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Relatos que optan al premio popular del concurso.

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kassiopea
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Mensaje por kassiopea »

Monstruo


En el aire se paladea la sangre.
La noche es clara. La luna derrama plata para descubrir lo oculto, desvela escondrijos y ahuyenta a las sombras. La niña sacude la cabeza. Eso no es bueno para ellas. Se ajusta al cuerpo la tela con la que envuelve a su hermana y tensa el nudo; así el porteo no le lastrará los pasos. Percibe el apretón de sus brazos gordezuelos en las costillas y aspira su aroma a leche tibia para controlar las náuseas que golpean su garganta. Tendrá que buscar algo con lo que alimentarla, pero esa noche, no. Tan sólo puede pensar en huir y alejarse de los filos de los caballeros, de los bastones de los pecheros y de los cascos de las monturas desquiciadas por el estruendo de la batalla.
La falda le resulta pesada. La lana ha absorbido el agua que embebe la tierra y la siente enredarse entre sus piernas, arrastrando barro que se convertirá en láminas de tierra una vez endurecido. Le duele desprenderse de una prenda que cosió su madre, pero no puede ser sentimental en esos momentos. Así que se la desata, la deja caer y se queda con las calzas interiores. El aire frío se le cuela entre la tela y eriza su piel. El temblor hace que el bebé se remueva contra su pecho sin despertarse del todo. La niña la cubre con el manto y aguanta la respiración hasta que se calma. No cree que los caballeros estén cerca, pero toda precaución es poca
Los caballeros… Ellos son los culpables de todo. Fue el señor quien obligó a su familia a abandonar la protección de la muralla cuando nació su hermana. Recordó aquella otra noche de huida entre susurros y urgencia, aunque en aquella ocasión aferraba una mano que le transmitió calma hasta llegar a su destino. Los hidalgos querían a la recién nacida. Unos hablaron de exhibir su cabeza en una jaula como advertencia, una vez separada del cuerpo. Otros murmuraban que sería un desperdicio, puesto que la guerra estaba cerca y podría resultar útil. En todo caso, hierro y fuego. Y las lágrimas de los que la querían. «Somos una familia, y nadie podrá separarnos», había sentenciado su padre. Cuánto se había equivocado. Un calor desconocido que nace desde el interior de sus entrañas le prende la carne y le cubre la piel. Aprieta los puños hasta clavarse las uñas en las palmas. Todos habían esperado que su padre repudiara a su madre cuando fue obvio que estaba preñada. Nadie habló de su asalto en el río, de cómo regresó al hogar con las ropas rasgadas y cubierta de sangre, de la oscuridad que veló su ojos y cubrió sus gestos durante tanto tiempo. Ella tampoco contó lo sucedido. Se calmaba con las caricias de padre y lloraba en silencio mientras él salía a laborar la tierra. Cuando su vientre comenzó a redondearse, volvió a florecer, hasta que la matrona recibió aquel bulto azulado y escurridizo. Al limpiarle la boca para su primera llanto, supo de la maldición.
Es hora de moverse. Sale del cobijo de la arboleda. Una ligera bruma gris emana de los cuerpos tendidos sobre la explanada. La cabalgada ha dejado decenas de muertos que se descomponen con lentitud a merced de los carroñeros. Sin embargo, esa noche ni siquiera los buitres y las alimañas esparcen trozos de carne ni arrancan tiras de piel. El ambiente se tensa y el viento lleva susurros que nada tienen que ver con la guerra de los señores, sino con algo mucho más oscuro, antiguo y tenebroso. Un terror cerval que estremece los huesos. La niña piensa que incluso la luna lo sabe. Y eso significa que están perdidas.
Sus pies chapotean en un líquido viscoso. Salta para esquivar a un peón con la punta de una lanza atravesándole el pecho y a un hidalgo tan pisoteado por las monturas que se ha convertido en pulpa sanguinolenta. Brazos sajados, caballos con las tripas reventadas, rostros marcados por el dolor, manos crispadas hacia el cielo. Pero es incapaz de sentir pena. Aquellos dedos ahora rígidos eran culpables; los ojos velados por la muerte, insensibles al sufrimiento ajeno. Patea a uno de los hombres que aún agonizan entre estertores hasta sumirlo en el silencio de la muerte.
