatura de algún periodista real.
a Regenta quiso distraerse, olvidar el ruido inexorable, y miró El Lábaro . Venía con orla de luto. El primer fondo, que, sin saber lo que hacía, comenzó a leer, hablaba de la brevedad de la existencia y de los acendrados sentimientos católicos de la redacción. «¿Qué eran los placeres de este mundo? ¿Qué la gloria, la riqueza, el amor?». En opinión del articulista, nada; palabras, palabras, palabras, como había dicho Shakespeare. Sólo la virtud era cosa sólida. En este mundo no había que buscar la felicidad, la tierra no era el centro de las almas decididamente . Por todo lo cual lo más acertado era morirse; y así, el redactor, que había comenzado lamentando lo solos que se quedaban los muertos, concluía por envidiar su buena suerte. Ellos ya sabían lo que había más allá , ya habían resuelto el gran problema de Hamlet: to be or not to be . ¿Qué era el más allá? Misterio. De todos modos el articulista deseaba a los difuntos el descanso y la gloria eterna. Y firmaba: «Trifón Cármenes». Todas aquellas necedades ensartadas en lugares comunes; aquella retórica fiambre, sin pizca de sinceridad, aumentó la tristeza de la Regenta; esto era peor que las campanas, más mecánico, más fatal; era la fatalidad de la estupidez; y también ¡qué triste era ver ideas grandes, tal vez ciertas, y frases, en su original sublimes, allí manoseadas, pisoteadas y por milagros de la necedad convertidas en materia liviana, en lodo de vulgaridad y manchadas por las inmundicias de los tontos!... «¡Aquello era también un símbolo del mundo; las cosas grandes, las ideas puras y bellas, andaban confundidas con la prosa y la falsedad y la maldad, y no había modo de separarlas!». Después Cármenes se presentaba en el cementerio y cantaba una elegía de tres columnas, en tercetos entreverados de silva. Ana veía los renglones desiguales como si estuvieran en chino; sin saber por qué, no podía leer; no entendía nada; aunque la inercia la obligaba a pasar por allí los ojos, la atención retrocedía, y tres veces leyó los cinco primeros versos, sin saber lo que querían decir.... Y de repente recordó que ella también había escrito versos, y pensó que podían ser muy malos también. «¿Si habría sido ella una Trifona ?
Ayyyy, el brioso corcel, qué tirón tiene para ligar.
Está la Anita en un sí es no, que no sabe si entregar su cuerpo a don Álvaro y su alma al Magistral. |
Quién me iba a decir a mí que me iba a quedar atrapado a mí edad con un culebrón.
Edito: me choco con Eliena, vamos casi a la par.
Eliena escribió:Parece una novela de aquellas de dualidades y contradicciones. Para Anita y para el Magistral sobre todo, que son los personajes que se mueven entre dos sentimientos opuestos, el resto son más planos, no quiero decir que estén mal construidos ni mucho menos, pero no tienen ese conflicto interior. Sigo, voy lenta por falta de tiempo pero me está gustando muchísimo
Con el Magistral tengo yo sentimientos encontrados. No suelo comentar si los personajes me caen bien o mal, pero en este caso es que no puedo evitarlo.
No sé si quiero que gane o que no gane.
Por un lado, lo mismo que la Regenta, va buscando libertad y eso le supone conflicto. Y ya solo por ser el rival de Don Álvaro ya me cae bien.
Por otro lado, representa todo lo peor de la iglesia reglada en nuestro país, con sus censuras absurdas y sus manejos. |