CP XV - ¡Qué no se diga más! - Edgardo Benitez

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CP XV - ¡Qué no se diga más! - Edgardo Benitez

Mensaje por lucia »

¡Qué no se diga más!

El resplandor de la luna iluminaba la figura silenciosa del párroco que avanzaba por el camino. Tenía cita con un reo.
El portón de hierro de la celda del «Filósofo» chirrió cuando abrió el celador.
—Has pedido mi presencia acá, me lo ha dicho, Ruth.
—Sí, padre, lo esperaba. Ruth me ha hablado de usted. Pero pensé que ya no vendría.
—El Señor nunca olvida ni desampara a sus hijos, ¡nunca lo dudes!
—¿Ah? Y me lo dice a mí, padre. Solo vea dónde me encuentro. Siéntese —señalando el catre—. Imagino que no fuma, padre... —continuó, compartiéndole uno de dos cigarrillos sueltos que acariciaba para dejarlo sin arrugas.
—No, gracias. Guárdalo para ti, te hará falta para otro momento.
—¡Guardia...! ¡lumbre! —Gritó, dirigía la voz hacia el pasadizo—. Estos son algunos de los privilegios que goza un condenado a muerte.
El cura comprendió de inmediato el tono sarcástico que encerraban aquellas palabras.
—Vengo de estar en celdas de hasta cincuenta en cinco metros. Como usted sabrá, las cosas nunca andan bien para nosotros, seamos presidiarios o no, ya ve que hasta los guardias se quejan de los malos tratos. El guardián no me permitirá mentir —dijo al momento que el hombre acercaba una cerilla para prenderle el cigarro.
La humedad y el humo del tabaco asolaban a los dos que veían cómo las cucarachas y las ratas rondaban su plática.
—Aquí en prisión te ganas el respeto de los demás si eres perturbado. Pero hay una categoría que según las reglas de los reclusos, no merece respeto ni perdón, al contrario, se vuelcan todos contra ti y tu familia. Tratarán de hacer justicia sin estar implicados. A esa categoría es a la que pertenezco.
—Con lo que has vivido el Señor siempre ha estado contigo, solo que tú no te has dado cuenta —el sacerdote hablaba sentado a la orilla del catre.
—Lo sé, padre, lo sé. Pero es que he perdido la confianza de todos. No crea que me pasé la vida vagando por las calles, secuestrando niños para venderlos o precisando de alguien a quien asesinar. ¡No! Hubo un tiempo que fui joven y estudié, pero me equivoqué. Con esto no pretendo justificar mis actos ni echar las culpas a los chiquillos que he violentado, o a sus padres. Ni pretendo que estos no se enfaden conmigo, al contrario, es por eso que les pido perdón de todo corazón, porque mis crímenes han sido producto de mis debilidades influenciadas por el Demonio.
—Pero…
—No hay “peros” que valgan... Esa es una parte de mi vida que nunca voy a revelar. Solamente lo haré con Dios, cuando me toque entregar cuentas. Por ello voy al cadalso con obediencia, porque sé que debo pagar con mi vida. Los facinerosos por momentos somos hijos del Diablo, somos gente mala, vengativa; a nuestro Padre, nos ha implantado sobre la faz de la tierra. Vivimos para servirle y complacerle.
El cura abrió los ojos al escuchar las palabras del Filósofo.
—Siempre hay tiempo para enmendar y volver a los caminos del Señor.
—¿Dijo… tiempo? No creo que tenga mucho tiempo.
La mano inquieta del Filósofo cruzaba el cabello al caminar por el incómodo espacio de la celda para continuar su alegato…
—Pero, padre, ¿usted es de los que cree que trozando cabezas el mundo va a cambiar? —dijo, mirando fijamente al cura—. Si es así, está muy equivocado. Porque la muerte no es el fin de algo, por el contrario, es el inicio de algo. Yo sé que no hay nada que justifique un crimen y que si apruebo un crimen de inmediato me convierto en cómplice, pero en la vena del pueblo se encuentra la creencia de que hay crímenes buenos y crímenes malos. Eso que harán conmigo el día de mañana será un crimen bueno. Pero debo decirle, padre, el haber sido acusado y declarado culpable nada más hizo que me quitara la máscara que tanto lastre significó para mí, y ahora ya no puedo engañar a nadie, todo el mundo sabe lo que soy. Mañana, cuando me reúna con la Muerte, encontraré mi tan ansiada Libertad.
El cura carraspeó ante las palabras del hombre y luego guardaron silencio los dos. El Filósofo, lloraba.
—A eso he venido, que reconozcas tus faltas y te encomiendes al Señor.
—También lo mandé llamar porque hay algo que deseo pedirle. Es un favor personal que quiero merecer de usted.
—Dime, ¿qué es lo que te ocurre?
El cura, intrigado, mostró atención. Le pareció que el preso, le diría algo importante.
—Es acerca de Ruth, mi mujer. Como Usted sabrá, a mi desaparición quedará desprotegida. Pienso en dejar dinero con usted para que ella pueda sobrevivir, con limitaciones, pero subsistirá. Son algunos dineros de algunos trabajos que hice… Sé que usted sabrá administrarlos, padre.
—¿A qué te refieres? Aun no comprendo.
—Que cuando se largue de acá deseo que vaya hasta la oficina de Romualdo, el Licenciado, para que él le entregue mi dinero. Él y Ruth ya saben de esto puesto que platicamos ayer cuando se presentaron a verme. Le ruego siga mis indicaciones.
—Pierde cuidado. Procuraré dar cumplimiento a tu pedido. Estaré al pendiente de tu familia para prodigar lo necesario. Despreocúpate.
—¡Ah! Algo más, padre. Hay otro favor que deseo pedirle.
—A ver, dime.
—Es siempre acerca de Ruth. Deseo saber si existe la posibilidad que ella permanezca en el convento por unos días, al menos por el tiempo que duren estas bullas; sé que corre peligro. Ya he pedido al Resguardo que la proteja, pero desconfío de ellos.
—¿Qué tratas de decir?
—Que me obligaron a «cantar» a cambio de salvaguardar la vida de ella. Por mi parte me es indiferente que quieran dañarme puesto que estoy con un pie en el sepulcro, ¿pero ella?, ella no tiene «vela en este entierro». Esta mañana al recibir la «visita de cárcel» ha venido el inspector a cuestionarme de nuevo y le he dicho toda la verdad. Significa que en poco tiempo “caerán” los otros.
—¿Entonces habrá más capturas, y más ahorcados?
—Debe saber, padre, que tuve que hacerlo, no pude evitarlo.
El cura lo miraba fijamente a los ojos mientras escuchaba.
—Como le decía, por las calles camina gente que no es mala, pero tampoco es buena, y la diferencia con nosotros es que no han sido capturados. Las bandas del pueblo se encargarán de hacer justicia por su propia cuenta. Esa orden llegará desde este mismo penal, desde acá adentro. Ya verá, Padre.
El cura se puso de pie, cerró los ojos y levantó el rostro en señal de confusión mientras abría su libro y se colocaba la estola color morado que llevaba en un estuche. Y dijo:
—¡Ave María purísima!
El reo de pie, inclinó la cabeza.
—Sin pecado concebida, padre. Yo me acuso de haber pecado contra Dios…
—Di tus pecados…
—Me acuso, padre, de matar, he matado y secuestrado por dinero. Ahora imploro el perdón de Dios, porque el de los hombres no lo he podido conseguir...
El Filósofo lloraba de nuevo. “¡Diosito santo, apiádate de mí que soy un pecador!”, continuaba con la cabeza agachada.
—Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
—Amén.
La puerta de la celda chirrió cuando la empujó el guardia.
El resplandor de la luna iluminaba la figura silenciosa del párroco que avanzaba por el camino. Para pensar, le alcanzó ajustadamente el tiempo que le llevaba caminar desde el presidio hasta la oficina de Romualdo, el Licenciado.

