Mi vida en tus ojos

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

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shahar
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Mi vida en tus ojos

Mensaje por shahar »

ARGUMENTO:


Esta historia se desarrolla en la Inglaterra de 1823 en adelante.

Lady Gaelen Sheldon es una joven invidente. Su padre, conde de Brent, decide llevarla con dos años de edad a su casa de campo para cuidar mejor de ella.

Con diecisiete años gaelen está harta de la compasión existente a su alrededor y un regalo hecho por el admirador de su hermana la hace estallar y pedir a sus padres que la dejen ir a la ciudad de Londres para conocer gente y aprender a desenvolverse sola en el mundo.

Lord Nicholas, su padre, se muestra de acuerdo con la propuesta de su primogénita y decide instalarse en casa de un viejo amigo en Londres, el duque de Norfolk, hasta que encuentre una casa allí.

El duque tiene un hijo muy atractivo que recibe a Gaelen sin saber que ella padece de ceguera congénita y se encapricha de ella.

Por otro lado tenemos al jefe de policía buscando a " El Amante". un hombre que se dedica a seducir a mujeres de buena cuna, que si pensamos un poco en quien puede ser el amante... 2 + 2 = 4... jajaajajajajaajaj.

Así que la cosa se complica cuando Tristán, el hijo del duque de Norfolk, decide que " El Amante" debe visitar a Gaelen...
Última edición por shahar el 12 Sep 2006 23:27, editado 1 vez en total.
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shahar
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MI VIDA EN TUS OJOS Prólogo

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PRÓLOGO

Norfolk, Inglaterra. Marzo, 1823.


- Vuelven a hablar de él en el periódico, y esta vez no me preguntes de quién.
- Vaya, parece que ese hombre se está haciendo famoso...
- ¡Ja!, ¡famoso!, ¿bromeas?. Hijo, en ocasiones me preocupa esa falta de afección tuya...- El joven miró esta vez a su padre a los ojos.
- De acuerdo. Mi atención es por completo tuya. Dime qué es lo que quieres oír y me será más fácil satisfacerte...
- ¡Tonterías...!- resopló y cerró el periódico de mala manera. Se levantó del sofá y dedicó una mirada penetrante por encima de sus anteojos a su hijo.- Tristán, ¿cuántas veces te habré repetido que tu madre siempre decía que había parido al hombre perfecto pero que había cometido el error de decírselo...?
- Muchas, padre. ¿Pero por qué me recuerdas eso ahora?. No veo que venga al caso...- Un asomo de curiosidad se vislumbro en su rostro.
- Ya...- En su voz se apreciaba un deje de sarcasmo- Yo sólo opino que un hombre que se propone seducir a mujeres de esa misteriosa manera, y además lo consigue debe, si no serlo, al menos creerse perfecto...
- ¡Ja!, padre, ¿me acusas de ser el mayor mujeriego de la historia...?, ¡ja , ja, ja !
- ¡Bah!- Hizo un gesto despectivo con su mano ayudándose del periódico que portaba para mayor énfasis y abandonó la habitación.
Tristán miró de reojo al sitio donde solía encontrarse Edward, el mayordomo, y comprobó que éste se había ausentado unos momentos, luego miró de nuevo al arco por el que había desaparecido su padre y enarcó una ceja...
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shahar
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MI VIDA EN TUS OJOS Capítulo 1

Mensaje por shahar »

1


Londres, Inglaterra. Agosto, 1823.

