El fantasma del rey Leopoldo - Adam Hochschild

[Bohemio]

¿de dónde me vendría la inspiración? una vocecita me lo sugirió...


Seamos profesionales: parece muy interesante el libro y útil para comprender algo mejor el mundo.

[madison]

El fantasma del rey Leopoldo es un logro notable, enormemente satisfactorio en muchos sentidos. Me ha abrumado, tal y como lo hizo El corazón de las tinieblas cuando lo leí por primera vez; y, además, exactamente por las mismas razones: como una revelación del horror oculto en el Congo». Paul Theroux



Mario Vargas Llosa lo deja muy claro en el primer párrafo del prólogo de «El fantasma del rey Leopoldo»: «Es una gran injusticia histórica que Leopoldo II, el rey de los belgas que murió en 1909, no figure, con Hitler y Stalin, como uno de los criminales políticos más sanguinarios del siglo XX». Y es que de todos los genocidas que durante el tránsito del siglo XIX al XX participaron, al grito de divide y vencerás, en el reparto del continente africano, Leopoldo II tal vez fue el más miserable.

Hochschild hace en este libro un meticuloso perfil del monstruo. Se trataba de un hombre codicioso, inteligente, desmesurado y cruel que exterminó a más de ocho millones de nativos en nombre del progreso, de la belleza y de la patria. Escondido en un disfraz de intelectual humanitario, esquilmó lo que hoy es la República Democrática del Congo hasta convertirla en un país sin futuro que, un siglo después de su muerte, continúa pagando las deudas generadas por el tirano.

Parece evidente que sumergirse en la vida de esta bestia puede resultar tan desagradable como meter la cabeza en una fosa séptica. Pero no es así. Afortunadamente su brutalidad tuvo respuesta, y alimentó a diversos grupos de idealistas que, sin saberlo, se convirtieron en pioneros de la defensa de los derechos humanos en África. Misioneros, viajeros y analistas internacionales se opusieron al tirano, y gracias a ellos y sus rebeldes actitudes la lectura de estas páginas repletas de muerte y ambición acaba resultando ligeramente esperanzadora.

El fantasma del rey Leopoldo es, por tanto, el libro que estaba esperado ese lector inquieto que se emocionó cuando leyó como Joseph Conrad, en «El corazón de las tinieblas», hablaba de una región, la cuenca del Congo, como del lugar donde «volver a los inicios de la creación, cuando la vegetación estalló sobre la faz de la tierra y los árboles se convirtieron en los únicos reyes».
enlace del artículo

[Fley]

Mario Vargas Llosa lo deja muy claro en el primer párrafo del prólogo de «El fantasma del rey Leopoldo»: «Es una gran injusticia histórica que Leopoldo II, el rey de los belgas que murió en 1909, no figure, con Hitler y Stalin, como uno de los criminales políticos más sanguinarios del siglo XX». Y es que de todos los genocidas que durante el tránsito del siglo XIX al XX participaron, al grito de divide y vencerás, en el reparto del continente africano, Leopoldo II tal vez fue el más miserable.

Hochschild hace en este libro un meticuloso perfil del monstruo. Se trataba de un hombre codicioso, inteligente, desmesurado y cruel que exterminó a más de ocho millones de nativos en nombre del progreso, de la belleza y de la patria. Escondido en un disfraz de intelectual humanitario, esquilmó lo que hoy es la República Democrática del Congo hasta convertirla en un país sin futuro que, un siglo después de su muerte, continúa pagando las deudas generadas por el tirano.

Parece evidente que sumergirse en la vida de esta bestia puede resultar tan desagradable como meter la cabeza en una fosa séptica. Pero no es así. Afortunadamente su brutalidad tuvo respuesta, y alimentó a diversos grupos de idealistas que, sin saberlo, se convirtieron en pioneros de la defensa de los derechos humanos en África. Misioneros, viajeros y analistas internacionales se opusieron al tirano, y gracias a ellos y sus rebeldes actitudes la lectura de estas páginas repletas de muerte y ambición acaba resultando ligeramente esperanzadora.

