Tienes razón; el final es triste para Juan de Olid, aunque en los dos últimos capítulos ya podíamos imaginar que así sería. Incluso antes, ya que como te comenté en algún mensaje precedente, las fechas del viaje dejaban a las claras que Enrique IV de Castilla ya estaría muerto a la llegada de su expedicionario, y el motivo por el cual se armó la caravana ya no tendría ninguna razón de ser.
Aunque tenía "algo de bigote y el rostro algo marchito y estragado de la mucha vida vivida,..."jilguero escribió:Más le hubiera valido haberse quedado en tierras lusas con Leonor, la cual, según Juan, aunque no era muy guapa ni estaba bien hecha, andando en su trato luego pareció hermosa.
He encontrado alguna página sobre la exhumación de los restos de Enrique IV de Castilla el 19 de octubre de 1946, hallados inesperadamente en unas obras en el altar mayor de la iglesia del Monasterio Jerónimo de Guadalupe después de haber sido buscados durante años. En cuanto pueda, las leeré y ya te contaré algo sobre esos restos y los del cuerno del unicornio que se halló en el interior de su modesto ataúd.jilguero escribió:El epílogo, una forma original de rematar la historia. La determinación de qué era ese objeto fusiforme gris que se encontró en el cajón de Enrique IV se hizo, según el autor, en un centro del organismo al que yo pertenezco.
También, ahora que ya he terminado la novela, en cuanto pueda voy a ver qué se cuentan otros foreros en este hilo.
Gracias, jilguero. Por si no lo habías advertido, te diré que tu compañía es siempre muy grata para mí.jilguero escribió:... ha sido una lectura la mar de placentera y divertida y en grata compañía.