La mañana era calurosa y en la jefatura de policía el inspector Brandon Thomason interrogaba a una joven viuda sobre el caso de “ El amante”. Muy a pesar suyo el populacho había apodado así al caso que traía entre manos desde hacía ya casi tres años.
Un hombre, de no se sabía aún con certeza qué características ( pues las mujeres implicadas no estaban muy por la labor de aclarar el asunto), seducía a aristócratas de toda Inglaterra a diestro y siniestro sin dejar ni un rastro. Y aunque Thomason aún se pregunta cómo, sin ningún bastardo en su haber.
Sólo damas de alcurnia compartían su cama (o lo que compartieran) y aunque ninguna lo reconocía abiertamente por temor a represalias familiares él sabía que todas se habían entregado voluntariamente a los brazos del hombre.
La noticia se había dado a conocer “ gracias” al desafortunado matrimonio entre la joven Lindsay Dodd , única heredera al condado de Suffolk y el Barón Mathew Blake. Los chismosos usaron para su comidilla la falta de “ pureza” de la joven Dodd y la posterior vergüenza de ella y su familia ante la anulación de dicho matrimonio por parte del Barón Blake.
La familia muy afectada por el suceso obligó a la joven a contar lo sucedido y no dudaron en denunciar como violación la << intromisión de aquel animal en la intimidad de mi hija>>, como había asegurado lord Suffolk, aunque era de conocimiento público, y Thomason respaldaba esa opinión, que Lady Lindsay había sido positivamente partidaria de aquella “intromisión”. Claro que eso Brandon no iba a decírselo jamás a Lord Anthony Dodd ni a ningún otro, pero sin duda era un dato importante en su investigación.
Tras la “reposición” del honor de Lady Lindsay el matrimonio fue nuevamente validado ( previo pago de una importante suma de dinero que fue a parar de manos de Dodd a las de Blake, pero esto solo eran pormenores...).
Thomason rió mientras repasaba mentalmente éstos datos. Recordaba que el caso Dodd fue el primero de una larga lista que, más tarde se descubriría, había comenzado a elaborarse cinco meses antes de dicho caso.
Hasta la fecha, por delante de ella se encontraban otras cuatro mujeres en circunstancias más o menos parecidas. La primera de todas era Lady Kate Foley, una joven de lo más reservada por la que Brandon sentía un profundo afecto. Pero nunca se lo demostraría, pues la sabía secreta y profundamente enamorada de aquel maldito hombre. Estaba aprendiendo a odiarlo más y más cada día y empezaba a degustar su castración cuando lo...
- ¡ Hey, Brandon!, ¡ quita ese ceño!- Michael Brown, su mano derecha en la oficina y también en éste caso.- ¿ en qué pensabas?, la joven viuda te espera y a mi me gusta lo suficiente como para no hacerla esperar....je, je, je.
- ¡ Calla, Mike!, no estoy para bromas...
- Disculpe inspector...- Aunque intentaba aparentar seriedad no podía ocultar una media sonrisilla en su rostro. El humor de Thomason terminó cediendo y sonrió a su compañero.
- Vamos a ver que datos puede darnos Lady Sheldon...
- Por Dios, Brandon, esa mujer puede decirnos hasta el tamaño de su...- El inspector lo miró con una mezcla de sorpresa, risa contenida y contrariedad. Optó por imponer seriedad.
- Contrólese señor Brown- La rigidez de Thomason se transmitió al joven Michael.
- Disculpe inspector...- Brandon no aguantó más y comenzó a reír.
- A ver si somos capaces de sacarle toda la información que posea...incluido ese dato- La risa de Brown acompañó a la suya.