A la niña el ataque la encontró dando de comer a las gallinas. Aún puede sentir el golpeteo de los cascos anunciando el desastre, aunque fueron los gritos de su madre los que la hicieron correr hacia la casa. Cogió su honda y su cuchillo, aquel que padre le había forjado de forma tosca y que ella mantenía afilado con arena y agua. Hubiera luchado hasta el final. Sin embargo, le encomendaron algo diferente. «Coge a tu hermana y corre». Tuvieron que repetírselo y darle un cachete para que reaccionara. «Si la encuentran los pecheros, la matarán y quemarán, y, si lo hace el señor, la usará contra el enemigo». La niña sabe lo que eso significaba. Había estado presente cuando la vieja matrona se lo explicó. La maldición, lo que sucedería. Y cómo debían proceder para que todos estuvieran a salvo. Sin embargo, no pudieron cumplirlo. Al intentar retrasar lo inevitable, el destino les ha ganado la partida
Obedeció. La recogió de la cuna y se la ató al cuerpo. Era blanda y suave, tan cálida que su contacto disipó sus escalofríos. La besó en la cabeza y buscó el mejor camino para que no las descubrieran. El corral. Entre plumas y excrementos, intentó alejarse de la furia de la cabalgada. Sin embargo, no se tapó los oídos, y aquellos gritos que le llegaron desde la entrada rompieron lo poco que le quedaba de niña. Mientras las espadas desprendían reflejos de sangre en sus filos y despedazaban la silueta de sus padres contra la noche estrellada, ella también moría. Entonces corrió como una cobarde. Estaban solas.
Lleva caminando mucho tiempo y está cansada. En algún momento ha perdido la honda, y ahora aprieta los dientes por su estupidez. Llega hasta el río, donde se encuentra con las aceñas destrozadas y el trigo echado a perder. El ruido del agua le reaviva la sed. Se desata a la pequeña y la deja en la orilla para poder agacharse con mayor facilidad. La contempla un momento. Es la niña más bonita que ha visto nunca, aunque está pálida y demasiado callada. Bebe con ansia ahuecando la palma de la mano, y después se moja la manga para escurrirla en los labios de su hermana. La mayor parte del líquido resbala por su rostro, aunque saca la lengua rosada y chupetea.
Un gruñido la estremece. La han pillado desprevenida. Un aullido agudo las marca como presas, después otro y otro… Y las respuestas no se hacen esperar. Un sudor frío le perla la piel al pensar en los dientes afilados desgarrando su carne, en el chasquido de las mandíbulas rompiendo sus huesos y en sus restos esparcidos por el suelo tras una pelea por los mejores trozos. Sangre y piel, mordiscos y muerte. Saca el cuchillo de su guarda y busca en el suelo algo más con lo que defenderse, pero tan sólo encuentra una rama de corteza rugosa El bosque se envuelve en un silencio que se convierte en sentencia. Primero vislumbra el matiz amarillento de sus ojos. Las fauces abiertas, el movimiento lento y calculado de sus cuerpos mientras la rodean. La manada la observa el tiempo suficiente para que el alfa calcule cómo atacar sin derrochar recursos. Un cambio casi imperceptible en el aire, un remolino inesperado. Ella lo sabe un instante antes de que ocurra. Golpea la rama contra una mancha rojiza que salta hacia ella. Se oye un quejido, y luego el aullido del lobo más grande. Huele el hedor del pelaje húmedo junto con algo penetrante que tarda en reconocer: su propio miedo, que le empapaba la túnica y los calzones. No volverán a fallar. Cierran el cerco y entreabren las fauces. El murmullo que proviene de la oscuridad aumenta. Entonces la oye. Su hermana ha roto a llorar, y su garganta se anuda. La ha dejado sola junto al río y se han llegado hasta ella. No va a poder salvarla. El tiempo se paraliza cuando ve la dentellada que primero la deslumbra y transforma después el pálido cuerpo del bebé en un amasijo de carne rojiza y huesos rotos. Un gemido. A través del hueco de las costillas, el corazón se revela con un latido agónico. No llega, no puede ayudarla. Sabe que está muerta.«En cuanto su corazón humano se detenga, emergerá el otro, el del monstruo. Será más pequeño. Pesado y negro como el carbón. Afilará la segunda fila de dientes que mantiene ocultos y destrozará a todo aquel que tenga cerca, porque necesitará sangre fresca. Matadla, decapitadla y quemad sus restos antes de que sea demasiado tarde». Las palabras de la vieja matrona la golpean con la certeza de que ya no hay marcha atrás.

