La Venganza (Ciencia ficción)

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

Moderadores: kassiopea, Megan

Responder
Avatar de Usuario
evilaro
Me estoy empezando a viciar
Mensajes: 336
Registrado: 28 Jul 2016 10:51
Ubicación: Barcelona

La Venganza (Ciencia ficción)

Mensaje por evilaro »

La vengánza

Imagen

La vengánza

Sérgio mi pádre trabájo tóda su vída pára úna emprésa agrícola. Con su jéfe que además de ser el gerénte, éran amígos personáles désde la infáncia, habían levantádo la compañía désde su creación como si fuése súya.

Ámbos considerában la emprésa como própia y metían más esfuérzo y hóras de trabájo, de lo que se podía esperár de únos buén empleádos. Algúna vez, de éso ya háce múchos áños, pensáron que les darían úna participación en la compañía áunque fuése pequéña. No fué así y la emprésa fué creciéndo y se convirtió en úna multinacionál de tódo lo relacionádo con la agricultúra y éllos si bién éran valorádos, siémpre permaneciéron en la sucursál de nuéstro puéblo.

Un día, mi progenitór descubrió que un árbol frutál que tenía plantádo en el huérto de su cása, le dába frútos de mayór tamáño y dulzúra que árboles similáres.

Se sorprendió al ver que además de ésta característica, la piél y cárne del frúto cáda áño se hacía más trasparénte como si de «úna frúta de vídrio o cristál» se tratáse. Tódo éra cristalíno, sálvo el céntro de la frúta, sus semíllas que seguían conservándo su colór négro oscúro le dában un encánto especiál.

Ésta combinación aportába úna belléza inusitáda a la frúta y al árbol en generál, especiálmente cuando el sol tocába con ciérto ángulo las frútas cristalínas. Éstas parecían diamántes colgándo de un árbol y éste parecía heládo como en Navidád.

Mi pádre fué a hablár con su amígo pára proponérle algún típo de colaboración pára creár úna nuéva emprésa y promocionár ésa frúta. Su amígo le díjo que no éra moménto pára experiméntos, que tenía múchos problémas económicos y necesitába resolvérlos y que cuando pasáse la crísis ya hablarían. De tódas manéras le comentó a mi pádre que la emprésa considerába la fínca en donde él vivía, como de su propiedád (incluyéndo sus árboles) y que difícilmente lo lograría.

Mi pádre comprendió que sí, que efectívamente los tiémpos habían cambiádo, y que él ya no éra nádie, péro le recordó que él había comprádo su fínca, péro que la habían escriturádo a nómbre de la emprésa pára reducír impuéstos. Su amígo le díjo que éra ciérto, que él se acordába de éso, péro que la emprésa considerába que ya se la había pagádo dándole un suéldo elevádo désde hacía múcho tiémpo, y permitiéndole vivír allí sin ningún gásto.

Mi pádre dolído por éste róbo descarádo, con el beneplácito aparénte de su amígo, se despidió de él y póco después de la emprésa.
* * *
Y se dedicó de pléno al cultívo de ésa frúta en su cása-huérto, péro que oficiálmente no éra súya.

Sus ótros amígos, que conocían ésta situación, le decían que estába lóco de hacér un esfuérzo tal, en un sítio que legálmente no le pertenecía. Él les asegurába que como siémpre, y a pesár de tódo, que su amígo y la emprésa no dirían náda pórque él siguiése viviéndo y cultivándo el huérto de su cása.

Yo, su híjo, tampóco comprendía, cómo éra posíble que no siéndo la propiedád oficiálmente súya, continuáse viviéndo y plantándo allí, con el riésgo de perdérlo tódo.
* * *

Y póco a póco fué promocionándo su frúta como un prodúcto originál, de calidád, de buén gústo y sóbre tódo béllo. El crecimiénto de las véntas fué muy lénto y escalonádo, péro así le dió tiémpo a organizár su pequéña péro personál emprésa.

Y sí, al ser muy póca la cantidád que al comiénzo podía producír, túvo tal éxito la frúta trasparénte, que las vendía a précios de pláta, había lísta de espéra no pára comprár un kílo, síno úna sóla frúta.

Y como siémpre, cuando las cósas tiénen que pasár, su éxito coincidió con la necesidád de la emprésa de expandírse y buscár nuévos prodúctos y mercádos.

Y sí, le reclamáron la propiedád, y compráron múchas tiérras pára plantárlas con las semíllas del huérto de mi pádre. Y en pócos áños se hiciéron inménsamente rícos.