Lady Ariadna Sheldon vio regresar al inspector Thomason. Era un hombre alto y fornido, debido a su trabajo, suponía, pero tan sólo su carácter podía ser el responsable de aquel ceño permanente en él, por ello la sorprendió la sonrisa que tenía cuando reapareció en la habitación donde ella se encontraba. Nunca habría mirado a Brandon Thomason con ojos de mujer si no fuera por la expresión que vio en ese momento. Su piel oscura y su pelo negro y espeso, su ceño arrugado ensombrecían los ojos azules que en éste momento se podían apreciar con claridad. Las facciones de su cara se encontraban relajadas y despejadas y ofrecían una agradable y apuesta masculinidad. Sus pensamientos surgieron en voz alta:
- Nunca pensé que una sonrisa pudiera hacer tanto por una persona, inspector.- El comentario cogió desprevenido a su destinatario que de nuevo arrugó el ceño para observarla con detenimiento.
- ¿Debo suponer que si no sonrío soy poco atractivo, Milady?- Lady Sheldon lo encaró con un gesto sardónico.
- En absoluto. Debe estar usted completamente seguro de que es atractivo. El hecho es que su sonrisa permite apreciarlo.- La mandíbula de Brown, testigo del diálogo, quedó desencajada y se ofreció de inmediato a acabar con aquella conversación.
- Milady, si es tan amable empezaremos con el interrogatorio.- Lady Ariadna asintió al tiempo que Thomason retomaba el mando.
- Bien Milady, ¿fecha del encuentro?
- ¿De cuál de ellos?- Los ojos del inspector volaron de su cuaderno de notas a la cara de la mujer. Los de su ayudante fueron en la misma dirección. La joven viuda insinuó una sonrisa maliciosa.- Veo que esperaba usted a otra de esas jovencitas a las que su familia obliga a declararse violadas. ¡ Ja!, inspector, los dos sabemos que a ese hombre no se le puede acusar de violador en ninguno de los casos, y como las circunstancias demuestran es bastante...eh, precavido, sí- de nuevo una sonrisa maliciosa- en todos los aspectos...usted ya me entiende- Thomason asintió y tuvo la certeza de que esta vez si iba a avanzar en su investigación.
- Continúe por favor.- La mujer asintió satisfecha por haber captado toda la atención de su interlocutor.
- Soy joven pero soy viuda. Ya he cumplido con todas mis obligaciones económicas para con mi familia. Vivo muy bien - enfatizó estas palabras- y puedo permitirme hacer lo que desee con mi vida y con mi cuerpo- Sostuvo la mirada del inspector esperando un gesto reprobatorio. Éste no llegó, así que continuó- Pues bien, la fama de “ El amante”, está muy extendida y yo sentí esa curiosidad femenina que...en fin, quería verlo con mis propios ojos- por primera vez a Brandon le pareció verla ruborizarse pero ella recobró la compostura inmediatamente- Sabía por los chismes que se cuentan que “Él” escoge a las mujeres que siguen una rutina que le permita un fácil acceso, así que puse manos a la obra. Todos los días ordenaba a mis sirvientes que no me acompañaran a mi paseo hacia el bosque que bordea la zona norte de mi finca, a la caída de la tarde. La hora era idónea para él y para mi.
- Así se exponía usted a más peligros...- La interrumpió el ayudante del inspector. La mirada de Lady Sheldon se heló al dirigirse a él.
- No es el asunto que estamos tratando, señor Brown.- Michael enrojeció.
- Disculpe, Milady- y optó por escurrirse en su asiento sin siquiera levantar la cabeza hacia el inspector que lo estaba traspasando con la mirada.
- Como le decía, el plan era perfecto para ambos, así que él vino- Thomason se inclinó hacia delante- Yo no soy idiota señor Thomason, aunque dudaba de algunos puntos de mi plan, pues no sabía si querría acudir a una viuda, pues sus escogidas eran siempre jóvenes vírgenes, he llegado a la conclusión de que lo que le importa únicamente es que sean jóvenes y de alcurnia. - El inspector arqueó una ceja - No me pregunte a mi el porqué. Yo lo desconozco...Me preguntaba usted por la fecha- Thomason asintió- Son varias...- Ambos policías quedaron sorprendidos- Ya le he dicho que no soy idiota. Yo quería más que lo que habían tenido las otras así que pensé que si era cierto que él no tomaba mujeres por la fuerza se sentiría muy herido si fallaba una de sus capturas. Sería algo así como un reto...- Los policías asintieron - Por eso no podía entregarme la primera vez . El primer día fue el 17 de Marzo de 1823- El inspector tomó nota...
- Antes de continuar respóndame a una cuestión...- La viuda lo miró con curiosidad- si usted reconoce que no ha sido una violación, ¿ por qué ha decidido hablar con la policía?- Nuevamente aquella sonrisa maliciosa.
- Usted no sabe hasta dónde puede llegar una mujer despechada...
Última edición por shahar el 28 Sep 2006 03:06, editado 1 vez en total.
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shahar
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MI VIDA EN TUS OJOS Capítulo 2

Mensaje por shahar »

2

Brent, Inglaterra.

