Fuego líquido (Ciencia ficción. Distopía)

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saucesyarreboles
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Fuego líquido (Ciencia ficción. Distopía)

Mensaje por saucesyarreboles »

En el sector A23 de la fábrica “Hilaturas Carret S.A” se encontraban las conexiones de cables que alimentaban a la exagerada maquinaria de la fábrica de algodón. Allí se encontraba Clement Fablet, un joven de veintiocho años. Lucía una gran melena y se lo solía ver siempre afeitado al ras. Clement ocupaba el cargo de electricista en la fábrica de algodón “Hilaturas Carret S.A”. Había terminado la educación secundaria en el año 2031 y luego obtuvo una pasantía de electricista. A pesar que esto no era su anhelo conservo el trabajo debido a la falta de empleo que existía en la ciudad de Glasgow. Continuo más de una década con el mismo cargo, pero era 2039 y sería la primera vez que a Clement le aumentaban el sueldo a 25 Ethereums mensuales.
La capacidad adquisitiva de las personas había disminuido desde la llamada “Revolución cryptopica.” En el año 2035, luego de que se unifico el monopolio bancario en toda Euro-Asia se impuso el uso obligatorio de las Cryptomonedas. Las cryptomonedas eran una especie de dinero virtual exento de realidad física. El aumento de la tecnología llevo a la sociedad a unificar billetes, tarjetas de crédito y licencias en una simple aplicación instalada en un dispositivo móvil. De esta forma era más practico tener las identificaciones y el dinero sin la molestia de una pesada billetera en el bolsillo. Una aplicación móvil llamada “Block coin” era regulada por el Banco central de cada ciudad. El primer día de cada mes se les quitaba a las empresas los Ethereums correspondientes para depositarlos en las cuentas de Block coin de los empleados a modo de retribución salarial.
Clement era todo lo contrario a un hombre de negocios. Desde antes que se implemente el uso de las Cryptomonedas soñaba con irse a vivir a una isla llamada Oahu. Se había transformado en un ahorrador compulsivo, que de a momentos rozaba lo tacaño. Aunque los altos precios que exigían las necesidades básicas no le permitían reservarse más de 5 Ethereums al mes. Un vuelo a Oahu oscilaba los 70 Ethereums y Clement solo atesoraba unos 48 en su cuenta. Aun así, el primer día de cada mes realizaba exagerados cálculos para alcanzar su sueño. Cada vez que ofrecían horas extras las tomaba con fervor. Conforme a sus conjeturas, sostenía que en cinco meses lograría juntar los Ethereums justos y necesarios para un boleto a Oahu. Una vez en Oahu pensaría cómo hacer para rentar un apartamento y conseguir un empleo estable, lo motivaba saber con exactitud que la situación económica allí era mucho mejor.
Un Jueves, mientras Clement estaba en el comedor de la fábrica, disfrutando su tiempo de descanso, comenzó a resonar vehemente la voz del gerente en los parlantes comunicadores “Ingenieros y electricistas reportarse de inmediato en el sector A23.” De inmediato Clement se dirigió hacia allí, y unos metros antes de llegar comenzó a olisquear aroma a caucho quemado. Y vio un circulo de casi veinte personas y en el medio el gerente.
- Señores, la unidad de tensión eléctrica ha sufrido una repentina descarga de voltaje. Necesito que le pongan una solución de inmediato. – Dijo el gerente. – Hare que los empleados evacuen la fábrica para que ustedes se pongan a trabajar de inmediato.
Al instante comenzó a sonar la alarma de evacuación. Los empleados se comenzaron a retirar hasta que la fábrica quedo completamente desolada a excepción de quienes repararían el gran lio. Los ingenieros se dirigieron hacia el sector donde se encontraban las maquinarias para verificar si alguna de estas había sufrido una descarga eléctrica. Para sorpresa de los ingenieros, absolutamente todas las maquinas eran inservibles. La alta tensión de las descargas eléctricas habría generado una sobrecarga echándolas todas a perder. Paulatinamente el grupo de electricistas que se encontraba en la torre eléctrica. Era una gran estructura de trescientos metros que servía de soporte para los conductores que transmitían la energía eléctrica desde la central de la ciudad. Fablet se colocó el arnés, erguió su cabeza hacia arriba y encaro la torre con ánimos de escalarla. Al agarrarse de la torre con una mano, recibió instantáneamente una patada eléctrica que lo empujo casi cinco metros hacia atrás. Enseguida comunicaron lo sucedido al gerente de la empresa, el cual decidió evacuar completamente la fábrica. El jefe comunico a sus empleados que nadie concurriera a trabajar hasta previo aviso. Y todos se preguntaban ¿Qué estaba sucediendo con la electricidad de Hilaturas Carret S.A?
Luego de una semana sin trabajar Clement comenzó a percibir la energía eléctrica de su hogar muy rara. La televisión ya era inutilizable debido a su falta de nitidez, solo se vislumbraba en ella una especie de nieve gris con un tedioso ruido a estática, era una especie de desorden óptico satelital. La heladera enfriaba cada día menos, los helados se derretían y ya no era posible tener cubos de hielo. Los dispositivos móviles tardaban el doble en cargar su batería. Algo sucedía en el departamento de Clement. Luego de revisar las térmicas y las conexiones noto que todo estaba en su lugar. Llamo a un compañero de trabajo antes de quedarse sin batería en su dispositivo móvil. Mientras le comentaba lo que sucedía en su departamento se dio cuenta que no solo lo pasaba a él, ni a su edificio, sino a la ciudad entera. La ciudad completa se estaba quedando sin energía eléctrica.