El aullido del alfa la sobresalta. Es un sonido de decepción, de renuncia. Los depredadores dan media vuelta y desaparecen en la noche como las ánimas de las que hablan los ancianos, como si nunca hubieran sido corpóreos, tan sólo una pesadilla o un mal sueño. Sin embargo, el olor de la sangre permanece, y el cuerpo de su hermana continúa despedazado en la orilla. Un aviso sin palabras la golpea la su nuca pidiéndole: «Corre». Sin embargo, no lo hace. Se acerca al cadáver como si algo tirara de ella. El color azulado se ha apoderado de la piel de su hermana como una tela de araña. Ya se enraíza en su vientre y le cubre el rostro. Ve la oscuridad que la envuelve y que retuerce sus dedos, endureciendo su carne, rasgando sus ojos. La mandíbula se desgarra para dar paso a los colmillos alargados. El monstruo se mueve, olfatea y se revuelve hacia ella buscando esos arañazos por los que gotea el líquido caliente. Abre la boca, repta mientas saca la lengua puntiaguda con ansia y se estremece. Ella le acerca el brazo y deja que lo lama. Se da cuenta de que aún aferra el cuchillo y lo desliza sobre su antebrazo para abrir más las heridas. La boca de la pequeña succiona de ellas, pero no la muerde. Es su hermana, siempre lo será. El ser se acurruca en su regazo una vez satisfecha. Restriega su cabeza contra la tela del manto y emite un gruñido de ansiedad como pidiendo sus caricias. Ya no huele a leche, sino a carne muerta y podredumbre. Sin embargo, percibe su necesidad, el vínculo que las une. No es un monstruo. Nunca lo ha sido. Los verdaderos duermen en ese momento sobre sus lechos en el castillo, calientes y seguros con sus armas cerca, sin saber que ella los buscará para que su hermana se alimente.

Una sonrisa asoma a sus labios. En el aire se paladea la sangre.
De tus decisiones dependerá tu destino.


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Tolomew Dewhust
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Joder, qué bueno.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Isma
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por Isma »

Me gusta, muy oscuro y muy bien escrito. Buen relato, enhorabuena.

posdata. Nunca he sabido muy bien qué es el terror cerval y resulta que es terror como de ciervos
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jilguero
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por jilguero »

¡Muy bueno!

Destila tu prosa, tu historia, poesía y ternura, aunque hables de abusos, de hechos sangrientos y de venganza.

Me has hecho conocer nuevas palabras y eso es algo que agradezco mucho. ¡Gracias, pues!


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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por Yayonuevededos »

Un relato muy bueno.
Se agradece que no haya una explicación clara, que hubiera arruinado el clima. En realidad, nada se explicita demasiado, los lectores caemos in media res, cuando el desencadenante ya ha ocurrido, y antes de que se cierre el círculo.
Las imágenes soy muy vívidas y muy oscuras (como debe ser).
Congratulaciones al autor.
Antiguo proverbio árabe:
Si vas por el desierto y los tuaregs te invitan a jugar al ajedrez por algo que duela, acepta, pero cuida mucho tu rey.
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kassiopea
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por kassiopea »

Me ha encantado :ola:

He vivido cada segundo con el alma en vilo, completamente atrapada. Tanto la intriga como la tensión van aumentando frase tras frase y resulta imposible dejar de leer. El final me ha conmovido muchísimo. La mezcla de ternura y oscuridad que impregna todo el relato es fascinante. Tienes mi enhorabuena y mi admiración eterna :eusa_clap:
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Gavalia
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por Gavalia »

Opino igual que el resto, es un relato estupendo que atrapa al lector desde el principio. Debo reconocer que me ha parecido mejor tras una segunda lectura, y es que el asunto de los monstruos nunca me llamó demasiado la atención. Desde que se anuncia la maldición te pones en guardia, siendo el resultado final lo que esperaba.
Saludos.
En paz descanses, amigo.
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jilguero
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por jilguero »

kassiopea escribió: 25 Ene 2024 17:59 Me ha encantado
Kassio, leyéndolo me acordé de Entre luces y sombras. :wink:


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Snorry
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por Snorry »

Excelente ambientación, ritmo intenso. El final se sospecha pero gracias al resto de elementos narrativos se llega a él con deleite. Muy bien.