Gaelen se sumó de nuevo en su oscuridad. Anne decía que estaba preciosa. ¿Cómo podría saberlo ella?. Siempre había estado rodeada de gente que la quería y la protegía. Aunque ella fuera horrible ninguno se lo diría. Entonces, ¿ cómo saber que no lo era?. ¿Y si además de lástima por su carencia también despertaba repugnancia en las demás personas por su fealdad? En realidad ella sabía que eso no era importante, ella amaba a su padre y a su madre y también a Anne, y a los criados de casa y no le importaba en absoluto su aspecto.
Ni siquiera sabía qué importancia tenía aquello que llamaban moda y que traía tan de cabeza a tantas chicas de su edad.
- ¡ Ay, Anne!, ¡mi pelo! - Anne era su asistente personal y de su hermana Danielle que era un año menor que ella
- De nuevo pensando en sus cosas, ¿eh?
- Anne, ¿para qué me arreglas siempre tanto?. Yo no me puedo ver y no me importa lo que vosotros llevéis puesto. Os quiero por lo que sois.
Anne sonrió apenada. Aquella pobre chiquilla era tan hermosa y sin saberlo...era más pura y noble que cualquier otra persona que ella conociera en el mundo. Arreglaba todos los días con el amor de una madre su pelo largo y rizado de color dorado con un leve matiz pelirrojo. La delicada y blanca piel era bañada y perfumada a diario por sus expertas manos y su esbelta figura envuelta en los mejores y más modernos vestidos. Y la joven no lo podía apreciar...su pequeño vicio eran los perfumes, de los que disfrutaba plenamente y con los que su padre la obsequiaba con frecuencia.
La criada miró el reflejo de ambas en el espejo. Los ojos celestes de Gaelen adquirían, debido a su enfermedad, una tonalidad cristalina.
- ¿En qué estás pensando, Anne?- La criada no pudo contestar pues la interrumpió un estruendo en la planta baja y unas rápidas pisadas por la escalera. Gaelen suspiró.
- Danielle ...- Gaelen sonrió para sí esperando la aparición de su hermana.
- ¡ Gaelen!, ¡ Anne!...
Danielle hizo su entrada en el la habitación. El sombrero que debiera estar colocado levemente inclinado sobre su cabeza colgaba por detrás de ésta sujeto por una cinta a su cuello, la larga melena rizada de color castaño- rojizo estaba levemente encrespada, mientras las mangas largas del vestido aparecían desabrochadas y remangadas. Anne prefirió no mirar el color del ruedo del vestido que seguro nada tendría que ver con el amarillo pastel del resto del traje. Gaelen percibió la congoja de Anne y murmuró:
- Viene hecha un desastre, ¿ a que si?- Y sonrió pícaramente.
- ¡ Oh, Gaelen!, ¿ eso qué importa cuando ha ocurrido algo tan maravilloso?- Su hermana sonrió de nuevo. Danielle se sentó en el borde de su cama. El tocador quedaba a medio camino entre la cama de las dos muchachas. Gaelen siguió su voz y sus pasos hasta mirar de frente a su hermana y sonrió de nuevo.
- ¿ Qué ha sido esta vez?, ¿ otro vestido?
- ¡ No, nada que ver!- Gaelen y Anne la miraron sorprendidas.- Arthur Knight me ha regalado estos pendientes- dijo a la par que se levantaba y los depositaba en las manos de su hermana. Gaelen esperaba el gesto y abrió sus manos para recibirlos. Los tanteó y arqueó una ceja interrogativamente- ¡Diamantes, Gaelen, diamantes! - Anne quedó boquiabierta- y eso no es todo...
- No has debido aceptar...- La interrumpió su hermana.
- Te ha comprado este perfume...
- ¡¿Qué?!- La pregunta sonó estridente y estrangulada, tanto que Danielle quedó petrificada y cesó de buscar el frasco de perfume. Anne enmudeció y Lord Suffolk apareció en la puerta con la cara pálida.
- ¿Qué ocurre, Gaelen?- Se acercó a ella en dos zancadas y la estudió de pies a cabeza. Le tomó la mano con tanta fuerza que se clavó los pendientes que ella sujetaba en su palma. Gaelen también se los clavó y los dejó caer.
- ¿Gaelen...?- Comenzó su padre. Ella lo ignoró. Se dirigió a su hermana.
- ¿ Por qué, Danielle?, ¿ por qué me ha regalado el perfume? Todos sabemos que Arthur te está cortejando pero ¿ por qué regalarme algo a mi...?
- Bueno, serás su futura cuñada y...
- ¡No!- Gaelen lloraba y gritaba de rabia- ¡ Es porque le doy pena!, ¡ a todos os doy pena!- miró hacia toda la habitación tan furiosa que ni siquiera pudo apreciar que su madre había aparecido en el vano de la puerta. Echó a correr en esa dirección pisando sin querer los pendientes de su hermana que los miró escandalizada y regresó la vista a Gaelen al tiempo que ésta se topaba con su madre. En segundos la escena había cambiado por completo: Lady Katherine había esperado de frente el impacto con su hija mayor mientras que Lord Nicholas había acudido a su rescate por la espalda, Anne había tropezado con el sillón del tocador al intentar también socorrer a la joven y Lady Danielle se había llevado espantada la mano a la boca al ver como se desarrollaba todo. Gaelen percibió el olor y la calidez de su madre y se echó a llorar sobre su hombro. Lady Katherine la abrazó con dulzura mientras le mandaba serenarse quedamente. El padre posó su mano sobre el hombro derecho de su hija y la giró despacio. Cuando la tuvo de frente Gaelen habló con determinación:
- Quiero irme. Lejos. Donde no me tengan lástima. Quiero ir a una ciudad con gente nueva que conocer. Sé que siempre habrá prejuicios y compasión, pero podré aceptarla si soy capaz de aprender a valerme por mi misma. Yo sola- Recalcó mientras alzaba el mentón. Lord Nicholas asintió en voz alta:
- Sí ... , así será.- Se giró hacia la criada- ¡Anne prepara las maletas de mi hija! Nos vamos ella y yo- Y esta vez miró alternamente a su esposa y a su hija menor para añadir- solo ella y yo, durante una temporada- Nuevamente se giró y murmuró para si: Sabía que llegaría este momento...
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shahar
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MI VIDA EN TUS OJOS Capítulo 3

Mensaje por shahar »

3

Norfolk, Inglaterra.

