Busco y encuentro objetos perdidos o robados

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Gemma
Me estoy empezando a viciar
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Busco y encuentro objetos perdidos o robados

Mensaje por Gemma »

Clock, tap,tap. Baston, paso, paso. Clock, tap, tap.

El callejón es oscuro. Un lugar más de la Ciudad. Un lugar, sin nombre y sin salida. El tipo de sitio donde no te esperarías encontrar a nadie.

Clock, tap, tap. Clock tap, tap.


Un Anciano avanza por el callejón. Sus pasos son cortos pero firmes pese a su edad. Su cabello es ralo y blanquecino. Viste ropas anticuadas y desgastadas, un recuerdo de los viejos tiempos. Y como siempre, le acompaña su viejo y muy usado bastón.

Clock, tap, tap. Clock, tap, tap.


Fin del callejón. No hay salida. Tres paredes sucias lo rodean, solo detrás suyo se entreve algo de luz y de ruido, proveniente de las calles más transitadas.

Nadie lo diría, pero después de una larga búsqueda, el Anciano por fin ha encontrado lo que buscaba.
El cartel, es demasiado nuevo y se nota que ha sido colocado hace poco tiempo, pero todo esto no es importante. Lo único en que puede fijarse, es lo que está escrito con letra mecanografiada:

BUSCO Y ENCUENTRO OBJETOS
PERDIDOS O ROBADOS
Razón aquí ------>

No se buscan ni encuentran personas


Los ojos ansiosos del Anciano, miran en la dirección que señala la flecha. Un agujero en la pared, un buzón tal vez. Lo ha encontrado. Algo en su interior se lo dice.
Casi sin creérselo, coge un Sobre del bolsillo de su chaqueta y con mano trémula lo introduce en el buzón.

Clock, tap, tap. Clock, tap, tap.

El extraño Anciano se aleja del callejón. No mira atrás. No hay necesidad, sabe que quién ha estado buscando desde hace tanto tiempo lo encontrará.

Anochece. Unos se despiertan, otros se van a dormir. La ciudad cambia de ritmo y de gente. La Ciudad, nunca duerme.

En una calle rica, se alzan viejas mansiones. Todas ellas. Son testigos de grandes y mejores tiempos. Ahora todas yacen en la oscuridad, símbolos de decadencia y de derroche. El polvo se acumula, las maderas se pudren y se rompen.

Entre todas ellas, sólo una de las viejas casas parece estar habitada. De una de sus ventanas, surge una trémula luz, proveniente de una anticuada chimenea.
Sentado en un sillón, al lado del fuego, está el Anciano, pensando. Su única compañía, son los viejos muebles tapados con sabanas, y los valiosos cuadros ahora desconchados y todo ello rodeado de una oscuridad difícil de eliminar. La soledad.
La noche, transcurre tranquila, nada parece alterarla. Solo hasta que la Sombra se acerca a la luz, el Anciano se da cuenta de su presencia. Si se sorprende o siente curiosidad ante tal aparición, no lo demuestra. Si se extraña por las ropas negras y harapientas, por las manos con vendas oscuras y su cara cubierta, no lo dice.

Durante unos segundos que parecen horas solo se miran. Sin palabras.

Tranquila y lentamente, la Sombra se acerca al Anciano. Silenciosa, como solo puede serlo ella, le deja el Sobre en el regazo y se sienta en el suelo. No dice palabra, solo mira. Él lo entiende.

Con manos temblorosas a causa de la vejez, coge el sobre y lo abre. Dentro solo hay un papel y una fotografía amarillenta.

El anciano empieza a hablar.

Su voz, ilumina la habitación con historias pasadas. Con el corazón entristecido, cuenta la historia de un amor que no fue para siempre. Con ojos llorosos, recuerda como le regaló a su amada, un reloj barato con una bella frase grabada. Con manos furiosas, agita una denuncia de robo.

La voz se apaga, su luz también. Poco a poco y con dificultad, vuelve a la realidad. Ahora solo habla en un susurro. La policía encontró al ladrón, pero el reloj se perdió en el tiempo al igual que su amada.

Amanece. La Sombra se levanta y coge la denuncia y la fotografía del reloj. Sin palabras, como siempre, se aleja. El Anciano no se da cuenta. Los recuerdos aún lo atormentan.

El día pasa veloz, la gente va y viene hasta que anochece. Entonces la ciudad cambia. Ladrones, asesinos y perdedores, salen de sus escondrijos. La Ciudad se vuelve oscura, y espera pacientemente la llegada de la luz.

