Embrasse- moi

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karinita1919
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Embrasse- moi

Mensaje por karinita1919 »

Pues, esto ha sido creado una noche en antesala a navidad ... (De esas que no sabes si te ha cogido el grinch o que... porque los animos no dan mucho)

Espero recibir las criticas... porque ando en plena "construccion - correcion) de mi misma (Que cosas me mando!)

En fin. Les dejo.


Embrasse-moi

(De Besos y Múerdagos.)

Camino con pesadez hacia la puerta, siempre le había venido en mal el hecho de que la despertasen a esas horas de la noche. Suspiro cansada y tomo la perilla. Sus ojos se vieron dilatados al contemplar lo que se le desenvolvía frente a ellos.

La respiración se le detuvo un ápice y volvió a su marcha.

Damaris volvió a observar a Santiago desde el otro lado del pasillo, el rubio manejaba un ramillete de flores amarillas y una sonrisa demasiado encantadora.
Le tomó de la camisa y lo jalo hacia adentro de su apartamento. Lo besó con pasión.

Eran apenas unos días desde que había decidido dar riendas sueltas a aquel sentimiento. Bien recordaba el lugar. Bien recordaba el momento.

Y podría remembrarlo la vida entera.

Pero en ese instante solo quería una cosa. Besarlo hasta cansarse, aunque quizá la idea de cansarse nunca existiera si de Santiago se tratara.

El muchacho dejo caer el ramo de flores que había llevado para Damaris. Enmarco el rostro de la muchacha entre sus manos y unió sus labios con los de su amada.

Y si, era su amada. Su amante. Su realidad.

Aún si él mismo se creía que todo ello hubiera vuelto a comenzar, tenía que agradecerle en ese momento a aquella idea – que en un principio se pareció absurda- de ir a los reencuentros colegiales. Sino hubiere sido por ello, y por que “
Saint – Laurent” siempre lograba encantarlos, ahora no estarían como estaban.

Deslizó sus labios y los poso en el suave y terso cuello de la castaña, Damaris movió su cerviz a un lado, dándole el espacio necesario al rubio para que disfrutará de su piel, tanto o casi igual como ella lo hacía de sus besos.

El muchacho llevó nuevamente sus labios hacia los de la castaña y le regaló un beso profundo y lujurioso, luego su rostro descendió hasta el blanco cuello de su amante – nuevamente- y lo succiono con deseo…Y con la inconsciente idea de que todos notarán, luego, que Damaris era solo suya. Aunque sonará ilógico, por ser como eran, pero en aquellas banalidades de amor, las mentes no toman conciencia sobre lo que es real y lo que no lo es… simplemente el deseo forma aquel cuento peculiar, donde las miradas bastan y en un lenguaje impar los amantes se susurran cariños que nunca se escucharán… Y las muchachas se convierten en princesas….
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Poco a poco y muy lentamente, Santiago, comenzó a desabotonar los broches del pijama de Damaris. Le susurró palabras adecuadas al momento, aunque tal vez la idea de decirle “que lo mataba su pijama de osos” no hubiese sido la más precisa.

Termino por desvestirla. Y volvió a besarla.

La castaña alzó sus manos hacia el cuello de su amado y profundizó el beso. Acaricio con vehemencia los rubios cabellos del muchacho. Y sonrió con ternura.
Santiago la abrazó suavemente logrando que la castaña enterrara el rostro sobre su torso. Damaris aspiro ese exuberante aroma que solo Santiago sabía desprender, y que ella tanto amaba.

-Te amo- le susurro el chico y ella volvió a sonreírle, elevo su rostro y en un punto fijo del espacio Damaris giró su rostro suavemente, logrando que sus narices friccionaran en un gesto infantil.

Comenzó a desabrochar la camisa del rubio y lo hizo con deleite, mientras contemplaba su tan marcado torso.

Lo besó. Al punto que los dos sintieron la piel erizárseles.

Él llevo sus manos por debajo de las rodillas de la mujer y antes de que la castaña pudiera preguntar que era lo que estaba haciendo. El rubio logró alzarla en brazos y encaminarse a la habitación. Que bien conocía.

La contempló con tesón y pasión, y mimó su rostro con caricias exclusivas para ella.

La penetró muy lentamente y con ternura. Hicieron el amor de la manera que solo ellos podían crear, y como lo venían haciendo algunas noches anteriores.
Volvieron a besarse antes de llegar al punto cúspide. Y Damaris ahogó un gemido cuando se hubo vista besada por Santiago. Cerró los ojos y trato de recuperar su respiración.

….
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“ Rodolfo era un reno, y roja era su nariz...”

