CF 2 - Martina y el roble - Cortesdelmonte/Onomatopeya

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CF 2 - Martina y el roble - Cortesdelmonte/Onomatopeya

Mensaje por lucia »

MARTINA Y EL ROBLE

La joven Martina portaba su gran regadera verde con flores estampadas. Apenas podía levantarla con su escuálido cuerpo de niña de seis años, pues iba bien cargada. Pero su ímpetu era superior a la fuerza de la gravedad, y, apretando los dientes mellados bajo su flequillo negro, sacó fuerzas de dónde se supone que no debería haberlas.
El destinatario de aquella agua no era más que el viejo roble que habitaba en el patio de la casa, que apenas podía sostenerse sobre su ajado y grueso tronco. Los años no perdonaban ni a un ser vivo con más de quinientos años de historia, porque es justo cuando crees que vas a vivir para siempre, cuando te das cuenta que apenas te queda tiempo. Y aquel roble, quizás, debía llevar ya un par de años muerto. Pero la insólita aparición de Martina en su vida le habían proporcionado un poco de agua y unos cuantos abrazos, que, sin saber bien en qué proporción, ambos lo habían revitalizado. Ella siempre pensó que ayudaban más los abrazos, pero que un poco de agua tampoco le iría mal.
─¡Martina! ─gritó su padre que acababa de llegar del bar─. ¿Dónde está la cena?
Martina reposó la regadera al lado del tronco y corrió dentro de casa.
─Está en el frigorífico.
El señor Elías no tenía buen aspecto. Su cara parecía que quería desprenderse del cráneo, pues las arrugas se deslizaban hacia abajo, como escurriéndose; su barba era incipiente y no deseada, pero es que entre copa y copa no tenía tiempo de adecentarse; y su pelo alborotado asomaba bajo aquella boina marrón. Se quitó la gorra y dijo:
─¿Qué hay para cenar?
─Ensalada de patata. ─La joven sostenía en sus pequeñas manos un gran bol de ensalada que le tapaba la parte baja del rostro haciendo que sus grandes ojos asomasen por encima.
─¿Otra vez ensalada de patata? ─dijo gruñendo─. ¡Estoy harto de las patatas! ¡Quiero un bistec!
─Pero… papá. No me das dinero suficiente para comprar un bistec. Sólo hay para patatas.
─¿Ya te estás quejando otra vez? ─gritó─. Me cuesta mucho conseguir ese dinero. ─Algo incierto, pues todo lo recibía de una pequeña pensión social.
El padre, enfurecido, se levantó y propinó un manotazo al bol de ensalada, mandándolo directo al suelo, quebrándolo en mil pedazos y desperdigando la ensalada por la cocina.
─¡Me voy a dormir!
Elías subió aquellas escaleras cubiertas de moqueta roja con estampados de flor de lis sin encender la luz y agarrándose a la barandilla para lograr subir a trompicones.
Martina lloraba mientras limpiaba tirada en el suelo. Recogió todos los pedazos, sin dejarse uno solo, a pesar de que sus cortos brazos la impedían llegar bien bajo algunos muebles. Al echar un último vistazo bajo el fregadero, encontró un par de pedazos de los platos de la semana pasada. Lo dejó todo limpio y recogido y se volvió al jardín a terminar de dar de beber a su amigo, el viejo roble. Aquella noche, como tantas otras, fue regado con mucha agua y unas pocas lágrimas. Mientras, Elías la observaba desde la ventana de su dormitorio antes de caer inconsciente. La joven agradeció que aquella noche, el alcohol venciera a su padre.
Con la luz nueva, venía un nuevo día, y con él, Martina despertaba con alegría. Nada más despertarse corría a limpiar mientras comía algo. Dejaba la casa limpia de polvo, y en aquella vieja casa llena de objetos innecesarios, era una labor más que complicada. En aquel lugar había jarrones de todo tipo, cuadros extraños, una colección de botellas de vidrio de colores, y hasta un par de esculturas de madera muy realistas de personas a tamaño real. Todo era un poco tenebroso. Una vez estaba todo listo, preparaba café y colocaba unas galletas sobre un plato. Su padre tardaba más de dos horas en despertarse desde que ella abría el ojo, y nada más poner un pie en el suelo, bajaba siguiendo el aroma del café recién hecho.
Las mañanas no eran tan malas como las noches. Su padre apenas hablaba bajo la resaca matutina. Se limitaba a tomarse el desayuno sentado en el sofá mientras veía el viejo televisor de colores desteñidos. En aquella postura, como un gato de escayola, permanecía por lo menos hasta la una del mediodía, cuando salía de casa en búsqueda de algunos hombres a los que él llamaba amigos. Era a partir de ese momento cuando comenzaba el relax para Martina.