La emprésa pára evitár que usándo las semíllas, ótros agricultóres le hiciéran la competéncia, vendía los frútos con un tratamiénto (secréto) que hacía que ésas semíllas no se pudiésen reproducír. Además, vendían las frútas sólo a mayorístas, con un contrató pára que ésas frútas sólo se pudiésen usár pára su consúmo alimentício, no pára su cultívo, y si álguien las usába pára ótra cósa, estában haciéndo álgo ilegál y éran perseguídos judiciálmente.
* * *

Mi pádre murió de péna, péro me dejó su gran secréto, no había podído confirmárlo totálmente ya que tódo el procéso désde plantár hásta tenér las priméras frútas trasparéntes éra de vários áños. Péro estába muy segúro de éllo y me explicó qué hacér, no pára vengárse de su amígo y la emprésa, a los que a pesár de tódo seguía queriéndo, síno pára redimírse y obtenér pára nuéstra família únos jústos benefícios.
* * *

Aconteció tal como él me había pronosticádo. Que a partír aproximádamente del séptimo áño de su pléna producción, las frútas comenzáron a perdér su trasparéncia y su valór.

Su exemprésa que había invertído (endeudándose) míles de millónes en tiérras y equípos, éra ahóra la propietária de árboles que no producían lo que se esperába. Había contraído déudas enórmes con los báncos, ya que la emprésa se había empeñádo apostándo por un futúro tan buéno, como el que hásta ahóra había tenído.

A tódo ésto se añadió úna cantidád inménsa de demándas por estáfa de génte o entidádes que sin sabér ni cómo ni de dónde, había conseguído semíllas cultivábles a précios de diamántes y las habían plantádo e invertído en el procéso, sus ahórros y hásta cuantiósas fortúnas, esperándo su prodigiósa cosécha.

La compañía ya habían despedído a múchos empleádos deshonéstos que habían sacádo y vendído de la emprésa semíllas «plantábles» pára hacérse rícos. Éra fácil el descubrírlos al ver el treméndo cámbio en su rítmo y nivél de vída.

Ésta bajáda de la producción, éra un probléma inménso pára los que habían plantádo ésas semíllas robádas, ya que tenían muy pócas posibilidádes de recuperár el dinéro de las persónas de donde las habían comprádo ilegálmente.

Las plantaciónes legáles o ilegáles cubrían los cínco continéntes y además de los agricultóres, hásta los estádos estában preocupádos por el probléma ya que éste afectába a míles de subempleádos y a sus exportaciónes.
* * *

Péro ¡ay! Qué maravílla, las frútas de mi huérto personál, plantádas en MI terréno, después de la muérte de mi pádre y siguiéndo sus conséjos, pasádos únos áños muy dúros en donde tódo éra trabajár, cuidár y pasár hámbre, comenzáron a producír. Al princípio las frútas éran pequéñas, péro dúlces y trasparéntes como el primér día. Lo normál duránte los priméros áños.

Así, yo las íba vendiéndo y curiósamente, nádie se preocupába de robárlas y plantárlas ya que sabían del resultádo tan póbre que después de los priméros siéte áños dában. Éstos áños fuéron un póco de bonánza, náda comparáble, cláro, a la producción de las grándes emprésas ya que yo sólo tenía úna hectárea de tiérra. Péro el hécho de ser «el originál», la simpatía que recibía por el mal que morálmente tódos ésos agricultóres nos habían hécho y que tódas las demás producciónes ya cási no dában náda, las mías se vendían bastánte bién.

Mi procéso de cultívo éra cási iguál al seguído por tódos los agricultóres incluyéndo a los ladrónes de semíllas.

Péro tódo cambió al pasár los áños y mis frutáles seguían produciéndo como el primér día. O mejór dícho, como más áños pasában, más grándes éran mis árboles, más gránde éra la frúta y más gránde éra su transparéncia y belléza.

La notícia se fué extendiéndo como un reguéro de pólvora. Al princípio tódos dudában de que reálmente las mías siguiésen siéndo transparéntes después de los siéte áños… péro a medída que el tiémpo íba pasándo, las dúdas se íban disipándo.

El gobiérno de mi región, con mi consentimiénto, cercó la plantación permanéntemente con vállas y guárdias pára ver cómo se solucionába el probléma, y sabér si éra verdád que las mías al pasár el tiémpo seguían produciéndo.
* * *

El gerénte, el examígo de mi pádre, al enterárse me mandó llamár. Péro se quedó esperándo y túvo que ser él, el que al finál me víno a visitár.

Como si la cósa no fuése importánte, y como si quisiése tenér conmígo la mísma relación de amistád que con mi pádre, después de recordár los grándes moméntos pasádos júntos con él, me preguntó ¿cómo éra que mis frutáles cáda día estában mejór y los súyos no?

Ésta respuésta te va a costár a ti, un ladrón, a la emprésa pára la que trabájas y a tódos los que han robádo las semíllas… ótros ladrónes, la súma de mil millónes.

Al princípio se lo tomó a rísa, péro luégo reflexionándo contó mi propuésta a sus jéfes, colégas y gobiérnos, diciéndoles que la súma no le parecía tan disparatáda, y así se resolverían tódos los problémas de los deréchos reáles y hásta se pagaría por el mal cometído con el creadór de ésa frúta. Si colaborában en la húcha tódos los perjudicádos, incluyéndo a pequéños agricultóres y hásta a los estádos que se ofreciéron a sufragár en úna buéna proporción la súma pedída… la idéa la presentó como no tan descabelláda.