- apaga eso... me esta matando la cancioncita ¿eh?
- La noche de navidad santa a...- miró hacia la castaña- Dale con el genio navideño cariño... ¿es que te ha venido a ti el, como se llama? Así – trono sus dedos alegremente por haber recordado esa película- te ha venido el grinch? – Damaris viró los ojos hacia el cielo, y murmuro palabras sin sentido.
- YA, que no tienes que mostrar tu antipatía hacia la música “pre navideña”
- Santiago, contéstame algo.
- Se acerco sigiloso y le robo un beso a la mujer – a vos te contesto todo lo que quieras.... Bombón.
- La castaña sonrió - ok, señor lo contesto todo, dígame ¿es que piensa estar toda la noche ahí, sentado, viéndome como hago los lazos del árbol, o también se dignará a ayudarme?
- ¿decís que no hago nada?
- Bueno si a la gran hazaña de cambiar el disco cada dos por tres es algo, dejalo ahí no vaya a ser que te canses.
- Ok he entendido la indirecta, tampoco seas tan sarcástica Dami.
- ....dale ayúdame con los lazos....
- pero....- con cara de consternación- Dami, las manualidades nunca han sido mi fuerte.
- Pero bien que en el colegio te pintaban perfecto ¿no?
- Bueno, es que, lo sabes… un alumno de mi talla, Con chicas por doquier tenia que ver la manera de...
- Toma antes de que se te suba todo...- y le alcanzó una tira grande de cinta navideña.
- ¿pero me explicas no?
- Siempre lo hago Santi- el rubio coloco un puchero, y Damaris no pudo contener la tentación de besar aquellos labios – mira tomas la punta.... – y sin terminar de hablar la muchacha comenzo a hacer maniobras con las manos al punto de que el rubio termino perdido..
- Dale con mirarlo yo creo que..... pará.... pará no te muevas tan rápido, amor......Damaris no soy una máquina.... Dami.... pará me quede en la parte de la primera vuelta - Damaris rompió a carcajadas y se abalanzó sobre santiago, que en el tema de costura y lazos navideños era toda una cuestión.
- Sos tan tierno Santi, pero ok.... dejá los lazos que yo termino de decorar el árbol y andá a colocar los adornos en las puertas del Depa....
- Ok- beso- pero no prometo nada si me quedo invalido por clavarme algo ¿eh?- beso- mirá que si quedo lisiado – beso- vos tendrás que ser mi enfermera particular- beso- ¿dale?
- ¿tengo otra opción?
- Damaris....
- Santiago..... si estamos donde estamos y como estamos.... es porque yo lo he querido...
- No me refería a eso.... vos sabes que con Andrea... no la puedo...
- No es ese el tema, yo lo sé, me refería a que, claro que estaría a tu lado si – lo miro con ternura- tu precioso dedo pulgar queda gravemente moreteado por algún martillo malo.
- El rubio le regalo otro beso- eres un Diamante.... pequeño, pero de los más lindos –
- Andá....

Santiago se perdió por la entrada de la cocina y la conexión del comedor, con una caja llena de adornos y venaditos de peluche. Damaris se acomodó en el sofá mientras se proponía a armar los ya tan hablados lazos, pero se detuvo en el acto, cuando se hubo llamada por el rubio.

Temiendo que hubiera pasado el tan pronosticado accidente por “el martillo” la mujer caminó (lo que equivale a decir: corrió) hacia el rubio.

- ¿Que p...?- pero la castaña no pudo completar la frase de aquel interrogatorio, cuando hubo pisado el lumbral de la puerta de la cocina, sus labios se vieron secuestrados por los del rubio.
- ¿y eso?- menciono tratando de recuperar la respiración.
- Santiago señalo hacia arriba- muerdago- dijo con toda naturalidad, como si encontrar múerdagos en la cocina fuera algo diario.
- Oh.
- Dami...
- ¿si?
- Te amo... no lo olvides.

Entonces sin entender como ni cuando, Damaris se vio alzada en brazos como una princesa (y para el rubio eso era, su princesa) dirigiéndose hacia la habitación del recién estrenado departamento de Santiago.

La deposito con calma y pasión sobre su cama. La contempló con añoranza y desesperación, y antes de que Damaris hubiera abierto los labios con la intención de indagar que era lo que pasaba, y porque de pronto todo el ambiente se había vuelto tan denso, el rubio apresó los labios de la castaña hasta profundizar con total ímpetu aquel ósculo. Luego tomo las manos de la muchacha lográndolas elevar por encima de su cabeza, Y comenzó a desabrochar la blusa de Damaris.

Para lo demás no hacen falta descripciones....

Te quiero.

¿Como es que su historia se había convertido en aquello? ¿Como es que aquella idea fugaz de aventura se había transformado en pasión? ¿Como habían terminado encerrados, atrapados en aquel amor?

