Si escribo un relato en el que la prota es una hembra de esas dimensiones se da por hecho que estoy huyendo de los estereotipos convencionales, pero es que eso no hace falta ni que lo explique. Me parece evidente. ¿Que cualquier mujer puede interpretar una historia de amor sea como sea? Que no me entere yo de lo contrario. Y cualquier hombre, sea de carne y hueso o de latón. Porque en mis historias caben todo tipo de personajes, los que me leéis sabéis que están llenas de putas, mendigos, suicidas, ladrones etc. Me caben todos y con mucho orgullo. ¿Que esto va en detrimento del objetivo final? ¿Qué objetivo? Si la prota sale volando por los aires. Creo que estáis buscando una coherencia donde no la hay.xabeltrán escribió:Como he dicho, el hecho de presentar a una protagonista tan distinta -como ha dicho la propia Berlín, para huir de los estereotipos- a mí me hace pensar que de alguna manera se intenta reivindicar que cualquier tipo de mujer puede protagonizar una historia de amor apasionada, y al terminar el relato creo que la caricatura hace un flaco favor al objetivo. Objetivo que no sé si tiene el relato, pero es la impresión que tengo yo al leerlo.
Quizá hago como los críticos de arte, quienes encuentran interpretaciones en algunos cuadros que seguro los autores no habían siquiera barajado.
sigamos... pero recordad que sólo soy una pobre diletante de la escritura.