Hay ladrones, que nunca han sido afortunados, como por ejemplo Cara de Patata. Desde que decidió, dedicarse a tan teóricamente lucrativo negocio, ha pasado más veces por la cárcel de las que puede recordar. Su cara, tan fácil de describir, no le ha ayudado demasiado, sus poco efectivos métodos hicieron el resto. Aún así, sigue intentándolo, quizás algún día lo logre.
Hoy, en cambio es distinto. Sus largas estancias en prisión, le han ayudado en algo. Por fin tiene un socio. Un perdedor al igual que él, llamado el Enano. Aun así, quizás entre los dos consigan que su suerte cambie.
Siguiendo el método habitual, los dos ladronzuelos se apostan en un callejón, suficientemente poco transitado y oscuro. Ahora solo cabe esperar a una potencial víctima.

Pasan las horas.

Tras una larga espera se acerca alguien.

Están impacientes, llevan horas pasando frío y contándose sus vidas. Pese a que deberían, no ven nada extraño en la persona que se acerca.

Definitivamente, hoy tampoco será su día de suerte.

No hay palabras.

El extraño se acerca deprisa, muy deprisa. Antes de que alguno de los dos pueda reaccionar, la Sombra deja sin sentido a el Enano y atrapa a Cara de Patata antes de que le de tiempo de huir.

La mirada de ella, es fría y dura. El ladrón no tiene ninguna oportunidad.

El sol vuelve a surgir y nace y nuevo día. Pasan las horas, llega el mediodía y al fin Cara de Patata despierta. Cómo ha llegado hasta allí, no lo sabe. Porque esa persona extraña le preguntó por un robo de hacia tantos años, tampoco. Nada de eso importa, está vivo y no irá a la cárcel. Eso es lo verdaderamente importante. Eso y esconderse a esperar la noche.

Como cada día, el Coleccionista cierra su tienda de antigüedades a las ocho de la noche. Exactamente a las ocho y media llega a su casa y al a nueve en punto cena. Al igual que siempre, se va a la cama a las diez y media.
A las once en punto, rompiendo la habitual rutina, aparece la Sombra.
El coleccionista, se despierta lentamente. Sin prisas. Está acostumbrado a los ladrones nocturnos que le venden la baratijas robadas, y a los mafiosos que le compran todo lo que les gusta.
Según sus propios criterios, no hay porque extrañarse porque alguien entre por la ventana preguntándote por un reloj.

Siendo como es, un hombre metódico, el Coleccionista se levanta de la cama y se pone sus pequeñas gafas. Con pasitos rápidos y seguros se dirige a la única puerta blindada de su casa.
Celoso de sus secretos, coge una llavecita, que siempre lleva con el, y abre la puerta a su más preciado tesoro. El Archivo.

No es algo que te esperes encontrar en cualquier casa. El archivo es una habitación, tenuemente iluminada y llena de archivadores, perfectamente clasificados y ordenados, por nombres y fechas Allí, en un piso vulgar de un barrio aún más vulgar, guarda el Coleccionista, el registro de todo lo robado, comprado y vendido a lo largo de su carrera.

Efectivamente. Allí, entre una lista interminable, aparece la venta de un vulgar reloj robado por un ladrón llamado Cara de Patata. ¿Lo tiene él? No, no lo tiene. ¿Entonces quien? Eso ya es otra cosa. Alguien importante en la Ciudad, alguien a quien quizas le moleste que le pregunten por un vulgar reloj.

Eso no importa.
Tan velozmente como se aleja del Archivo, la Sombra, llega a su nuevo destino. Algo le dice que el tiempo es fundamental.

Un edificio. Un lugar muy especial, porque allí vive la Familia. Todos mafiosos del primero al último. La gran mayoría de gente sabe que son ellos quienes controlan la ciudad, están en el ayuntamiento, en la policía, entre los funcionarios y entre toda aquella gente importante que se pueda controlar. La gente lo sabe y calla.

Para gran desgracia de la familia, el más joven de ellos, tiene una curiosa obsesión. Ver pasar el tiempo.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

Miles de relojes en lo alto del edificio. De todas las formas, tamaños, colores y ruidos. Unos están en las paredes, otros en estanterías y algunos más en vitrinas.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

Joven y enjuto, con ojos brillantes e inteligentes, el Joven se encuentra sentado enmedio del Museo de Relojes.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

Todos suenan al mismo ritmo. Todos marcan el incesante paso del tiempo. Y el Joven escucha sin hacer nada. Cada noche se sienta con los ojos cerrados y ve como el tiempo se le escapa.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

El silencio de la Sombra, parece ruidosa entre todos los relojes. Sensible a cualquier cambio, el Joven abre los ojos y la mira. Ninguno de los dos se mueve. Por unos segundos todo se para.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

Como si nada pasase, el Joven vuelve a cerrar los ojos. El ritmo lo vuelve a llenar. ¿Qué puede hacer el si el tiempo se le escapa? Nada. Solo mirar, solo observar. Solo ver como se aleja sin que el haga nada.

