CT II - A las tres y cincuenta y cinco - Topito

Relatos que optan al premio popular del concurso.

Moderadores: kassiopea, noramu

Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84413
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

CT II - A las tres y cincuenta y cinco - Topito

Mensaje por lucia »

A las tres y cincuenta y cinco

Estoy ante el océano tratando de recordar cuándo fue la última vez que lo vi así, tan hermoso y plateado. Posiblemente fue con él, aquí mismo, en esta cala alejada de las reprobatorias miradas de la gente, mientras complacíamos nuestros más íntimos y prohibidos deseos tumbados en la orilla.

Agacho la cabeza y cierro los ojos, recordando el día que le conocí.

Mi mujer había entrado en el despacho solicitando mi presencia en la cocina, aun sabiendo que tenía prohibido que me importunaran mientras trabajaba en mi despacho. Ella insistió, no podía esperar. Así pues, a regañadientes, puesto que no deseaba demorar por más tiempo la redacción iniciada del contrato financiero que debía tener preparado para mañana, ese mismo que nos reportó semanas después una suma de dinero considerable a nuestro ya abultado capital, me levanté y fui presto a la cocina. Además, no deseaba perder en demasía mi tiempo atendiendo a un simple deshollinador. Sin embargo, cuando los ojos cristalinos y cercados por una capa de hollín se cruzaron con mis ojos pardos, mis piernas temblaron como nunca antes lo habían hecho. Es cierto que sería indigno por mi parte negar que, antes de su aparición, hubo cierta cantidad de hombres en mi vida, pero nunca provocaron en mí aquel seísmo de emociones. Pudo ser su soberbia, esa que nace en las clases más bajas para suplir su falta de dinero. O puedo ser que se incrementara de forma exponencial mis sentimientos al unir lo prohibido por los hombres de Dios con el deseo aberrante de poseer a un ser de una clase inferior a la mía. No obstante, fuese como fuera, es imposible negar que logró lo que nunca otro hombre había conseguido en mí: que sucumbiera al enamoramiento juvenil a mis recién cumplidos cuarenta años.

Luego pasaron los meses, los más felices de mi vida, hasta que llegó aquella fatídica tarde de otoño, cuando mi esposa irrumpió en la despensa y nos descubrió en una pose demasiado comprometida.

Ella se fue llorando, nunca había sido una mujer con demasiada iniciativa; y él, apartándome de su lado, huyó por la puerta del servicio con un rictus de pavor en el rostro. En ese preciso momento le odie, ya que se marchó sin decirme nada, amparándose en la oscuridad de la noche y ocultando su cuerpo bajo la espesa niebla de noviembre.
Después, trascurridos unos días, le busque para suplicarle que volviera a mi lado y jurarle que mi esposa no nos denunciaría. ¿Cómo lo iba hacer? Ella nunca hubiera soportado ser el objeto de chismorreos y habladurías, y menos aún protagonista de un escándalo publicado en los tabloides. Pero aun así, a pesar de mis juramentos y súplicas, hasta de mi desesperado ofrecimiento de estipendio anual con su estipulado contrato firmado, se negó, desvaneciéndose de mi vida para siempre… O al menos así lo pensé aquella última noche del mes de noviembre.
Pasaron los días, las semanas, los meses y los años. Y, estación tras estación, continué con mis quehaceres diarios, además de yacer con mi mujer una vez por semana, como siempre había hecho desde que contrajimos matrimonio. Eso sí, con una pequeña excepción, cerraba los ojos mientras imaginaba que era él y no ella quien recibía mis caricias y besos previas a la penetración. Al menos, así pude sobrellevar aquel largo tiempo en el que me sentía vacuo, sin vida, caminando del trabajo a casa y de casa a los eventos cotidianos de mi estatus: bailes, óperas y tertulias. Hasta llegué a pensar que la felicidad me sería siempre esquiva, que nunca volvería a tenerla entre mis manos.

No obstante, había errado en mi pensamiento.

A principios de este año, tras un día de viento gélido y copiosa nevada, recibí la visita del inspector que contraté hacia años. Cierto era que no podías llegar a confiar demasiado en esos hombres de la policía metropolitana, tan duchos en zalamerías y sobornos, pero tras su desaparición no tuve más remedio que intentarlo. Y, tras tomar entre mis manos el informe, no pude negar que había obrado bien.