No iba al colegio desde hacía dos años, pero su madre la había enseñado una lectura básica antes de fallecer. Y, gracias a la práctica que ella misma se autoimponía, fue mejorando hasta alcanzar niveles superiores a los de otros chicos de su edad. Por fortuna, pues le encantaba leer, aquella vieja casa estaba llena de libros ajados y polvorientos, aunque no eran suyos, se los encontraron allí cuando se trasladaron. Aquella vieja edificación estaba deshabitada desde hacía muchos años, y su alquiler fue un chollo cuanto menos dudoso. Todos los muebles y decoración fueron de su anterior inquilina, incluso se mantenían viejas fotos enmarcadas de personas que desconocían.
Martina curioseaba todos los libros allí presentes. Había de todo tipo, desde historia hasta novelas policiacas. Pero los que más le llamaban la atención eran los que había en la habitación que ahora ocupaba su padre. Allí todos eran sobre plantas, fauna, estrellas y unos más extraños que hablaban sobre druidas y antiguos ritos celtas. Cuando escogía el libro que leer, se salía al jardín y se sentaba bajo el viejo roble, y allí pasaba horas leyendo en aparente soledad.
Aquella noche Elías regresó más amistoso. Su tono de voz era más amigable, menos hiriente. E incluso una ensalada de patata le pareció adecuada para cenar. Pero Martina, sin embargo, parecía más asustada y esquiva. A mayor simpatía de Elías mayor miedo de la joven. Su padre la invitó a sentarse a la mesa a cenar con él. Y llegó hasta a contarle alguna historia sobre sus amigos, todas ellas poco apropiadas para una niña de seis años. Pero ella comió con la cabeza agachada y sin apenas hacer ruido.
Tras la austera cena, el hombre se sentó a ver la televisión un rato; una reposición de un programa de humor de hacía por lo menos veinte años, es probable que ni tan siquiera el presentador siguiera vivo. Martina aprovechó el descanso para ir a dormir. Se arropó con la manta y se colocó bocarriba, mirando las extrañas pinturas del techo. Eran como signos del zodiaco, como extrañas constelaciones y aún más raros símbolos antiguos. Con aquella visión, logró conciliar el sueño durante un par de horas. Pues, el ruido de los crujidos de la escalera la despertó a pesar de no ser muy intensos. La joven cogió aire intensamente y lo guardó durante todo el rato que pudo, sin moverse ni pestañear. El cese de los crujidos no la tranquilizó, más bien al revés, la puso en mayor tensión. Lo siguiente que escuchó fue la puerta de la habitación de su padre. Aquello sí que hizo que respirara de nuevo, al menos, hasta que de pronto sintió moverse el pomo de su habitación. Aquel movimiento la sobrecogió. El pomo parecía girarse lentamente y Martina se giró y se tapó por completo bajo la manta, hasta que el pomo quedó a medio giro y volvió a su posición de inicio. Lo siguiente que escuchó fue el abrir y cerrar intenso de la puerta de su padre. Fue entonces cuando respiró y pudo volver a dormir transcurridos unos minutos.
La primavera estaba acercándose, y ella lo notó en el viejo roble. Parecía que las ramas se estaban engrosando y que más hojas las decoraban. A veces, le leía algunos cuentos, y, otras, incluso mantenía largas charlas con él, como si él la escuchara. En cierto modo, era su mejor amigo. Aunque, en realidad, era su único amigo. Cuando el sol ya dominaba casi todos los días, lo decoró con finas cuerdas en las que colgaba florecillas de colores hechas con papel. Y bailaba imaginarias canciones alrededor del grueso tronco portando más florecillas anudadas en su frente.
Aquel día se pasó en un respiro. Martina leía un libro de viejos cuentos medievales. Lo hacía en voz alta, para que el viejo roble pudiera oírla. Ella tenía la teoría de que siendo tan viejo, no escucharía bien, así que entonaba muy alto. Dispersa entre las páginas, la joven se olvidó del reloj y hasta de la puesta de sol, pues una bombilla lo sustituyó. Y sólo fue consciente cuando una voz la distrajo.
─¡Martina! ¿Dónde está la cena?
Su padre había regresado, y ella se había olvidado por completo de la cena. La joven corrió hacia la cocina al encuentro de su progenitor.
─Lo olvidé ─respondió con la cabeza gacha.
─¿Cómo te puedes olvidar de la cena? ─le gritó─. No te pido apenas cosas como para que te olvides.
─Es que se me pasó el tiempo volando.
─¿Otra vez estabas leyendo bajo ese maldito árbol? ─La joven asintió─. ¡Te pasas todo el día ahí fuera sin hacer nada de valor! ¡Sólo te dedicas a perder el tiempo!
Elías se asomó al jardín por la ventana de la cocina.
─¿Lo has decorado con flores? ¿Qué clase de niña eres? ¿Qué he hecho mal para que me salgas tan mala hija? ─Los gritos cada vez eran más fuertes, y la joven se iba recogiendo sobre sus propios hombros─. ¡Me tienes harto!
El padre salió hacia un pequeño cobertizo que había en el jardín y agarró una lata oxidada de gasolina. Martina corrió tras él.
─¿Qué vas a hacer? ─preguntó entre lágrimas la joven.
─Lo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo.
