CN6 - El velorio del angelito - Paraná

[kassiopea]

EL VELORIO DEL ANGELITO


Cuando muere un angelito, no hay que llorar: se celebra sin remordimientos, porque es puro y se va derechito al cielo. 

A la Aurora se le murió el hijito la semana pasada a raíz de un enfriamiento que le trajo no sé qué complicación en la pleura. Yo lo había conocido de pasada, cuando vinieron a internarlo: una criatura preciosa, con enormes ojos negros y pestañas tan tupidas que miraba como desde dentro de una gruta de terciopelo, como si ya se estuviera yendo para adentro. La Aurora vino del hospital con el cuerpecito muerto en los brazos, llorando a gritos por medio de la calle, a despedirse de mi mamá que era la madrina de la guagüita, y comprometernos para el velorio. Así que fuimos todos, en tres autos.

Cuando llegamos nos recibió la música y la algazara. Ariel, el padre del muertito, asaba carne en una parrilla a la sombra de un nogal, en el patio de tierra. Las mujeres estaban atareadas en potajes que revolvían en una olla de fierro enorme, para la cual habían instalado un fogón de refuerzo, y ahí fuimos también nosotras, a ayudar. A la tardecita, sacaron al patio el pequeño cajón blanco, lo rodearon de velas y empezó el baile. Todo el día había pasado entre música, rondas de mate con bollos de chicharrón, vino a raudales, rezos, cuentos y charlas memoriosas y picantes. Horacio, mi esposo, estaba muy impresionado, como si la muerte fuera una piedra inesperada que hubiera caído sobre el agua serena de un estanque; se quedó sentado toda la noche, compungido. La música me producía escozor en los pies por el deseo de bailar, pero la gente de campo es muy respetuosa y no invitan a una mujer que está con su hombre, así que tuve que aguantarme las ganas. Ya tarde, y por la confianza entre nuestras familias, Ariel, que había estado toda la tarde callado, observando desde su silla bajo el nogal, se acercó y me invitó; miré a Horacio como preguntando y vi aquiescencia en sus ojos. Después la zamba nos envolvió, nos llevó por delante, hecha cadencia y pañuelos. Bajo el guiño de las velas y lámparas de querosén, los ojos de mi bailarín eran ascuas que fueron encendiéndose sin petulancia, mansa pero inconteniblemente, en un crescendo que me heló las venas porque comprendí. Con el último acorde del bandoneón, vino el abrazo de los pañuelos, y ahí se desatoró. Dejó caer la cabeza en mi hombro y lanzó un sollozo largo, inhumano, que suspendió las voces, los movimientos y hasta las llamas de la luz.

[Iliria]

Se que es una costumbre bastante extendida, pero me cuesta ver algo festivo dentro de un velatorio.
No obstante creo que está bien escrito, y sabes darle a la situación un aire de ternura especial

[Berlín]

Es curioso, el otro dia hablando con un chico murciano me dijo que en su pueblo aún se sigue cargando el féretro a hombros hasta el cementerio. Aquí del hospital pasa directamente al tanatorio y aparece allí, vestidito y rodeadito de flores, fresco como una pescadilla y compuesta la postura como un niño de comunión. Pero luego no hay fiesta, ni comida, ni lecturas ni nada de eso, solo besos y abrazos y palabras de cumplido y la misa final, si es que el fiambre era creyente.
En fin, en cada lugar tienen sus costumbres y debo reconocer que a mi me encantan estas tradiciones tan festivas, me parece un canto a la vida y un homenaje al que se va.

Has escrito un relatito breve pero contundente, hermoso y con un final que me ha dejado el estómago arrugado como una pasita. Felicidades.

[raumat]

Un relato muy bien escrito, desde luego.
Sí que chocaría en España que la muerte de un niño se celebrara con comilonas y baile.
El tema (la muerte de un niño) no me motiva mucho, la verdad. Aunque la calidad y la forma de narrar la situación, consigue convertirla en una historia relativamente bonita de leer. Pero el fondo de la historia... pues siempre está presente de algún modo.
Por otra parte, para este concurso, quizá sea un texto demasiado breve.
Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.

