Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Moderador: Ashling
Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Tampoco quiero ser como los malditos libros entre los que me paso la vida, cuyo tiempo está quieto y acecha cerrado siempre, pidiendo que se lo destape para transcurrir de nuevo y relatar una vez más su vieja historia repetida. No quiero ser como esas voces escritas que a menudo parecen suspiros ahogados, gemidos lanzados por un mundo de cadáveres en medio del cual todos yacemos, en cuanto nos descuidamos.
Los enamoramientos, de Javier Marías
Los enamoramientos, de Javier Marías
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Lo primero que robé en mi visa fue la cajita de las pastillas de mamá Vander- una emoción soprrendentemente intensa-, aunque naturalmente no lo consideré un robo, sólo un préstamo. La vi allí, en una antesala rodeada de cortinas del apartamento de los Vander, colocada en el borde de un pedestal sobre el que se ergía un busto de Goethe, donde mamá Vander la había puesto al pasar y se le había olvidado; su refulgir plateado era provocativo como un guiño. Me la metí en el bolsillo sin pensar, sin interrumpir el paso. Necesitaba dinero, y enseguida, pues había libros que me moría de ganas de leer mientras aún hubiera tiempo, antes de que los prohibieran en las librerías o los destinaran a la pira.
Imposturas de John Banville
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Ella no apartó las manos de los libros, sobre los cuales estaban estrelazadas, y se volvió y lo miró. En los ojos de Francis había lágrimas de deseo. Decidido- no con tristeza- abrió la puerta de su lado y rodeó el coche para abrir la puerta de la joven. Tomó la manos libre de Anne, deslizando sus dedos entre los dedos de la muchacha, subió con ella los dos peldaños de hormigón, y recorrió un estrello sendero que atravesaba un jardín donde aún florecían las dalias, las caléndulas y las rosas- las rosas que habían soportado las heladas no muy
intensas-, e impregnaban con un olor agridulce el aire nocturno. Al llegar a la escalinata de entrada, ella se soltó la mano, se volvió y le dio un rápido beso. Después, cruzó el porche y cerró la puerta. Se apagó primero la luz del porche, después la luz del vestíbulo. Un segundo después se encendió una luz arriba, al costado de la casa, e iluminó un árbol todavía cubierto de hojas. Ella necesitó pocos minutos para desvestirse y acostarse y después la casa quedó sumida en sombras "
John Cheever
intensas-, e impregnaban con un olor agridulce el aire nocturno. Al llegar a la escalinata de entrada, ella se soltó la mano, se volvió y le dio un rápido beso. Después, cruzó el porche y cerró la puerta. Se apagó primero la luz del porche, después la luz del vestíbulo. Un segundo después se encendió una luz arriba, al costado de la casa, e iluminó un árbol todavía cubierto de hojas. Ella necesitó pocos minutos para desvestirse y acostarse y después la casa quedó sumida en sombras "
John Cheever
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Se trataba de un fondo blanco sobre el que destacaban líneas curvas de color rojo. Las líneas que resultaron ser letras.
Era un mensaje en forma de puzzle. Nathalie dejó el libro que acababa de abrir para obsrvar el profreso del puzle. De vez en cuando, François volvía la cabeza hacia ella. El espéctaculo de la revelación avanzaba hacia su desenlace. Solo quedaban unas cuantas piezas, y ya Nathalie acertaba a adivinar el mensaje, un mensaje construido con meticulosidad, mediante cientos de piezas. Sí, ahora ya podía leer lo que ponía: ¿Quieres casarte conmigo?
La delicadeza, de David Foenkinos
Era un mensaje en forma de puzzle. Nathalie dejó el libro que acababa de abrir para obsrvar el profreso del puzle. De vez en cuando, François volvía la cabeza hacia ella. El espéctaculo de la revelación avanzaba hacia su desenlace. Solo quedaban unas cuantas piezas, y ya Nathalie acertaba a adivinar el mensaje, un mensaje construido con meticulosidad, mediante cientos de piezas. Sí, ahora ya podía leer lo que ponía: ¿Quieres casarte conmigo?
La delicadeza, de David Foenkinos
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- Odel
- No tengo vida social
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Una vez (…) mi madre me dijo que es cierto que los libros pueden cambiar con los años igual que las personas cambian con el tiempo, pero que la diferencia está en que casi todas las personas al final te abandonan a tu suerte, cuando llega un día en que no obtienen de ti ningún provecho o ningún placer o ningún interés o al menos, algún buen sentimiento, mientras que los libros jamás te abandonan. Tú los abandonas a ellos a veces, y a algunos incluso los abandonas durante muchos años, o para siempre, pero ellos, los libros, aunque los hayas traicionado, jamás te darán la espalda. En completo silencio y con humildad te esperan en la estantería. Te esperan incluso decenas de años. No se quejan. Hasta que una noche, cuando de pronto necesitas uno, aunque sea a las tres de la madrugada, aunque sea un libro que has rechazado y casi has borrado de tu mente durante muchos años, no te decepciona y baja de la estantería para estar contigo en ese duro momento. No echa cuentas, no inventa excusas, no se pregunta si le conviene, si te lo mereces y si aún tienes algo que ver con él, sencillamente acude de inmediato cuando se lo pides. Jamás te traiciona"
Oz, Amos. Una historia de amor y oscuridad
Oz, Amos. Una historia de amor y oscuridad
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
me encanta tu párrafo Odel, guardo muy buen recuerdo de este libro
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- Gretogarbo
- Vivo aquí
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- Registrado: 11 Abr 2007 11:10
- Ubicación: Aquí pero deseando regresar
Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Y rodando como un tronco sobre la cama alcancé la tibia espalda de mi prima, procurando sin conseguirlo atraer su atención sobre los libros apilados en el suelo, que señalé con el dedo como si acusara la presencia de alguna alimaña: torcidos pilares de volúmenes, tenebrosas materias esquinadas, una confusa armazón de títulos metálicos, tintineantes, vernáculos:... Una finísima capa de polvo los cubría.