Su padre la apartó de forma brusca con el brazo y se dirigió al viejo roble. Elevó la lata y la vertió sobre el tronco y las ramas más bajas del árbol, impregnándolo todo de un olor a gasolina que llegaba a marear. Luego, sacó del bolsillo de su rebeca, una pequeña caja de cerillas y encendió una de ellas.
Martina intentó agarrar los brazos de su padre, pero no llegaba hasta la cerilla. Elías la miró, sonrió y lanzó la cerilla sobre el roble.
La escena era digna de una quema de brujas. El fuego se extendió en vertical en una gran hoguera que iluminó la oscura noche. En aquel fuego se consumió el árbol, las florecillas y hasta las ilusiones de la joven. Durante un par de horas se mantuvo activo, hasta que el chamuscado roble no tuvo más que arder. Quedó carbonizado por completo, como un pedazo de carbón vegetal enorme. Elías permaneció de pie todo el rato, mirando mientras sonreía y Martina lloraba sentada en el suelo.
Aquella noche, la joven se acostó llorando y así permaneció en la cama hasta que hubo vertido todas sus lágrimas y el cansancio la venció por completo. Su padre se fue a dormir con una sensación de euforia que había vencido al efecto del alcohol. El olor a quemado se hacía notar en todo el vecindario, y a él, aquel olor parecía complacerle. Y así cayó también en un largo y profundo sueño.
La madrugada estuvo airosa. Un vendaval agitaba todos los árboles de los alrededores, como si se hubieran puesto de acuerdo para agitarse al unísono. El silbido del viento se colaba entre cada rincón de los callejones, y rebotaba acuciando su volumen con el eco. La ventana del dormitorio de Elías se abrió con un golpe de viento. Aquel sonido despertó al hombre, que abrió un ojo y miró la ventana, pero la pereza y la agradable sensación del frescor entrante, le hizo optar por no moverse y volver a dormirse.
Algo le despertó más tarde. Era como una mano amiga que movía su manta. Notó como algo empezaba a destaparle lentamente. Al principio, pensó que era un sueño de su infancia, cuando su madre le despertaba para marchar a clase. Pero, al final, se dio cuenta de que algo real le estaba descubriendo. Abrió los ojos legañosos y pudo ver una especie de mano negra. Dio un respingo y se arrinconó a una esquina de la cama. Una enorme y larga rama entraba por la ventana. Estaba chamuscada, negra y tiznante, y se movía lentamente hacia él. Otra rama se introdujo por la ventana, como dos manos deseosas de un abrazo.
─¿Qué eres? ¿Qué eres?
Y el viento silbó.
Elías sintió el abrazo de la naturaleza, el abrazo de la muerte. Enredado entre sus ramas crecientes, como una malla de madera, quedó atrapado e inmóvil. Y fue así como lo notó. Fue como un asta de toro que se le clavaba en el vientre. La punta afilada de una de las ramas chamuscadas, se introdujo bajo sus costillas y comenzó a notar algo que fluía entre él y el viejo roble quemado.
Martina creyó oír un grito ahogado. Alzó la mirada y vio las pinturas del techo brillando y parpadeando, como las mismísimas estrellas. Esos extraños signos antiguos transmitían una tranquilidad inusual en su intermitencia. Aquella visión la relajó, como si hoy nada hubiera ocurrido. Y así volvió a recuperar el sueño.
A la mañana siguiente, Martina se despertó y corrió a hacer sus tareas. Apenas tuvo tiempo para despistarse, pues quería que todo estuviera a la perfección tras habérsele olvidado la cena el día anterior. Dos días con fallos no los soportaría su padre. Las horas pasaron, y cuando ella tuvo todo listo y reluciente, observó que el café se había enfriado en la cafetera, y que su padre aún no había despertado. Tímidamente subió las escaleras, y, con mucho temor, abrió la puerta de su dormitorio. Elías estaba dormido bajo la manta, pero muy quieto.
Martina se acercó y le miró, y al ver que no se movía, le destapó lentamente. Lo que allí vio hizo que se llevara las manos a la boca. Su padre yacía dormido, en posición fetal, pero convertido en estatua de madera, como las del salón, como otro elemento decorativo más. La joven dio un paso atrás y se alejó de aquella visión. Estaba un poco asustada, pero no sentía tristeza por él. Echó una mirada por la ventana. El día era inmejorable. El sol brillaba, el calor era agradable, una ligera brisa soplaba y una decena de pajarillos canturreaban posados en las vigorosas ramas del viejo roble. Pero ahora no era viejo. Estaba frondoso como nunca lo había visto ella. Sus ramas eran gruesas y estaban pobladas de hojas. Su copa apenas dejaba pasar los rayos de sol.
Martina bajó rauda al salón, tomó un viejo libro de las estanterías y corrió a sentarse bajo el viejo árbol. Abrió el libro y comenzó a leerlo en voz alta.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Berlín
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Berlín »

