CT II - El secreto detrás de la puerta -Edgardo(2º J) (3º P)

[lucia]

El secreto detrás de la puerta



Espiar por la rendija de las puertas ha sido una penosa afición con la que he convivido toda mi vida. Permanecer quieto frente a ellas, admirarlas y, con especial cuidado aplicarles una ganzúa para dislocar sus entrañas, hasta conseguir traspasar el umbral deseado. Doblegarme ante la necedad de cultivar esta morbosa sensación, que crece y se alimenta, me hace profesarme poderoso de una manera muy peculiar.
Debo decirte, padre, que de esta curiosa emoción que me produce indagar lo fortuito, lo desconocido, y que hasta ahora ha sido mi secreto, han emanado incontables agravios, pero, también, alguno que otro agrado. Inolvidables momentos los que vivía a mis doce años, cuando conseguía, a través de la rendija de la puerta del patio, descubrir los secretos de Dorita, que mostraba sus partes. Permanecía en silencio esperando el minuto exacto para que ella, con exquisitez absoluta, se quitara la ropa y caminara desnuda por la habitación, para luego meterse en su cama como ovejita y dormir plácidamente.
Era envidia o celos, no lo sé, lo que avivaba fastidio a mis ocho años, cuando veía a Martita darse un beso con Raúl; recuerdo que pactaban sus encuentros bajo la cama mientras jugábamos a las escondidillas; puesto yo detrás de la puerta, observaba la manera prohibida que disfrutaban de su tierno amorío.
Es que esta, la que considero una simple indiscreción de mi parte, es hasta cierto punto graciosa; mi pretensión nunca ha sido la de entrar a las casas para robar, ni mucho menos abusar de sus inquilinas, no, al contrario, he colaborado con ellas sin que se percataran, hubo vez que reparé el grifo de más de alguna, ya que parte del juego es dejar rastros más que evidentes para que cuando estén de regreso sepan de mi presencia. He de admitirlo, padre, busco apartamentos de mujeres que viven solas, y con preferencia de alguna edad… Digamos una edad ligeramente avanzada, ¿lo entiendes?
Cierto es que una vez dentro me apasiona registrar gavetas y otros muebles, eso es hermosísimo. Tirar por los suelos una librera con sus libros, luego de echarles una ojeada, ya que como tú sabes, padre, admiro sus finos estampados y me encanta leerlos, percibir ese característico olor a “libro viejo”, olor que remueve mi tripa con satisfacción; del mismo modo, llegar hasta la alcoba y desarreglarla, abrir clóset y anaqueles para desordenar vestidos, blusas, y al mismo tiempo oler su ropa interior, sus zapatos, hurgar y oler dentro de sus carteras de piel curtida por el uso, para después recostarme en sus inviolables camas y, a la postre, husmear en su refrigerador, beber y comer de su contenido, mientras creo algún caos en la cocina. Luego, sentarme en los sillones a ver algún programa, acompañado de una taza de café; en fin, padre, provocar mil modos de hacer notar a su dulce habitante que alguien allanó su intimidad.
Como has de imaginar, estas incursiones mías me han provocado profundos estados de desasosiego y furor. Ha sido una de las consecuencias que he tenido que pagar por cultivar esa afición casi lujuriosa por cruzar el umbral prohibido de una puerta, para después, con plena satisfacción, poder hurgar sus escondrijos. Es que sustentar este temor a ser descubierto también es delirante, es como dar un paseo por tierra impropia, un asalto a la impertinente desfachatez del mundo privado. Claro que estos actos me han colmado de sensaciones difíciles de explicar a otros y que, por ser solo mías, me vanaglorio de manera excelsa por poseerlas; sin embargo no puedo negarlo, padre, por períodos tiendo a admitir vergüenza por mi secreta pasión.
Debes saber que es una práctica con la que he convivido todos estos años y que he tratado que desaparezca de mi vida en varias ocasiones, pero, en cuanto creo haberme liberado de ella, de repente y como si se comportara como una manada de leones al momento de capturar a su presa, me sale al paso con la compañía de todos mis miedos. Mis miedos, que se revelan y emergen de sus viejas cavernas como seres de ultratumba, y se lanzan contra mí con una fuerza feroz, monstruosa; se unen al festín como buitres o hienas. Entre todos me arrastran y me despedazan, padre.