El fantasma del rey Leopoldo es, por tanto, el libro que estaba esperado ese lector inquieto que se emocionó cuando leyó como Joseph Conrad, en «El corazón de las tinieblas», hablaba de una región, la cuenca del Congo, como del lugar donde «volver a los inicios de la creación, cuando la vegetación estalló sobre la faz de la tierra y los árboles se convirtieron en los únicos reyes». Fuente=El mundo.com

[Fley]

Estudio histórico sobre la personalidad de Leopoldo II de Bélgica y la época en la que administró la colonia del Congo, una región con una extensión territorial de aproximadamente cuatro o cinco Españas. Leopoldo consiguió una colonia apoyado en la idea de que, en aquella época, una nación no podía considerarse poderosa si no la tenía. Comprendió que la única manera de obtenerla era valiéndose del altruísmo científico y humanístico de la época, e hizo creer durante 21 años a toda Europa que su participación en el Congo como gestor de "una unidad de regiones de diversas étnias recogidas bajo el amparo del rey de los belgas", era tan sólo como arbitrio para hacerles llegar la sabiduría que aquellos "salvajes" necesitaban para ilustrar sus vidas y olvidar sus costumbres demasiado antiguas para el mundo moderno. En realidad, Leopoldo construyó un complejo sistema de extracción de bienes basado en el terror inflingido por soldados belgas deseosos de guerra (en aquella época Europa estaba en paz) que controlaban y esclavizaban todos los pueblos que constituyeran aquella enorme región de África Central. Los congoleños, usados como porteadores, soldados forzados, concubinas, siervos, y en definitiva, esclavos, vieron mermada su población contabilizandose cifras escandalosamente altas; de siete a ocho millones de muertos. Los hombres de Leopoldo ordenaban asesinar a los negros con albitrio, o ante la menor falta. Las amputaciones de pies y manos estaban a la orden del día. Los jueces de colonias solían tener varias horcas de manera permanente junto a sus puestos. Los más crueles y enajenados como Leon Rom o Guillaume Van Kerckhoven (a los que Conrad puso cara, describiendo a Kurtz en el Corazón de las tinieblas) atraían a los leones para cazarlos usando negros enfermos o tullidos como cebo. Algunos adornaban sus jardines con cabezas de negros, y otros les obligaban a castigarse mutuamente, haciendo así una "separación" que resultaba eficiente para sus conciencias.
Ante todo, este libro no es una descripción de crueldades, que también. Es sobre todo un estudio psicológico que bien podría resultar parejo a los que se realizaron sobre sociedades "civilizadas", como la de la Alemania del 36, que soportaron y contemplaron impasibles como se realizaban barbaridades en su nombre. Pero también cuenta cómo figuras enarboladas en heroes, como el gran investigador y pionero Morton Stanley, resultó ser un déspota que no dudó en aliarse con Leopoldo, un rey, por otro lado, que jamás puso un pie en el Congo, y que se jactaba de enviar libros sobre "cómo torturar a los negros para obtener beneficios de ellos" a sus jefes de filas en África. También es la historia de personajes que sí podríamos considerar como auténticos heroes, como el negro George Washington Williams, un historiador que propició por primera vez la duda ante lo que Leopoldo estaba haciendo realmente en el Congo, intentando con su "carta abierta" dar a conocer que el gran rey belga tenía a toda Europa engañada con su plan "altruista y antiesclavista" y que no luchaba "contra los árabes esclavistas" que tenían aterrorizada a la frontera este del Congo, si no que había hecho de aquella región su propio coto de caza en busca de beneficios, a cualquier precio. Y también la historia de otro heroe, como E.D.Morel, un simple trabajador de aduanas que comenzó a darse cuenta de que el comercio libre y justo por el que abogaba su rey no era tal, pues cuando quiso contabilizar los convoyes que se dirigían hacia el Congo a cambio de los que habían partido hacia Bélgica repletos de marfil, goma y demás valiosos materiales, sólo encontró en su interior látigos, armas e instrumentos de tortura.
Una obra sobre cómo Europa ha olvidado uno de los episodios más truculentos de su historia reciente, convenientemente olvidados por quienes han pensado mejor dejar que ocupen el lugar de genocidas otros odiados como Stalin y Hitler, y no un rey a quien toda Europa contempló como el "rey más sabio y altruista de su siglo".

