Bueno, pues se trata de una novelita muy breve que se lee en nada. Está escrita con gracia y vivacidad, incluso en algún momento el autor bromea con el lector acerca de algún fallo de bulto que él creerá haber encontrado en la trama. Pero a pesar de se tono jocoso y ligero, a poco que uno se pare y piense, verá que lo que se nos cuenta - las andanzas de una banda de delincuentes- es una historia dura, terrible y violenta. Lo que ocurre es que las víctimas de sus robos y estafas no son mucho mejores; realmente no se encuentra un solo personaje que no tenga la moralidad bastante dañada.
Elena, a la que sólo la separa una generación de la esclavitud y que arrastra una biografía tristísima
| hija de un borracho y de una "bruja" de ascendencia morisca que la obligaba a prostituirse desde niña |
, es sin duda, desde su magnífica presentación, la figura más más atractiva de toda la novela.
"¡Oh, qué mujer, señores míos! Si la vieran salir tapada de medio ojo, con un manto déstos de lustre de Sevilla, saya parda, puños grandes, chapines con virillas, pisando firme y alargando el paso, no sé yo cuál fuera dellos aquél tan casto que por lo menos dejara de seguilla, ya que no con los pies, con los ojos, siquiera el breve espacio que estuviera en pasar la calle."
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