Este apartamento en el que resides es en realidad hermoso; las luces tenues, incrustadas en las paredes de colores sombríos, lo hacen bastante acogedor; además, me embruja esta alcoba con sus cortinas color marrón que hacen juego con el edredón de tu cama. ¿Sabes que encuentro cierta similitud con nuestra casa de la isla?, aunque me pregunto: ¿qué hace un viejo lobo de mar, indómito como lo eres tú, en esta otra isla, tan olvidada como la nuestra?, ¿o es que te ocultas de alguien o algo, padre?
Deseo confiarte un secreto: desde hace un buen tiempo llevo allanando tu cuarto sin que tú lo sepas; meses vigilando y esperando la hora adecuada para ingresar y encontrarte dentro. Vaya susto el que te he dado, padre, porque después de todo, tú no me has invitado a pasar, ¿verdad? Soy yo, el que te ha buscado por años y que ahora te encuentra, el que se te aparece para platicar contigo. A decir verdad, padre, estoy más que seguro de que luego de esta visita habrán desaparecido mis manías.
Así que, en el fondo, todo esto que te he contado no interesa, ya que nada más he venido hasta acá para narrarte los últimos minutos que conviví con madre; estoy seguro de que deseas que te los detalle, ¿no es cierto, padre?
Tremenda ironía: mi existencia se ha desarrollado entre puertas y cerraduras. Bien recuerdo ese día. Aún no amanecía cuando tú llegaste hasta mi habitación para darme un beso y desearme felicidades. Abandonabas el hogar para nunca más volver. Era mi cumpleaños número seis, ¿te acuerdas, padre?
Por las mañanas, la perilla de la ducha emitía un chillido particular. Era la clara señal de que madre se encontraba ya en pie. Despertaba temprano, para atender las múltiples ocupaciones propias del hogar.
Aquella mañana, luego de que tú te fuiste, no escuché ese chillido. El silencio me llenó de extraños pensamientos, padre. Con la duda en mi cabeza, me tiré de la cama y caminé hacia su cuarto. Recuerdo el pasadizo entre las habitaciones, lo percibí tan largo y solitario que me pareció eterno, recuerdo mi angustia, no puedo olvidar mi angustia; yo solo deseaba saber a cualquier precio qué ocurría. Temeroso, disminuí el paso y caminé lentamente, pegado a la pared: los cuadros colocados en cada una de las habitaciones con sus ventanas abiertas me parecían extraños, quizás era la primera vez que me fijaba en ellos. Al llegar a la puerta de su habitación, la habitación que tú abandonaste, padre, me tropecé con la sorpresa de que se encontraba bajo llave. Tú la dejaste así, nunca podré saber el porqué. Espié por el ojo de la cerradura y alcancé a distinguirla quieta, muy quietecita, como si aún durmiera. Recuerdo haber llorado amargamente, pues madre no atendía a mis gritos. Intenté abrir pero me fue imposible. Después de un buen tiempo, no sé cuánto, coloqué una grada y subí para alcanzar las llaves que se encontraban colgadas de un clavo en la pared. Abrí y salté sobre su cama, “¡madre, madre!”, recuerdo que le decía, al tiempo que tomaba su mano y acariciaba su cabello. Me extrañaba que sus ojos permanecieran abiertos y no me vieran, que de sus labios no saliese palabra alguna y que su cuerpo se mantuviera inmóvil. Cómo lloraba, recuerdo que lloraba, padre.
Cuando un policía llegó y abrió abruptamente, yo estaba recogido en un rincón de la cama y lloraba. ¿Me preguntas por madre?, pues ella ya tenía un aspecto diferente. Sí, siempre inmóvil.
Madre murió sin despedirse de nadie. Qué dolor se siente en el pecho. No hay trauma más grande para un niño de seis años que la muerte de su madre. Más todavía cuando se pasan seis días al lado de una muerta, padre. Pero yo no quería separarme de ella, porque si lo hacía me iba a quedar solo, totalmente solo, sin padre y sin madre, y eso me daba mucho miedo. Prefería las nubes de moscas encima, ver su lengua afuera, aun tan fea como estaba seguía siendo madre y madre me defendería siempre y yo no tendría miedo de estar solo.
Padre, el puñal que he colocado cariñosamente en tu cuello se ha desprendido. Claro, después de seis días de muerto… Y este olor nauseabundo que desprendes, padre, tan pútrido como tu carne, como tus vísceras, como el color amarillo de tus ojos abiertos, tu lengua de fuera y las nubes de moscas encima, sigue siendo iguales a los de madre. Sí, ahora sabes cómo lucía ella.

