CTN - Hace frío lejos del hogar

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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kassiopea
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CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por kassiopea »

HACE FRÍO LEJOS DEL HOGAR


Giró la manija del grifo de agua caliente. Presa del ansia, no esperó a que la bañera se llenara del todo y saltó dentro, temblando. El agua estaba prácticamente hirviendo, justo en el límite antes de causarle quemaduras en la piel, pero apenas era suficiente para paliar su agonía. “Frío”, dijo Liliane. “Tengo tanto frío…”.

Llevaba tan solo unos pocos días viviendo en aquel piso, que era apenas un pequeño y viejo cuchitril en el barrio más pobre de la ciudad. Era lo más barato que había podido encontrar. Tenía algo de ropa y dinero como para sobrevivir algunos días, y tarde o temprano tendría que buscar trabajo. Pero sus recuerdos eran difusos y apenas era consciente de la realidad que estaba viviendo en ese mismo momento. Lejos había dejado a su familia, que no la querían ni la echarían de menos, y a la que incluso le costaba recordar, o al menos eso creía. Sabía que había decidido dejar su antigua vida atrás, para empezar de cero. Sin embargo, todo aquello le parecía lejano y sin importancia, su única prioridad en esos instantes era combatir esa sensación de congelación que le había atrapado unos días atrás, recorriéndole todo el cuerpo, y que apenas era capaz de combatir.

La caldera eléctrica, tan vieja como el piso, no aguantó más y se apagó con un sonoro estertor. Se acabó el agua caliente.

—Hola –dijo el joven, no mucho mayor que ella, en el umbral de la puerta. La observó unos breves instantes y luego arrastró la mirada unos metros más atrás, donde vio abierta la entrada al piso que tenía enfrente–. Eres la nueva vecina, ¿verdad?
—Tengo frío… –acertó a balbucear Liliane–. La caldera… no funciona… agua caliente…

Se había echado una manta encima, pero no dejaba de tiritar. Su vecino estaba desconcertado, obviamente, pues la temperatura ambiental era agradable, pero accedió a acompañarla de buena gana y echar un vistazo al problema. Unos minutos después, la caldera seguía sin funcionar, pero ambos jóvenes se encontraban copulando frenéticamente en la cama. Tras terminar, ella le buscó, se abrazó a él, se acurrucó en su calor. El frío había desaparecido por fin. Lentamente, los dos se durmieron, agotados por el éxtasis del sexo felizmente consumado.

Liliane se despertó desorientada. Desnuda, sentía su piel helada y volvía a tiritar. Junto a ella, su joven vecino no tenía buen aspecto. Yacía también desnudo en la cama, pero su tez estaba extremadamente pálida y el cuerpo rígido y amoratado. Asustada, se vistió con celeridad y salió corriendo a la calle. No comprendía lo que había ocurrido, aunque era perfectamente consciente de que había un cadáver en su cama. Sin embargo, tras unos minutos de trote descontrolado a través de pequeñas y vacías callejuelas, de nuevo una única preocupación le comenzó a atormentar. Se sentía morir de frío. Sus extremidades estaban congeladas y apenas pudo seguir avanzando. Se dejó caer en un callejón oscuro. “Frío”, dijo. “Tengo tanto frío…”.

David llevaba varios años viviendo en la calle. Ya nunca pensaba en su vida anterior. Solo le interesaba hurgar en contenedores de basura en busca de comida no demasiado podrida y pedir de vez en cuando unas monedas que poder canjear por alcohol barato. Cuando encontró a Liliane tirada en el suelo y tiritando, no lejos de donde él solía pernoctar, su única intención fue tratar de ayudarla. Cuando ella se le abalanzó encima, abrazándole y restregándose contra él, no supo cómo reaccionar. Ella se desnudó rápidamente y le quitó también a él su ropa andrajosa. David se dejó hacer, asombrado, pero sintiéndose excitado. Hacía mucho tiempo de la última vez. Llegó rápido al orgasmo, pero a aquella mujer pareció no importarle. Siguió abrazada a él, frotándole con su cuerpo, lo cual le resultaba placentero. Exhausto, no tardó en dormirse. Liliane notó cómo su propio cuerpo entraba en calor. Sintió también cómo el cuerpo de aquel desconocido se iba enfriando. Sintió cómo se helaba, bajando de temperatura poco a poco, pero de forma constante, y fue consciente del momento en que aquel hombre dejó de respirar mientras su corazón colapsaba, cesando de latir definitivamente. Pero ella ya no tenía frío. Cerró los ojos y se durmió apaciblemente.

