De tu relato ya dije lo que me nació decir.
Eso si, el tìtulo es inolvidable para mí |
Moderadores: kassiopea, noramu
Eso si, el tìtulo es inolvidable para mí |
No he dicho que lo vaya a hacer en el siguiente.Ratpenat escribió:Ciret, tu sigue por aquí, que cuando no estas se te echa en falta. A ver si es verdad y ganas el siguiente
Quizá hubiera tenido más éxito.Sinkim escribió:He de reconocer que la primera vez que leí el título le puse una ele de más y ya estaba pensando en algo así
Muchas gracias. Creo que me tratas más amablemente de lo que merezco. ¿Cuánto he tardado en escribirlo? Poco, como puedes suponer. Siempre digo que tardo más en tener la idea de que escribir que en hacerlo, claro luego sale como sale .jilguero escribió:Una idea sencilla pero que a mi me ha trasportado marcha atrás en el tiempo, a esa época de la infancia en la que la separación entre el mundo de los adultos y el de los niños es casi abismal. Unos niños que han vivido en un ambiente familiar represivo (ese concepto de pecado lo muestra) y viven ese encarcelamiento casi como una liberación. Me gusta también que simbolices esa separación entre el mundo adulto y el de los niños en la felicidad infantil de conseguir algo tan insignificante (para los adultos) como unas bolas de batería. Por cierto, para mis hermanos lo más precioso eran los bolas de los rodamientos por lo que un cojinete estropeado era una fiesta (yo me moría de envidia porque de las otras tenían muchas y me regalaban algunas pero las metálicas solo me dejaban mirarlas). Las de baterías me da que no dieron con ellas, por fortuna para mi padre.
Cierto es que las comas van a su aire, pero ya he leído que ha sido un problema técnico de los habituales tuyos a la hora de mandar los relatos. También, incluso sin fijarme, hay repetición de palabras muy cercas unas de otras. Vamos, que si le dedicas quince minutos más (por curiosidad, ¿cuánto te llevó escribirlo?) seguro lo dejas muy mejorado en lo formal. Los niños son tal vez muy ingenuos pero si venían de un ambiente muy represivo y llevaban poco tiempo hasta me puedo creer que vivieran unos días felices con sus tres canicas e ilusionados con la idea de conseguir las otras.
Total, entre que lo he leído fuera de concurso, que tenía muchas ganas de leer algo tuyo y que me has transportado a una época que ya desapareció totalmente pero en la que fui muy feliz, me ha resultado la mar de agradable. He leído por ahí que la historia los dejaba fríos, en mi caso no ha sido así, pero supongo que en eso influyen mucho las vivencias propias: me ha resultado fácil ver a esos niños jugando empolvados en el patio y se parecían mucho a mis hermanos.
Para terminar, no te vuelvas a tomar vacaciones tan largas. Ya sabemos que eres perezoso y que, si no es para ganar una apuesta, no estás dispuesto a esforzarte mucho, pero aún así es un placer ver aparecer tu toga y tener la oportunidad de leerte.
Las galaxias no las había visto nunca pero todas las otras sí.ciro escribió:Muchas gracias. Creo que me tratas más amablemente de lo que merezco. ¿Cuánto he tardado en escribirlo? Poco, como puedes suponer. Siempre digo que tardo más en tener la idea de que escribir que en hacerlo, claro luego sale como sale .jilguero escribió:Una idea sencilla pero que a mi me ha trasportado marcha atrás en el tiempo, a esa época de la infancia en la que la separación entre el mundo de los adultos y el de los niños es casi abismal. Unos niños que han vivido en un ambiente familiar represivo (ese concepto de pecado lo muestra) y viven ese encarcelamiento casi como una liberación. Me gusta también que simbolices esa separación entre el mundo adulto y el de los niños en la felicidad infantil de conseguir algo tan insignificante (para los adultos) como unas bolas de batería. Por cierto, para mis hermanos lo más precioso eran los bolas de los rodamientos por lo que un cojinete estropeado era una fiesta (yo me moría de envidia porque de las otras tenían muchas y me regalaban algunas pero las metálicas solo me dejaban mirarlas). Las de baterías me da que no dieron con ellas, por fortuna para mi padre.
Cierto es que las comas van a su aire, pero ya he leído que ha sido un problema técnico de los habituales tuyos a la hora de mandar los relatos. También, incluso sin fijarme, hay repetición de palabras muy cercas unas de otras. Vamos, que si le dedicas quince minutos más (por curiosidad, ¿cuánto te llevó escribirlo?) seguro lo dejas muy mejorado en lo formal. Los niños son tal vez muy ingenuos pero si venían de un ambiente muy represivo y llevaban poco tiempo hasta me puedo creer que vivieran unos días felices con sus tres canicas e ilusionados con la idea de conseguir las otras.
Total, entre que lo he leído fuera de concurso, que tenía muchas ganas de leer algo tuyo y que me has transportado a una época que ya desapareció totalmente pero en la que fui muy feliz, me ha resultado la mar de agradable. He leído por ahí que la historia los dejaba fríos, en mi caso no ha sido así, pero supongo que en eso influyen mucho las vivencias propias: me ha resultado fácil ver a esos niños jugando empolvados en el patio y se parecían mucho a mis hermanos.
Para terminar, no te vuelvas a tomar vacaciones tan largas. Ya sabemos que eres perezoso y que, si no es para ganar una apuesta, no estás dispuesto a esforzarte mucho, pero aún así es un placer ver aparecer tu toga y tener la oportunidad de leerte.
En lo de las bolas había en mi universo infantil varios tipos de canicas. Estaban las que eran de cristal y tenían varios colores dentro. Las llamábamos las multicolores. Eran, paradójicamente, las menos valoradas. Luego estaban las que tenían un solo color interior, llamadas, vaya usted a saber, belgas. Éstas valían como dos multicolores más o menos. Había así belgas rojas, verdes, azules,... También las había de cristal monocolor, también bastante apreciadas. Las que tenían puntitos en el interior eran llamadas bolas galaxia, aunque menos sofisticadas que las de la foto. Luego estaban las de hueso, que no transparentaban el interior, pero que se "cascaban" o "picaban" mucho más fácilmente. Eso significaba que al ser golpeadas con fuerza por las otras les hacían pequeñas muescas o directamente se partían. También estaban las metálicas que llamábamos simplemente "de hierro". Eran perfectas para cascar o picar otras bolas, pero no eran buenas para jugar por su peso. También eran buenas si jugabas al triángulo para que no te la sacaran del triángulo porque debido a su peso había que golpearlas con fuerza para expulsarlas. Y luego estaban las de batería, esas de tacto suave, peso exacto y magníficas para jugar, las que nunca apostabas para perder y con la que habitualmente jugabas. Claro, si solo tenías una o dos que era lo más normal, pues eran muy escasas te exponías a ir deteriorándolas con los sucesivos golpes con otras bolas, con lo que no debías abusar de su uso. Yo solía jugar las partidas "importantes" con las bolas de batería y las menos con una belga. ¡Qué recuerdos!
En la primera foto podéis ver sucesivamente una belga amarilla, una monocolor, una de BATERIA, una de hueso, una multicolor, y una galaxia.
La segunda foto muestra las de hierro.
La tercera unas galaxia modernas.
No me tires de la lengua, que no he contado nada de las de color carne.Gavalia escribió:Las bolas de Ciro son muy coloridas