[Gisso]

Idea interesante y pensada con algunos momentos álgidos que me han puesto los pelillos de punta, sobre todo al imaginar la forma de actuar del protagonista, allanando las moradas ajenas y dejando pruebas de ellos. De por qué hace eso también me parece bien llevado. El final me has pillado un poco por sorpresa, ya que aunque pensaba que ese “padre” iba a morir o hacerle algo (tal vez lo tuviera en frente, ¿atado?), no pensaba que ya estuviera muerto seis días. Veo que, aunque podrías haberlo hecho, no has querido centrarte del todo en lo explícito, detallando lo justo para imaginarnos la escena. El único problemilla que le he visto es que la forma de narrar se me ha hecho algo monótona, sin mucha fuerza. Esa es la impresión propia que tengo.

[rubisco]

Épale, que me estreno detrás de la puerta.

Querido autor, querida autora:

Escribir terror no es fácil; primero, porque el terror está separado mediante una tenue línea de géneros como el suspense o el gore; y segundo, porque asustar con palabras escritas cuesta mucho. Muchísimo.

A mí no me ha causado mucha impresión tu texto, hasta casi el final. Veía un relato de suspense y sólo al final llegó el hachazo (o quizá debí decir puñal) de terror. No me veía venir ese momento, pero sí iba sintiendo cómo se incrementaba la tensión, así que, de alguna manera, me condujiste tan detalladamente hasta el momento culmen que al final me lo estaba esperando. Eso está bien y está mal. Está bien porque, a fin de cuentas, lo mejor que puede pasar es que un escritor transmita el ritmo que se ha planteado, y creo que lo has conseguido. Pero está mal porque me has quitado cualquier tipo de sorpresa.

Sobre el relato en sí, te diré que me pareció excesivamente largo para lo que contaba, y sobre todo con una introducción que podía haberse resumido un poco. No obstante, intuyo que disfrutaste mientras lo escribían. Sí que te tengo que reconocer que la historia está muy bien hilvanada y que todo lo que transmite el protagonista me parece no sólo bien detallado, sino original en el fondo y en la forma.

La técnica del confesor a la hora de narrar la historia es interesante y a la vez arriesgada, porque elimina muchos puntos de vista y limita la forma de expresarse. Creo que, en este caso, era válida y una de las que mejor se adaptaba a la historia, aunque me pareció algo plana, como si el protagonista, al final, no transmitiera completamente su personalidad a través del monólogo que construye.

De momento es pronto para saber dónde te posicionaré en mi lista de favoritos. Dependiendo del nivel estarás arriba o abajo. Siento no poder decirte más .

¡Mucha suerte y gracias por atreverte !

[Sinkim]

Un gran final, la historia se me ha hecho un poco larga hasta que llegas a lo verdaderamente importante, el origen del trauma del protagonista y su venganza final Pero te lo perdono completamente porque esa escena del hombre junto al cadaver de su padre muerto hace 6 días es brutal, en ciertos aspectos me recuerda a Norman Bates hablando al cadaver de su madre

[raumat]

Joer qué drama familiar.
Un relato que empieza suavecito y, poco a poco, va introduciendo elementos desasosegantes, terroríficos, hasta convertirse en una historia muy fuerte, cruda, dramática.
Comienza uno considerando al protagonista como un asqueroso pervertido, y acaba pensando de él que es un admirable justiciero.
Muy bien escrito, se lee con interés de principio a fin.
Buen trabajo. Me ha gustado.
Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.