II
La puerta de la oficina estaba casi abierta. La voz gruesa salió del fondo de la habitación.
—¡Pase adelante, padrecito!
—Sabes bien a qué he venido.
—Claro que sé a qué ha venido. Me doy cuenta de que hay gente que todavía cree en usted, padrecito.
Se encontraba sentado detrás del escritorio con los pies puestos encima.
—Entrégame el dinero y déjame marchar.
—No tan de prisa, padrecito, y siéntese. Platiquemos un momento, hay cosas entre usted y yo que aún falta aclarar. Usted sabe de qué hablo —dijo señalando la silla de enfrente invitándolo a sentarse—. Mire que, en este pueblo tan pequeño, en el que solo hay dos calles truncadas, es muy fácil descubrir que ni tú eres sacerdote ni yo soy abogado. Con la diferencia que, al medir su palabra contra la mía, creo que yo saldría ganancioso, puesto que el alguacil y el Alcalde me deben tantos favores que no se atreverían a poner en duda mi palabra. ¿Y a los pobladores? A estos pueblerinos los tengo tan “amarrados”, que todos corren hacia mí para que les resuelva sus problemas. ¿O prefieres que los lleve a conocer dónde tienes enterrado al verdadero párroco?
—Toma tu parte y entrégame el resto —repulsó.
—Dispondrá del dinero ajeno, padrecito. Este dinerito según entiendo no es suyo ya que corresponde a la viuda del Filósofo.
—Eso es algo que no te incumbe. Yo sabré como arreglármelas. Así que dame mi dinero, el que me corresponde de los trabajos que se han hecho.
—Así me gusta, padrecito. Como dicen por acá “cuentas cabales, amistades largas”.
Apartó un par de fajos de billetes del ataché que tenía bajo el escritorio. “Qué no se hable más del asunto”, dijo, “con esto basta. Así quedan saldadas nuestras cuentas, padrecito. Lástima que «El Filósofo» “lo pusieron en la sombra” y mañana lo purgarán. Dicen que lo denunció su misma esposa. ¡Quién sabe! Por el momento nos quedamos sin proveedor… Ya aparecerá otro que nos suministre lo que a “Usted” tanto le encanta. Usted sabe que siempre le seguiremos sirviendo, «Padrecito».
El cura solo escuchaba con la mirada puesta en sus ojos. Recordó las palabras que dijo, el Filósofo: «Habrá más capturas y más ahorcados» … Eso lo hizo reaccionar.
Con la rapidez de un cascabel, saltó de la silla y le cruzó el cuello con el estilete que estaba sobre el escritorio. No le dio tiempo de nada. El Licenciado quedó sentado con los pies sobre el escritorio.
Por la madrugada, cuando el sol apenas alumbraba al poblado, «el Filósofo» era llevado a la horca, la misma hora que algunos feligreses vieron al párroco en su carruaje salir del pueblo acompañado de Ruth. Tomaron la calle rumbo al norte, dijeron.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Raúl Conesa
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Raúl Conesa »

