Lifen escribió:
Pero si no tiene Alzheimer y es un hombre sin memoria y perdido, ¿qué pinta la farmacéutica tan amable y considerada a esas horas de la madrugada contándole sus problemas?
Yo no creo que tenga alzheimer, simplemente es un hombre perdido en algún momento crítico de su vida. Todo en este relato es muy simbólico. La puta es la vida (qué bueno
), la farmacéutica, en este caso, creo que representa el papel de sanadora del alma más que del cuerpo. Ella le aconseja y trata de ayudarlo (y ella también se perdió una vez, cuando se dio cuenta de que su antigua relación volaba en círculos). Lo del avión haciendo extrañas maniobras y volando tan bajo representa el momento crítico en la vida del protagonista. No sabemos qué le ha ocurrido, pero la vida (esa puta que nos observa sentada en una silla roja) le ha golpeado de mala manera y ahora debe reencontrar su camino. Por ahora el pobre anda desubicado, su vida se ha vuelto del revés, pero, como la sabia farmacéutica le dice, seguro que por la mañana lo verá todo mejor y encontrará su coche en cualquier esquina. Lo más importante sí que lo tiene: el perro, un compañero fiel.
Me ha gustado mucho, autor. Y lo que más me gusta, y me admira, es la frescura y naturalidad con la que has reflejado algo tan trascendental y profundo. Sabes contemplar el fondo de las almas y, luego, consigues transmitirlo sobre el papel en dos pinceladas. Enhorabuena!