Aquel muchacho siempre había sido extraño, sin más amigos que los que vivían cerca de su oído, uno a cada lado de su cabeza.
La primera vez que vio la cueva, Valentía susurró presta, y a punto estuvo de conseguir que el chico entrara en ella. Pero Miedo lo detuvo.
Los demás niños jugaban allí, entraban en la gruta a pie de playa, y salían por algún lugar tras ella.
Lo que el chico no sabía era que Valentía crecía en presencia de amigos, mientras que Miedo se difuminaba.
Muchas veces se imaginó el muchacho entrando en aquella cueva, impresionando a los demás niños, pero... ¿Y si no les caía bien?
Miedo ganaba todas las batallas.
Con el tiempo, el niño se tornó hombre, Miedo creció hasta ser Pánico, mientras que Valentía se marchitó hasta ser simple Curiosidad.
Una noche el hombre regresó a casa. Había vivido la vida que Pánico había querido, y él lo sabía. Un par de amigos, un trabajo común, sin pareja...
Fue entonces cuando, tras tantos años, volvió a encontrarse con la cueva. Y tal como fue en el pasado, a cada lado de sus hombros volvían a encontrarse Miedo y Valentía.
»Tal vez para empezar de cero, o tal vez por un chispazo de rebeldía, Valentía se impuso ante Miedo. Y el hombre se adentró en la cueva, con la luna como único testigo.
Allí estuvo largo rato, perdido en sus pensamientos. Anduvo a tientas hasta llegar al final del camino, donde encontró el hueco por el que antaño los niños salían de allí. Al ver que era demasiado pequeño para él, se dispuso a volver.
Sin embargo la marea había crecido rápidamente. El agua taponaba la entrada, arremetiendo con furia contra las rocas.
Fue entonces cuando el hombre supo que iba a morir. Fue entonces cuando Valentía desapareció por completo y Miedo infectó su cerebro.
Antes de que sus ojos perdieran la luz y los pulmones su fuelle el hombre se dio cuenta; que el valor de aquel niño del pasado habría salvado al hombre del presente «
Así Pánico terminó de contar su historia, venciendo una vez más la batalla contra Curiosidad. El títere dirigió una última mirada a la playa y continuó su camino.
Tantos años después aquí sigo,
Con Miedo como absoluto caudillo
Y Valentía como simple testigo,
Un anciano con ojos color olvido.
Que la gente se arrepiente de lo que ha decidido,
Y yo me arrepiento de nunca haberme arrepentido.
Valentía y Miedo (Microrrelato)
- escritor.novato
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Valentía y Miedo (Microrrelato)
Última edición por escritor.novato el 15 Ene 2018 10:38, editado 1 vez en total.
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Re: Valentía y Miedo (Microrrelato)
La historia me ha gustado, aunque la SUBIDA de la marea mientras estaba dentro de la cueva era algo que se veía venir desde el mismo momento en que decide entrar.
De las moralejas, me quedo con "el valor de aquel niño del pasado habría salvado al hombre del presente", pero no con la contradicción del final.
De las moralejas, me quedo con "el valor de aquel niño del pasado habría salvado al hombre del presente", pero no con la contradicción del final.
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- escritor.novato
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Re: Valentía y Miedo (Microrrelato)
Sólo necesitaba escribirlo.
Pero no veo contradicción. En todo el texto el narrador va en favor de la valentía y en contra del miedo. Que sea la opción adecuada es otro cantar.
Pero no veo contradicción. En todo el texto el narrador va en favor de la valentía y en contra del miedo. Que sea la opción adecuada es otro cantar.
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Re: Valentía y Miedo (Microrrelato)
¿Arrepetirse de no arrepentirse? Eso ya es arrepentirse de algo.
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