Viejitos (Microrrelato)

[LisaSimpson]

–Andá a la panadería a comprar unos bizcochos que vienen tus nietos-, ordenó la abuela.
-¿Quién viene?
-Tus nietos, respondió deteniéndose en cada sílaba.
-¿Y qué tengo que comprar?
-Un cuarto de bizcochos, de estos –saca de la alacena un tarro, de ahí una bolsita y se la muestra-.
-Ah.
El viejo toma el bolso de tela de los mandados y se dirige a la puerta.
-¿Y con qué vas a pagar?
-¿No me diste la plata?
-No.
Saca de otro tarro, más pequeño, unos billetes y se los da.
-Tomá.
Con la plata puesta en el bolsillo, el abuelo pega la vuelta.
-Pará-, dice ella.
Él gira.
-¿Qué vas a comprar?
-Un cuarto de bizcochos-, afirma él.
Ella asiente con la cabeza.
***
Ella lo espera mirando por el postigo y le abre la puerta.
-¿Por qué te demoraste tanto? Te quedaste charlando. ¿Y si necesitaba el mandado?
El viejo se encoje de hombros.
-¿Qué trajiste?- pregunta mientras manotea la bolsa.
-¿Te pedí un alfajor de maicena?
Él se ríe y no contesta.
-Siempre comprás lo que se te da la gana, te voy a empezar a dar la plata justa.
Ella suspira. Y sonríe disimuladamente.
-Bueno, traé un cuchillo, vamos a comerlo antes de que lleguen.

[El Otro]

Pero... y los pobres nietos...

Buen manejo del contrapunto. Nunca me imaginé que fuera posible con tantas frases cortas.

Espero ansioso el próximo.

[LisaSimpson]

Gracias!

[lucia]

Y parecía que el viejito era olvidadizo

[LisaSimpson]

Nadie se puede olvidar del sabor de un alfajor de maicena

[Megan]

Muy bueno Lisa, me gustó lo pulido que está, te felicito

[LisaSimpson]

Gracias, Megan.

[Berlín]

Muy tierno, estupendos diálogos. ¡Bravo por ese abuelo!

[LisaSimpson]

Gracias, Berlín.