La Sombra se adentra en el museo y coge algo. Cuando se aleja, el Joven aún sigue sentado en la misma posición que antes. Como si nada hubiese sucedido.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

El tiempo sigue pasando, ajeno a todo. La noche se va y galante, deja paso al día. El día toma su señorío durante unas horas y luego le cede el poder a la noche.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

Hoy la mansión, está extrañamente vacía y silenciosa. No hay luz, no hay ningún Anciano sentado en el sillón. Al fin el cansancio ha podido con el, hoy duerme tranquilo, recordando viejos tiempos.
La sombra entra, al igual que hizo una vez. Sus pasos siguen siendo tan silenciosos como siempre. Cuando al cabo de unos minutos el Anciano despierta, solo encuentra un viejo y barato reloj apoyado en sus manos.
Sus ojos se llenan de lágrimas y de alegría. Al fin, con el reloj en el corazón se vuelve a dormir. Esta vez, sus sueños son tranquilos.

Tap, tap, tap. Pasos ligeros resonando por la calle. Tap, tap, tap.

A la llegada del día, aparece el Heredero. Impaciente por la larga espera, que ya dura años, decide visitar la mansión de su anciano padre, la cual tarde o temprano, será suya.

Ansioso por las noticias del mayodormo, lo despide. El solo ya sabrá encontrar al Anciano.

Tap, tap, tap.

Caminando rápido, entra en la habitación y se acerca a la cama de su padre. No hay tristeza en su rostro, sólo ansia de recibir lo que le toca tras tanto tiempo esperando.
Muy cumplidor de sus obligaciones, el Heredero le pregunta amablemente a su padre, por el reloj que tiene apoyado en su corazón.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

La voz cansada del Anciano responde. La habitación ya no se ilumina, los ojos no muestran ninguna expresión, sus manos está quietas. Su corazón late al ritmo del viejo reloj.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

El Heredero escucha pacientemente y luego se ríe. Cuentos de viejos, cuentos de la Ciudad. Nadie cree en Sombras, pues no existen. No hay carteles pegados en la pared, ni esperanzas en un Sobre.

Aún riendo el Heredero se va dejando solo al Anciano.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

Se queda solo. Solo con sus recuerdos y un reloj que late con su corazón.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.
Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.
Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.


Al reloj solo le quedan unos minutos.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

La fuerza que lo mantenía en funcionamiento se va parando.

Tic-tac. Tic-tac. Tic…
Joselemitele1
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Registrado: 08 Oct 2005 21:52

Mensaje por Joselemitele1 »

Mmmmm...me parece que me va a tocar ser el primero en criticarte :wink:

No te voy a hablar de estructuras narrativas ni nada de eso, porque de primeras no se nada al respecto. La historia es muy al estilo de esos magazines de los años 30 con historias cortas sobre temas fantasticos (weird tales) o de género negro, tambien creo a pesar de no indicarlo la ambientacion corresponde a alguna fecha proxima a esa (la gran depresion, mansiones sin gloria, relojes de cuerda)

Me ha gustado el ritmo de la historia, lento, al compas de los pasos del Anciano y su baston, asi como el del reloj, que cada vez parece ir mas despacio...hasta que se para.

Una duda, has evitado nombres, pero sin embargo cada personaje es unico al haberle puestos mayusculas, al igual que la Ciudad (Anciano, Heredero, Sombra),no te apetecia inventarte nombres para una historia corta???

Pues eso, valoro mucho estas historias, seguid escribiendo gente!!!
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lastfremen
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Mensaje por lastfremen »

Me ha gustado mucho el argumento, quizás la idea merece que la desarrolles más y la hagas más extensa.

Buena historia y bien contada.
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Lo que más me ha gustado es que te bases en onomatopeyas para marcar el ritmo de la narración, alternando pequeños párrafos con la representación de los sonidos. Consigues impregnar el relato de cierta nostalgia, cierta tristeza, como si rodeara algún tipo de miseria a los personajes. Aunque hay un inicio y un final, tras leerlo tengo la sensación de que la historia había empezado antes y terminará después, como si se hubiera extraído de otro relato mayor.
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