Un relato correcto, bien escrito, pero para mi gusto un poco manido. Para ser sincera incluso me esperaba un final parecido. Y es que ya deberíamos dejar el tema de los árboles un poco aparcado, que lo poco apetece y lo mucho cansa. Luego está el tema de la niña. Primero tiene seis años y está mellada y al poco ya es una joven, imagino que adolescente tal vez, pero luego el padre la vuelve a llamar niña. Esto me ha despistado un poco, aunque no tiene mucha importancia, que el tiempo pasa y tampoco hace falta decirlo, y solo lo comento por esto último que he dicho: que el padre le dice “qué clase de niña eres” o algo así.
Lo que me ha gustado mucho, que lo hay, autor, es enterarme que ese árbol ya había entrado por la ventana otras veces, de ahí que en la casa hubiera esas extrañas figuras a escala humana. Y es que ese asunto de que sea un árbol justiciero me gusta. También agradezco que por el tema del abuso hayas pasado de puntillas, eso denota delicadeza por tu parte, muy bien.
Un relato más que digno, solo es que a mí me pilla un poco saturada el tema, pero intuyo que te van a aplaudir a rabiar. Suerte y muchas gracias por compartirlo
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Gabi
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Gabi »

Hay algo que me hizo ruido todo el relato y terminó arruinándomelo.
Es el tema de la edad de la nena, 6 años es muy poco para la descripción que se da. Hasta el propio autor pareciera imaginarla más grande porque algunas veces la llama "joven".
Es curioso que un árbol vengador me resulte creíble y la corta edad de la nena haga para mi menos creíble la historia :lol: :lol:
Pero bueno, si desde un principio la historia se refiere a una joven mejora para mi gusto.
Gracias por compartirlo y suerte!
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Berlín
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Berlín »

Gabi escribió:Hay algo que me hizo ruido todo el relato y terminó arruinándomelo.
Es el tema de la edad de la nena, 6 años es muy poco para la descripción que se da. Hasta el propio autor pareciera imaginarla más grande porque algunas veces la llama "joven".
Es curioso que un árbol vengador me resulte creíble y la corta edad de la nena haga para mi menos creíble la historia :lol: :lol:
Pero bueno, si desde un principio la historia se refiere a una joven mejora para mi gusto.
Gracias por compartirlo y suerte!
Gabi, yo creo que simplemente han pasado los años y el autor ha confiado en que seamos nosotros los que nos demos cuenta. No tiene importancia.
Apenas podía levantarla con su escuálido cuerpo de niña de seis años, pues iba bien cargada. Pero su ímpetu era superior a la fuerza de la gravedad, y, apretando los dientes mellados bajo su flequillo negro, sacó fuerzas de dónde se supone que no debería haberlas.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Gabi »

No lo había visto de esa forma, gracias Berlín :P
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Isma
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Isma »

Fantasía, fantasía. Qué voy a hacer contigo, Frodo.

Voy a empezar por donde empezaría un elfo noldor. Ya sabes, son famosos por su rigidez, un poco estirados ellos. Un elfo noldor miraría primero las formas. Y seguramente diría algo así como Sina naa rhoeg (me es imposible escribirlo en sus caracteres élficos originales). Que traducido viene a decir algo así como "Tiene errores", aunque en la traducción se pierden algunos matices, que vendrían a añadir algo así como "no es tan malo" o "se nota que el autor se ha esforzado". El uso de rhoeg frente al más explícito ragna indica que el autor es humano, pero bueno, eso es algo que ya sabíamos. El susodicho elfo diría que el uso de comas es a veces incorrecto; a veces faltan, por ejemplo en acotaciones:
Ella tenía la teoría de que [falta coma] siendo tan viejo, no escucharía bien
Y otras veces sobran, por ejemplo separando sujeto y predicado:
pero la pereza y la agradable sensación del frescor entrante, le hizo optar por no moverse y volver a dormirse.
El relamido del elfo noldor también señalaría que hay una tilde diacrítica que sobra, justo al principio
sacó fuerzas de dónde se supone que no debería haberlas
Un pesao el elfo. Por otro lado, un hobbit estaría muy contento con la lectura. Los hobbits: esos seres despreocupados y un poco inocentones, que a veces se meten en unos fregados terribles, pero que por lo general gustan mucho de la tranquilidad y el sosiego. El hobbit seguramente pensaría que el relato es entrañable, es más, pensaría que es un cuento cálido y cercano, bienintencionado y con un final donde el bien triunfa, como debe ser. Hay quien piensa que los hobbits pecan un poco de buenismo y ya se ha hablado de su inocencia. Queda sin más recogido su punto de vista.

