CPVII: Cuando la guerra pase
Publicado: 12 Abr 2012 17:11
Cuando la guerra pase
Hacía tiempo que podía andar por las calles de Nueva york con tranquilidad, sin ruidos de explosiones, sin gente gritando y corriendo para intentar salvar su vida. Ahora lo único que le preocupaba era pasar el tiempo con sus nietos y olvidarse de las espeluznantes imágenes que le venían a la cabeza continuamente al recordar su participación en la segunda guerra mundial. Kevin Miller, a la edad de 68 años ya estaba cansado de guerras y de malos tratos a buenas personas, cansado de ríos de sangre y de actos fatales sin consecuencia alguna. Hacía treinta años que había cesado su participación como militar estadounidense pero las imágenes atroces se sucedían en su cabeza. Había decidido olvidarse de todo y dedicarse a lo que de verdad le importaba , pero algo le inquietaba, alguien había llamado a su teléfono queriendo concertar una cita para hablar de ese periodo de muerte y guerra y desde luego, él no tenía un buen presentimiento.
Habían quedado en central park a media tarde, momento en el que el parque estaba lleno de vida y risas en cada esquina, esto tranquilizaba a kevin y le hacía pensar que no corría ningún peligro. La persona con la que había hablado, le había dicho que llevaría una bufanda negra, Era época de invierno, de lluvias y de frio casi incesante, sería difícil distinguir al sujeto. Kevin llevaba esperando cinco minutos sentado en uno de los bancos del parque cuando alguien le tocó el hombro, al darse la vuelta, distinguió a un hombre de mediana edad, gafas de sol, ropas negras y cabello rubio peinado hacia atrás. El hombre le hizo señas para que saliera del parque y se adentraran en un callejón en el que se vislumbraba una furgoneta negra, kevin no podía distinguir la matrícula. –oiga, ¿qué quiere?, suélteme yo no he hecho nada. – Oh, me temo que si amigo, me temo que si…. Sin mediar palabra el hombre le propinó un golpe y le dejó inconsciente en el suelo, Kevin solo pudo distinguir otra sombra mas acercándose y metiéndolo en la furgoneta.
Hacía mucho frío, estaba encerrado entre cuatro paredes llenas de grafitis con esvásticas nazis, al ver esto, kevin no pudo reprimir un grito mudo de estupor. – Amigo, ya estás despierto, que sorpresa, no pensaba que un viejo como tú pudiese tener tanta fuerza, orgullo mejor dicho. –El hombre hablaba con la voz alzada y haciendo muecas de asco. –¿Que quieren de mi?, hace mucho tiempo que ocurrió, durante la guerra…, cada día me acuerdo de ella… - ¿Qué cada día te acuerdas de ella?, serás hijo de puta-El hombre cogió una barra de metal y le propinó un golpe en las costillas.
-De acuerdo, si fue un accidente, explícame cómo pasó, porque lo que yo tengo entendido es otra cosa, mataste a mi madre maldito bastardo. – No tengo que explicar nada, tú estabas allí mismo cuando ocurrió- kevin hablaba ahora más convencido de sí mismo. –Si es así, ¿ por qué no me acuerdo? –Ahora el hombre rozaba la histeria y sus venas se hacían notar en su ancho cuello. –Verás, si me mantienes aquí mucho tiempo, pronto vendrán a por mí, desde hace unos años tengo asignado una pareja de policía a mi cuidado cortesía del general Morrison, no es la primera vez que por malentendidos del pasado me veo envuelto en estas situaciones…Pero, lo tuyo fué diferente yo no quería hacerlo, tu madre me obligó… -Cuéntame ahora mismo que es eso que dices, o te juro que te mato y me da igual tus escoltas, tus policías ,tus militares o la madre que les parió a todos, no vas a salir de aquí hasta que me cuentes que pasó allí.
-Si es lo que quieres, descubrirás como tus actos no tienen fundamento y apreciarás más a quien está sentado delante de ti, chico.
-Habla ya maldito necio,¿ Acaso quieres morir?
-De acuerdo, Hace treinta años, yo servía en el ejército estadounidense. Me destinaron a Alemania, las guerras eran incesantes, cuando llegué a Berlín pude ver una ciudad reducida a cenizas. Mirase donde mirase no encontraba ningún atisbo de vida. Un colegio sepultado bajo las rocas, árboles destrozados sobre coches...
Fue entonces cuando la vi a ella, a tu madre, llevaba un bonito vestido de época, pero ella era diferente no portaba el miedo en sus delicados rasgos, solo intentaba sortear los escombros con destreza y fue entonces cuando me fijé en lo que llevaba en su regazo.