Cuando despertó, Liliane se sintió nuevamente desorientada y mareada. Comenzó a temblar de frío una vez más y se separó abruptamente del cadáver que yacía junto a ella. Estaban a plena luz del día, pero, afortunadamente, el callejón no debía tener mucho tránsito de gente. Se vistió con rapidez y se escabulló de allí sin mirar atrás, en un terrible déjà vu.
De nuevo, en su mente solo había cabida para el frío que le torturaba. Había olvidado ya este segundo cadáver, tal y como lo había hecho con el anterior. Tal y como lo había hecho con su vida antes del frío. Corrió a duras penas, cada vez más aterida por la gelidez que recorría y paralizaba su cuerpo. No sabía a donde ir, dando tumbos de calle en calle, temblando, mirando con recelo a todo el mundo a su alrededor y sintiendo a la vez sus miradas, a veces temerosas y otras veces cargadas de burla. De repente, sin darse cuenta, chocó con un hombre, alto y fuerte, y acabó sentada en el suelo, todavía tiritando. El hombre inclinó levemente la cabeza y le lanzó una mirada condescendiente.

—Tengo frío… –murmuró ella en un tono apenas audible, y por un momento pensó que esa frase parecía ser lo único capaz de salir por su boca.
—Estás muy lejos de tu hogar –respondió él, observándola con curiosidad.

Su tono era grave, profundo. De alguna manera, sonaba terrible y poderoso. Se agachó hacia ella y le tendió una mano de forma amistosa.

—Liliane… –dijo amablemente, con una sonrisa en los labios, pero sus ojos mostraban una furia abismal–, Liliane… He tenido que venir yo mismo a buscarte.
—¿Quién eres? –preguntó ella, aterrada.
—Pequeño súcubo… ¿No reconoces a tu amo y señor?

Por un momento, el rostro de aquel hombre se transformó en el de una bestia sangrienta, con ojos oscuros e insondables. Su boca se ensanchó, mostrando unos dientes afilados y gigantescos. Su enorme lengua arremetió contra Liliane y le lamió el rostro en una desagradable y húmeda caricia. Su piel adquirió un tono rojizo y comenzó a arder en pequeñas y brillantes llamas.

La visión apenas duró unos segundos y el rostro del hombre regresó a su apariencia anterior. Liliane pensó que así era aún más terrorífica. No obstante, extendió su mano, sujetando la de él, y se dejó incorporar. La mano del hombre irradiaba un calor formidable que de alguna manera se le transmitió a ella, y el frío desapareció por momentos. A pesar de la agradable sensación, aquel hombre le horrorizaba y decidió que era mejor alejarse de él. Le soltó con brusquedad y echó nuevamente a correr, pero cuando apenas había dado un par de pasos, empezó a notar cómo el frío se apoderaba una vez más de su cuerpo. A pesar de ello, continuó con su carrera, sin mirar atrás, aunque podía escuchar perfectamente la estruendosa y macabra risa de aquel hombre, unos pocos metros atrás.

Resoplando, atravesó el soportal abierto y entró en el edificio. Tropezó con algo y se precipitó al resplandeciente suelo de mármol. No reparó en el dolor por el fuerte golpe, tan solo sentía frío. Se encogió en el suelo, tiritando, mientras una figura se acercaba a ella apresuradamente.

El párroco trató de incorporar a aquella joven que había entrado corriendo a la iglesia y se había trastabillado con uno de los bancos.

—Tengo frío… –susurró ella, de forma apenas audible, aunque entonces pareció darse cuenta del lugar donde se encontraba y encontró algo de fuerza en su interior–. Padre, ayúdeme. No quiero volver al Infierno…

En la entrada de la iglesia, un hombre alto y corpulento observaba la escena de brazos cruzados. El cura le miró, aunque apenas pudo distinguir su rostro a contraluz.