No puedo decir que me convezca, por desgracia, y no es por contenido, sino por forma. Hay algunas inconsistencias en los diálogos (casi todo es formato español, pero hay un poco en formato anglosajón). Hay algunas comas que sobran por completo, y me distrae el uso de entrecomillados de dos tipos distintos, y en la mayoría de casos aplicados a palabras y expresiones comunes. Finalmente un par de acentos incorrectos por aquí y por allá, nada digno de destacar, si no fuera porque uno está en el título :twisted: .

A nivel de argumento y personajes, nada que objetar. Da la sensación de estar mirando a un punto muy concreto de una historia más grande, como si fueran un par de escenas en una novela. Los diálogos un poco formales para mi gusto, pero podría ser que no esté acostumbrado a la forma de hablar al otro lado del charco.

En resumen: buen contenido, mala forma. Las cuestiones mencionadas al principio me sacan de la historia, me recuerdan que estoy leyendo algo.
Era él un pretencioso autorcillo,
palurdo, payasil y muy pillo,
que aunque poco dijera en el foro,
famoso era su piquito de oro.
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Aquí hay una historia.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Tolomew Dewhust »

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Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Gavalia
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Gavalia »

Reconozco que me cuesta más opinar sobre un texto escrito por un autor del otro lado del atlántico. Ciertas expresiones o intenciones entre líneas me hacen algo confusa la lectura.
La historia creo que la entiendo, aunque se me escapan ciertos matices importantes en tu prosa a la hora de seguir concentrado en el relato y no tener que pararme a pensar.
Me ha sorprendido el papel del cura. No lo he visto venir. La idea es buena. Mezcla bien el dolor con la resignación. La segunda parte termina con la monotonía del monólogo para comenzar a transmitir acción y una conclusión creo que previsible. Alguna faltilla y alguna que otra coma sobran.
Suerte
En paz descanses, amigo.
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rubisco
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por rubisco »

Hola, autor; hola, autora :hola: :

Nos presentas un relato de un (falso) sacerdote que visita a un condenado a muerte, quien confiesa algunos crímenes y le confía el sostenimiento de su esposa y futura viuda. Cuando el (falso) clérigo va a buscar el dinero tiene una trifulca con el custodio del dinero, al que acaba matando para que no desvele sus planes. Finalmente, el (falso) cura y la viuda marchan juntos cuando el reo está siendo ajusticiado.

La historia es un tanto oscura :batman: y la forma de presentarlo me ayuda a meterme en ambiente; hay detalles, como las ratas y las cucarachas, que están muy bien ubicados en el timing, así como los comportamientos de los personajes. Ambas cosas me parecen muy logradas.

