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El resto de lecturas a destacar serían las siguientes:
–El cerebro idiota, de Dean Burnett, un ensayo sobre por qué el cerebro funciona como funciona que me pareció muy interesante.
–Nocturnos, de Andrea Randall, una novela romántica de las pocas que no me han dejado despotricando contra la protagonista.
–El efecto Marcus, de Jussi Adler-Olsen.
–Un robot en mi jardín, de Deborah Install, una historia sobre un robot de lo más tierna.
–El ojo fragmentado, de Brent Weeks. El que menos me ha convencido de todos los que he leído de Weeks, pero bueno…
También he tenido gratas sorpresas leyendo historias de algún que otro forero, como Orissa, de Alberto Ruda y Sonrisa de madera, de Cristian Blanco.
Y con otros me he lucido, faltaría más. Voy con el palmarés de los que por un motivo u otro no me han gustado:
–Bellini, de Anna Casanovas. Escribir a toda leche y dejar la historia a medio desarrollar como que no cuela. Es el libro “lo que pudo haber sido y no fue” del año.
–La tierra de las cuevas pintadas, de Jean M. Auel.
–Luces de invierno, de Robyn Carr. Historia navideña garrapiñada y chachi piruli en la que la protagonista no sabe lavarse el pelo con una pierna escayolada.
Y el resto (que recuerde yo ahora) no son para estar en la lista de los que me han gustado mucho, pero tampoco en las que han parecido un horror. Han estado bien sin más. Podría haber sido peor