¿Qué diría un tozudo enano? Aventuro que algo así: knurl gauhnith, que viene a ser algo como "roca sólida y estable". Siempre con las piedras, esos enanos. Igual que los esquimales tienen cientos de palabras para los tipos de nieve, cuando un enano habla de rocas hay que interpretar lo que dice y transponerlo al mundo real (o fantástico, en este caso). Quiere decir, por tanto, que el relato no arriesga, y que la historia es sólida a la par que previsible. No hay sorpresa. Si le gusta a un enano, hay una buena probabilidad de que no sea muy original. O de que no sea vendible, porque también son amigos de la pasta gansa. Un poco rácanos, hay quien dice.

Los magos tienen cosas más importantes que hacer que leer relatos. No se puede saber su opinión al respecto, a menos que haya un hobbit de por medio. Los magos se sienten atraídos hacia los hobbits. Pero ya ha quedado claro que el relato fue escrito por un humano. Además, los magos son unos viejos verdes.

En fin, me voy. ¡Suerte!
Vaya parida más larga que me ha quedado
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Verditia
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Verditia »

Un cuento sobre la amistad entre especies :cunao:

Marco: Por lo descrito, entiendo que la historia sucede en la actualidad, o al menos en el siglo XX, por la presencia de la televisión vieja. La descripción de la casa es precisa, llena de todos esos trastos y las inquietantes estatuas de madera.

Personajes: Martina es una niña muy espabilada para su edad. Yo me la imagino mejor con 10-12 años, ya que entre que estudia sola, se encarga de la casa y discurre como una mujercita, me parece que 6 años es muy pequeña. Teniendo en cuenta que su madre murió dos años antes, y ya le enseñó a leer y escribir... no sé, me resulta muy precoz. Simplemente si no se hubiese puesto la edad, quedaría más creíble. Por otro lado, el antagonista, el padre, que es malo, borracho y nada amoroso, no es un personaje como tal, sino el detonante de la historia. Y el árbol es genial, supongo que hay una relación entre los libros de druidas que guarda el padre y el hecho que se convierta en un "ent" vengador, es muy original.

Historia: La primera parte se me ha hecho algo pesada, y aunque es imprescindible para entender cómo vive Martina, se me ha hecho monótona. El final es estupendo, además, creía que el árbol mataría al padre, pero no, lo convirtió en una estatua de madera, me ha parecido muy original.

Nivel de fantasía: Grimm

Me recuerda a: El final de la peli de La mano que mece la cuna :mrgreen:
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Escritoradesueños
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Escritoradesueños »

La historia en sí es bonita y muy visual. Desde el principio dices; Este relato va a estar lleno de momentos tiernos y de candor. Y gusta.
A mi me ha mantenido con la intriga. Me preguntaba cosas como ¿Porqué el padre habrá venido hoy de buenas? ¿Qué sucederá entra la relación padre/hija?
Me ha encantado que el mejor amigo de la niña sea un ser de otra especie, pero no un animalito, que quizás y seguro se acerca más al humano. Si no un árbol, con el cual la niña debe de tener un sentido y una sensibilidad muy especial para percibir sus estados de ánimos, "sus respuestas", cuando está alegre o no.
El texto transmite muy bien la idea y la idea es buena. A mi me gustan mucho las historias con árboles, parlanchines o no. O bien donde un árbol tiene mucho protagonismo. Me encantó donde los árboles cantan, de Laura Gallego, hermoso.
Esta historia tiene momentos muy tiernos y momentos que me han encogido en corazoncito. V
Un momento muy mágico es cuando la niña canta alrededor del árbol y lo colma de flores y ella se hace su propia tiara de flores, como haciendo una fiesta íntima con su mejor amigo, donde solo caben ellos dos. Eso es muy adecuado a la edad que le marcas, 6 años.
Sin embargo no creo que este relato cuente lo que Berlín dice, que la niña se convierte en joven, que va. :no: :no:
El autor la llama varias veces niña de 6 años, luego joven, luego niña, luego joven y así, de principio a fin, como si una niña de 6 años fuese ya una joven.
Me gustó lo de la casa antigua (alquilada a bajo precio), podía haber dado más juego lo de la casa, aunque ya está muy visto eso de las casas malditas a las cual llegan nuevos inquilinos.
Te estoy marcando todo lo bueno que para mí ha tenido esta historia, que es mucho. Pero... también tiene partes que me chirrian y me hacen preguntarme cosas y por otro lado, a nivel técnico, aunque bien narrado y con fluidez, el texto tiene bastantes fallos. Ahora te los menciono.
Pero sigo un poco más con los aciertos, o las escenas que me han dejado K.O o encogido mi corasonsito ❤

- Ya he mencionado la de la niña jugando con su árbol y haciendo fiesta.

- Cuando el borracho del padre llena de gasolina el árbol y mi Martinita sufre y se me parte el corazón de imaginar a una niña intentando alcanzar esa cerilla maldita que va a matar a su amigo, su único amigo, al que ve arder. Demoledor.