El argumento en sí me parece bien traído, aunque la conclusión me ha resultado incompleta: ¿por qué se van juntos? ¿porque tenían una aventura? ¿porque él la ha obligado a acompañarle? No me queda del todo claro :nono: .

Los diálogos también me parecen adecuados. En especial me parece memorable la forma de hablar del reo, quien tiene ese aura de filósofo y parece desprender la libertad que le da saber que en pocas horas terminará su sufrimiento.

Lo peor trabajado, a mi juicio, es el estilo. Hay ciertos fallos de puntuación que me parecen propios de una escritura apresurada, pero me preocupa más que, mientas el (falso) cura habla con el licenciado, se produzca un baile notorio en la forma de tratar los diálogos: pasas del diálogo directo (con guion) al diálogo indirecto (con comillas insertas en la narración). No he terminado de entender el porqué de esa decisión.

Por otra parte, no te prodigas mucho con las figuras literarias, pero al menos las que usas me parecen bien ubicadas. No es que sea fan del lema “menos es más” pero en este caso pasarse es malo y tú, por suerte, no lo has hecho.

Para finalizar, la historia me parece ambiciosa y bien planteada, aunque con un desarrollo que se va desinflando conforme avanza el relato y que acaba de forma algo insulsa para lo que podía haber sido. Yo (yo) hubiera dado algo más de protagonismo al final, dando alguna pincelada sobre qué relación había entre el (falso) cura y la viuda, o incluso lo hubiera hecho más desgarrador haciendo que fuera el ajusticiado quien, como última imagen antes de morir, viera al (falso) cura llevándose a su mujer :twisted: . También habría intentado tirar del hilo para ver quién se escondía detrás del (falso) sacerdote.

Es un relato con mimbres para ser mejor, sin duda. No sé si le falta oficio, revisión o práctica, pero cualquiera de las tres es reparable.

Gracias por compartirlo y mucha suerte :60: .
Última edición por rubisco el 21 Abr 2020 11:13, editado 1 vez en total.
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Tolomew Dewhust »

rubisco escribió: 20 Abr 2020 14:22... el cura y la viuda marchan juntos cuando el reo está siendo ajusticiado.

... hubiera dado algo más de protagonismo al final, dando alguna pincelada sobre qué relación había entre el cura y la viuda, o incluso lo hubiera hecho más desgarrador haciendo que fuera el ajusticiado quien, como última imagen antes de morir, viera al cura llevándose a su mujer...
Ojo que no es el cura, eh, :lista:, es un suplantador.
El autor del relato escribió: Mire que, en este pueblo tan pequeño, en el que solo hay dos calles truncadas, es muy fácil descubrir que ni tú eres sacerdote ni yo soy abogado.
...
¿O prefieres que los lleve a conocer dónde tienes enterrado al verdadero párroco?
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Iliria
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Iliria »

El principal pero que le veo a este relato es que los personajes aparecen como muy planos, muy estereotipados, a los que les haces hablar con frases muy hechas. Esta sensación la he tenido sobre todo en la primera parte, en la de la confesión. Algo que le pesa al "Filósofo" y un poco de refilón al cura.
Se puede subsanar esto con frases más rompedoras o bien hacer que las acciones de los personajes se salgan de lo habitual. Trata de sorprender al lector.

Luego lo compensas, eso sí, con el giro final que le das a la trama.
En conjunto no ha quedado mal, sólo te ha faltado pulirlo un poco.

Gracias por participar, y suerte :hola:
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón :101:
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
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Mister_Sogad
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Mister_Sogad »

Autor/a, antes de nada debo decir que tu relato no ha sido fácil de leer en mi primera lectura pero, aún así, creo que has hecho un buen esfuerzo en desgranar lo que querías sin darlo todo masticado o fácil al lector, y eso yo siempre lo agradezco.

La historia no me llama mucho por mis gustos personales me temo. Soy poco amigo de la temática cárcel+arrepentimiento. Pero no te preocupes, que no influirá en mis decisiones finales.

Creo que en cuanto a las ideas me ha gustado ese intento del reo de aceptar lo que es y, sobretodo, esos detalles ocultos que vamos descubriendo (como la oscuridad del cura y la del abogado). También quiero destacar en positivo el cómo has plasmado las personalidades de tus personajes, que creo es acertada para la historia que planteas.