Los primeros meses desde su marcha pensé que había huido a las colonias, a África. Y me convencí de ello hasta tal punto que me dio un vuelco el corazón cuando, apenas un año atrás, leí en los tabloides el alzamiento de los Boers. En aquel momento mi fantasía voló. Le imaginé luchando contra a esos miserables holandeses por el honor de nuestro amado Imperio. Hasta vislumbré su muerte, con honor, por supuesto, como corresponde a un buen soldado de Su Majestad la Reina Victoria. No obstante, aquellas elucubraciones eran propias de un corazón roto y necesitado de esperanza para seguir latiendo, aunque fuera consolándose con una ensoñación sobre la muerte más digna y con honor de su ser amado.

Una vez despaché al inspector, escudriñé el informe de principio a fin, casi desvencijándolo entre mis manos. Releí una y otra vez las últimas líneas. No llegaba a creerlo. Por fin, después de tanto sufrir, me anunciaban que estaba vivo y, lo más primordial, dónde ir para reencontrarnos.

Apenas tarde una semana en disponerlo todo para el viaje: un diminuto baúl y un pequeño equipaje de mano donde guardé el cuantioso fajo de billetes que nos permitiría vivir con desahogo al menos los dos primeros de años. Después, excusándome en un viaje de negocios imprevisto a las tierras bajas de Escocia, aunque en realidad huyera junto a él a aquella isla en el mar del Norte, abandoné mi hogar para siempre, dejando atrás a mi esposa y los lujos que por nacimiento me correspondían.

De pronto, en la lejanía, desvaneciendo mis recuerdos, escucho la sirena de un buque a vapor. Elevo la cabeza, abriendo los ojos, y deslizo la vista a lo largo de la delgada línea del horizonte, esa misma que separa mis sueños de la cruda y densa realidad, tratando de avistar la embarcación sin llegar a conseguirlo. Entonces comienzo a caminar, alejándome de la orilla y sumergiendo mi cuerpo en el océano. Escucho de nuevo el silbido de la sirena. Aún más cerca que antes, como si intentara captar mi atención. Me detengo cuando el agua cerca mi cintura y oteo de nuevo el horizonte sin ningún resultado. ¿Cómo puede ser posible que no lo vea? De súbito, sin haberlo advertido, una ola golpea mi cuerpo. Lo desestabiliza haciéndolo caer. Y entonces el océano lo engulle bajo un revoltijo de algas y espuma. Después, lo escupe con violencia sobre la orilla. En ese preciso instante escucho la sirena por tercera vez. Está apenas a un par de millas de mí. Me levanto y, sin miramientos, desafiando las aguas, camino decido hacia el océano. Pero él es más fuerte y violento que yo. Cuando mi cuerpo queda sumergido hasta el pecho, una segunda ola lo golpea con violencia. Lo desestabiliza de nuevo y lo hunde, pero esta vez decide arrastrarlo al interior.
Justo entonces me despierto sobresaltado y con un regusto de agua salada en la boca. De inmediato me incorporo, aun sintiéndome turbado, e intento tranquilizar mi pulso respirando hondo.

«¿Por qué noche tras noche tengo el mismo sueño?»

Continúo respirando hondo hasta que mi pulso se ralentiza. Después, ya en calma, consulto el reloj: las tres y cincuenta y cinco. Me doy media vuelta para tratar de conciliar de nuevo el sueño, pero entonces reparo que está vacío su lado de la cama. Es extraño, él nunca se marcha antes de que despunte él sol. Además, él sabe que es más seguro, ya que tengo prohibido al servicio entrar en la alcoba cuando ella se retira a la casa de campo para reposar.
Oteo en derredor, pero él ya no se encuentra en la habitación. Me levanto y un escalofrío recorre mi cuerpo. El ambiente es demasiado gélido, aun siendo propio de esta época del año. Posiblemente se debió de quedar abierta la ventana antes de acostarnos y, con el ardor del momento, no lo apreciamos. Me cubro con la colcha y camino hacia la puerta mientras mis sentidos se desvelan. Entonces, a medio camino, advierto los colores mortecinos que impregnan cada mueble que embellecen la habitación, todos importados desde París, como mi esposa lo dispuso. Me detengo aturdido y sin tender. De súbito, un canto gutural, demasiado intenso, envuelve la habitación. Suelto la colcha, que cae al suelo, y me tapo los oídos. Mi cuerpo comienza a levitar hasta que quedar apenas a una pulgada del techo. De pronto, una intensa luz cubre la habitación. Quedo ciego por un instante. Y una vez recobro la vista la veo sobre la cama, vestida de luto y llorando desconsoladamente. Y antes de que pueda comprender, siento unas manos tirar de mí, lúgubres y ardientes como ascuas…

Estoy ante el océano tratando de recordar cuándo fue la última vez que lo vi así, tan hermoso y plateado. Posiblemente fue con él, aquí mismo, en esta cala alejada de las reprobatorias miradas de la gente, mientras complacíamos nuestros más íntimos y prohibidos deseos tumbados en la orilla. Esos mismos que nunca podré olvidar, ni siquiera una vez que la muerte decida venir a buscarme.