Se trataba de un niño de no más de ocho meses, envuelto entre la manta de tela blanca no cesaba en su llanto.
-No entiendo que tengo que ver con esa estúpida historia inventada por ti para encubrir que la mataste ,estúpido asesino.- Ahora el hombre lloraba de rabia y se tapaba la cara con sus grandes manos para ocultarlo.
-¿No?, Aquel niño eras tú, por eso cuando llegaron los soldados de mi escuadrón y la vieron allí intentaron arrebatarte de sus manos, pero ella se resistió.
Los soldados estadounidenses parecían divertirse con la escena y le comunicaron a tu madre que solo uno saldría de aquella calle ya derruida por los bombarderos.
Entonces tu madre sin pensárselo dos veces me pidió que la matase a ella y que te pusiese a salvo en una casa que compartíais con otras dos mujeres a las afueras de Berlín. Por supuesto me negué y así se lo hice saber a los soldados, pero entonces ellos me dijeron que como no lo hiciese también te matarían a ti. Tuve que hacerlo, se lo prometí a tu madre, prometí salvarte…
-No puede ser….- el hombre cayó al suelo y empezó a golpearlo con rabia, al instante se puso de pié, empuñó su pistola y apunto hacia kevin. En ese instante, soltó la pistola de golpe y esta cayó al suelo. El hombre había sido penetrado por una bala cerca del corazón, sin duda la policía andaba cerca.
-Gracias agente, me has sacado sano y salvo, ¿has cogido a el otro que estaba en el sótano?
-Sí, cabo Miller, quiero decir, si señor Kevin.
-Bien hecho… ¿El, ha muerto?
-Me temo que si, no ha sobrevivido a la bala, ¿dígame, que sucedió?
-Digamos simplemente, que la venganza es equívoca y que a veces tus actos mejor realizados, pueden traerte consecuencias en el futuro. Encárgate de que tenga un buen funeral y tome, ponga esta foto sobre el ataúd.
En la foto aparecía su madre sonriendo con un pequeño retoño en sus brazos, sonriendo, quizás sin saber que solo unos años después se encontrarían de nuevo para hablar sobre la finalización de una guerra fatal que arrebata tantas vidas allá donde pasase.
Hacía tiempo que podía andar por las calles de Nueva york con tranquilidad, sin ruidos de explosiones, sin gente gritando y corriendo para intentar salvar su vida. Ahora lo único que le preocupaba era pasar el tiempo con sus nietos y olvidarse de las espeluznantes imágenes que le venían a la cabeza continuamente al recordar su participación en la segunda guerra mundial. Kevin Miller, a la edad de 68 años ya estaba cansado de guerras y de malos tratos a buenas personas, cansado de ríos de sangre y de actos fatales sin consecuencia alguna. Hacía treinta años que había cesado su participación como militar estadounidense pero las imágenes atroces se sucedían en su cabeza. Había decidido olvidarse de todo y dedicarse a lo que de verdad le importaba , pero algo le inquietaba, alguien había llamado a su teléfono queriendo concertar una cita para hablar de ese periodo de muerte y guerra y desde luego, él no tenía un buen presentimiento.
Habían quedado en central park a media tarde, momento en el que el parque estaba lleno de vida y risas en cada esquina, esto tranquilizaba a kevin y le hacía pensar que no corría ningún peligro. La persona con la que había hablado, le había dicho que llevaría una bufanda negra, Era época de invierno, de lluvias y de frio casi incesante, sería difícil distinguir al sujeto. Kevin llevaba esperando cinco minutos sentado en uno de los bancos del parque cuando alguien le tocó el hombro, al darse la vuelta, distinguió a un hombre de mediana edad, gafas de sol, ropas negras y cabello rubio peinado hacia atrás. El hombre le hizo señas para que saliera del parque y se adentraran en un callejón en el que se vislumbraba una furgoneta negra, kevin no podía distinguir la matrícula. –oiga, ¿qué quiere?, suélteme yo no he hecho nada. – Oh, me temo que si amigo, me temo que si…. Sin mediar palabra el hombre le propinó un golpe y le dejó inconsciente en el suelo, Kevin solo pudo distinguir otra sombra mas acercándose y metiéndolo en la furgoneta.
