Conversación de Lucía y Malena en Wapa (Relato)

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transcribiendo
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Conversación de Lucía y Malena en Wapa (Relato)

Mensaje por transcribiendo »

"Conversación de Lucía y Malena en Wapa"

En una APP de contactos llamada Wapa, Lucía vio un perfil diferente que le llamó la atención, en él aparecía una chica de pelo moreno, negro y oscuro, corto, alborotado y desordenado, encrespado y con mechones de punta, la mirada baja, triste, melancólica, vaga (y hasta podía parecer vacía), el codo del brazo izquierdo apoyado en la rodilla y la barbilla casi sujetada por la muñeca, con la mano colgando.
La muchacha estaba encogida sobre sí misma, sentada en el suelo, aunque nada de eso se veía, sólo se podía intuir, del mismo modo que se podía intuir que la misma foto fue hecha casi sin querer hacerla, sin pretenderlo, sólo porque algo llevó a esa muchacha a enredar con el móvil y acabar haciéndose ese autoretrato, donde la mirada ojeaba a la cámara tan directamente a través de sus pequeñas lentes.
Ella, Lucía, tomó la iniciativa y saludó;
- ¿Puedo decirte una cosa? Sólo quería decirte que me mola tu corte de pelo.
La chica del perfil dio las gracias y acompañó la palabra con una carita conriente.

Lucía siguió la conversación: Felices fechas, o lo que sea...
Ella dijo, trasmitiendo total desinterés y desgana; O lo que sea, más bien... Este año paso del rollo navideño. Pero gracias de todos modos.
- Pues otra vez; De nada! (recalcó Lucía).
En la pantalla apareció por toda respuesta una carita sonriente ligeramente sonrojada.
Lucía explicó: Mi intención era sólo elogiar tu pelo, su rebeldía, su volumen, el corte, el desorden, el color... y mira ya cuántos mensajes me has escrito!!
Una carcajada ruidosa apareció escrita en la pantalla: jajajaja Vale, vale, ya no digo ni mu.
Lucía, pretenciosa, dijo: Tampoco es eso... Seguro que tienes muchos mu muy interesantes que decir...
La interlocutora, orgullosa u ofendida dijo: Eso por descontado (con una carita mostrando un guiño y otra con una gran sonrisa).
Lucía dejó escapar un suspiro de sinceridad: Qué suerte! Yo sólo tengo muchos mu muy tristes... Aunque a veces me río de ellos y hasta parece que son chistes!
La chica respondió: Bueno... de esos también tengo yo aunque no consigo reírme tanto de ellos.
Lucía tecleó en su dispositivo: ¿No has cenado todavía? Porque veo que has empezado a comerte letras... Por cierto, lo de callarte y no decir “ni mu” lo dijiste ¿para quedar bien? ¿O lo pensabas de verdad? jejeje (Lucía añadió una pequeña risa, en su mente estaba consiguiendo alargar la conversación pese al comienzo tan absurdo que habían tenido).
La pantalla mostró: jajaja sí, sí que he cenado pero algunas letras siempre me las como. No, lo dije porque diste a entender que sólo me hablabas para decirme lo del pelo, que no te apetecía seguir hablando.
Lucía, con una sonrisa, escribió: Yo también he cenado y en breve me voy a dormir! Y bueno, no sé ni si me apetecía o no, creo que dejé que saliera, sin más... La conversación sí que empezó por eso. Lo que no sé es por qué la seguimos. Si es por mí, por ti, o es que nos ha apetecido a las dos seguirla.

Había logrado, sin duda, llamar su atención lo suficiente, porque la respuesta de esta fue: jajaja creo que nos ha apetecido a las dos seguirla. Sí, yo también iré en breve para la cama, que mañana madrugo.
Lucía empezó a despedirse: Bueno, “mañana” (que ya es hoy) si te apetece retomarla, aquí andaré!

Y dejando un espacio en blanco añadió: Ojalá te apetezca (con una carita muy sonriente)
La misma carita sonriente apareció al otro lado de la pantalla: claro, mañana seguimos hablando.
Lucía cortó la conversación dejando una pregunta de la chica sin responder, en el aire, creyéndose así una gran estratega. La conversación tendría que seguir, al menos para responder a esa pregunta que había quedado en el aire.

La conversación siguió al día siguiente, congeniaron, hablaron de sinceridad, de honestidad y se mostraron abiertas, cómodas y sinceras, de forma que todo fluyera con naturalidad y, como solía decirle a Lucía la otra muchacha, hablar contigo es “como estar en casa” por lo cómoda que me siento. Eso ella no lo sabía pero a Lucía le suponía una profunda tristeza, que ya sabía ella esconder con arte, sin tener que recurrir nunca a la mentira, ni a la falsedad.

Después de toda esa conversación, una muy larga, de al menos dos días, ella le repitió;
- No sé si te lo he dicho alguna vez, pero me mola tu corte de pelo.
A lo que ella le contestó con una carita muy sonriente y algo sonrojada.
- Lugar soleado, ¿te parece si nos presentamos, al menos los nombres de pila?

- Vale, dijo la chica cuyo nick significaba en japonés “lugar soleado”, yo me llamo Malena.
- Hola, nombre de tango, yo me llamo Lucía. Le contestó ella.

Las dos chicas habían conectado bien y rápido, a Malena le gustaba mucho la sinceridad y transparencia de Lucía, su redacción y su ortografía, siempre impoluta, sin omitir nada. En cambio, en la premura por contestar, a Malena se le escapaba comerse letras, a veces palabras enteras, que luego añadía en otro mensaje con un asterisco.