Solo que negro no sé, quién sabe. El que sepa que tire la primera piedra.
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posman
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por posman »

Es un relato de aquella literatura fantástica ambientada en la época bárbara. Recuerdo que siendo joven —a finales de la era cuaternaria— devoraba cómic de esta temática. En ellos aparecía un guerrero con un taparrabos, empuñando una enorme espada, y estando rodeado de toda clase de bestias, repartía mandobles a diestro y a siniestro intentando abrirse paso para liberar a una chica que ligera de ropa estaba atada a un poste. Mientras a lo lejos y en un sitio elevado había dos siniestros personajes observando la escena. Todo ello en una misma viñeta lo que provocaba que mi imaginación y fantasía se desbocaran como si fueran una manada de búfalos en una estampida. No sé por qué lo dejé.., ah sí, me dediqué a leer otro tipo de "literatura" para adultos.
Este relato me ha gustado mucho pues me retrae hacia aquellos años tan salvajes. Si en los cómic la acción se centra en las viñetas, en esta historia se centra en las niñas desde el principio y hasta el final. Una trama que te atrapa y no te suelta hasta la última palabra, siempre que dejemos que la imaginación y fantasía fluyan por si mismas en estado puro, lo cual puede que no sean buenos condimentos para algunos paladares, pues los sabores son fuertes e intensos. Poco más hay que comentar; ya lo han hecho otros foreros. Buen trabajo.
—Estaba tan asustado que hasta el miedo me abrazaba..
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DarkLady Juliet
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por DarkLady Juliet »

Buen relato. Estaba esperando el momento en el que apareciera el monstruo y no pensé que sería así. Que se los cargue a todos.

:60:
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Ratpenat
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por Ratpenat »

El ritmo es muy similar al que haría Tadeo, aunque él no era muy de fantasía. Cierto es que podría haberlo escrito si él hiciera fantasía y creo que eso tiene mérito. De todos modos seguro que este me lo adjudica alguien porque yo sí soy bastante de fantasía. Gracias por compartirlo :60:
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por Isma »

Vuelvo para hacer un comentario un poco más justo con el texto. El relato está muy bien, hay cosas que me llaman la atención. Un símbolo al comienzo, cuando habla de la plata que revela lo oculto, la plata en concreto que es antagonista de lo antinatural. Las continuas referencias a la sangre y el barro, que llevan a lo feral. Todas las líneas llevan al licántropo. Me gusta que hayas gestado la maldición de esa manera, sin dar más detalles, porque no los necesita, tan solo sosteniendo con coherencia la premisa a lo largo del texto.

Como sugerencia, quizás la palabra hidalgo no me encaje para referirse a los perseguidores porque yo le doy una connotación positiva (no hay mejor ejemplo de hidalgo que nuestro Quijote). Aunque en rigor es un término exacto, un noble no titulado. Quizás hubiera sido mejor llamarlos soldados a secas.

posman escribió: 27 Ene 2024 12:27 [...] un guerrero con un taparrabos, empuñando una enorme espada [...]
Sí...
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jilguero
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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por jilguero »

Isma escribió: 31 Ene 2024 09:24 Todas las líneas llevan al licántropo.
Isma, al leer este texto me acordé también de Lobo, pero cuando he ido a releerlo he vito que ya no está. :shock:


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Re: CTN - Monstruo

Mensaje por kassiopea »

jilguero escribió: 26 Ene 2024 22:06
kassiopea escribió: 25 Ene 2024 17:59 Me ha encantado
Kassio, leyéndolo me acordé de Entre luces y sombras. :wink:
¿En serio? :ojos4: Esto sí que es un halago, jilguerillo. Muchas gracias :chino:

Ha llovido mucho desde que escribí ese relato y me sorprende que alguien se acuerde. Me has dado una alegría :P
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