Lord William Caldwell, noveno duque de Norfolk, se entretenía con su periódico en la agradable estancia que hacía las veces de salón. Edward, el mayordomo, irrumpió en la amplitud y tranquilidad de la sala en el más absoluto silencio hasta detenerse frente al Lord.
- Milord, ha llegado una carta para usted.- lord Norfolk levantó la vista del periódico y la dirigió hacia el sobre que su mayordomo le tendía. Lo tomó en su mano.
- Edward, ya puedes leer el periódico. Tómate un descanso- Le alargó el diario- Es todo tuyo.- Una sonrisa triunfal asomó en el pulcro semblante de Edward que desapareció por la puerta que lo encaminaba a las habitaciones de lo criados tras agradecerle el gesto al duque.
Lord William examinó el sello estampado en el lacre y reconoció en él, no sin asombro, el de Lord Nicholas Sheldon, conde de Brent. Habían sido amigos durante muchos años, pero unos dieciséis años atrás Lord Nicholas había abandonado la vida en la ciudad para dedicarse en cuerpo y alma a la crianza de su primogénita. La pequeña padecía de ceguera crónica y la gran casa solariega de Brent les permitía un control sobre la chiquilla imposible en la ciudad.
Mantuvieron la relación un tiempo más pero esta fue deteriorándose.
Leyó la carta y quedó sorprendido con lo que ésta decía. Su viejo amigo le pedía ayuda. Lord Nicholas suponía que Lord William recordaba que en su marcha definitiva a Brent él había vendido su casa en la ciudad. Ahora, su hija mayor, viendo acercarse su mayoría de edad, le había pedido como regalo de cumpleaños un viaje a la ciudad de Londres para conocer gente nueva.
El favor que le pedía por sus años de amistad era que le permitiera alojarse en su casa de Londres junto con su hija durante el período que tardara en conseguir una nueva vivienda.
Lord Caldwell sonrió encantado. Llevaba casi dos años retirado en Norfolk para cumplir el luto por su difunta esposa.
La adorable Lady Marguerite había fallecido a causa de unas fiebres aún inexplicables, dejándolos solos a su hijo Tristán y a él.
Marguerite había pertenecido a la alta sociedad de Calcuta. William había viajado por distintos lugares del mundo en su juventud hasta que recaló en la India. Allí, a pesar de que se respiraba un aire sofocantemente inglés ( podía jurar que un inglés de Inglaterra no conseguiría ganar en anglicanismo a un inglés de Calcuta. Realmente repelente aquella sociedad). Pero cualquier aversión que tuviera hacia Calcuta quedó olvidada al conocer a Lady Marguerite Thurston en una aburrida burra khana, una de esas fiestas inglesas en la India. A simple vista se observaba en ella un rastro de sangre nativa. Era menuda, de largo y lacio pelo negro y los ojos del mismo intenso color del ébano. El color de su piel, aunque bañado en leche y protegido esmerada e incesantemente del sol jamás alcanzaría la tonalidad de aquellas chiquillas pálidas que se encontraban a puñados por la región. Pero lo más impactante en Lady Marguerite era el contraste entre su menuda apariencia y su fuerte e indomable carácter.
Dos meses permaneció William en Calcuta y cuando la abandono Marguerite lo tomaba del brazo como su esposa.
Norfolk no pudo evitar reflexionar sobre el parecido entre Tristán y su madre. Su hijo poseía el mismo color de ojos y de piel que su madre, pero a diferencia de ella su piel estaba curtida por el sol. Todo ello le confería un aire imponente.¡ Qué poco se parecía a él, un pálido y rubio inglés de pura cepa! . Tristemento pensó, como tantas otras veces, en qué habría visto Marguerite en él.
Con respecto a su hijo lo que más le preocupaba era que el carácter de Tristán era indiscutiblemente idéntico al de su difunta esposa, acrecentado por la falta de limitaciones que tenía por su calidad de hombre. << Ese hijo mío... Habría que enderezarlo un poco>>.
Lord Caldwell había sido un padre flexible, pero no veía el momento de revisar el trabajo de su hijo en Londres. Tristán desempeñaba allí las funciones que su progenitor había delegado en él tras la muerte de su madre. A pesar de tener veintisiete años era un joven ordenado, trabajador y responsable. William no lo dudaba, pero la visita de su amigo sería positiva en varios aspectos: recuperar una vieja amistad, acabar con su encierro y supervisar el trabajo de su heredero.
El hombre de mediana edad tocó la campanilla que había sobre la mesa de madera maciza que ocupaba el centro del salón.
Minutos después aparecía Edward.
- Edward, será solo un momento. Luego podrás continuar con tu descanso.
- Como ordene, Milord.
- Tráeme papel, pluma y tinta y... bueno, ya sabes. Todo lo que hace falta para escribir una carta.- El mayordomo se disponía a irse pero el Lord abortó su marcha.- Edward, avisa a mi ayuda de cámara. Debe preparar mi equipaje. Mañana por la mañana partiré hacia Londres por una larga temporada. Y avisa también al cochero de que disponga todo lo necesario.
Edward acató fielmente las órdenes y le facilitó los materiales requeridos.