—Padre, no deje que me lleve –gimió Liliane, llorando de pánico y sin dejar de temblar–. Es Lucifer…
—Ella no debería estar aquí –dijo el hombre en el umbral de la puerta. Parecía tener cuidado de no introducirse dentro de la iglesia.
—¡Váyase! –gritó el sacerdote, que inconscientemente había comenzado a sujetar su crucifijo en la mano derecha. Junto a él, la muchacha había empezado también a chillar, presa del pánico–. ¡Váyase de aquí! ¡Voy a llamar a la policía!

El cura distinguió un extraño brillo en los ojos de aquel hombre, justo antes de que se diera la vuelta y se marchara de allí. Finalmente, no llamó a la policía, pero sí a una ambulancia para que pudiera hacerse cargo de aquella pobre joven que no paraba de temblar de frío y que parecía estar delirando, mientras no dejaba de gritar y exclamar frases sin sentido.

Unos días después, el párroco se encontraba de visita en el hospital psiquiátrico de la ciudad. Le habían informado recientemente que la joven que acudió a su iglesia había sido internada allí y se encontraba en un estado lamentable. El sacerdote dudaba de que él pudiera hacer algo por ayudarla, pero se sentía en la obligación de al menos visitarla e interesarse por su situación. Cuando el celador que le acompañaba se disponía a abrir la puerta de la habitación donde la habían recluido, se fijó en una pareja de médicos, hombre y mujer, que estaba charlando en el pasillo. Los miró con curiosidad y ambos giraron igualmente sus cabezas hacia él. La doctora le brindó una bonita sonrisa y el doctor inclinó su rostro, a modo de saludo.

—Buenas tardes, padre –le dijo.

El sacerdote devolvió el saludo y entró en la habitación. Había visto un extraño brillo en los ojos de aquel médico y la voz… Creía haberla reconocido.

La habitación era aséptica, tal y como esperaba, y la temperatura en su interior era excepcionalmente elevada. Liliane estaba postrada en la cama, envuelta en una manta térmica. Al párroco no le habían contado todos los detalles, pero al parecer la joven padecía algún trastorno psicótico, que incluía delirios, como el del frío del que no dejaba de quejarse. No obstante, habían intentado mantenerla en unas condiciones que fueran lo más confortables para ella, aunque seguía quejándose de la sensación gélida en su cuerpo. La medicación con calmantes y sedantes tampoco parecía aliviarle y habían dejado de suministrársela. Estaba encerrada bajo llave y con vigilancia, no solo por el posible riesgo de fuga, sino porque había sido acusada de un doble asesinato.

Liliane le vio y extendió su mano hacia él.

—Padre, tengo frío… –le dijo con una voz débil–. Tengo mucho frío…
—Tranquila, niña –respondió el párroco, sujetando la mano de ella entre las suyas–. Todo va a salir bien.
—No, padre –se lamentó Liliane, notando el calor que emanaba de las manos del cura–. No va a salir bien.
De tus decisiones dependerá tu destino.


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Snorry
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Snorry »

En algún ensayo he leído sobre la ruptura de la literatura fantástica propiamente dicha versus la fábula moralizante o el mito religioso. Es un texto que te atrapa, sin resquicios, ágil. No obstante, cuando uno cree que está entrando en el terreno de la fantasía, de repente cae en parámetros del ámbito religioso. El bien y el mal. Esto siempre tiene algo maniqueo. A pesar de estas observaciones, he disfrutado de una muy grata lectura.
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posman
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por posman »

Caramba.., parece una historia del Conde Drácula. Sólo que en versión femenina; es una especie de vampiresa que, en vez de alimentarse de la sangre de sus víctimas —masculinas— se "alimenta" del calor de sus cuerpos y.., de algo más. Bueno de alguna forma tiene que "convencerlos" para que ellos le den su "alimento".
Me gusta el final.. muy explicito.
—Estaba tan asustado que hasta el miedo me abrazaba..
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Yayonuevededos
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Yayonuevededos »

