Para nadie, para todos... (Microrrelato)

[Berlín]

Cuando tienes un hijo nadie te cuenta que pasarás a ser como una farmacia de guardia abierta las veinticuatro horas del día. Nadie te advierte que algunas noches las pasarás sentada a su puerta, como un perro vigilante, para espantar al gusano que se instala en su cabeza. Nadie te avisa de que la puerta de la calle ya no será ese lugar por donde salen de fiesta, sino ese lugar por donde te mueres por verlos entrar de nuevo. Ni que el teléfono se convertirá en un bicho venenoso que puede sonar a las tres de la mañana para decirte que les han hecho daño. Cuando firmas el contrato de maternidad parece más fácil. Sólo hay un piececito pequeño y minúsculo que te llevas a los labios. Un piececito que ha salido de dentro de ti, de tu sangre y de tus tripas.
Nadie te informa de que un día te preguntarán por qué todo sale mal y no encontrarás palabras de alivio para reconfortarlos. No te preparan para ver su miedo, ni su rabia, ni su dolor. Nadie te prepara para ver sus lágrimas.

Ni su decepción.

Y nadie te prepara para saber cómo esconder tu llanto, porque no toca, porque no debes. Porque uno se convierte en un árbol fuerte de largas y sólidas ramas, que sólo existe ya para darles cobijo y sombra. Y los árboles fuertes no lloran.
Nadie te advierte que un día, de tanto sujetar tus lágrimas, se desbordarán por dentro de tu cuerpo y te anegarán el alma de tal manera que escucharás por dentro los borbotones y sentirás todo tu cuerpo lleno de agua que no sabe ni encuentra por donde salir.

[nosequé]

Es bonito, real y triste....y te falta la otra parte. Cuando ves que esos piececitos, han crecido grandes y sólidos.
Esos personajes que entraron en tu vida, porque tu les diste la llave de entrada, se convierten en tus mejores sueños de futuro. Mis sueños me miman, me quieren, me cuidan y velan por mi.
Es cuestión de esperar un poquito.
Alegra esa cara y ese lapiz y escribe ese futuro sonriente que te espera.



Hoy he recibido una parte maravillosa, nos hemos ido a jugar a los bolos, mis hijas y sus hijas. He ganado yo.

[Estrella de mar]

Ber...

Una historia puede desarmar las heridas.

[Ororo]

No te quiero porque seas quien todo el mundo cree, aunque acierte, una mujer de armas tomar, guapa, feroz, valiente y sensible. Que igual te suelta un coño como un verso oscuro cuando se corta con el cuchillo del jamón. No te quiero porque escribas como un mar embravecido, que sí, o como un amanecer tan brillante que ciega, que también.

Te quiero porque eres más de lo que eres; ya, tú no lo sabes. Porque eres intangible, como una aparición o un sueño. Que vagas por el mundo a veces riendo y a veces llorando, seguro que más por otros que por ti misma. Ese raudal de emociones es lo que eres, que ya, que tú no lo sabes, pero cada vez eres menos cuerpo y más alma, hasta el día en que te encuentre y cuando vaya a abrazarte te esfumes delante de mí, y cuando vaya a acariciarte la mejilla, mi mano te atraviese como a una ensoñación.

Porque ocurrirá, quizá eso sí que lo sepas, ocurrirá que un día, de tanto absorber, de tanto sentir, te evaporarás y, entonces, por fin, podrás ser de todos. Porque así te vemos, nuestra. Y así tú te quieres, nuestra.

Pero resulta que estarás ahí de verdad cuando te vea, que seré yo quien no esté porque en tu visión no caben los preferidos. Tú amas porque amas, porque lo necesitas, a todo y a todos sin medida. Y yo me quedaré con cara de tonta porque ni me reconocerás, seré idiota, por qué ibas a fijarte en mí. Pero con la mirada perdida sonreirás al viento como quien sonríe a la mañana y con eso me bastará para toda la eternidad.

[blinder]

Empezar a leerte es introducirse en un laberinto del que no sabes si vas a salir, ni siquiera si saldrás sonriendo o llorando. En este caso salgo con el corazón en la mano.

Desde que te conocí por aquí (recuerdo hasta qué relato fue), comprendí que eras un torrente que no deja a nadie indiferente. Me encanta leerte aunque tenga que recoger mi corazón tras la jaula de mi pecho, merecerá la pena.

Precioso, real y duro relato.

[Nínive]

No lo escondas... El llanto, digo. A veces es mejor apoyarse hombro con hombro y deshacerse en agua...

[Berlín]

Si es que os tengo que querer...

