Comencé a leerlo hace unas semanas y lo he terminado hoy. Aunque desconocía al autor, siempre me ha interesado mucho la época en la que se desarrolla este libro, así que lo vi como una oportunidad única de leer una novela ambientada en un momento de nuestra historia que permanece en el olvido tanto para la literatura como para la gran mayoría de la población.
La sensación que me ha dejado es un tanto agridulce. Por un lado, la ambientación me ha parecido soberbia, de las que más he disfrutado nunca en una novela histórica, aunque la forma de escribir del autor me ha parecido un tanto rebuscada y demasiado adornada (creo que si hacemos el ejercicio de eliminar el exceso de adjetivos y adverbios comparativos lograríamos hacerla adelgazar 200 páginas). Esa ambientación, capaz de llegar a cualquier rincón de la Filipinas de finales del XIX, es lo mejor de la novela, junto a las reflexiones de los personajes sobre el amor y el odio hacia España. Hay conversaciones, monólogos interiores e instantes de lucidez que son realmente bellos. Sin embargo, en el otro lado de la balanza, y pese a que casi todas las historias que se desarrollan en la novela me han gustado (sobre todo la de los soldados, con Chamizo a la cabeza), la "principal", que tiene como protagonista a
, no me ha podido interesar menos. Además, ha sido a ese personaje al que más inquina le he cogido de entre todo el reparto, tal vez por lo que explicaba RAOUL en uno de sus comentarios:
RAOUL escribió:El problema es cuando esa ficción que introduce el autor en el filtro, esa alquimia imaginativa de su propiedad, tiene tanta influencia en los acontecimientos que terminan explicando los mismos hechos históricos y las motivaciones de sus protagonistas. Es decir, se da una razón para que los rebeldes no lancen un ataque desaforado contra la iglesia que sabemos que no es y no fue real. Eso ya se presta al debate y a juicio.
En ese sentido, también coincido, palabra por palabra, con ciro:
ciro escribió:Esta concepción de lo que es una novela histórica versus novela ambientada es la misma que yo tengo. Si tú presentas una novela "ambientada", es decir sin ningún personaje histórico real como protagonista de tu novela, me parece estupendo que te inventes todo lo que te quieras inventar del personaje. Pero, si tú estás escribiendo una novela histórica sobre algún personaje que realmente existió y del que existen determinados datos no puedes falsearlos, según mi opinión.
Este recurso me chirrió muchísimo en su momento, porque a mí también me pareció una forma de "tergiversar" los hechos. Cuando te apoyas en unas bases históricas creíbles, con personajes creíbles, me parece muy osado cambiar la historia para beneficiar al contenido de la novela. O te ciñes a los hechos o te ambientas en la época y te inventas otros, pero no mezcles, alma de cántaro.
En definitiva, creo que podría decir que, aunque con alguna pega, me ha gustado mucho.