Hacía mucho frío, estaba encerrado entre cuatro paredes llenas de grafitis con esvásticas nazis, al ver esto, kevin no pudo reprimir un grito mudo de estupor. – Amigo, ya estás despierto, que sorpresa, no pensaba que un viejo como tú pudiese tener tanta fuerza, orgullo mejor dicho. –El hombre hablaba con la voz alzada y haciendo muecas de asco. –¿Que quieren de mi?, hace mucho tiempo que ocurrió, durante la guerra…, cada día me acuerdo de ella… - ¿Qué cada día te acuerdas de ella?, serás hijo de puta-El hombre cogió una barra de metal y le propinó un golpe en las costillas.
-De acuerdo, si fue un accidente, explícame cómo pasó, porque lo que yo tengo entendido es otra cosa, mataste a mi madre maldito bastardo. – No tengo que explicar nada, tú estabas allí mismo cuando ocurrió- kevin hablaba ahora más convencido de sí mismo. –Si es así, ¿ por qué no me acuerdo? –Ahora el hombre rozaba la histeria y sus venas se hacían notar en su ancho cuello. –Verás, si me mantienes aquí mucho tiempo, pronto vendrán a por mí, desde hace unos años tengo asignado una pareja de policía a mi cuidado cortesía del general Morrison, no es la primera vez que por malentendidos del pasado me veo envuelto en estas situaciones…Pero, lo tuyo fué diferente yo no quería hacerlo, tu madre me obligó… -Cuéntame ahora mismo que es eso que dices, o te juro que te mato y me da igual tus escoltas, tus policías ,tus militares o la madre que les parió a todos, no vas a salir de aquí hasta que me cuentes que pasó allí.
-Si es lo que quieres, descubrirás como tus actos no tienen fundamento y apreciarás más a quien está sentado delante de ti, chico.
-Habla ya maldito necio,¿ Acaso quieres morir?
-De acuerdo, Hace treinta años, yo servía en el ejército estadounidense. Me destinaron a Alemania, las guerras eran incesantes, cuando llegué a Berlín pude ver una ciudad reducida a cenizas. Mirase donde mirase no encontraba ningún atisbo de vida. Un colegio sepultado bajo las rocas, árboles destrozados sobre coches...
Fue entonces cuando la vi a ella, a tu madre, llevaba un bonito vestido de época, pero ella era diferente no portaba el miedo en sus delicados rasgos, solo intentaba sortear los escombros con destreza y fue entonces cuando me fijé en lo que llevaba en su regazo.
Se trataba de un niño de no más de ocho meses, envuelto entre la manta de tela blanca no cesaba en su llanto.
-No entiendo que tengo que ver con esa estúpida historia inventada por ti para encubrir que la mataste ,estúpido asesino.- Ahora el hombre lloraba de rabia y se tapaba la cara con sus grandes manos para ocultarlo.
-¿No?, Aquel niño eras tú, por eso cuando llegaron los soldados de mi escuadrón y la vieron allí intentaron arrebatarte de sus manos, pero ella se resistió.
Los soldados estadounidenses parecían divertirse con la escena y le comunicaron a tu madre que solo uno saldría de aquella calle ya derruida por los bombarderos.
Entonces tu madre sin pensárselo dos veces me pidió que la matase a ella y que te pusiese a salvo en una casa que compartíais con otras dos mujeres a las afueras de Berlín. Por supuesto me negué y así se lo hice saber a los soldados, pero entonces ellos me dijeron que como no lo hiciese también te matarían a ti. Tuve que hacerlo, se lo prometí a tu madre, prometí salvarte…
-No puede ser….- el hombre cayó al suelo y empezó a golpearlo con rabia, al instante se puso de pié, empuñó su pistola y apunto hacia kevin. En ese instante, soltó la pistola de golpe y esta cayó al suelo. El hombre había sido penetrado por una bala cerca del corazón, sin duda la policía andaba cerca.
-Gracias agente, me has sacado sano y salvo, ¿has cogido a el otro que estaba en el sótano?
-Sí, cabo Miller, quiero decir, si señor Kevin.
-Bien hecho… ¿El, ha muerto?
-Me temo que si, no ha sobrevivido a la bala, ¿dígame, que sucedió?
-Digamos simplemente, que la venganza es equívoca y que a veces tus actos mejor realizados, pueden traerte consecuencias en el futuro. Encárgate de que tenga un buen funeral y tome, ponga esta foto sobre el ataúd.
En la foto aparecía su madre sonriendo con un pequeño retoño en sus brazos, sonriendo, quizás sin saber que solo unos años después se encontrarían de nuevo para hablar sobre la finalización de una guerra fatal que arrebata tantas vidas allá donde pasase.