Será un placer teneros a tu hija y a ti como huéspedes en mi humilde casa.. Mañana mismo partiré hacia Londres. . Mi hogar está a vuestra disposición en cuanto decidáis acudir.
Espero que podamos retomar nuestra amistad.
Recuerdos a tu familia.
Lord William Caldwell
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shahar
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MI VIDA EN TUS OJOS Capítulo 4

Mensaje por shahar »

4


Londres, Inglaterra.


- Bueno, dime, ¿ notas la diferencia?- Lord Nicholas apretaba la mano de su hija entre las suyas. Gaelen asomaba la cabeza por la ventana del carruaje que los había llevado hasta Londres. Desde ahí podía percibir los sonidos, las voces, los gritos, los olores... Todo un mundo nuevo. Se sentía enorme aquel lugar. Estaba segura de que aquí sería solo una más, no alguien especial. Y eso era lo que ella quería.- Gaelen, cariño, ¿notas alguna diferencia?
- ¡ Es magnífico, papá!- Y apretó más la mano de su padre, que siempre la descubría de sus guantes para que su hija pudiera percibir más fácilmente el calor que emanaba de ella. Siempre le había dado seguridad esa sensación.- ¡ Tantos olores nuevos y tantos sonidos...! Es grande esta ciudad, ¿ verdad?
- Pues sí, hija sí.
- ¡ Ya casi hemos llegado, niña!- la voz de Anne se hizo oír a través de la pared del carruaje. Anne había hecho todo el viaje sentada en el pescante de la diligencia junto a su marido Douglas, que era el conductor, a pesar del ofrecimiento por parte de Lord Sheldon para que los acompañase en el interior.
Gaelen sintió un cosquilleo en el estómago.
- ¿ Y dices que Lord Caldwell es un duque?
- Ahá, así es. Fue un gran amigo mío y ha tenido el detalle de hospedarnos en su casa durante , el espero, breve tiempo que yo tarde en comprar una nueva para nosotros.
La joven giró la cara hacia su padre.
- ¿Le has contado el motivo por el que hemos venido?
- Aún no, bueno, no exactamente. Le he dicho que como tu cumpleaños está próximo y vas a ser mayor de edad me habías pedido venir a Londres para conocer gente nueva y otros ambientes.- Gaelen asintió.
- Bueno, en realidad eso es cierto...- Quedó pensativa y su padre la miró interrogativamente. Esperó con paciencia pues sabía que Gaelen era siempre clara y directa en sus propósitos. Decía todo lo que pensaba. Aún así la consideraba una persona prudente. Si no fuera por la vista... Una punzada de dolor le atravesó el pecho, pero no tuvo lugar a entristecerse porque su hija comenzó a hablar tal como él había pronosticado.- Papá, he estado pensando... Y me he preguntado varias veces a mí misma que, bueno, ya sé que ahora no es el mejor momento, pero, como Danielle es un año menor que yo...- Lord Nicholas no lograba entrever a dónde quería llegar la joven- ... pues el año que viene será su presentación en sociedad al llegar su mayoría de edad. Yo sé que presentarme a mi sería en vano, pero quizá, si aprovecho este año, pueda hacer grandes avances y presentarme el año que viene con ella. Por supuesto sólo por una distracción, creo que puede ser muy divertido. Además, ¿ quién va a querer casarse conmigo?- Su padre hirvió de rabia.
- ¡ Nunca!, ¿ me oyes, Gaelen?, ¡ Jamás vuelvas a decir eso!- A la joven se le saltaron las lágrimas y Lord Brent pudo sentir como su hija intentaba deshacerse de su mano. Cayó en la cuenta de que la apretaba excesivamente. ¡ Estaba haciéndole daño!- ¡ Ooh!- Le soltó la mano y la apretó fuertemente contra su pecho.- Lo siento, cariño, lo siento...- Ella se abrazó fuertemente a él y guardó silencio.- Hemos venido para conseguir que sepas desenvolverte en el mundo. Sé que será difícil, pero lo conseguiremos. Lo haremos juntos. - Tomó la cara de su primogénita entre sus manos- Eres preciosa, Gaelen.- Vio la expresión incrédula que ponía ella y sonrió tiernamente- ¿Oye! No lo digo porque sea tu padre. Yo también soy un hombre y se lo que digo- Ella sonrió divertida- Eres encantadora, educada, simpática y con geniecillo. Que eso también gusta...- Gaelen no pudo evitar reír a la par que se sonrojaba- En serio, hija. Si logramos llevar a cabo lo que hemos planeado, ¿ qué impedimento podrías tener para casarte?- La joven miró nuevamente por la ventana. Aspiró profundamente y volvió la cara hacia su padre con espíritu renovado.
- Decididamente mi futuro está en Londres. No puedo desaprovecharlo.- El padre sonrió con aire triunfal y depositó un entusiasmado beso en la frente de la muchacha.