¿Cómo podría olvidarlos?
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
iliada
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 859
Registrado: 20 Ago 2012 20:34
Ubicación: Soria

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por iliada »

Confieso que no me he enterado bien de la historia. Todo iba bien hasta el sueño... después de la pesadilla deduzco que el protagonista ya está viviendo con su amante, por lo que no entiendo la mención al tema de la seguridad cuando ella (su mujer?) "se retira a la casa de campo para reposar"

A ver si se asoma por aqui el autor/a y nos deja alguna pista.
1
Avatar de Usuario
konchyp
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 643
Registrado: 23 Oct 2015 18:28

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por konchyp »

Hola aut@r!

Tengo que confesarte que en una primera lectura no entendí nada de la historia: quien estaba presente, quien hablaba o a dónde nos querías llevar. En parte es mi culpa, no reconocí en un principio la declinación sexual del protagonista y me hice un lío con tanto el, ella, su,... y luego vas y me metes en un sueño sin avisarme... no se si el agobio me vino por ese océano engullente o si es que me estaba perdiendo tanto que yo misma me estaba ahogando. Mea culpa, a estas alturas ya debería de ser un poco más espabilada para captar detalles esenciales como esos.

Es verdad que en una segunda lectura he sido capaz de identificar a cada cual en las escena, pero no sin esfuerzo y hasta creo haber entendido lo que querías transmitir. Supongo que algo le sucedería al protagonista cuando decidió partir en busca de su amado y su espíritu se quedó vagando en esa idea de reencuentro con él y su ansiada felicidad. Hasta que tiene la imagen de su mujer de luto y entonces lo entiende todo y extraña esos momentos felices con su amado. Es más o menos así? Ya nos lo explicaras y nos sacarás de dudas.

Miedo, miedo? No lo he sentido, solo un poco de agobio como ya he comentado antes. Me ha parecido más bien un drama o suspense pero no ha habido nada que me levante el vello.

Aún así lo he visto bien escrito e interesante pues a mi me ha enganchado la historia... hasta que perdí el rumbo.

Me ha dejado con un sabor agridulce al final...

Gracias por atreverte a mostrarnos tu criatura y cuidado con los barcos fantasmas... :)
1
Avatar de Usuario
Sinkim
Dragonet
Mensajes: 53602
Registrado: 14 Nov 2008 13:54
Ubicación: Logroño

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Sinkim »

Me reconozco incapaz de jugzar con justicia este relato porque me he perdido bastante :oops: Espero que alguien nos ilumine un poco y pueda entender lo que nos has querido contar :D
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
Avatar de Usuario
Isma
Vivo aquí
Mensajes: 7126
Registrado: 01 Abr 2010 21:28
Contactar:

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Isma »

Utiliza un lenguaje ampuloso, que podría estar justificado por la época a la que pertenecen los personajes. Pero no. Desvía la atención del lector con frecuencia, por ejemplo al hacer un pequeño inciso para hablar del contrato financiero, o para decir que el día que vino el inspector era gélido, o para contar que no confía en el inspector que ha contratado antes de saber qué trae. Como lector me pierdo un poco y he tenido que leer despacio y volviendo atrás con frecuencia.

Me gusta la inclusión del sueño de manera imprevista. Eso sugiere cosas: a mí me evoca lucha, abandono, fatalidad. No sé qué simboliza el buque inalcanzable, supongo que la vida que se escapa. Pero luego, ¿qué pasa? Ha abandonado su casa, está en alguna isla del Mar del Norte. Entonces, ¿cómo sabe su mujer dónde se encuentra, una vez que muere? Pues le ha dicho que está en Escocia. ¿Y qué termina haciendo frente al océano? ¿Es una especie de purgatorio al que vuelve para recordar los momentos felices que ha perdido (y que no se nos ha narrado)? No sé.

Hay piezas interesantes, pero el conjunto no me convence. Además, ¿dónde está el terror? Yo no lo veo por ningún lado, pero vamos, ni mirando debajo de las letras.

