barrikada escribió:Otro más leído.
Leyendo este relato, y en general en los demás, se aprecia que los autores han escrito sin miedo, de una forma muy directa. Eso por un lado está bien, ya que se gana espontaneidad y alcanzamos a ver los pensamientos del autor, pero por otro lado puede ser algo peligroso al dejarse enmarañar por un halo de delirio incomprensible. En este relato tengo la sensación que el final ha estado a punto de ser así, porque cuando se adivina que no se va a resolver el caso, pensaba que no era suficiente más y que el autor había sabido dar un buen final, pero los párrafos finales creo que están de más. Aparte de eso, me ha parecido uno de los relatos más divertidos de los que he leído, lleno de puntos ingeniosos y una forma más que correcta de describir nuestras andaduras y desventuras por el foro.
Un detalle que me ha gustado es el de hacer referencia a relatos de los concursos, explícita o implícitamente, y gracias por acordarte del chorizo de Cuececulebras. Seguro que después os repetiría muchísimo.
Una impresión a media lectura fue que el autor usa reiterativamente el tono superlativo con fórmulas del tipo "el que más", "jamás", "nunca"... Eso es una fórmula válida, pero hay que saber combinarla con otras. En cualquier caso es un pasaje central porque cuando me vino el pensamiento, desapareció la fórmula.
Buen trabajo, autor, me has hecho pasar un buen rato!
Gracias por tu comentario, barri. La verdad es que te los curras y sabes ver más allá siempre.
En cuanto a lo primero, toda la razón. Ya ha rescatado antes Isma un comentario "anónimo" que trata sobre lo mismo. Culpa mía, de las prisas, el ansia y que no controlo mis criaturas.
El chorizo de Cuececulebras, hombre, por favor. Estas navidades es lo que se lleva. Además, siempre que vas en tren te toca al lado la típica persona que en algún momento del viaje -normalmente coincidiendo con la hora de comer-, saca un bocadillo de chorizo que huele peor que los espárragos
y se pone a comer. O eso, o te toca la niña gritona viendo una película sin auriculares. El chorizo se come en casa, con la familia, compartiéndolo con los amigos... no en un tren.
En cuanto a los superlativos
ni cuenta me había dado. Quizá por el tono histriónico del relato se me han acumulado inconscientemente.
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, acudiendo raudas a tu mente las gracietas que jamás te atreviste a plasmar, no te exime de culpa.
), pero es fantástico ver representada a mi keka de tal forma. ¡Y con Ismita culo prieto de ayudante! ¡Eso ya es alucinante! 
.
) lo has hecho con muchísimo arte. El final me descoloca un poco, pero vamos, en conjunto, muy, muy divertido. 