[konchyp]

Hola aut@r

Creo que has hecho un buen trabajo con tu relato. Empieza suave, con un simple mirón de cerraduras y lo conviertes en un trauma familiar que desemboca en una psicosis-venganza de lo más escalofriante.

Una prosa muy elegante, a mi parecer, que engancha cuanto más se lee. Una buena selección de palabras que cautivan con lo que sea que quieras explicar y que poco a poco te envuelve dentro de la atmósfera psicológica del relato.

Aunque no soy muy fan, me parece una buena idea el formato carta a ese padre como confesión final, por lo menos en ese aspecto has sido original con respecto a los otros relatos.

No me ha dado miedo, no hay mucho, pero por otro lado empieza dulzón y se amarga lentamente, que no está nada mal, entre otras cosas porque el giro final es básicamente inesperado, creíble y justificado, y eso gusta.

Algunos puntillos te caerán por mi parte, eso sí, primero tengo que mirar por las cerraduras de los demás relatos... gracias por compartirlo.

[Isma]

Genial, este relato está muy, muy bien. Todo el planteamiento es alevoso, premeditado. Conduces al lector con tranquilidad hacia la conclusión impactante, y entonces todo cobra sentido. Porqué siente la necesidad de observar a través de las cerraduras. Porqué le escribe a su padre todo esto. Sí, cuadra muy bien.

Mantiene la atención y lo considero plenamente terror. Además está muy bien escrito y tiene una soltura muy agradable. Realmente parece que está hablando con otra persona. Lo único que te puedo reseñar es alguna comparación que haces con animales salvajes, como de la selva (leones, buitres o hienas). No me cuadra del todo bien con el narrador, pero tampoco queda mal. Supongo que habrá alguna comparación que case mejor pero yo no doy con ella.

¡Mucha suerte!

[Gavalia]

Me parece un trabajo muy interesante. Siendo un monólogo continuo hasta el final, reconozco que tiene buen ritmo. No puedo decir que sea aburrido porque ha caído del tirón y sin titubear en ningún momento. Fácil de leer y un poco reflexivo e interiorista, de esos que no me suelen gustar un pelo, mas no en esta ocasión.
La prosa es buena y veo capacidad de sobra en cuanto a redactar se refiere. No me entusiasma lo que leo, pero lo entiendo perfectamente, aun cuando casi que se vislumbra el final.
Me gusta como lo cuenta por su buen ritmo como ya dije antes. Te doy un 7 porque aunque no he pasado miedo alguno, algo muy subjetivo en cada uno,  reconozco la atmósfera de terror.
Un saludo y suerte.

[Spicata]

Querido autor/a:

Buen trabajo, una historia que engancha, lees de un tirón y cuyos engranajes encajan a la perfección al final de la misma. Tiene una fácil lectura y eso se agradece al tratarse de un monólogo sin diálogo alguno (yo soy muy "pro" diálogo ). Si tuviera que poner un pero es que no he encontrado terror hasta el final del relato, pero eso no desmerece tu historia. Quiero recalcar que está muy bien escrita y con una prosa muy buena.

Te deseo suerte en el concurso

[Iliria]

En este relato tampoco he visto un trasfondo de terror. Por otra parte he encontrado también un lenguaje demasiado ampuloso para lo que se quiere expresar.

Como punto fuerte te puedo decir que se capta bien la esencia del relato, y al final encaja bien todo dentro de una historia más morbosa que terrorífica, a mi parecer.