Me sobra un poco la parte del encuentro con "el otro". Vuelve el relato demasiado explícito. Quitaría, por obvio "Es Lucifer", sólo eso. Más que nada por aquello de no dar al lector todo masticado.
Sacando ese punto, el texto tiene buen ritmo y desemboca bien en el final.
Antiguo proverbio árabe:
Si vas por el desierto y los tuaregs te invitan a jugar al ajedrez por algo que duela, acepta, pero cuida mucho tu rey.
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Ratpenat
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Ratpenat »

Yo también lo he visto similar a una historia de vampiros. La historia me ha recordado también un poco a Hellblazer. Sobrenatural con toques de realidad. Muy chulo. Se podría decir que es uno de mis relatos. Muchas gracias por compartirlo :60:
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Gavalia
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Gavalia »

Hola, @Ratpenat . Un saludo. Tiempo sin saber de ti.


El relato me ha gustado, pero más por el ritmo que le has imprimido a la trama que por esta en sí misma. No deja de ser un género bastante trillado en la literatura de terror sobrenatural con demonio de por medio incluido.
Me choca que en un principio no sepa que le pasa, parece humana por lo que cuenta, pero desde el momento que entra en la iglesia, confirmándolo más tarde en el psiquiátrico, sí parece que es consciente de su pertenencia al infierno como un súcubo y que el diablo ande tras ella, supongo que se había escapado del averno para dar rienda suelta a su necesidad de trincarse todo lo que se menea en el mundo de los vivos. Al fin y al cabo eso es un súcubo, de hecho su nombre ya da pistas de serlo.
Lilith, primera mujer de Adam, origen de estos seres mitológicos.
En fin, quizá poco original, pero bien contado.
Saludos.
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
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Ratpenat
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Ratpenat »

Gavalia escribió: 25 Ene 2024 14:45 Hola, Ratpenat . Un saludo. Tiempo sin saber de ti.
Gracias :D . Llevo años casi sin leer ni escribir nada que no sea no ficción y como que ya no tengo mucho en común con el foro, así que poco a poco lo fui dejando :? . Cosas de la vida.
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Tolomew Dewhust
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Tolomew Dewhust »

A mí me va mucho el rollo paranormal, la lucha entre el bien y el mal, los ángeles que velan por los hombres en la tierra y la pugna de Satán por hacerse con el mundo de estos...

Debo confesar que cuando he leído 4 veces la palabra "apenas" en los dos primeros párrafos, y una quinta vez más adelante, he temido lo peor; pero, no, jaja, no vuelve a aparecer y he logrado disfrutar de la historia sin distracciones.

A mí me convence, aunque he echado en falta alguna pincelada que nos muestre de dónde viene la prota (porque me interesa), parte de su biografía antes de despertarse muerta de frío. El título, revelador como pocos, aparte de la conversación con el mismo Lucifer, es lo único que apunta en esa dirección, dando a entender que se ha escapado/salido/caído del mismísimo infierno.

Una última vuelta de tuerca también hubiera estado genial.

Liliane le vio y extendió su mano hacia él.

—Padre, tengo frío… –le dijo con una voz débil–. Tengo mucho frío…
—Tranquila, niña –respondió el párroco, sujetando la mano de ella entre las suyas–. Todo va a salir bien.
—No, padre –se lamentó Liliane, notando el calor que emanaba de las manos del cura–. No va a salir bien.
—Creo que no me he presentado, demonio: mi nombre es John Constantine.


:cunao:
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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jilguero
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por jilguero »



Empecé a leerlo con mucha curiosidad y sonreí satisfecha tras la muerte del mendigo, pensando en que era una asesina en serie, aunque involuntariamente, por ser una "chupadora" de calor. Habría preferido, autor, que hubieras seguido por esos derroteros. La aparición de Lucifer de forma tan explícita le da un quiebro que no he sabido encajar bien como lectora.

Pero es muy posible que sea más una limitación mía, porque me cuesta saltar de un registro a otro, que del texto. Así que no me eches mucha cuenta. :60:


¿Qué me está pasando? :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Berlín »

Anda, otra oveja perdida y otro pastor que la busca. :mrgreen: Un poco más oscura esta oveja y su pastor, eso sí. Pues la idea me encanta, aunque opino lo mismo que el resto que le sobran explicaciones, sobre todo cuando resulta tan claro desde cierto punto cual es la situación, quien es el objeto perdido, de dónde procede y quien es el buscador. Yo lo hubiera cubierto de niebla todo, ya me entiendes, sugerir, sugerir, que el puzle se acabe de montar en la cabeza del lector.

