Hola. Ayer acabé el libro y me dejó muy buen sabor de boca.
Es una novela lenta que particularmente ha resultado ser también amena. Muy aseada. Muestra bien el París prerrevolucionario, aunque un escalón por debajo de obras magnas como
Scaramouche. Hay varias descripciones muy medidas, tanto de calles como de cafés, hoteles y demás, aunque me suelen interesar poco o nada (no es culpa de Arturo). Los personajes tienen fuerza. Las conversaciones sobre sus ideales resultan muy interesantes. Destaca un gran abate Bringas, el cual que brilla en las páginas. Hay varias situaciones muy humorísticas, bien aseadas de nuevo.
He leído varias críticas sobre
la inclusión del presente durante la trama dieciochesca. Sin embargo, a mi no me ha resultado extraña en la obra. Puede que haya sido un recurso utilizado tras escribir la historia principal. Si el objetivo era agilizar la trama, no caer en la repetición y no aburrir con tanto ideal, creo que lo ha conseguido. No me ha sobrado ni una sola línea. |
No me termina de convencer el ver al autor, o lo que aparenta/intenta ser,
tan reflejado en Pedro Zárate: marino, carácter, ideales, etc. Creo que ese "egoísmo", por llamarlo de alguna manera, le resta al personaje. Quizá la culpa es del lector por conocer tanto al personaje público que es Reverte. |
La nota negativa de la obra:
el recurso de la masonería y la piedad de Raposo. No me han convencido. Es verosímil, dentro del pacto de ficción, pero me ha sabido a trago amargo. |
Al final de la obra, me parece muy feo el detalle de
darle total protagonismo a Pedro Zárate y dejar en el olvido a don Hermes. Me da que Arturo quiso quitarse de en medio la novela para empezar con la siguiente. Eso que tanto dice él de "al principio te enamoras de ella, luego solo quieres mandarla al diablo" (la novela). Creo que don Hermes merecía una última visita del autor a su casa, aunque solo fuera por verlo enfermo en cama. |
Me ha resultado superior a
El Club Dumas y
Alatriste. Veo un Pérez-Reverte que otorga más importancia al «cómo» que al «qué» pasa. La aventura resulta ser una excusa para plantear los ideales del s. XVIII (y los de ahora). Como dicen en mensajes anteriores, parece haber perdido esa chispa "tramística" propia del best seller. No lo veo como un mal síntoma, pues el resultado es una obra mucho más valiosa. No sé si
Falcó continua esta línea o si vuelve a las andadas. Preguntaré en el hilo del autor, seguro que obtengo respuesta.
Le doy un 4/5.