[madison]

Fusionado

[Tasso]

Me gusta que se siga comentando este libro. Creo que es de los mejores que he leído.

[madison]

Yo tambien lo creo ¿has leido enterrad las cadenas? (creo que es ese su título correcto)

[Fley]

Qué raro que esté Madison por aquí.. jeje
Siento no haberlo puesto en su hilo, creo que escribí mal el apellido del autor en la búsqueda.
Me ha anonadado este libro.

[madison]

A qué te ha parecido extraño verme?
Yo estoy y leo, lo que pasa es que soy una vaga y no expongo grandes explicaciones, solo decir que con este libro junto con el dominical de El Pais, que por aquella época cada semana habia un artículo sobre "malos de la historia", Morton Stanley, me cayó a los pies, siempre le vi como un ídolo, por decirlo de alguna manera. Pero vaya tela, claro que tampoco sabía nada de su procedencia, la verdad es que desde niño no lo tuvo nada fácil.

Y para terminar decir que me entusiama como Adam Hochschild explica las cosas, la historia. ES asombroso cómo un tipo (el rey Leopoldo) que jamás puso un pie en el Congo llegó a ser tan poderoso. En fin, creo que es un libro muy rico para debatir y aprender.
Fley...

[bookhere]

Tiene una pinta muy interesante. Cuando leí El corazón de las tinieblas venía un prólogo de Vargas Llosa que hablaba precisamente de esto. Gracias por dármelo a conocer.

[Tasso]

Yo tambien lo creo ¿has leido enterrad las cadenas? (creo que es ese su título correcto)

Pues no, pero lo ví en una ocasión, sin llegar a decidime a comprarlo. ¿Me lo recomiendas?

En cuanto a lo demás, veo que a todos nos ha pasado lo mismo. Este libro siempre se presenta acompañado de ese artículo sobre Stanley (impresionante articulazo) y del prologazo de Vargas Llosa). Lo del rey Leopoldo da para pensar y repensar y debatir. Qué historia.

Y también están esas pequeñas historias que cuenta, como la de aquellos trabajadores chinos que, horrorizados, decidieron escapar y atravesaron toda África a pie. Cuando llegaron al índico y dieron con ellos explicaron que trataban de volver a su país. Ahí hay tema para una novela.

[moranis]

Pues me lo apunto y os sigo en vuestros comentarios

[madison]

Leopoldo era el primero de los tre hijos que tuvo Leopoldo con su esposa, un matrimonio por conveniencia. Los padres mostraban preferencia por el hermano pequeño y la hermana, por lo visto, para poder hablar con su padre debía pedir audiencia y i si padre tenía que decirle algo lo hacía a través de sus secretarios.
Cuando cumplió 18 se lo llevo a Viena para prometerlo en matrimonio con Maria Enriqueta que era archiduquesa y de la casa de los Hasburgo.




Cuando se corrió la notica por todo el mundo de que Stnaley había encontrado a Levingston Leopoldo contaba 38 de edad.

He vuelto a coger este libro y la verdad es que aunque es relectura hay cosas que no recordaba, tengo muchas frases subrayadas, una de ellas al principio del libro es esta:
"Cuando el barro y la lluvia minaban la energía física de aquellas personas propensas a la pereza, un látigo para perros sentaba bien a sus espaldas y devolvía a una sana actividad a veces extravagante"

[Fley]

Es un libro increíble. Llevo un par de días sin leerlo y tengo mono de continuarlo, apenas me queda un par de sesiones para acabarlo. Estoy muy pesado con él con mis amigos y en cuanto tengo ocasión lo recomiendo.

[Alf de Melmac]

La editorial Malpaso acaba de publicarlo de nuevo, con esa cuidada edición de todos sus libros ha elegido el color negro para portada y para los bordes de las páginas, un color tan negro como debió ser el alma de Leopoldo II, un personaje al que la historia inexplicablemente le ha perdonado hasta el punto de que la inmensa mayoría de la gente ignora que es un individuo a la altura de los peores genocidas de la historia.