Es breve, pero es una novela muy sentida. Aunque a veces me cansaba un poco lo ceremoniosamente ñoño de los diálogos, ha sido una lectura interesante. El planteamiento, con los distintos papeles (Teodoro, o la Ciencia, la Nela, o lo pagano, etc), es decir, esa trama de fondo, me ha gustado. También la trama en sí, sentimental, entre Pablo, Nela y Florentina. El personaje del doctor es el que más me ha gustado cómo está plasmado, por su manera de ser y expresarse.
Para mi, además de alguna que otra intervención, que era para enmarcarla, pero han gustado también las descripciones, tanto de lo que bullía interiormente en los personajes como del entorno, del escenario. ¡Qué chula la que hace cuando Teodoro examina el ojo! El comienzo o arranque me parece muy bien conseguido, después todo ya va más a golpe de encuentros y diálogos.
La historia en sí es realmente preciosa. Quiero decir, trágica.
La muerte de Nela es triste, realmente. Quizá demasiado trágico, podría hacer tenido otra solución, pero bueno. Me gustó también palpar la idea de una sociedad que no abre caminos para todos, sino que unos logran avanzar y otras... caen en otra categoría, de pobres, inapreciadas. Todo en función de las que llevan la voz cantante, las señoronas dignas que reparten caridad, pero no misericordia. Para mí, es un poco la idea de que la ciencia, que parece que todo lo va a curar, pero no acaba de enmendar las cosas socialmente. Pablo verá (lo cual es una especie de prodigio), pero Nela muere. ¡Adelante, siempre adelante! A costa de unos u otros. Creo que en algún momento el propio Teodoro lo comenta. Siente lástima por Marianela, realmente la aprecia, pero su propio proceder provoca el desaguisado fatal. La sociedad quiere avanzar, siempre adelante, pero sin pensar en a costa de qué se avanza. |
Aunque estoy muy de acuerdo con lo que comentaba Arden en uno de sus últimos post, sobre el exceso de melodrama y lo del mausoleo. |