La oscura historia de la prima Montse. Juan Marsé.
La oscura historia de la prima Montse. Juan Marsé.
Recuento 2024
Ayer: El inventor. Miguel Bonnefoy
El Puerto Prohibido. T. Radice, S. Turconi
Hoy: Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo
El tesoro del Cisne Negro. P. Roca, G. Corral
Ayer: El inventor. Miguel Bonnefoy
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Hoy: Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo
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- bibliófaga
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- Registrado: 04 Oct 2011 11:10
Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Una imagen no vale más que mil palabras.Al contrario: sus trazos y colores sólo tienen sentido si proyectamos sobre ellos palabras como "tigre" o "azul".Además la imagen nos la impone el artista según su voluntad, mientras que al leer "mujer" imaginamos libre y deseosamente a la nuestra.
"Ceci n'est pas une pipe", escribió Magritte tras pintar una pipa.La palabra tampoco es la cosa pero, al menos, la imagen que provoca en nosotros encarna nuestra propia, íntima, verdadera realidad.
José Luis Sampedro.
Me gusta este hilo, gracias.
"Ceci n'est pas une pipe", escribió Magritte tras pintar una pipa.La palabra tampoco es la cosa pero, al menos, la imagen que provoca en nosotros encarna nuestra propia, íntima, verdadera realidad.
José Luis Sampedro.
Me gusta este hilo, gracias.
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- Calandria
- No tengo vida social
- Mensajes: 2463
- Registrado: 17 Mar 2010 21:17
- Ubicación: Buenos Aires, Argentina
Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
"Estuvo fuera diez minutos largos. Sobre el escritorio había un estante con libros mal colocados y Mattia se entretuvo leyendo los títulos. Eran los mismos de siempre. Juntó las iniciales de todos pero no resultó ninguna palabra sensata. Le habría gustado descubrir un orden lógico en aquella sucesión de objetos; él, por ejemplo, seguramente los habría colocado según el color del lomo, siguiendo el espectro electromagnético , del rojo al violeta, o bien según la altura, de mayor a menor."
La soledad de los números primos - Paolo Giordano
La soledad de los números primos - Paolo Giordano
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Pese a haberse criado en una casa que consideraba llena de libros y buen gusto, Joey se quedó atónito ante la cantidad de libros encuadernados en tapa dura y evidente gran calidad del botín multicultural que el padre de Jonathan había acumulado durante sus distinguidas etapas de residencia en el extranjero.
Libertad, de Jonathan Franzen
Libertad, de Jonathan Franzen
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Como nadie en mi familia había mencionado su nombre durante mucho tiempo, yo lo creía muerto. Pero Townsend había abierto hace años una tienda de libros usados en Santa Mónica y tenía un aspecto estupendo, casi radiante a pesar de sus ochenta años. Me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
Chump Change, de Dan Fante
Chump Change, de Dan Fante
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Para compensar su personalidad hogareña y su incapacidad para comunicarse, Amy había lído todo lo que había caído en sus manos: historia, poesía, narrativa, ensayo... Y también libros de mierda: desde las memorias de Nixon hasta las de Donald Trump, Og Mandino e Irving Wallace. Es decir, dos o tres libros a la semana desde que cumpliera los diez años. Su pasión eran los penes y los libros.
Chump Change.-Dan Fante
Chump Change.-Dan Fante
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Sus sueños se habían muerto con él. Los cuentos y libros, desconocidos para el gran público, que para él significaron su vida, nunca serían publicados. Ya nunca alcanzaría el reconocimiento. Lo bello y puro de sus palabras y fantasías se había marchitado escondido en su interior. Sus ataques a Dios y a la vida habían tocado a su fin. Él había sido un artista de verdad
un ser humano original, y ahora nunca se sabría.
Chump Chance, Dan Fante
un ser humano original, y ahora nunca se sabría.
Chump Chance, Dan Fante
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Contra una pared del dormitorio de Muley había una librería de madera barnizada que Muley había fabricado para albergar los libros que de vez en cuando le comprabaDeirdre. El chico siempre había dicho que aquellos libros significaban más para él que nada que le hubiera comprado su padre. Pero siempre que lo decía, ella lo miraba con recelo...
Cruzar California, de Adam Langer
Cruzar California, de Adam Langer
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Re: Dedicado a los que sentimos el placer de leer
Un libro de verdad afecta en mayor o menor grado a lo que pensamos y, por tanto, a lo que somos. Cambia en cierta medida, el mundo que consiste, en parte, en la idea que tenemos de él, ya lo adorne y agrande, ya consuma su ruina
No conozco libro, cuando ha importado, que no haya hecho temblar el suelo de la existencia, dislocado la visión pobre, burda que yo tomaba, antes de que la quebrantara, por la realidad.
Un poco de azul en el paisaje, de Pierre Bergounioux
No conozco libro, cuando ha importado, que no haya hecho temblar el suelo de la existencia, dislocado la visión pobre, burda que yo tomaba, antes de que la quebrantara, por la realidad.
Un poco de azul en el paisaje, de Pierre Bergounioux
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