[Gavalia]

Has conseguido atraparme de inmediato. A pesar de ser corto, quizá por la buena ejecución, quizá por ese exotismo cultural que choca en cuanto a costumbres, o incluso ese final que encoge pero que no he entendido bien del todo. El asunto es que me ha gustado aun usando frases, supongo que usuales en vuestra forma de hablar. Ejp.  como si ya se estuviera yendo para adentro. Me suena tan poético como raro. En general buen trabajo. Suerte.

[konchyp]

Uno de esos relatos que fácilmente nos toca el corazón. Me gusta que nos muestres las costumbres de diferentes culturas, siempre me interesa saber nuevas formas de ver la vida. Ahora, de mito o leyenda no veo nada. Veo que sabes jugar fácilmente con los sentimientos del lector pero no veo la cercanía al tema, entonces no se cómo valorarlo. También me ha gustado la forma escrita y todas esas formas latinas.
Suerte y gracias por compartirlo.

[Isma]

Me ha encantado. A mí las palabras siempre me han hechizado, y en este caso el lenguaje, con sus localismos, me sorprende y asombra a cada paso. Eso lo valoro muchísimo. Además hay una intención muy clara en todo el texto, que cristaliza en ese suspiro final, ese adiós contenido durante toda la larga jornada de despedida.

Por otro lado no encuentro la conexión con el mito o leyenda. Esto es más tradición.

Me quedo con el buen sabor de boca de las emociones humanas bien plasmadas. Y la voz del narrador, tan coloquial, un acierto.

Mucha suerte.

[ACLIAMANTA]

Donde yo habito no se celebran los muertos, se lloran, pero me encantó.
Muy bien escrito, corto, con un lenguaje tierno y suave. Y qué buen final!
Suerte al autor!

[Megan]

También me es difícil aceptar un velorio con comidas y bailes.
Aparte de eso, el relato es bueno y atrapa, aunque no puedo dejar de pensar en el niño muerto.
El final, con el llanto del padre aparece la tragedia que está muy bien redactada.
Es bueno, pero (perdón autor/a por la palabra) se me perdió el mito o la leyenda.

Mucha suerte y gracias por compartirlo

[Meiko]

Oh, muy efectivo. El dolor del padre que estalla sin poder evitarlo surgiendo desde lo más hondo por encima de todo, música, baile, costumbres y convenciones sociales. La forma de narrarlo me ha encantado, sin caer en lo lastimero. Como te dicen, la voz narradora es todo un acierto, qué bien queda su forma un tanto despegada de ver la historia.

Qué te puedo decir que no te hayan dicho, a mí también me ha gustado. Perdóname si tan sólo se me hizo algo breve, quisiera otra tacita más de esa prosa tuya si no es molestia

Gracias por compartirlo

[Ratpenat]

Detrás de la palabra mate se esconde un argentino o argentina.

Son los únicos que prueban esa porquería

Está muy bien escrito, no hay duda.

[Edgardo Benitez]

Se esconde una tremenda verdad detrás de este mini relato, micro, breve, pequeño, o no sé como llamarlo. Y es que el miedo a la muerte es el miedo a la vida, porque es lo mismo. Según parece tomaste la decisión de participar a ultima hora y decidiste hacerlo con este bonito texto.
Al final de cuentas ya veré cuantos puntos pondré en las notas de ese bandoneón sureño.

[Sinkim]

No me ha terminado de convencer esta historia, lo siento autor pero no te preocupes porque viendo los comentarios está claro que el raro soy yo

[Spicata]

Querido autor/a:

Relato breve, pero efectivo. Muy bien escrito, y muy bien desarrollado. Soy de las que le cuesta ver esa parte festiva de un velatorio, pero es lo bonita de la diversidad de culturas de este planeta, de todo se aprende, de todo nace un respeto. Buen trabajo.

Suerte en el concurso

[rubisco]

Querido autor, querida autora:

Te has sumado a la corriente de lo breve, cosa que, dada mi premura de tiempo, te agradezco.

Dada mi premura de tiempo, sin embargo, me cuesta encontrar algo a lo que agarrarme en este relato para darle puntos. Está bien escrito, sin duda, y recorre toda la estancia como si fuera un cámara en medio de un mannequin challenge, pero se me ha quedado algo por el camino.

Si no fuera por mi premura de tiempo, lo releería mil veces hasta encontrar el motivo para darle puntos, porque estoy convencido de que los merece.

Intentaré darle la relectura si mi premura de tiempo me lo permite.

¡Suerte!