¡Mucha suerte!
Avatar de Usuario
Gavalia
Chucho
Mensajes: 11873
Registrado: 03 Jul 2008 13:32
Ubicación: Perrera municipal

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Gavalia »

Encuentro un relato globalmente flojito, tanto en la redacción como en el fondo. Me ha descolocado más de una vez al no aclararme del todo dónde estaba en algunos momentos de la historia. Mezcla sueños con realidad, pero la frontera entre ambos, se me hace difusa. La redacción no es mala, pero tampoco destaca para darle mejor nota. Entiendo lo que cuenta, pero no me gusta como lo cuenta. Respecto a la originalidad, algo bastante sobrevalorado, no se la encuentro por ningún lado. El miedo, agobio, tensión que requiere el género brilla por su ausencia. En resumen, no me ha llamado la atención y me he aburrido un poco. Te doy un 6 raspado a falta de una segunda lectura. Un saludo y suerte.
En paz descanses, amigo.
Avatar de Usuario
Nínive
Arquera
Mensajes: 7145
Registrado: 09 May 2011 15:53
Ubicación: En un hospital de campaña...

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Nínive »

Dos cosas no me gustan de este relato:
La primera es que he tenido que leerlo dos veces para enterarme de cómo va la historia. Y eso, en un relato de terror es bastante malo, porque la segunda vez ya sabes de qué va y no te arranca las emociones viscerales que debiera generar un relato de terror.

La segunda tiene que ver con la presentación de los personajes y del tiempo en el que se mueven. Hasta bien entrado el relato no me he ubicado ni en tiempo histórico, ni en quién era quien. Así que me ha sacado de la historia.

Respecto al lenguaje que comentaba Isma, estoy de acuerdo. Más que nada porque no me pega en la voz del narrador. Está contando algo bastante íntimo y se pierde en detalles superfluos y en ese tono de superioridad que hombre rico... Pero está enamorado, y no me cuadra una cosa con la otra.

Por último... Terror no hay. Se centra en la sorpresa final de que está muerto, pero eso no produce terror, compañero.

Creo que esta pluma que tenemos aquí es buena, pero en esta historia no se luce. :60: :hola:
Siempre contra el viento
Avatar de Usuario
Onomatopeya
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 560
Registrado: 16 Ene 2015 18:33

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Onomatopeya »

La prosa me gusta y la historia es buena, aunque poco terrorífica. He tenido que releer ciertas partes para comprenderlas, puede que sea por mi culpa porque ando disperson cual niebla marina, pero si no es por mí, te resta puntos, pues creo que el buen escritor se hace entender con lo mínimo
1
Avatar de Usuario
rubisco
No tengo vida social
Mensajes: 2370
Registrado: 15 Oct 2016 12:17
Ubicación: Tenerife

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por rubisco »

Querido autor:

(Por algún motivo descarto que sea de autoría femenina, quizá posteriormente explique el por qué.)

Nos traes a un pobre (en cuanto a porvenir) que todas las noches tiene la misma pesadilla a las 3:55. El título ya lo parecía presagiar, pero eso no quita el mérito de haberlo llevado con dignidad hasta ese momento en que se descubren las cartas.

Juegas bien con algunos elementos, como esa triple traslación a la orilla, y ese flashback muy bien encajado.

Pero veo algunos problemas que, por desgracia, no consigo resolver con mi entendimiento. El primero es que la historia me parece que peca de demasiado contextualizada para después quedarse como un souflé desinflado; siento que una parte importante de lo que cuentas me llevará a ver algo relacionado después, pero lo que me encuentro es un despertar a solas, sin más explicación que el que la muerte se lleva al protagonista, mientras ella (¿quién es ella? ¿su mujer? ¿él no se había marchado?) llora en la cama, que hasta hace un momento estaba a solas. Como digo, algo se me habrá escapado; quizá esté entre líneas, o quizá estaba claro en tu cabeza y faltaron una o dos piezas para enlazarlas en el texto. Eso, por cierto, ocurre con mucha frecuencia.

Yo tampoco veo terror. Me estaba esperando alguna escena, algún instante... algo, en definitiva, pero nunca llegó. Y no sería porque no habías dejado pie a ello, porque hay varias escenas donde parecía anunciarse, pero nada.

Y eso que me ha gustado la forma de escribir, quizá un poco rocambolesca pero no críptica, con lo que contextualizas temporalmente el relato con mucha soltura. Tienes mano para escribir, eso seguro.

Pues eso. No creo que te caigan puntos por mi parte, aunque las matemáticas siempre pueden ser caprichosas.