Cuando les díje que, si reunían ésa súma en ménos de séis méses, les daría la solución pára mejorár cási de inmediáto el probléma y el solucionárlo complétamente, únos dos áños después. No les fué difícil reunír ésa súma éntre tódos los afectádos, emprésa y míles de agricultóres que habían invertído en ésa frúta. De hécho éra sólo úna muy pequéña párte de lo que habían gastádo y ganádo.

Mi gobiérno se hízo cárgo de recibír las diferéntes aportaciónes que éntre éllos y de acuérdo a la cantidád de árboles plantádos se habían repartído y acordádo.

Me habían creádo úna cuénta en el Bánco del Estádo, y un día en élla apareció úna símple transacción, úna pequéña y símple línea:

Transferéncia de: 1 000 000 000,00 Euros
Sáldo: 1 000 000 000,00 Euros
* * *
La respuésta les díje, al cumplír con mi párte de lo pactádo está en la bíblia, siéte áños de vácas górdas y siéte áños de vácas flácas. Si hubiéseis esperádo siéte áños más, comprobaríais que los árboles vuélven a producír tánto o más que ántes.

Al précio que se vénden y si distribuís y plantáis las semíllas espaciádas en el tiémpo, pensándo en éstos dos periódos de siéte áños podréis tenér frútas permanéntemente. Y si la economía os apriéta, observád mis árboles: están cargádos con úna piédra, costúmbre ancestrál que hacía que los árboles produjésen más, costúmbre ahóra, cási olvidáda, péro que tiéne la virtúd de hacér producír más cáda áño al árbol, si bién os aconséjo no abusár en el péso de la cárga, ya que muéren ántes.

Y sí, así lo planeó mi pádre, descubrió éste cíclo de siéte áños en la producción de los frutáles y cási por casualidád observó que poniéndo úna cárga en el árbol, éste efécto se retardába. Cuando le despojáron de su cása, y sin tenér cási náda, pensó que como éra ya muy viéjo, que núnca tendría éxito, ya que volvér a comenzár de céro y hacér ésta plantación ótra vez, le llevaría dos vídas y núnca hubiése tenído la capacidád económica pára crecér muy rápido.

Péro los agricultóres y ladrónes de nuéstra frúta, con su avarícia y póca morál, nos habían ayudádo múcho. Núnca úna persóna puéde crecér tánto, como los ladrónes, emprésas y agricultóres júntos y apoyádos por los báncos. Qué génio éra mi pádre.

Las plantaciónes y priméras coséchas de éstos agricultóres ilegáles, éra enórme, a mi pádre le hubiése costádo mil áños el llegár a ésa producción
* * *
Y con el gerénte de la emprésa, su amígo, ¿qué había ocurrído?

Pués tódo lo prevísto por mi pádre… Nos hicímos sócios al 50% de lo recibído, «es de bién nacído ser agradecído».

Cuando me víno a visitár, me contó que él y mi pádre ya lo habían planeádo tódo al detálle. Los dos sabían lo de los siéte áños de vácas flácas y lo de cargár los árboles. Me contó que tódo el plan lo habían pensádo cuando súpo que su puésto en la emprésa peligrába, así como la propiedád de mi pádre.

Y tramáron un plan a múchos áños vísta.

Como gerénte, permitió discrétamente que las semíllas se robáran y que se plantáran míles de árboles en tódo el múndo.

Lo importánte por párte de él éra lográr que la mása de árboles sembrádos fuése enórme, pára que múcha génte se viése en la necesidád de pagár por éste «rescáte agrícola» y finálmente convencérlos pára que así lo hiciésen, al págo, me refiéro. Y por párte de mi pádre y posteriórmente mi debér, éra probár sin lugár a dúdas que sabía cómo hacér producír las frútas permanéntemente, y ponér cára de níño buéno, robádo y expoliádo por las multinacionáles y algúnos agricultóres deshonéstos pára que además de pagár, lo hiciésen y con gústo.

Éllos (la emprésa y los agricultóres) consiguiéron los deréchos legáles, su producción y tranquilidád y nosótros dos, la simpatía de tódos, úna fortúna y el sabér que la vengánza con buéna frúta, sábe mejór, áunque se sírva caliénte.
* * *
F I N

Si deséa descargárla en ótros formátos
http://www.evilfoto.eu/pagina_cuentos/cuentos_66.htm
1
Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84510
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Re: La Venganza (ficción)

Mensaje por lucia »

Y al inundar el mercado de fruta, se precio bajó y dejó de costar un riñón y parte del otro.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Avatar de Usuario
evilaro
Me estoy empezando a viciar
Mensajes: 336
Registrado: 28 Jul 2016 10:51
Ubicación: Barcelona

Re: La Venganza (ficción)

Mensaje por evilaro »

Pues sí Lucia, tienes razón:

Creo que a eso se le llama «Las leyes del mercado»

Emilio

lucia escribió: 08 Sep 2019 20:33 Y al inundar el mercado de fruta, se precio bajó y dejó de costar un riñón y parte del otro.
1
Responder