Sin embargo, ya digo que me he sentido algo confundido en la lectura, que no ha sido fácil de leer tu texto. En este caso creo que es por la narración, el uso de algunas palabras y frases, y la colocación de algunos signos de puntuación. Puede que tuvieras problemas para repasar adecuadamente el texto, pues pienso que en uno o dos repasos hubieras cazado las cosas que comento y haberlo solucionado.

Espero que saques algo constructivo de mis comentarios, que es mi intención. Mucha suerte en el concurso!! :60:
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raumat
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por raumat »

Ese falso párroco era un demonio... :twisted: Asesino, secuestrador... Y acaba llevándose el dinero y a la mujer... ¡Qué jodío! :lol:
Retorcida y truculenta trama que mantiene el suspense hasta el final. Me ha gustado.
Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.
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rubisco
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por rubisco »

Tolomew Dewhust escribió: 20 Abr 2020 15:13
rubisco escribió: 20 Abr 2020 14:22... el cura y la viuda marchan juntos cuando el reo está siendo ajusticiado.

... hubiera dado algo más de protagonismo al final, dando alguna pincelada sobre qué relación había entre el cura y la viuda, o incluso lo hubiera hecho más desgarrador haciendo que fuera el ajusticiado quien, como última imagen antes de morir, viera al cura llevándose a su mujer...
Ojo que no es el cura, eh, :lista:, es un suplantador.
El autor del relato escribió: Mire que, en este pueblo tan pequeño, en el que solo hay dos calles truncadas, es muy fácil descubrir que ni tú eres sacerdote ni yo soy abogado.
...
¿O prefieres que los lleve a conocer dónde tienes enterrado al verdadero párroco?
No sé dónde dejé yo esa parte, que la había entendido perfectamente y cuando vine a comentar me se[/] había olvidado :comp punch: .
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Mister_Sogad
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Mister_Sogad »

¿Sabes, autor/a? Dándole vueltas a tu relato me pregunto ¿y si hubieras ahondado más en lo que tanto unos como otros de tus personajes han hecho? Tal vez narrando en plan flashback alguno de los crímenes; no sé si hubiera hecho que el relato ganara o no, pero sí hubieras podido jugar algo más para construir los personajes o, incluso, con las motivaciones de estos; más aún, incluso tal vez hubieras podido jugar con temas "sobrenaturales" que, en mi opinión, podías haber añadido a alguno de los razonamientos del reo.

Pero son solo ideas!

Suerte!!
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Tolomew Dewhust »

rubisco escribió: 20 Abr 2020 14:22 El argumento en sí me parece bien traído, aunque la conclusión me ha resultado incompleta: ¿por qué se van juntos? ¿porque tenían una aventura? ¿porque él la ha obligado a acompañarle? No me queda del todo claro :nono: .
El Licenciado da a entender que fue justamente la viuda quien delató al Filósofo, por lo que se puede llegar a la conclusión de que, efectivamente, el (falso) cura y la viuda tenían una aventura y planearon la movida esta.

Dicho lo cual:

Montar un relato a base de diálogos es muy complicado, y sales airoso del trance. A mí es algo que no me gusta, pero eso es entrar ya en gustos personales.

La forma, como han mencionado otros compañeros, no es la mejor, pero se valora el esfuerzo y creo que, más o menos, mantienes bien el tipo hasta el final.

La historia sí, la historia es el punto fuerte del relato. Es de esas que quedan flotando en la azotea del lector días después. Uno recuerda lo bueno: el argumento, y se olvida un tanto de la narración, que tal vez sea el punto flaco del texto.

Me gusta bastante: una idea potente y bien desarrollada, aunque con una narración mejorable.
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por Tolomew Dewhust »

El título (creo que) es igualmente mejorable, :comp punch:.
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rubisco
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Re: CP XV - ¡Qué no se diga más!

Mensaje por rubisco »

Tolomew Dewhust escribió: 23 Abr 2020 15:56
rubisco escribió: 20 Abr 2020 14:22 El argumento en sí me parece bien traído, aunque la conclusión me ha resultado incompleta: ¿por qué se van juntos? ¿porque tenían una aventura? ¿porque él la ha obligado a acompañarle? No me queda del todo claro :nono: .
El Licenciado da a entender que fue justamente la viuda quien delató al Filósofo, por lo que se puede llegar a la conclusión de que, efectivamente, el (falso) cura y la viuda tenían una aventura y planearon la movida esta.
Voy a tener que llevarte en el bolsillo :lol: . En el derecho llevo las llaves y el móvil y en el izquierdo la cartera con sus deudas.
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