- Cuando el árbol entra por la ventana de la habitación del tal Elias y lo estruja como una mandarina. Bueno, ahí cuando le clavó un asta bajo las costillas y Elias sintió un fluido emerger de su cuerpo. Creí que el fluido era sangre, pero ahora lo dudo ¿Sería algún fluido que lo transformaría en estatua? ¿Quizás es que con esa astilla le dió una inyección que lo convertiría en madera?¿ O la sangre unida a la savia vengadora del árbol hacía emerger un barniz para la futura estatua? Aquí me hago preguntas...pero me gustó la escena del árbol justiciero. Más bien porque se cobre tantas lágrimas derramadas por una inocente niña huérfana a la que a hecho perder lo que más amaba, al menos así Martina lo cree, que perdió a su roble para siempre.

- Cuando no sabemos con que se encontrará Martina por la mañana y yo tengo miedo de que se encuentre con el padre muerto, que trauma para una cría de 6 años. Pero no, se encuentra con el padre convertido en estatua. Es perturbador, pero creo que aún así la niña se siente por fin liberada.

Ahora vienen los chirrios, agárrate autor;

- Me puedo creer que a una pobre criatura de 6 añitos la pongan a limpiar como a una esclava pero de ahí a...¿leer libros de druidas y de historias clásicas y que los entienda y le gusten? ¿ Hacer café y cortar patatas? (digo, para la ensalada de patatas). Vaya que esa niña es más que precoz, es increible la verdad, a no ser que nos hubieras dicho que la niña tenía un don o que se yo. Pero no, una niña de 6 años, por mucho que pueda madurar, no puede llegar a los límites que la llevaste, no es creible.
Y llegó hasta a contarle alguna historia sobre sus amigos, todas ellas poco apropiadas para una niña de seis años.
Vamos a ver ¿ Qué es poco apropiado para esta niña que está acostumbrada a leer de todo? Esta niña lee la historia de los celtas y vete tu a saber si no ha leido cosas poco apropiadas para su edad también y vamos...que no tenía ni que entenderlas, ni siquiera entender mucho de lo que le cuente el padre, pero que se yo...esta niña ya lo digo, para mí no es creible en la edad que se la encaja. Si querías una niña, autor, podrías haber puesto una de 9, muy madura para su edad, pero algo más crecidita ya y se queda corta aún, pero al menos...y el cándor aún no lo habría perdido del todo. Digo yo.

- ¿ Quién mantiene a la pequeña de 6 años si él padre está todo el día vagueando y de borracheras? ¿De dónde sale el dinero para las borracheras y para mantener a esa criatura si el padre no trabaja en na´de na´? Y peor aún, cuando el padre ya se convierte en una estatua absoluta ahora si ya que me quedo muerta y me caigo para atrás pensando en esa cría y preguntándome; ¿ Quién la va a mantener? La niña no trabaja, solo hace tareas del hogar y lee libros ¿Y ahora? ¿Quien va a llevar sus asuntos legales como tutor? ¿Se la llevarán a un orfanato o qué? Has concluido el final con que la niña se queda feliz con el árbol que renace y no creo que el árbol se vaya a mover de allí para darle sustento, rellenar los papeles que van a ir haciéndole falta en la vida; Como hacerle su DNI o que se yo.
Esa niña ahí sola, sin nadie que vaya a comprar, sin dinero...no entiendo nada de nada. ¿No hay vecinos?

- Cuando el padre le tira la ensalada y hace todo pedazos y la niña se tira al suelo llorando ¡Se va a pinchar con el cristal, porcelana o lo que sea que se haya hecho pedazos! Esa niña tirada por el suelo, recogiendo los pedazos rotos y ¿No se corta con ninguno? Que peligroso que se tire al suelo donde se ha roto un bol que contenía ensalada de patatas. En 1º lugar la niña quedará hecha un asco sí o sí, porque por el suelo habrá quedado desparramada la cena y por el otro con tanta loza rota (que hasta pilla alguna bajo los muebles)...pues me chirria esto también. Porque la niña o es requetemadura o es súper niña y ni ve el peligro de cortarse ¡No entiendo!

- Esta para mí no es una historia de fantasía, es una historia que tiene un final de fantasía, porque todo el relato completo narra unas vidas, que más bien parece una historia a lo cenicienta o más cruel quizás. Una historia que por una parte es infantil y por otra un drama humano y pues...no la ubico en el género de fantasía hasta ese desenlace del árbol justiciero que convierte al padre en estatúa y el renace de sus cenizas como un áve fénix (no se porqué mató al padre si le hizo un favor, ya que ha renacido más bello. O...¿Tenía que hacer justicia o vengarse para poder renacer? )

- Otro puntito. A nivel técnico me han chirriado muchas cosas y algún gazapillo o palabra que me sacara de la obra, también ha estado;

Redundancias; Martina leía un libro de viejos cuentos medievales. Lo hacía en voz alta, para que el viejo roble pudiera oírla. Ella tenía la teoría de que siendo tan viejo, no escucharía bien, así que entonaba muy alto.

