Entrevista con León Arsenal, sobre su novela Bandera negra
Publicado: 11 Feb 2017 15:22
Con motivo de la publicación de su nueva novela le hemos pedido a León Arsenal que nos hable un poco de ella y de sus circunstancias. Con un tema que no se ha tratado apenas en literatura, supone todo un reto para el escritor y para el lector abrir una nueva puerta a esa etapa tan violenta y oscura de nuestra historia y a la vez tan apasionante y desconocida. Las guerras carlistas fueron una herida abierta que desangraron todo el siglo XIX en un enfrentamiento fratricida, de las que apenas si tenemos memoria y mucho menos entendemos en este momento. Y si nos son semidesconocidas aun lo es mas el escenario que nos presenta Bandera Negra. Por eso nos parece tan interesante, porque nos descubre un nuevo horizonte para profundizar en nuestras raíces.
¿Por qué Bandera Negra?
Porque es un título perfecto para una novela así. Porque se desarrolla en Levante, durante la I Guerra Carlista, y los seguidores de Cabrera enarbolaban una bandera negra con calavera, tibias, sable y espiga en blanco. También porque se inspira en la guerra entre piratas carlistas y corsarios liberales que tuvo lugar en esas costas. Y porque se alude al Baucán, el pendón templario, que era blanco y negro y que, de manera rocambolesca, también tiene protagonismo en la novela.
Y ganadora del Certamen Letras del Mediterráneo, nada menos.
No exactamente. El ganador soy yo, en la categoría de escritor de novela histórica, por mi trayectoria. Y parte del premio es la financiación de la publicación de una novela histórica ambientada en Castellón. La confusión es lógica, habida cuenta de que es un certamen joven y de funcionamiento original. El premio en todas sus categorías se falló en julio, pero no se hizo público hasta el 31 de enero, y todas las novelas han de estar publicadas como muy tarde en mayo.
De la Antigüedad y la Edad Media al siglo XIX español.
Y en buena hora. El XIX es fascinante. Terrible pero fascinante. Lleno de personajes que podríamos llamar fabulosos, pródigo en sucesos fenomenales, en actos heroicos, en sucesos horrendos… Y la I Guerra Carlista es un suceso transcendental, un hito que ha marcado nuestra historia moderna y que, sin embargo —o quizá justo por eso— se ha olvidado hasta unos niveles increíbles.
Y piratas carlistas…
Ellos se consideraban a sí mismos corsarios o más bien miembros de la armada del pretendiente Carlos de Borbón. Los carlistas de la costa de Tarragona armaban barcas de bou y lanchas para atacar el tráfico de las barcas mercantes entre Barcelona y Valencia. Aprovechaban que casi toda la armada estaba bloqueando las costas vascas, para evitar que los carlistas de la zona recibieran suministros. Y milicianos nacionales de algunas localidades costeras de Castellón, a su vez, armaban faluchos para combatir esa piratería.
¿Cómo es posible que una historia así se haya olvidado?
Pues como se han olvidado tantas y tantos personajes dignos de recuerdo. Ni siquiera en la zona de Castellón guardaban recuerdo de esos choques armados que llegaron a ser tremebundos. Antes de que me preguntes si la novela narra ese episodio, adelantaré que se desarrolla un año antes de que el padrastro de Cabrera, Felipe Calderó, organizase un embrión de armada carlista y se multiplicasen los incidentes armados. La mía es una novela es de aventuras, un homenaje a la literatura de piratas, con el trasfondo de la guerra carlista en Castellón, que fue tremenda tanto en la mar como en tierra, y estuvo llena de episodios épicos. O, si quieres, es literatura de fusión entre la histórica y la de aventuras, algo que no sorprenderá a mis lectores.
¿Y cómo encaja en todo eso un estandarte templario?
Encaja a la perfección. La novela se desarrolla en 1837 y, entre lo mucho que hemos olvidado, está el fenómeno del Romanticismo. Eso fue un terremoto mental e ideológico, y uno de sus parámetros fue la vuelta de la mirada atrás. Aquella fue también una época en la que estaban en plena efervescencia las sociedades secretas, que trabajaban en las sombras para derrocar regímenes políticos contrarios. Se resucitan simbologías y se invocaban supuestas herencias milenarias. Por supuesto, en un caldo de cultivo así, los templarios y sus símbolos no podían estar ausentes. Ya desde el siglo XVIII, Europa hervía de grupos que presumían custodiar los secretos templarios y se invocaba su memoria para justificar aventuras políticas y revoluciones.
Volviendo al premio, ¿lo consideras un espaldarazo importante?
