Intentaré pasarme más por aquí... suelo tener al día la lista de libros y hago reseñas para una web de amigos, con lo que si no veo que tengo algo llamativo que comentar, no suelo hacerlo.Lía escribió:Bueno he avanzado muy poquito , nada .
Aethelwulf , pues es una pena que no te guste comentar , porque resulta muy interesante leer tus opiniones.
Ya digo que no he leído mucho más , aún sigue el ruso con su discurso . Pensaba que en la novela podríamos ver opiniones de los distintos participantes , eso me hacía pensar la mezcla de personajes que iba añadiendo a la novela : un francés , un ruso , un alemán, un español....... pensaba que ibamos a contemplar los hechos desde los dos bandos . Pero según cuentas no es así , una lástima . Aún así yo también
quiero acabarlo , veremos a dónde nos lleva Vicente.
Gracias por tus comentarios , ya te diré según vaya avanzando .
Tengo pendientes Suitte francesa y Solo en Berlin , al nombrarlos los adelantaré en mi lista. Saludos
Pues no, va a ser que no, que de la visión de los bandos, nada de nada.
Y aprovecho para comentar otra novela que trata de un conflicto bélico, escrito en un sitio y un momento muy politizado y que, sin embargo, sí tienes una visión de los dos bandos, en la que los "malos", los enemigos del régimen oficial son tratados con benevolencia, tanta que, por momentos, se les trata mejor incluso que a los soldados y gentes "oficialistas". Hablo de una de mis novelas favoritas: "El Don apacible", cuatro inmensos volúmenes escritos por el premio Nobel, Andrei Shólojov. Tratan sobre la Guerra Civil en Rusia que desencadenó la subida al poder de los comunistas y lo hace desde la perspectiva de los cosacos quienes, mayoritariamente, apoyaron al zar y al ejército blanco. No voy a contar el final de la novela porque destripar el magistral final de 2500 páginas no sería muy honroso por mi parte, sólo decir que es lo opuesto a "Los cuatro jinetes...", bueno, en realidad la novela, desde la primera página hasta la última, es lo opuesto; pero el final...
En fin, que hay autores que sí le echaron "testiculina" y les salió bien.
Y, vaya, escribiendo esto se me acaba de ocurrir otro caso que también está bastante relacionado con el asunto: Vassily Grossman. Leí, hace unos años, su magistral "Vida y destino" que también trata de guerra y de la vida en la retaguardia. Un fresco crítico, muy crítico con el régimen soviético que no vio la luz en vida del autor; también me pareció magnífico "Todo fluye", otra novela que ataca directamente al estalinismo. Otra de esas novelas impresionantes, pero no lo saco aquí a relucir por eso y para hacer más leña del árbol caído, sino porque hace unos meses, con gran ilusión, me puse a leer un recopilatorio de relatos que se publicaron en Pravda durante la contienda y no pude pasar del tercero o del cuarto (aparte porque a mí los relatos no me tiran mucho) ya que, al igual que la obra de Blasco Ibáñez, eran encargos del poder realizados para ensalzar la labor de los soldados en el frente, aumentar la moral de la población y, caramba, ganar una guerra. La diferencia entre los dos autores es que Grossman, terminada la guerra demostró su honestidad humana y "corrigió" su error intentando mostrar al mundo lo que de verdad fue la guerra, con todas sus miserias contadas sin tapujos (como decía, por desgracia, no pudo publicarlas) mientras que Blasco Ibáñez, al menos que yo sepa, no hizo nada de eso. Si bien en el prefacio ya avisa que fue un encargo, pero no se desdice de nada, no matiza ni una coma... se hizo rico con la novela, fue número uno en ventas en EEUU y gozó de gran fama en los países aliados, con la cartera llena lo demás le importó un carajo. A miles de quilómetros de allí, y unas cuantas décadas después, Vassili Grossman veía como le confiscaban la obra de su vida y le marginaban casi a la clandestinidad.
Yo que me quedo con el SEÑOR Grossman y al otro... en fin, mejor me callo porque puso su granito de arena para humillar a la derrotada Alemania, lo cual fue el germen de su descontento, lo cual llevó al poder al régimen nazi, que fue el que llevó a repetir los errores de la guerra habida treinta años antes, lo cual llevó a que Grossman escribiera...