[Mister_Sogad]

Mi querida Berlín.

Envidio a Ororo por decir lo que se debe, a Blinder por plasmar lo que se siente y a Nínive por ofrecer lo que se tiene.

Yo solo digo que aquí me tienes.

[Berlín]

Mi querida Berlín.

Envidio a Ororo por decir lo que se debe, a Blinder por plasmar lo que se siente y a Nínive por ofrecer lo que se tiene.

Yo solo digo que aquí me tienes.

Tú me mandas avioncitos de papel que me hacen muy feliz.

[Mister_Sogad]

Y seguirán llegando, ya no puedo evitarlo.

[Berlín]

No te quiero porque seas quien todo el mundo cree, aunque acierte, una mujer de armas tomar, guapa, feroz, valiente y sensible. Que igual te suelta un coño como un verso oscuro cuando se corta con el cuchillo del jamón. No te quiero porque escribas como un mar embravecido, que sí, o como un amanecer tan brillante que ciega, que también.

Te quiero porque eres más de lo que eres; ya, tú no lo sabes. Porque eres intangible, como una aparición o un sueño. Que vagas por el mundo a veces riendo y a veces llorando, seguro que más por otros que por ti misma. Ese raudal de emociones es lo que eres, que ya, que tú no lo sabes, pero cada vez eres menos cuerpo y más alma, hasta el día en que te encuentre y cuando vaya a abrazarte te esfumes delante de mí, y cuando vaya a acariciarte la mejilla, mi mano te atraviese como a una ensoñación.

Porque ocurrirá, quizá eso sí que lo sepas, ocurrirá que un día, de tanto absorber, de tanto sentir, te evaporarás y, entonces, por fin, podrás ser de todos. Porque así te vemos, nuestra. Y así tú te quieres, nuestra.

Pero resulta que estarás ahí de verdad cuando te vea, que seré yo quien no esté porque en tu visión no caben los preferidos. Tú amas porque amas, porque lo necesitas, a todo y a todos sin medida. Y yo me quedaré con cara de tonta porque ni me reconocerás, seré idiota, por qué ibas a fijarte en mí. Pero con la mirada perdida sonreirás al viento como quien sonríe a la mañana y con eso me bastará para toda la eternidad.

Estas palabras tuyas fueron anoche como una especie de andamio alrededor de mis pobres huesos y lograron que no cayeran como caen los grandes edificios heridos. Gracias por sostenerme, gracias por abrazarme y en compensación te prometo no desaparecer (o no del todo). Gracias infinitas y esto te lo digo por aquí porque me da la gana.

[Vientoo]

Bueno...
Un hijo es todo eso y más. A veces, sólo basta con que nos diga "¡papá!" para encontrarle un sentido a todo. Pero ... ¿y si te abraza? ¿y si te sonríe? ¿Y si se aprende esa canción que tú le cantas? ¿Y si te mira con atención cuando le cuentas un cuento? ¿Y si te abraza dándote palmadas en la espalda?

Yo no sé con ellos de dónde sale la energía, supongo que es la vida, que igual que tu madre te lo dio ahora te toca darle a ellos.
Lo siento Berlin, me niego a llorar, o a estar triste, o a tener miedos. Él ya me ha enseñado que los miedo no valen pa ná. Además, ahora me voy dando cuenta que tras el vidrio de la incubadora, y aunque entonces pareciese absurdo él escuchaba, oía mis silbidos.
Si hay algo que da vida a la vida son ellos, los hijos.

Un abrazo.

[Gretogarbo]

Todo lo que plasmas es real.

No sé si tienes un hijo, dos o diez pero quiero añadir, a lo ya escrito, que todo se complica todavía más cuando tu manera de actuar, reír y sufrir con el uno no sirve con el otro o los otros.

Ser padre/madre es el oficio más complicado de todos. Pero también el más fascinante.

[DarkLady Juliet]

Procura nadar, no te ahogues.

Eres grande. Como tu corazón.


...

Y escribes muy bien pero eso ya te lo hemos dicho más veces

[joserc]

Hace poco tuve que pasar por el trago de ver sufrir a mi hijo. Fue uno de esos momentos jodidos de la vida por los que no hay más remedio que pasar. Son inevitables.

Le vi romperse delante de mí y lo único que pude hacer fue abrazarle. Luego se rehizo, se calmó y se enfrentó de nuevo a su pena, y supe que el niño había quedado atrás.

Puede que, al fin y al cabo, toda la tierra que he plantado pacientemente en sus raíces haya servido para algo.

Estoy muy orgulloso de él.