Solo es un apunte por si pasado el concurso lo quieres retocar un poco, pero oye, muy chulo en serio. :60:
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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DarkLady Juliet
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por DarkLady Juliet »

Este relato me recuerda a un forero que no sé si ha participado en el concurso. Como dice Berlín, hablando de ovejas... :cunao:

Pobre cura. Qué mala suerte tiene este gremio con el tema de los demonios. (Bueno, y pobres otros también, claro)
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por noramu »

Vaya, otro que interpreto de diferentes maneras según lo mire.
Por supuesto que es una historia de terror fantástica, con la dicotomía bien y mal por en medio. Yo la verdad es que pensaba que el cura llevaría el mismo camino que sus dos predecesores, dando "calor " a una pobre chica. Y bien podría ser que la chica ya esté en el psiquiátrico desde el principio por enfermedad de esquizofrenia y lo que la haya llevado allí su obsesión por Lucifer y el infierno. O la culpa por haber seducido a un cura haya desatado esas obsesiones. Quizá quien se esté volviendo carne de psiquiátrico sea yo...
Lectura ágil y amena. (Lo de los "apenas" que es lo único que me la ha entorpecido ya te lo ha comentado Tolo).

Gracias por participar en este concurso tan especial y esperando con curiosidad tus explicaciones.
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Ginebra
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Ginebra »

Así que es un pequeña demonia que se alimenta del calor ajeno.. Muy bien escrito, aunque me hubiera gustado con menos explicaciones, sugerir en vez de explicar, como dice Berlín. Aun así, buena idea y buen texto, oscuro como debe ser y con un buen final :D
Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias. Eduardo Galeano


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Isma
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Isma »

Pero mira que sois petardos, si lo dice el mismo Lucifer. No sé cómo quedan dudas. Es una súcubo, un demonio menor que se alimenta del deseo sexual y que consume a sus víctimas. El castigo para la lujuria. Me ha gustado mucho aunque el inicio es un poco tramposete, hablando de su familia y de practicalidades como el alquiler del piso. Habría que ver de dónde saca un (inocente) súcubo esos recursos y recuerdos. En cualquier caso me gusta, me puedo imaginar sin dificultad diversas justificaciones para ello, y la representación de lo que es, con ese frío constante y ese modus operandi, me parece muy buena. También me parece interesante la figura de Lucifer, sobre todo que ande por ahí cotorreando sin ninguna prisa. Si lo hubieras dejado en el umbral de la iglesia sin más habría bastado, al lector ya le queda claro que no entra porque no puede.

También me parece original. Enhorabuena.

posdata. También hay súcubos masculinos. Es interesante que la tradición se enfoque principalmente en las hembras. Otro ejemplo más, supongo, de la represión al deseo femenino: si ellas son lascivas es pecado. Hubiera estado bien que rompieras ese cliché presentando a un protagonista masculino.
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Nínive
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Re: CTN - Hace frío lejos del hogar

Mensaje por Nínive »

3. Hace frío lejos del hogar

El tiempo se me escurre entre los dedos y la energía entre los agujeros de mi cabeza. Con esto quiero decirte, autor, que solo voy a escribir las ideas a vuelapluma que anoté al leer tu relato.
No doy más de sí. Lamento la brevedad, no lo confundas con sequedad, por favor. Abrazo.

Idea:
¿Qué nos quieres contar con la pareja de médicos en el psiquiátrico? ¿Que la institución es el propio infierno? Si esta es tu intención, me parece una idea genial, pero creo que habría que haber jugado más con el despiste del lector para que el final fuera apoteósico.

Ejecución:
El comienzo no lo entiendo. ¿La chica va a buscar al vecino? ¿Ha dejado la puerta abierta de la casa?
No termina de convencerme el cambio de perspectiva al narrar. Primero la chica, luego el sin techo, luego el cura.
La introducción de Lucifer le aporta oscuridad, aunque queda muy matizado en el conjunto. Yo lo hubiera incluido solo en el final.
Siempre contra el viento
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