La electricidad cada día disminuía de forma más notable. Las calles por la noche no tenían luz, los enormes carteles publicitarios ya no funcionaban y la gente ya casi no trabajaba. Luego de de unas semanas todos notaban la falta de energía en sus casas, ya nadie tenía como cargar sus dispositivos móviles y comenzaban a quedarse sin batería. La ciudad de Glasgow aun comenzaba a percatarse de la gravedad del problema. El dinero virtual ya no existiría cuando los dispositivos móviles no tengan más batería. Clement se dio cuenta que sin su dispositivo móvil había perdido todos sus Ethereums y por así se derrumbaba su sueño de irse a vivir a Ohtal. Clement comenzó a sufrir un ataque de pánico y marcho hacia el aeropuerto que estaba a fueras de la ciudad. Se desplazaba con una frenética ansiedad a causa de la situación que lo superaba. Se encontró de cara a la puerta del inhóspito aeropuerto que se encontraba cerrado. No había siquiera un ser viviente allí.
Suspiraba y exhalaba. Clement yacía sentado en un banco intentando calmarse. Probablemente era el único ser viviente en un kilómetro a la redonda. Una vez pudo controlar su respiración y pensar de forma lógica se encaminó hacia la ciudad. Cuanto más se acercaba a la ciudad, más se percataba de la situación. Los supermercados estaban saqueados de cabo a rabo, no quedaba siquiera un suministro alimenticio. Clement vislumbro a unos metros alejados una multitud enfadada, que a paso rápido se dirigía hacia el edificio gubernamental. Los siguió desde lejos y al llegar vislumbro como el edificio de gobierno se hallaba completamente revestido de fuego. Ipsofacto, Clement perplejo, abrió la boca y los ojos callo tendido de rodillas al piso tomándose de la cabeza comenzó a llorar ya consiente de la coyuntura actual.
Ahora las únicas luces en Glasgow correspondían al fuego que abrigaba los edificios del gobierno. El día que todo estalló los ciudadanos se redujeron a incendiar cualquier edificio relacionado con el Estado, que se encontraba ausente y sin dar respuesta. Luego continuaron con los supermercados, rompían los vidrios e ingresaban como poseídos llevándose todo lo que encontraban comestible y luego repetían la secuencia en otro supermercado. Quienes optaron por ser más civilizados y respetuosos se encontraron con que una semana luego del estallido social no tenían comida para alimentarse. Las calles eran un páramo totalmente solitario; de día quienes tenían comida salían a caminar para liberar tensiones, aunque muchos se amargaban con la situación actual de la ciudad. En cambio, por la noche las calles se colmaban de ladrones, disfrazados por las sombras de la noche, permanecían estoicos y hambrientos esperando a su presa. Se corría el rumor de que varias personas en situaciones desfavorables habrían recurrido al canibalismo para saciar sus menesteres.
A medida que pasaba el tiempo la población de Glasgow disminuía en mayor medida. Quienes no tenían comida ya habían muerto de hambre, otros murieron por enfermedades relacionadas con la higiene y no hace falta entrar en detalles de la inmensa cantidad de suicidios que se habían cometido.
A Clement se le comenzaba a acabar el sustento, sumado a las semanas que llevaba sin salir ni hablar con nadie empezaba a creer que estaba perdiendo el juicio. Clement tomo una mochila de viaje que tenía guardada y el lleno de todas las provisiones que tenía, las cuales por cierto no llegaban ni siquiera a la mitad de la mochila, y espero a que se haga de día. Tomo rumbo hacia la casa de uno de sus compañeros de trabajo. Mientras caminaba por las calles principales veía cadáveres a medio comer y se esforzaba por pensar que eran animales los causantes del banquete, pero lo turbaba notar que algunos cuerpos estaban carbonizados como si los hubiesen intentado cocinar. Su amigo lo recibió y lo hizo pasar, a pesar de tener comida y vivir con su hermano se lo notaba algo desequilibrado. Parlotearon unas horas acerca de las circunstancias de Glasgow y llegaron a concluir que lo mejor sería irse de allí. Ahora sí, con la mochila llena de comida, un bidón de agua y una carpa Clement, Ivo y su hermano Pierre marcharon hacia un pueblo vecino.
Posterior a unos 20 kilómetros de caminata al rayo del sol se detuvieron para descansar. Ivo comenzó a armar la carpa mientras Pierre y Clement buscaban ramas para prender una fogata donde cocinar. Cuando el fuego ya estaba listo comenzó el debate, Ivo decía que primero utilizan toda la comida de Clement y más tarde continuaran con la suya debido a que era de mejor calidad, por supuesto Pierre lo apoyaba. Clement se negó rotundamente y alzando la voz comunico su idea de compartir todo. El tono de voz de los tres comenzó a elevarse gradualmente hasta que se encontraron a los gritos discutiendo por la comida. Repentinamente Ivo le soltó un golpe en la cara a Clement que instantáneamente respondió arrojándole una lata de atún en la cara que le realizo un gran corte sobre la ceja. Súbitamente comenzaron a soltarse golpes a diestra y siniestra, hasta que Clement cayo tumbado al piso entonces Ivo se abalanzó sobre él y con la misma lata de atún que se había cortado la cara comenzó a propinarle golpes en el rostro en forma de martillo hasta que Clement con la cara atiborrada de sangre no respondió más. De prisa Ivo se levantó y dirigió la mirada a su hermano Pierre quien se encontraba expectante y asombrado por la premura situación. Ivo, con gestos endiablados en su rostro comenzó a gritar y correr hacia su hermano Pierre, con toda su vehemencia lo abrazo por la cintura y lo tiro al piso, Pierre lo tomo por el cuello y comenzó a ahorcarlo en tanto Ivo lo tomaba por los pelos. Cuando logaron ponerse de pie, Pierre tomo a su hermano casi inconsciente por la ropa y lo lanzo sobre el fuego dejándolo chamuscar en la fogata.