Lord Nicholas bajó del carruaje a la vez que Gaelen descendía por el lado opuesto ayudada por Ralph, el lacayo. El traje de color verde esmeralda resaltaba el matiz rojizo de su pelo, que caía en suaves ondas sobre su espalda.
Ralph la dejó junto a su padre, el cual le tomó la mano y la depositó en su brazo. Cuando Anne descendió del carruaje ayudada por su marido, Lord Sheldon dio órdenes a Ralph y a Douglas de que llevaran el equipaje hacia la casa.
<< La casa>>. Ésta era una construcción moderna británica. El trazo era sencillo y elegante. La casa contaba con dos plantas y se encontraba situada en uno de los mejores barrios de todo Londres.
Llamaron a la puerta y el mayordomo salió a su encuentro.
- Soy Lord Nicholas Sheldon y vengo acompañado de mi hija.
- Sí, pasen, por favor.- El mayordomo se hizo a un lado y después de cerrar tras ellos les ofreció asiento. No habían tenido prácticamente tiempo de pisar el hall cuando vieron aparecer a lord William por la escalera principal.

- ¡ Oh, ya estáis aquí!- Dijo mientras bajaba con los brazos abiertos- ¡ Qué alegría me da veros!- Abrazó efusivamente a su viejo amigo y luego estrechó su mano fuertemente acogiéndola entre las dos suyas.
Lord Sheldon, que se había visto obligado a soltar la mano de su hija para saludar al duque, la retomó rápidamente para imprimirle seguridad y evitar que se desorientara.
- Os espero desde ayer...
- No quisimos llegar demasiado pronto. Creímos mejor darte tiempo a que deshicieras el equipaje y... , en fin, te acomodaras a tu gusto.
- Siempre tan considerado... - Rechazó simpáticamente con la mano.
- William, quisiera presentarte a mi hija mayor.- Lord Caldwell prestó atención a la joven. << Muy hermosa>>.- Ella es Lady Gaelen Sheldon, mi heredera. - Apretó la mano de su hija para captar su atención y añadió- El caballero es Lord William Caldwell, noveno duque de...
- Bueno, bueno, bueno... ¡ Ya estoy harto de títulos!- Rió y tomó la mano a la joven- Querida, es un placer conocerla. Es usted preciosa. Le pido por favor que me llame por mi nombre de pila y espero sinceramente que se sienta a gusto en mi humilde casa- Lord Nicholas repasó con la mirada la suntuosa mansión y rió por lo bajo ante lo irónico del comentario- Está a su entera disposición y yo me incluyo en el ofrecimiento.- le besó la mano y ella hizo una leve reverencia.
- Muchísimas gracias, Excelencia.
- William... - La corrigió el hombre dulcemente. Gaelen se ruborizó.
- William.
- Así me gusta, y dime querida, ¿ qué te parece la casa?- Automáticamente cayó en la cuenta del error que había cometido. Nervioso, no supo cómo escapar de aquella embarazosa situación. Lord Sheldon acudió en ayuda de su hija.
- Es magnífica, William. Está decorada con un gusto exquisito. No lo dudaba ni por un momento, pero en realidad ha cambiado bastante desde la última vez que vine...
- Sí, así es... - Soltó la mano de la joven y miró a su amigo apesadumbrado. - Mi hijo se ha adueñado de ella...Ya hablaremos más tranquilamente... - Lord Brent asintió.
- Lo cierto, William, es que, aunque no puedo verla, la casa es... Bueno, solo puedo describirla como magnífica. Espaciosa, aireada, cálida. Y si mi padre dice que está decorada con mucho gusto entonces estoy segura de ello.- El duque sonrió.- Lo cierto es que me encanta el olor. Huele a...
- ¡ Tristán!- Duque y conde se giraron hacia la entrada.
- ... A hombre.- Murmuró quedamente Gaelen. Ella tardó unos segundos más en orientarse gracias al sonido de los pasos del hombre que se acercaba. Al hacerlo el agradable olor que había percibido se acentuó aún más.
- Hijo, te cogerá por sorpresa el vernos, ¿ cierto?- Tristán sonrió al pararse frente al grupo.- Permítanme que les presente a mi único hijo... - Gaelen se sentía embargada por ese olor. Un pensamiento pasó por su cabeza. << Es maravilloso. Mejor que cualquier perfume que haya podido oler antes. No puedo describir. Huele como... No huele como nada, idiota>> Admitió para sí. << Huele a Tristán...>>.
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shahar
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Mensaje por shahar »