¡Mucha suerte y gracias por compartirlo :60: !
69
Avatar de Usuario
Dulcineaa
Lector ocasional
Mensajes: 29
Registrado: 07 Jul 2017 01:31

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Dulcineaa »

Confieso mi incapacidad para comprender la historia. El lenguaje tiene graves problemas en el orden sintáctico y tampoco entiendo el uso de ese vocabulario rebuscado y ampuloso, cuando lo que supuestamente escuchamos es la voz íntima del protagonista (la voz de la conciencia es más directa, menos afectada), probablemente la ambientación en el siglo XIX llevó al autor a utilizar ese registro. De todas formas creo que falta la revisión, por ejemplo no se sabe quién es "ella", la que se retira a la casa de campo; de quién son las manos ardientes que lo arrastran al final. En fin, posiblemente haya algún problema en mi lectura porque tampoco descubro el terror. Gracias por compartirlo y suerte con otros lectores más hábiles.
1
Avatar de Usuario
Paraná
No tengo vida social
Mensajes: 1285
Registrado: 07 Feb 2017 18:02
Ubicación: Tucumán - Argentina

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Paraná »

Lo siento, autor/a, tu relato no me ha gustado. Por una parte, el lenguaje está algo desfasado, como si no se aclarara si va a ser uno de uso corriente u otro más altisonante. Eso sin contar que algunas expresiones son inapropiadas tanto para uno como para otro, por ejemplo: "...puede ser posible", redundancia muy común pero igualmente molesta; o algunos errores ortográficos y de concordancia gramatical. En cuanto a la historia en sí, los personajes me han parecido artificiales, poco creíbles. ¿Una esposa que sigue teniendo sexo semanal como si nada, después de la "pillada"? ¿Un inspector de Scotland Yard persiguiendo durante años al noviecito del prota? ¿El joven que después de esos años lo cita románticamente en una playa lejana? El hombre, ¿se muere tratando de nadar hacia el barco que… ¿que qué? ¿O se muere de frío el pobre? ¿La viuda enlutada llorando sobre el lecho? No, no me cierra... Sorry :(
1
Gisso
Vivo aquí
Mensajes: 9175
Registrado: 02 Jul 2011 12:23

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Gisso »

Lo siento pero, o estoy muy espeso o no pillo el significado del relato. Tampoco veo terror, tal vez algún momento paranormal. Lo único que he sacado en claro es que la historia, por la pista de "alzamiento de los Boers", ocurre más o menos entre finales del siglo XIX principios del XX. El resultado final, para mi gusto, me ha parecido muy flojillo...
1
Avatar de Usuario
Spicata
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 909
Registrado: 31 Oct 2009 15:41
Ubicación: Donde las estrellas se cruzan con el viento

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Spicata »

Querido autor/a:

Ando algo perdida... hasta el sueño todo iba bien, pero después del mismo no me he enterado de nada :roll: , supongo que estoy bastante espesa y no hay manera de entenderlo por más que lo relea. Cuando puedas asoma la patita y me sacas de mi mar de dudas. :wink:

Suerte en el concurso :60:
1
Avatar de Usuario
Megan
Beatlemaníaca
Mensajes: 19461
Registrado: 30 Mar 2008 04:52
Ubicación: Uruguay

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Megan »

Comienzo con este :lol:

Hola autor/a.

Leí tu relato tres veces y encontré dos cosas, la primera es que tuve que imaginarme situaciones porque no está muy claro como se dan y en segundo lugar no hay nada terrorífico.

No es por ser negativa, creo que narras bien, pero es posible que te falte escribir más para hacerlo con más continuidad y que se entienda mejor lo que queres decir.

Gracias por compartirlo y mucha suerte :D
Imagen

🌷🌷🌷Give Peace a Chance, John Lennon🌷🌷🌷

Lee, escribe y comenta en Los Foreros Escriben
Avatar de Usuario
Iliria
Foroadicto
Mensajes: 4835
Registrado: 23 Jul 2014 23:13
Ubicación: En la Torada Mágica, para siempre

Re: CT II - A las tres y cincuenta y cinco

Mensaje por Iliria »

No se puede decir que sea de terror, al menos no lo he percibido como tal. Eso es lo más flojito que le encuentro, siendo para un concurso con una temática concreta.

Sin embargo encuentro una historia correcta e interesante, a pesar de que el lenguaje sea un poco rebuscado dada la sencillez de la trama.

Suerte en las votaciones :hola:
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón :101:
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
Responder