- ¿Y yo? ¿donde quedo yo?
- Damaris... vos sabes...
- Claro, siempre soy yo la que entiende todo, Santiago, siempre soy yo la que calla y espera con total naturalidad a que vos vuelvas de tu tan marcada y rutinaria vida...
- Damaris, no son así las cosas...
- ¿así y como son? Porque sinceramente yo no las sé ¿es que puedes explícamelas vos? ¿O también necesitas ir a ver a tu noviecita para aclarar todo?
- Damaris... estas haciendo una tormenta...
- Hago nada Santiago.... hago nada.....
- Dami.
- ¡Déjame! ¡Aléjate de una vez! Por que yo no puedo seguir así, sobreponiéndome a tus temores... y a tus “que dirán”....
- Amor.
- Cállate... no vuelvas a decirme eso.... si aún sigues como estas.... sin querer jugártelas.
- Damaris...- coloco sus brazos sobre los hombros de la castaña- mírame, yo solo...
- Quieres tiempo, y lo sé- se deshizo de los brazos de Santiago búscame cuando hayas aclarado todo Santiago – tomo su casaca... y no pudo contener más su sollozo.

Sus lágrimas cayeron a los pies del muchacho, mientras sentía el corazón encogérsele y el cuerpo temblarle por un escalofrío. Volvió a levantar sus ojos, para encontrase con el azul de su mirada, llevo su cuerpo hacia delante y con mucha delicadeza deposito un beso.

Entonces, y luego de que hubiese deseado unas frías navidades, se marchó.

La miró en silencio mientras su sombra se deslizaba poco a poco en la oscuridad.
Era un adiós y lo sabía. No lloraría esta vez, estaba seguro de ello, pero no pudo evitar que al pensar, el entender el solo hecho de perderla, su corazón se estrujara, se hiciera más y más pequeñito... se estremeciera completamente.

Añoraría, incontablemente, aquellas noches de otoño mientras las hojas amarillentas descendían cuidadosamente acariciadas por el viento, y él – con ella a su lado- se estremecía por el calor, el contacto y la calidez del ambiente.

Ella siempre adoraba el otoño, y él adoraba su compañía.

Sus pensamientos se entre mezclaron coordinadamente, recordaba perfectamente la primera vez que la vio, vestida con un overol negro que no sobrepasaba sus rodillas, tenía aquella coleta que a él siempre le encanto observar. y –aún para su edad- no llevaba maquillaje, sus mejillas sonrosadas eran de por si el encanto que él siempre descubrió y admiro, de por si natural.
Remembraba aquella primera cita, y aquel beso fugas que se “descubrió” ante la luna vieja de abril. No es que se tildará de cursi, ahora, porque en definitiva aquella frase de que “lo cursi era cursi por que no te pasaba a ti” en decisiva era mera mente verdad. A él le había pasado de todo y todo con aquella singular castaña, y se arrepentía de nada.

Entonces perderla ahora, como la estaba perdiendo, era una total tontería pero ¿como explicárselo a la razón? Que latente grita en silencio que nada puede ser porque todo puede suceder. ¿Cómo explicarle a una sociedad que se emperra en darte la espalda para alcanzar aquel sueño –inalcanzable- de amor?

¿Cómo decirle adiós a un amor que, en su momento, había sido una total salvación? ¿Cómo explicarle a aquella persona que ella había sido su ángel, que lo había sanado... que había despejado las dudas de su corazón?

¿Cómo hablar en una soledad? ¿Cómo?

Se levantó exasperado de la silla del comedor, tomo las llaves del estante junto a la puerta de salida, y la casaca (regalo de ella) del perchero de la habitación.
Tenía que encontrar una solución exacta y concisa.... ¿Que diablos había pensado cuando le había dicho lo que le había dicho? Alegaría siempre a aquella frase que ella utilizaba cuando el cometía ese momento de estupidez: “sos hombre”... y aunque sonara feminista o muy descolocada la idea, esa noche aquel hombre de cabellos rubios, Daría la razón de esa chica. Era hombre, sí, y de los más estupidos por dejarla ir así.

Bajo corriendo las escaleras, cierta respuesta tonta pensando que el vivía en el último piso de un edificio de 9, entiendo aún que aquel edificio tenía un gran y espacioso ascensor... Tal vez fuere el hecho que en ese momento se estaba dejando guiar por el corazón y no por la razón, y por ello... todo se limitaba a seguir a sus emociones. Y él ahora se limitaba a encontrarla como sea.

