Párrafos al azar

[Gretogarbo]

El arte es una herida hecha luz, decía Georges Braque. Necesitamos esa luz, no sólo los que escribimos o pintamos o componemos música, sino también los que leemos y vemos cuadros y escuchamos un concierto. Todos necesitamos la belleza para que la vida nos sea soportable. Lo expresó muy bien Fernando Pessoa: «La literatura, como el arte en general, es la demostración de que la vida no basta.» No basta, no. Por eso estoy redactando este libro. Por eso lo estás leyendo.
La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero.

[Gretogarbo]

En alguna novela he escrito que el amor consiste en encontrar a alguien con quien compartir tus rarezas.
La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero.

[Gretogarbo]

Hervé Joncour fue huésped de Hara Kei durante cuatro días. Era como habitar en la corte de un rey. Todo el pueblo vivía para aquel hombre, y casi no había gesto, en aquellas colinas, que no fuera hecho en su defensa y para su placer. La vida discurría en voz baja, se movía con una lentitud astuta, como un animal acorralado en su madriguera. El mundo parecía estar a siglos de distancia.
Seda, de Alessandro Baricco (traducción de Xavier González Rovira y Carlos Gumpert).

[Gretogarbo]

Hervé Joncour permaneció de pie, frente a ella, con el sombrero en la mano.
- Necesito que me hagáis un favor. No me importa el precio.
Después sacó del bolsillo interior de la chaqueta una pequeña hoja de papel, doblada en cuatro, y se la tendió.
- Tengo que saber qué es lo que hay escrito.
Madame Blanche no se movió ni un milímetro. Tenía los labios entrecerrados, parecían la prehistoria de una sonrisa.
- Os lo ruego, madame.
No había ningún motivo en el mundo para que lo hiciera. Sin embargo, cogió la hoja de papel, la abrió, la miró. Levantó los ojos hacia Hervé Joncour, volvió a bajarlos. Dobló de nuevo la hoja, lentamente. Cuando se adelantó para devolvérsela, el kimono se le entreabrió apenas, a la altura del pecho. Hervé Joncour vio que no llevaba nada debajo, y que su piel era joven y de un blanco inmaculado.
- Regresad o moriré.
Lo dijo con voz fría, mirando a Hervé Joncour a los ojos y sin dejar escapar el menor gesto.
Regresad o moriré.
Hervé Joncour volvió a meter el papel en el bolsillo interior de la chaqueta.
- Gracias.
Seda, de Alessandro Baricco (traducción de Xavier González Rovira y Carlos Gumpert).

[Gretogarbo]

Mil veces buscó los ojos de ella y mil veces ella encontró los suyos. Era una especie de triste danza, secreta e impotente.
Seda, de Alessandro Baricco (traducción de Xavier González Rovira y Carlos Gumpert).

[imation]

"Los lectores siempre se encuentran a sí mismos, de una forma u otra, en un libro. Leer es un estímulo completamente egoísta. Buscamos inconscientemente lo que nos dice algo. Por muy estrambóticas o improbables que sean las historias que los escritores crean, siempre habrá lectores que le dirán: ¡Increíble! ¡Ha escrito usted mi vida!."


La biblioteca de los libros rechazados, David Foenkinos

[magali]

(…) Quizás hay en los libros algún tipo de instinto secreto que les lleva a sus lectores perfectos. ¡Sería maravilloso! (...) Esto es lo que me encanta de la lectura; en un libro encuentras un detalle diminuto que te interesa, y este detalle diminuto te lleva a otro libro, y algo en ese te lleva a un tercer libro. Es matemáticamente progresivo; sin final a la vista, y sin ninguna otra razón que no sea por puro placer. (...)

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey – Mary Ann Shaffer y Annie Barrows (Avenue Bestseller, RBA)

[Gretogarbo]

Estos dos últimos párrafos me los aplico en su totalidad porque, efectivamente, he visto reflejados instantes reales, y en ocasiones deseados, de mi vida en los libros y porque casi siempre un libro me ha llevado, o me ha retrotraído, a otro. Y, además, en estos tiempos de internet que nos ha tocado vivir, aunque a algunos ya nos ha cogido entrado en años,, todo libro me ha empujado a curiosear en la red y descubrir cosas interesantísimas que nunca llegan a saciar de todo mi curiosidad.

Gracias, imation y magali, por esos dos párrafos geniales.

[magali]

Yo también me indentifico bastante con ambos párrafos, Greto.

Y también con tu comentario.

[magali]

• Después, he pensado muchas veces en esa mantequilla, ese pequeño trozo de mantequilla que faltaba en la fresquera. No nos damos cuenta de lo mucho que puede depender el curso de una vida de detalles insignificantes, un trozo de mantequilla, un sendero que se abandona para tomar otro, una sombra a la que se sigue o de la que se huye, un mirlo al que se decide matar con un poco de plomo o dejar tranquilo.

Citado por @jilguero en El informe de Brodeck de Philippe Claudel en el mensaje 386

[Gretogarbo]

En efecto: si fuese dado a nuestros carnales ojos ver en la conciencia de otro, se juzgaría con más acierto a un hombre por lo que sueña en su imaginación que por lo que piensa, porque en el pensamiento hay voluntad, en el sueño no la hay. Este sueño o meditación, cuando es espontáneo, toma y conserva aun en lo gigantesco e ideal, la figura de nuestro espíritu. Nada sale más directamente y más sinceramente del fondo mismo de nuestra alma que esas aspiraciones irreflexivas y desmesuradas hacia los esplendores del destino. En ellas más que en las ideas compuestas, razonadas y coordinadas, puede encontrarse el verdadero carácter de cada hombre. Las quimeras de nuestra imaginación son los objetos que más se nos parecen. Cada uno sueña lo desconocido y lo imposible, según su naturaleza.
Los miserables, de Victor Hugo (traducción de Nemesio Fernández Cuesta)

[Gretogarbo]

Hay en el estado de ensueño congelaciones súbitas, producidas por una sola palabra. Todo el pensamiento se condensa bruscamente alrededor de una idea, y no es ya capaz de ninguna otra percepción.
Los miserables, de Victor Hugo (traducción de Nemesio Fernández Cuesta)

[Gretogarbo]

Un beso; esto fue todo.
Los miserables, de Victor Hugo (traducción de Nemesio Fernández Cuesta)

[Gretogarbo]

Siempre que sopla el viento arrastra más sueños del hombre que nubes del cielo.
Los miserables, de Victor Hugo (traducción de Nemesio Fernández Cuesta)

[Gretogarbo]

Es demoledor este párrafo.

Al llegar aquí su blanca y venerable cabeza cayó sobre el lecho; aquel viejo corazón estoico pareció romperse; su rostro se hundió, por decirlo así, en los vestidos de Cosette, y si alguien hubiera entonces andado en la escalera, habría oído terribles sollozos.
Los miserables, de Victor Hugo (traducción de Nemesio Fernández Cuesta)