- Ya hace un mes que conversamos y las dos veces que he propuesto quedar para dar un paseo y tomar algo juntas, qué menos, con lo bien que nos hemos caído, has declinado la oferta.
En realidad llevaban ya seis semanas hablando y sí, Malena había propuesto por dos veces que se vieran, pero con habilidad pasmosa Lucía había declinado las propuestas y, esta vez, no fue tan hábil.

Lucía le dijo a Malena;
- Espero que estés sentada, o incluso mejor, acostada, que ya haga tiempo que hayas cenado, porque hoy no voy a mentirte. De tantas verdades que nos hemos dicho creo que te mereces que te diga la que he callado. La foto que hay en mi perfil es de hace tres años, justo los que hace que estoy parapléjica. Vivo en una cama, en casa, con una asistente personal que me cuida todo el día, uso pañales, tengo escaras en los glúteos y las caderas y, para dormir, me ponen una almohada entre las piernas (y me mueven de posición cada varias horas)… porque a los 21 fui a llevar a mis primas y unas amigas a una cena de fin de curso, en el coche de mi padre, y al regresar de acompañarlas y haberme hecho la foto con ellas en el hall del hotel, me regresé. Sin cenar, sin beber, sin fumar y sin haber podido tener una novia porque las notas de mi expediente académico eran más importantes. Al regresar, unos 200 metros antes de casa, paré en una glorieta y un coche me embistió por detrás tan fuerte que salió disparado mi vehículo en línea recta hacia el centro de la glorieta y volcó, quedando con las ruedas hacia arriba y el techo en el centro de la glorieta.
No había espacio entre las puertas y el techo, las ventanillas cedieron y el monovolumen se comprimió, comprimiendo mi espalda y ocasionándome una parálisis de cintura para abajo.
Uso pañales porque no tengo control de mis esfínteres y, evidentemente, no tengo sensibilidad genital, ni en las piernas, de modo que toda la "literatura" erótica que hemos compartido no es más que el sueño de lo que me gustaría hacer y sentir y jamás podré. Porque moriré virgen y sin haber experimentado jamás un orgasmo.
Supongo, Malena, que hablar conmigo hasta hoy ha sido un gusto, un placer y una fantasía, pero desde este momento en el que mi realidad se revela ante ti y las caricias erógenas dan paso a los lavados diarios y los cuidados de una asistente personal, toda esa fantasía de ir juntas de la mano, dando un paseo, conversando con honestidad y sinceridad, a gusto, se difuminan como un grabado en la arena de la orilla de la playa.
No puedo bajar a la arena, no puedo caminar acompasando los pasos, ni puedo ponerme un vestido, con unas medias, Malena.
Y las dos veces me has dicho que fuésemos a tomar unas cañas, cierto es que no especificaste si iban a ser con o sin alcohol, pero yo he sido sutil y te he dicho que tengo grandes motivos para repudiar el alcohol, no me gusta la gente que se va de cañas, sin embargo me gustaba escribirte, porque no me sentía juzgada. Malena, lo siento…

¿Sabes qué es lo peor? Que mi casa no tiene ascensor, vivo en un quinto, he engordado veinte kilos en los últimos tres años y ni con toda la burocracia del mundo hemos conseguido que por la Ley 39/2006, de 14 de Diciembre, la famosa "Ley de la Dependencia" nos resuelvan mi aislamiento.
Es por eso que nos hemos conocido en una APP de contactos y que tantas veces me has dicho que escribo muy bien. Porque mi vida no puede consistir en otra cosa, Malena.

Y las lágrimas de Lucía brotaron a borbotones, porque esta vez, no como otras, esa chica le hacía sentir realmente bien.
Las lágrimas duraron lo que duró la batería de la tableta electrónica, pues tal como ocurría siempre su asistente borraría ese perfil y crearía otro.
Sabiendo que Malena nunca más daría señales de vida.
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Megan
Beatlemaníaca
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Re: Conversación de Lucía y Malena en Wapa (Relato)

Mensaje por Megan »

Está bien escrito, la narración está muy bien lograda y las descripciones bien hechas, se nota que sabes escribir.
Bienvenida al foro :D
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lucia
Cruela de vil
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Re: Conversación de Lucía y Malena en Wapa (Relato)

Mensaje por lucia »

En este te copio varios errores tontos del tipo que te he mencionado en otros relatos.

Aquí hubiese quedado mejor sujeta
la barbilla casi sujetada por la muñeca
conriente => sonriente

repites regresar en la misma frase
regresar de acompañarlas y haberme hecho la foto con ellas en el hall del hotel, me regresé
Y ese final me parece muy precipitado, porque al final no da lugar siquiera a que la otra diga que no a verla en su casa. Corta ella antes borrando el perfil y tal. Como si le diese miedo hacer amistades... Lo que también reflejaste en algunos de los micros de transexuales, por cierto.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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transcribiendo
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Re: Conversación de Lucía y Malena en Wapa (Relato)

Mensaje por transcribiendo »

Es posible que haya errores mecanográficos, eso sí es cierto, merece ser corregido.
Pero lo que pasará es que más adelante escribiré otros relatos y cuidaré los detalles que me habéis ido comentando. Aunque es curioso, algunas veces es posible que lo que llamáis "error" tenga una intención que no se haya transmitido bien, que no se vea como la veo yo en mi propia mente.

Esa brusquedad final en este relato está buscada y forzada.
Porque quiere transmitir eso, lo que has percibido...

en otros microrelatos puede que el problema sea que se me dan mejor relatos más largos. Creo mucho mejor y con más profundidad al personaje, no escribo con tanta superficialidad sobre quien narra. Ese sí es un defecto. Como en otros comentarios, tomo nota de todo ello.


¡Gracias por leerlo!
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