Un reconocimiento, más bien. Tengo en mi haber ya ocho novelas históricas y varios premios de primera línea en este género. Que me otorguen el Galardón Letras del Mediterráneo es para mí todo un honor pues es un premio a toda mi trayectoria en la narrativa histórica y como tal lo acepto. Detesto a los que agarran premios y luego van por ahí desdeñándolos. Un premio siempre es para mí motivo de orgullo.
¿Por qué Bandera Negra?
Porque es un título perfecto para una novela así. Porque se desarrolla en Levante, durante la I Guerra Carlista, y los seguidores de Cabrera enarbolaban una bandera negra con calavera, tibias, sable y espiga en blanco. También porque se inspira en la guerra entre piratas carlistas y corsarios liberales que tuvo lugar en esas costas. Y porque se alude al Baucán, el pendón templario, que era blanco y negro y que, de manera rocambolesca, también tiene protagonismo en la novela.
Y ganadora del Certamen Letras del Mediterráneo, nada menos.
No exactamente. El ganador soy yo, en la categoría de escritor de novela histórica, por mi trayectoria. Y parte del premio es la financiación de la publicación de una novela histórica ambientada en Castellón. La confusión es lógica, habida cuenta de que es un certamen joven y de funcionamiento original. El premio en todas sus categorías se falló en julio, pero no se hizo público hasta el 31 de enero, y todas las novelas han de estar publicadas como muy tarde en mayo.
De la Antigüedad y la Edad Media al siglo XIX español.
Y en buena hora. El XIX es fascinante. Terrible pero fascinante. Lleno de personajes que podríamos llamar fabulosos, pródigo en sucesos fenomenales, en actos heroicos, en sucesos horrendos… Y la I Guerra Carlista es un suceso transcendental, un hito que ha marcado nuestra historia moderna y que, sin embargo —o quizá justo por eso— se ha olvidado hasta unos niveles increíbles.
Y piratas carlistas…
Ellos se consideraban a sí mismos corsarios o más bien miembros de la armada del pretendiente Carlos de Borbón. Los carlistas de la costa de Tarragona armaban barcas de bou y lanchas para atacar el tráfico de las barcas mercantes entre Barcelona y Valencia. Aprovechaban que casi toda la armada estaba bloqueando las costas vascas, para evitar que los carlistas de la zona recibieran suministros. Y milicianos nacionales de algunas localidades costeras de Castellón, a su vez, armaban faluchos para combatir esa piratería.
¿Cómo es posible que una historia así se haya olvidado?
Pues como se han olvidado tantas y tantos personajes dignos de recuerdo. Ni siquiera en la zona de Castellón guardaban recuerdo de esos choques armados que llegaron a ser tremebundos. Antes de que me preguntes si la novela narra ese episodio, adelantaré que se desarrolla un año antes de que el padrastro de Cabrera, Felipe Calderó, organizase un embrión de armada carlista y se multiplicasen los incidentes armados. La mía es una novela es de aventuras, un homenaje a la literatura de piratas, con el trasfondo de la guerra carlista en Castellón, que fue tremenda tanto en la mar como en tierra, y estuvo llena de episodios épicos. O, si quieres, es literatura de fusión entre la histórica y la de aventuras, algo que no sorprenderá a mis lectores.
¿Y cómo encaja en todo eso un estandarte templario?
Encaja a la perfección. La novela se desarrolla en 1837 y, entre lo mucho que hemos olvidado, está el fenómeno del Romanticismo. Eso fue un terremoto mental e ideológico, y uno de sus parámetros fue la vuelta de la mirada atrás. Aquella fue también una época en la que estaban en plena efervescencia las sociedades secretas, que trabajaban en las sombras para derrocar regímenes políticos contrarios. Se resucitan simbologías y se invocaban supuestas herencias milenarias. Por supuesto, en un caldo de cultivo así, los templarios y sus símbolos no podían estar ausentes. Ya desde el siglo XVIII, Europa hervía de grupos que presumían custodiar los secretos templarios y se invocaba su memoria para justificar aventuras políticas y revoluciones.
Volviendo al premio, ¿lo consideras un espaldarazo importante?
Un reconocimiento, más bien. Tengo en mi haber ya ocho novelas históricas y varios premios de primera línea en este género. Que me otorguen el Galardón Letras del Mediterráneo es para mí todo un honor pues es un premio a toda mi trayectoria en la narrativa histórica y como tal lo acepto. Detesto a los que agarran premios y luego van por ahí desdeñándolos. Un premio siempre es para mí motivo de orgullo.