La alcancía del diablo (Microrrelato)

[Paraná]

La alcancía del diablo

El murciélago rompe el cristal del aire, trazando un arabesco fantasmagórico sobre el fondo violeta del crepúsculo. Las chicharras han anunciado calor, y la quietud es una ominosa sugerencia de agobio.
Pascual Condorí, sentado al umbral de la vieja casa de paredes leprosas, en una silla chueca, pita indolente un cigarro de chala. Es la hora en que cada quien vuelve a su casa, ansioso de encontrar el alivio de la inmovilidad y una limonada fresca. No trabaja desde que perdió una pierna en los Talleres del Ferrocarril; la pensión es mísera, pero alcanza para justificar la inacción. A esa hora, suele tomar unos mates amargos alcanzados dócilmente por la Rita, su mujer, que trabaja de doméstica para asegurar la humilde mesa familiar.
Esa tarde, como tantas otras, él empieza a insultarla roncamente. Las palabras soeces se suceden cada vez que ella se acerca con la calabacita humeante y se queda parada a sus espaldas, esperando que él tome ése para ir por el próximo. Jamás le responde; cada sílaba mordida por el hombre, como la ponzoña de un alacrán monstruoso, ha ido instalándole un vacío helado en el estómago, y al cabo, parece haber dejado de oírlas.
-¿No ves que está fría esta mierda, colla de porquería? ¡Y yerba amarga! ¿Qué hacís con la plata que te doy, piojosa? -dice la odiosa boca torcida, y el hueco frío se ahonda más y más en el vientre de la Rita. -Estarás esperando que te sobe el lomo...
Automáticamente, el pensamiento de la mujer evoca, con temblor de esfínteres torturados, el látigo y el acople forzado y brutal que le sucede sistemáticamente.
-Seguro que te creís más gente, basura. Ya te vi'a dar... ¡Contestá algo! A ver ¿qué me vas a decir? -la provoca.
-No vale la pena -musita ella con voz cansada, rompiendo su hábito de silencio.
-¿Qué? ¿qué es lo que no vale la pena…?
-Contestarle, Pascual, porque usté es un pobre rengo infeliz, que no sirve ni pa' cebarse un mate solo. Pa' pegar nomás sirve. Pero ahora no puede, ¿que no...? –pregunta ella con sonrisa enigmática.
-¿Qué...? -el insulto se le atraganta en el cólico repentino y agudísimo. La mira con rostro desencajado de dolor y sorpresa.
-¿Le duele? Así dicen, que la estrinina es dolorosa. Los perros se retuercen como diablos antes de morirse. Y usté es un perro y un diablo, Condorí... -dice entrecortándose por la risa queda.

[lucia]

Muy bueno Me encanta el vocabulario porque me recuerda a un colega paraguayo cuando nos contaba el ritual de la bombilla.

Y encima con venganza buen calculada, muajaja.

[Paraná]

¡¡Un comentario, un comentario, un comentario!!
¡Gracias, Lu! Muchas gracias. Me has dado una inesperada alegría

[lucia]

Llevo mucho atraso, pero espero ir poniéndome al día poco a poco.