Las nuevas tecnologías están llevado a la sociedad a una gran decadencia de valores y aptitudes. En las nuevas estructuras sociales y formas de comunicación reina el individualismo y las conversaciones cara a cara pierden valor. Cada vez existen en menor medida los vínculos duraderos. El nuevo paradigma de comunicación en la vida moderna vence las barreras espacio-temporales, restándole valor al contexto físico y encaminando a la sociedad entera hacia el individualismo.
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lucia
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Re: Fuego líquido (Ciencia ficción. Distopía)

Mensaje por lucia »

La primera en la frente: con ese nombre la fábrica supongo que será de hilos o tejidos, pero no de algodón.

La segunda: el juego de palabras Carret-Fablet.

De las tildes creo que mejor no hablamos, que apenas están puestas las que marca cualquier procesador de textos con el ortográfico activado. Que no son suficientes. Faltan también unas cuantas preposiciones.

Las criptomonedas no son una especie de, son una moneda virtual. Lo de la especie de es algo que no es demasiado raro leer, pero sí que choca cuando se lee porque da a entender que el que escribe o no sabe de qué habla o no sabe describirlo.

En fin, que la historia daba para mas con ese planteamiento de una electricidad que decae sin que nadie sepa porqué, pero se ha quedado en una especie de cuento de zombis apresurada que no lleva precisamente a la moraleja del último párrafo.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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