CV2-La lotería - Orr
Publicado: 11 Jul 2014 09:26
La lotería.
Palmeras y playas de arena fina, cielo azul, sol y calor. Tumbado en una hamaca en la playa, oyendo el suave romper de las olas, las gaviotas, las conversaciones ajenas. Cuerpo musculoso, bronceado; bañador moderno, gafas de sol caras, melena, barba. Mi belleza es irresistible, prueba de ello son las mujeres desnudas que se agolpan a mi alrededor, riendo, acariciándome, locas por mí. No solo les atrae mi portentoso físico, también mi personalidad arrolladora. Mi serenidad, mi hombría, mi valentía. Y mi dinero. Soy el puto amo; la envidia de cualquier habitante del planeta. Canto, bailo, conduzco mi ferrari, me follo supermodelos, me alojo en hoteles de cinco estrellas, me sobra el dinero; soy un Dios. Me saco la polla, enorme, y la meto en bocas, en coños, en culos. Me follo tías buenas, espectaculares, despampanantes. Me corro en sus caras, en sus tetas, en sus nalgas prietas. Todo el mundo me envidia. Voy a toda hostia con mi coche por la ciudad, atropello viejas, niños, vagabundos. Me la chupan en el coche y en el yate y en el jet privado. Fumo porros, bebo whisky, esnifo cocaína, me vuelvo loco. Cojo un cuchillo y mato a esas putas, las rajo de arriba abajo, las abro en canal, chillan como cerdas mientras agonizan, me como sus órganos, trituro sus cadáveres. Dios… ¡¿qué he hecho?! Suenan sirenas, llega la policía.
Salgo del baño. Mi madre plancha en la cocina con la radio puesta. El gato se acerca a mí, maúlla. Mi vecino hace ruido con el martillo. Se oye un televisor, gritos, discusiones. Entro en mi habitación, la cama sin hacer, el ordenador encendido, polvo y calor. Me pongo la camiseta, el chándal y las zapatillas. Miro por la ventana, niños juegan en el parque, viejos pasean, jóvenes trapichean a lo lejos. Borrachos beben en las terrazas. Chavales conducen sus motos, ruido. Chicas guapas, grupos de amigos y familias. Empalagosa felicidad, mi más intenso amor platónico. Es verano y hace sol, pero bajo la persiana. Estoy de vacaciones sufriendo, lamentándome. Siento rabia y tristeza; pienso en el pasado, qué hice mal, lo rememoro, qué hice bien, si es que hice algo, cómo empezó todo. Tanta soledad. Le doy vueltas a la cabeza a falta de algo mejor; no hay nada peor. Soledad, vergüenza, autocompasión, ira. Imagino. Lo que escribo es una mierda, ¿quién lo va a leer? Salgo a pasear, solo. La suave brisa del mar alivia el calor asfixiante. Paseo por el puerto donde los niños se bañan, los pescadores pescan y los jubilados hablan. Ya se esconde el sol y el ambiente está tranquilo. Voy por el paseo marítimo. No me siento mal. Montaña rusa. Vuelvo a casa, cojo el coche y doy una vuelta. Otro día más, contando los días que faltan para volver al trabajo y librarme de este infernal vacío. Al menos el vacío que siento en la infernal rutina de mi trabajo es más llevadero. Veo la televisión, leo, escribo, pienso. Muero.
Mi compañero de celda sale hoy. Su familia ha venido a recogerle. Me quedo solo, en silencio, pensativo. Una raya. No debí hacerlo, ¿qué será de mí cuando salga? La vida me consume. Tantos recuerdos, tantos errores. ¿Cómo pude hacerlo? Ahora no me queda nada por lo que vivir. Perdí todo mi dinero comprándome lujos innecesarios, apostando en casinos y pagando las indemnizaciones por mi sanguinario crimen. La sociedad me odia. Ojalá me hubieran condenado a muerte o a cadena perpetua, pero por desgracia en este país no existen esas condenas y tendré que volver a la calle algún día, donde seré repudiado, detestado y temido, tenido por un monstruo inhumano. Que nación de salvajes donde se tortura de manera tan truculenta a un asesino. Me entretengo escribiendo. Espero publicar algún día mi biografía, mi historia. Que la gente sepa de donde vengo y quien soy… ¿Quién soy? Un tarado con dinero. Un loco que tuvo la vil desgracia de hacerse millonario. Todos los días pienso que lo mejor es acabar con todo. Hoy acabaré con todo. Me voy a ahorcar.
Me voy a cenar. Termino de escribir la última frase y vuelvo a la realidad, que tampoco está tan mal. Podría ser peor.