Suerte con las votaciones

[Nínive]

¿Sabes, autor, lo que me ha pasado con tu relato? Que no consigo ubicarlo temporalmente. ¿Y por qué necesito eso?, me dirás. Pues ya ves... cuando leo una historia necesito "verla" en mi mente. Te lo digo porque el lenguaje utilizado (ampuloso, ha dicho Iliria) me retrotrae a otros tiempos, sin embargo luego nombras los apartamentos y me parece que es una época más moderna. Tampoco (y perdóname por ser tan tiquismiquis) me resulta poco creíble para un niño que creció en un orfanato desde los 6 años.
Otro detalle que me ha sacado de la historia es tratar de tú a su padre, pero llamarle "padre". Quizá es una bobada, pero cada vez que lo veía, me fijaba.
El principio me resulta un tanto largo, pero lo compensa el final. Por cierto... ¿un niño sin separarse de su madre 6 días? Supongo que bebería agua y comería algo, ¿no?

Aún no sé qué haré contigo. Es un buen relato, pero de terror... poco.
Un abrazo.

[Mister_Sogad]

Hay que ver, autor/a, cómo los títulos pueden servir para el juego que se quiere dar. Por lo que sea yo, al leer tu título, ya me he puesto en modo "misterio" y eso ha ayudado bastante a ponerme en la piel de tu protagonista. Así he podido entender su "afición", aunque reconozco que en algunos puntos se me ha hecho confuso seguir el argumento; algo extraño se me ha hecho, por ejemplo, seguir el hilo de que la madre fuera muerta a manos del padre y luego que tu prota se vengara. Ahora bien, tengo que comentar algo que no sé si era tu intención, me ha seducido la ambientación, se me ha antojado costumbrista y eso me ha resultado atractivo, creo que ha sido por el lenguaje y los términos que has usado, también por el propio trato de tu protagonista (el cómo llama "padre" y "madre", por ejemplo); y para mí eso ha sido un acierto, ya digo.

Te deseo suerte temerosamente.

[Topito]

Poda el principio: aunque uno lo lee con gusto, llega un momento que empiezas a aumentar la velocidad de la lectura para llegar al punto de inflexión, hasta el mismo narrado nos lo dice.

Así que, en el fondo, todo esto que te he contado no interesa, ya que nada más he venido hasta acá para narrarte los últimos minutos que conviví con madre.

Pues eso, o me haces un resumen o no me lo cuentas.

Sabes que sabes escribir y te tomas tu tiempo (nota mental: apunta esto topito, que no llegas, pues sigues y lo mandas a cualquier otro concurso más adelante).

Me ha gustado. Por tu estilo, más que por la historia.

Dicen de terror, pues sigo igual. No veo terror. Pero ni contigo ni con Poe ni con los demás autores de este género. Como mucho, el terror gótico me puede llamar la atención. Tema personal con este género. Yo para el terror soy más visual que lector. Mea culpa.

Pero, tranquilo, que eso no supone nada, que yo estoy valorando la calidad más la sensación de agrado que me produce el relato.

Tú, los has pasado con creces. Y hasta la mitad de los relatos del concurso me ha costado llegar tras leer ya la mitad de los relatos. Eso sí, la oruga me ha tocado la fibra, y aunque tu eres más impecable, también valoro mucho que el relato me mueva el culo de la silla.

[ACLIAMANTA]

Me encanta el formato de carta de esta historia. Engancha desde el comienzo, que me hubiera gustado más corto, tiene buen ritmo y logra involucrar al lector en ese clima intimista que se va haciendo más amargo a medida que avanza.
No encuentro mucho terror pero eso no impide que disfrute del relato.

[Paraná]

Me ha caído muy bien tu relato, Autor/a. Me has colocado en cada lugar donde querías que yo esté. Eso ya es mucho. Y la historia, por cómo está narrada, es un acierto. Cuando terminé de leerlo, de alguna retorcida manera, me parecía haber "escuchado" el monólogo de una especie de Norman Bates, con esa serenidad que al principio nos parece tan normal para desembocar en la comprensión del horror de sus acciones. Un psicópata muy bien retratado. Tiene algunas naderías por ahí, pero está, para mi gusto, muy bien escrito y aún mejor estructurado.
¡Mucha suerte, escribidor/a!