Demasiado "viejo/s" que ni siquiera se han dispersado por un párrafo, si no que están juntitos en tres frases seguidas.

Frases que me han dado que pensar, porque también me han descolocado;

la joven se iba recogiendo sobre sus propios hombros ¿No sería que se encogía entre sus propios hombros, en vez de recogía?

Aquella vieja edificación estaba deshabitada desde hacía muchos años, y su alquiler fue un chollo cuanto menos dudoso.


No se, lo de chollo con el tono del relato, pues no... Me ha desconcertado.

Bueno, hay algunas cosillas más que vi por ahí, pero de fácil remedio. Ya bastante testamentaco estoy dejando aquí.

Esta obra, cambiándole varios matices podría quedar preciosa. En serio lo digo, preciosa.
Que con todas las cosas que dije de ella, parece que no me gustase y no es así :no: :no: He disfrutado mucho leyéndola, y tenía su dósis de intriga.
Lo malo del todo es que para su extensión se toca poco la fantasía, parece que no va acorde al tema del concurso.
Y mira que creo que quien hacía crujir todo aquella noche en que Martina se asustó, fue el árbol y el que quiso abrir su puerta, pero como no dejaste una pista que nos hiciese pensar algo así, en realidad queda como algo que yo pienso y ya.
Bueno, hasta aquí he llegado. Pasándole un buen pulido y haciendo crecer a la niña. Introduciendo en "aquella noche" algunos rastros más fantásticos, pues quedaría una obra genial. Que para mi ha sido bonita, pero con varias incoherencias que me la han hecho menos creíble.
Suerte autor, tu pluma se desenvuelve fluida y candorosa. :60: :60:
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Berlín »

Bueno, a mi que recoja los restos de cristales sin cortarse no me sorprende, sobre todo en una niña a la que por la noche el pomo de su puerta se le gira. Tampoco me parece imposible que cocine, sobre todo pensando que si no lo hace igual le cae una paliza. Me da que esa niña es una superviviente de la hostia, como muchas otras que existen en este mundo nuestro. El tema de que con seis años lea ese tipo de libros y los entienda ya lo veo más inaudito, pero no imposible, que hay mucho genio por ahi suelto.

En cuanto a la edad ya nos contará el autor.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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Landra
Me estoy empezando a viciar
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Landra »

El principio me ha parecido denso. He tenido que leerlo varias veces para poder engancharme a la historia. A medida que avanzaba el relato me ponía de más mala lecha al saber del padre… muy bien todo descrito cuando la niña sufría por que el padre no entrara en su habitación. Era predecible nada más decir la niña que tenía miedo que su padre estuviera de buen humor, sabía lo que podía pasar esa noche.

Lo mejor del relato es la venganza del árbol, ya era hora que un relato no acabara en plan: “ohhhh que bonito” “ohhhhh que muerte más heroica” estoy cansado de leer “emotividad” en el concurso. Es fantasía, no un concurso de emociones y clinex, coñe ya!

Dicho esto, me recuerda a la película esta que se ha estrenado hace poco “un monstruo viene a verme”.

Suerte Autor.
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Gisso
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Gisso »

Un buen cuento que se me ha hecho un poquito largo al principio, pero que mejora a prtir de la mitad. No me convence mucho la edad de la niña, hubiera preferido que fuera un poquito mayor de esos seis años. En cuanto a la historia no está mal, formalmente bien escrita y una trama no muy arriesgada, pero lo suficientemente oscura sin llegar al puro drama. El final se veía venir, la sorpresa es el metodo que parece que el árbol ya lo ha hecho otras veces y así recupera su vida; es de lo que más me ha gustado de la historia.

Eso sí, ¿tan lejos viven de la civilización que nadie se preocupa que la niña no vaya al colegio? ¿Nadie observa el incendio? Y después de la transformación del padre, ¿quién cuidará de la niña? ¿El roble le pasará parte de su pensión? ¿Lo robles tienen pensión? ¿Absorverá la vida cuando lleguen los servicios sociales a llevarse a Martina? :dragon:
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jilguero
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por jilguero »

Autor, Martina es un prodigio. :D Tiene seis años y lleva dos años sin ir al colegio, lo que significa que ya había ido antes, con menos de cuatro años. Su madre la enseñó a leer antes de morir y lee libros de cuentos medievales. Te digo esto porque me ha hecho gracia lo que mi cabeza se iba imaginando pero tampoco es tan grave, cuestión que le subas la edad a nueve o diez años y problema arreglado. :wink:

En el aspecto formal, en general lo he visto bien. Te diría que es un relato agradable de leer y con descripciones muy minuciosas que te permiten visualizarlo todo muy bien. Un texto apto para todos los públicos, aunque me da que la historia es más apropiada para los infantes y jovenzuelos amantes de las historias tiernas. En mi caso, lo que más me ha gustado la imagen de ese roble centenario, que según se nos dice tiene 500 años y está a punto de morir. Pero es un roble que se venga de los inquilinos de la casa. Que sepamos, es la tercera vez en su vida que actúa. Fíjate, hasta ahí me lo trago bastante bien. Sin embargo, el hecho de que el padre lo queme y sea entonces cuando él actúa, ¿significa que es un roble egoísta, que ve a la niña, supuestamente su amiga, sufrir sin que se le despeine una hoja y que solo ataca después de que lo han quemado a él? ¿Significa que siempre la casa estaba habitada por gente malvada que lo acababa quemando, él los mata y rebrota al día siguiente? Lo que te quiero decir es que has resuelto la historia de una forma que la hace menos creíble. Supongo que en Fantasía estos saltos mortales de credulidad son normales y que por eso soy tan poco fan del género.

Pero no te engañes, autor, que la lectura me ha resultado agradable, solo que mi mente racional me juega malas pasadas tratando de encontrar una lógica a tu mundo fantástico. Te diría que es un trabajo muy digno, tal vez no demasiado original (tiene uno la sensación que recuerda a otras historias), y que se lee bien.
Mucha suerte :60:



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Megan
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Megan »

Me gustó mucho, la idea es preciosa y la niña también.
Las descripciones son muy buenas, no hay necesidad de imaginar, porque lo narras muy bien.
Vi algún tema con las comas, pero nada del otro mundo.
Que tengas mucha suerte :60:
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kassiopea
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por kassiopea »

Esta historia me ha parecido muy interesante, autor/a.
jilguero escribió:Sin embargo, el hecho de que el padre lo queme y sea entonces cuando él actúa, ¿significa que es un roble egoísta, que ve a la niña, supuestamente su amiga, sufrir sin que se le despeine una hoja y que solo ataca después de que lo han quemado a él? ¿Significa que siempre la casa estaba habitada por gente malvada que lo acababa quemando, él los mata y rebrota al día siguiente? Lo que te quiero decir es que has resuelto la historia de una forma que la hace menos creíble.
Es cierto, yo también me he preguntado esto. Pero al final he pensado que, tal vez, el roble ya estaba casi muerto (de hecho, se comenta que igual ya llevaba 2 años muerto) y que, por eso, digamos que se encontraba en un estado inconsciente y no se daba cuenta de lo que sufría la niña. Y entonces, la noche en el que el padre prende fuego al árbol, es cuando este recupera la consciencia y le da su merecido. Merecido que en este caso también es justicia poética por todo lo que el padre había hecho sufrir a la niña :twisted:

Me ha gustado mucho el desenlace de la historia y comprender al final el origen de esas extrañas figuras de madera que decoraban la casa :shock: Resulta que el árbol revive y recupera su esplendor tras absorber la vida de sus víctimas humanas. Pero hubiera estado bien saber qué ocurrió con los anteriores inquilinos de la casa, me he quedado con ganas de saber más sobre la historia del roble y sus "venganzas"...

Respecto al inicio y desarrollo de la historia, creo que se da mucha información sobre unos aspectos y poca sobre otros que habrían sido interesantes. Se explican con mucho detalle, por ejemplo, todas las tareas de Martina en la casa (solo con 6 añitos es una curranta de campeonato la pobrecilla :cry: ), pero luego se dice de pasada que su madre murió y que ya hacía 2 años que la niña no iba a la escuela (veo ahí un poco de lío con la edad, pero ya he visto que se ha comentado antes). ¿Qué le ocurrió a su madre? Hubiera estado bien sugerir ahí algo. Puede que el padre maltratara a la madre, porque sí parece que tiene malas intenciones con la hija...

En lo formal creo que le iría bien un poco de repaso con la puntuación, pero de todas formas ha sido una lectura muy interesante y amena. Me ha encantado la idea y, en especial, el desenlace. Mucha suerte en las votaciones :60: :60:
De tus decisiones dependerá tu destino.


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Topito
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Re: CF 2 - Martina y el roble

Mensaje por Topito »

Pues en cuanto a redacción ya te lo han dicho todo. Yo me centraré en lo más importante: la narrativa. Lo otro se repasa o se paga a un corrector y punto. Pero una persona sin imaginación y sin don narrativo no se puede considerar un escritor. Algo que tú si puedes decir, autor.

Cierto es que falta más oficio, pero en cuanto a puntos favorables los tienes todos. A pesar de los fallitos en la redacción captas muy bien al lector. Haces interesante la historia y produces intriga. ¿Qué va a pasar después? Eso lo tienes ya ganado.

Ahora bien, me falta más recursos literarios que ensalcen el relato. No obstante, has sabido otorgarle alma al relato y eso solo lo saben hacer los escritores.

Mucha suerte en el concurso.
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