HOLA! SOY NUEVA EN EL FORO Y HE DECIDIDO COMENZAR A COLGAR AKI ALGUNOS DE MIS RELATOS. eSPERO Q OS GUSTEN! :wink:


oS AGRADECERÍA MUCHÍSIMO QUE ME DIERAIS VUESTRAS OPINIONES SOBRE LO ELLOS PORQ ESO ME VA A AYUDAR MUCHISIMO A MEJORAR.

GRACIAS POR ADELANTADO Y BESOS!
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lucia
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Mensaje por lucia »

Veamos, esto es la introducción de una historia mas larga ¿no? La historia en sí podría dar jugo según cómo se desarrolle, o no darlo en absoluto y convertirse en una acumulación de tópicos.

Tienes el problema de que la sitúas en el siglo XIX inglés, pero los diálogos y parte de los comentarios son absolutamente actuales. Y por el otro, hay frases muy planas y otras que están bien, con lo cual el conjunto queda como inmaduro.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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shahar
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Mensaje por shahar »

gracias! para eso lo cuelgo aki, para q vaya madurando. verás, en lo de q el lenguaje es muy actual ya he caido. si lo pongo mas específico no hay un dios q se lo trague ( o eso creo yo, jeje) En cuanto a lo de las frases planas y tal, te agradeceria q fueras un poco mas concreta. si no es mucho trabajo podrias ejemplificar con un par de frases del texto?

muchisimas gracias y perdon por las molestias!
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lucia
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Mensaje por lucia »

Pues supongo que muchas eran de diálogos. Pero es que no tengo tiempo para releerlo :(
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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shahar
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Mensaje por shahar »

ok, gracias de todas formas!
le echare un vistazo... a ver q saco.
ta otra!
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

He leído hasta el capítulo 2 inclusive (tengo que leerme los otros dos) y la idea me está gustando. Me gusta la ironía que se respira en el texto, el descaro de algunos personajes. Me parecen apropiados. Pero falta ambientar un poco más las escenas. Por un momento parece que estás leyendo el diálogo de una obra teatral. Hay que dar credibilidad a las escenas describiendo un poco el entorno, algo más las actitudes. Conseguir este equilibrio sin quitarle dinamismo a las conversaciones no es fácil, pero creo que es preciso darle esa credibilidad a la historia.

Tal vez no sea buena idea poner el argumento al principio. Esas ideas que cuentas en el argumento deberían irse deduciendo a lo largo de la lectura.
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Parte de los diálogos podrían revisarse porque utilizas expresiones ciertamente anacrónicas. Sucede, por ejemplo, en el prólogo, que debe ser crucial para situar al lector en la época y el ambiente.

Lo que no entiendo es lo de la "ceguera crónica". ¿No será congénita?

En el capítulo 4, cuando el padre le riñe al proponer la chica su presentación en sociedad no se entiende del todo la brusca reacción del padre. Supongo que tiene algo que ver la ceguera de la hija, pero...
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shahar
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Mensaje por shahar »

has dado en el clavo, Jangel. Es ceguera congénita ( un lapsus...).
La reacción del padre, aunke he cometido el error de no dejarlo entrever ( q el lector opine lo q mejor le parezca), es debido a q el padre se ha planteado ,muchas veces esta cuestion debido a la ceguera de la hija. La agresiva manera en la q reacciona le sirve para mantener a raya los pensamientos de la hija en ese aspecto y los suyos propios...
pero repito q eso lo he dejado algo abierto, a preferencia del lector.
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shahar
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Mensaje por shahar »

ah! se m olvidaba.
gracias por opinar! :wink:
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