Palmeras y playas de arena fina, cielo azul, sol y calor. Tumbado en una hamaca en la playa, oyendo el suave romper de las olas, las gaviotas, las conversaciones ajenas. Cuerpo musculoso, bronceado; bañador moderno, gafas de sol caras, melena, barba. Mi belleza es irresistible, prueba de ello son las mujeres desnudas que se agolpan a mi alrededor, riendo, acariciándome, locas por mí. No solo les atrae mi portentoso físico, también mi personalidad arrolladora. Mi serenidad, mi hombría, mi valentía. Y mi dinero. Soy el puto amo; la envidia de cualquier habitante del planeta. Canto, bailo, conduzco mi ferrari, me follo supermodelos, me alojo en hoteles de cinco estrellas, me sobra el dinero; soy un Dios. Me saco la polla, enorme, y la meto en bocas, en coños, en culos. Me follo tías buenas, espectaculares, despampanantes. Me corro en sus caras, en sus tetas, en sus nalgas prietas. Todo el mundo me envidia. Voy a toda hostia con mi coche por la ciudad, atropello viejas, niños, vagabundos. Me la chupan en el coche y en el yate y en el jet privado. Fumo porros, bebo whisky, esnifo cocaína, me vuelvo loco. Cojo un cuchillo y mato a esas putas, las rajo de arriba abajo, las abro en canal, chillan como cerdas mientras agonizan, me como sus órganos, trituro sus cadáveres. Dios… ¡¿qué he hecho?! Suenan sirenas, llega la policía.
Salgo del baño. Mi madre plancha en la cocina con la radio puesta. El gato se acerca a mí, maúlla. Mi vecino hace ruido con el martillo. Se oye un televisor, gritos, discusiones. Entro en mi habitación, la cama sin hacer, el ordenador encendido, polvo y calor. Me pongo la camiseta, el chándal y las zapatillas. Miro por la ventana, niños juegan en el parque, viejos pasean, jóvenes trapichean a lo lejos. Borrachos beben en las terrazas. Chavales conducen sus motos, ruido. Chicas guapas, grupos de amigos y familias. Empalagosa felicidad, mi más intenso amor platónico. Es verano y hace sol, pero bajo la persiana. Estoy de vacaciones sufriendo, lamentándome. Siento rabia y tristeza; pienso en el pasado, qué hice mal, lo rememoro, qué hice bien, si es que hice algo, cómo empezó todo. Tanta soledad. Le doy vueltas a la cabeza a falta de algo mejor; no hay nada peor. Soledad, vergüenza, autocompasión, ira. Imagino. Lo que escribo es una mierda, ¿quién lo va a leer? Salgo a pasear, solo. La suave brisa del mar alivia el calor asfixiante. Paseo por el puerto donde los niños se bañan, los pescadores pescan y los jubilados hablan. Ya se esconde el sol y el ambiente está tranquilo. Voy por el paseo marítimo. No me siento mal. Montaña rusa. Vuelvo a casa, cojo el coche y doy una vuelta. Otro día más, contando los días que faltan para volver al trabajo y librarme de este infernal vacío. Al menos el vacío que siento en la infernal rutina de mi trabajo es más llevadero. Veo la televisión, leo, escribo, pienso. Muero.
Mi compañero de celda sale hoy. Su familia ha venido a recogerle. Me quedo solo, en silencio, pensativo. Una raya. No debí hacerlo, ¿qué será de mí cuando salga? La vida me consume. Tantos recuerdos, tantos errores. ¿Cómo pude hacerlo? Ahora no me queda nada por lo que vivir. Perdí todo mi dinero comprándome lujos innecesarios, apostando en casinos y pagando las indemnizaciones por mi sanguinario crimen. La sociedad me odia. Ojalá me hubieran condenado a muerte o a cadena perpetua, pero por desgracia en este país no existen esas condenas y tendré que volver a la calle algún día, donde seré repudiado, detestado y temido, tenido por un monstruo inhumano. Que nación de salvajes donde se tortura de manera tan truculenta a un asesino. Me entretengo escribiendo. Espero publicar algún día mi biografía, mi historia. Que la gente sepa de donde vengo y quien soy… ¿Quién soy? Un tarado con dinero. Un loco que tuvo la vil desgracia de hacerse millonario. Todos los días pienso que lo mejor es acabar con todo. Hoy acabaré con todo. Me voy a ahorcar.
Me voy a cenar. Termino de escribir la última frase y vuelvo a la realidad, que tampoco está tan mal. Podría ser peor.