Abrió en forma estridente la primera puerta del edificio. Y refunfuño palabras sin sentido. Al gran clima se le había venido en gracia hacer caer una escena similar al de un diluvio, y él maldijo su mala suerte.
Se escabulló más en su casaca y empujo la segunda puerta del edificio, con la certeza que esta vez si daría a la calle.

Y entonces la vio.

Parada bajo aquel raudal de agua, junto al coche rojo que el tanto adoraba manejar (en compañía de ella). Ahí estaba parada aquella mujer. Aquel amor.

Tal vez fuere el agua cayéndole por los hombros, tal vez fuere le momento que lo lleno de pasión, pero fuere como fuere, aquella noche Santiago contemplaba extremadamente sexy a Damaris. Avanzó hacia ella.

No te puedes ir.

Y Damaris tuvo la certeza de que no se iría. Llevó las manos al cuello del muchacho pensando que aquella escena era ciertamente un dejá vu, un cliché del destino, y sin más y antes de que un gran cartel de “fin” los encerrará, Damaris besó las comisuras de los labios del rubio.

-Me las juego todas Damaris..... No te dejaré ir. No otra vez.
-Ni yo a vos... ¿Porque demoraste tanto?
-Porque soy un tonto.
-La castaña agachó la mirada y suspiró con nostalgia, luego volvió a mirar a Santiago - Sip, pero mi tonto - acaricio los cabellos húmedos, rubios platinados del muchacho y le regalo una sonrisa – Te amo.

Santiago llevo sus labios hacia los de Damaris y los fundió en un beso.

-Déjame ser aquel príncipe azul (que tanto anhelas) y enseñarte a crear un cuento de hadas donde vos seas mi princesa. Déjame mostrarte amor, esta fantasía hecha realidad. Déjame entrelazar tu vida a la mía, cubrirte de besos, llenarte de caricias, todas las noches y todos los días. Déjame ser tu cómplice espiritual, ser aquel compañero de vida... Déjame ser tu amigo, tu amante tu verdad. Déjame amarte, para toda la eternidad.


Fin.

Dejo hoy de hundir mi pluma en este viejo tintero, la historia esta narrada, el cuento esta hecho:

Para aquellos amores que siempre se supieron eternos. Para aquellos amores que por imposibles verdaderos. Para aquellas ilusiones de corazón que siempre nos inundan y nos llenan de pasión.

Por tu historia, por la mía. Por que nunca te alejes de mi vida.

Y perdures en mi memoria.

Damaris B.
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lucia
Cruela de vil
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Mensaje por lucia »

Pues hay momentos en que parece como si hubiese sido escrito en inglés y traducido al español.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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dualidad101217
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Comentario a karinita1919

Mensaje por dualidad101217 »

Aloja, karinita1919, cómo va?

Te apunto unos temas,

1- Lo primero que me generó agobio fue el hecho de las tildes pintadas en la acentuación, a veces sí, a veces no. De movida "camino" en lugar de "caminó", te hace volver a leer, y, al comprobar que se trata de "caminó" es como frustrante. Luego, otros accidentes así, hacen que dudes de si los personajes hablan en un español de España, o en un español de algún lugar de Latinoamerica.

2- Más que una historia, yo lo veo como la descripción de tres situaciones. Hay una escena amorosa primero, luego otra en navidad, y luego otra de desenlace. Y en ninguna parte puedo lograr extraer algún mensaje, que no sea el de dos jovenes que relacionan beso, caricia y sexo con amor.

3- También me generó agobio el hecho de que a la mujer se la trataba de "la castaña", en tanto que al varón "el rubio", a mi gusto, demasiadas veces.

4- Si leí hasta el final el texto, es porque guardaba la esperanza del elemento sorpresa, que la chica se fuese con otro, o que el chico confiese que es gay, o que uno de los dos se suicide, no sé, algo así. Pero no hubo sorpresa, a lo mejor de esto se trate, y eso sí sería espectacular. Que la forma coincida plenamente con el fondo, ambos, carenciados de contenidos más auténticos.

5- En cuanto a las descriciones amorosas, labios, cuellos, bajo las rodillas, y demás, si lo que quieres es lograr un toque erótico, te recomiendo te des un paso por literatura erótica, ya sea de revistas que se especializan a ello, o de cuentos de ese estilo. Verás cómo los que se dedican a ello, en un sólo párrafo breve, utilizando imagenes visuales de ropa primero, y gestuales después (y por supuesto del ambiente espacial), logran con sencillez buenas escenas de tensión sexual.

Finalmente, recuerda, puede que tu texto no me haya agradado, pero no se trata de eso. Has escrito, has propuesto, has hecho el acto, y eso vale mucho. Si no lo hubieses hecho, cómo podrías compartir?.

Un abrazo, y hasta pronto.
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