He visto los tres primeros capítulos de la segunda parte y me sigue gustando tanto como la primera.
Por un lado está el tema político, la crisis del Canal de Suez que provoca la dimisión del primer ministro y trae problemas económicos y de abastecimiento.
Por otro lado el matrimonio real,
la reina y el duque están cada vez más distanciados, el duque sigue con sus francachelas y para intentar que se sienta más integrado en la familia y con responsabilidades, emprende un viaje de casi seis meses por los territorios de la Commonwealth y de paso inaugurar las Olimpiadas, en nombre de la reina, que se celebran en Australia. Pero no todo es representación institucional el duque aprovecha para divertirse y eso trae como consecuencia que el matrimonio de su secretario privado salte por los aires y salpique al matrimonio real que debe de tomar una decisión, el duque exige que se le nombre Alteza Real ya que considera que hasta su hijo está por delante de él en la institución y se arroga el derecho de ser su padre para jugar con la ventaja y conseguir lo que desea. |
Parece que las cosas van a calmarse.
Durante el viaje el duque concede una entrevista a una periodista
que le obliga a recordar temas de su infancia, su exilio, la locura de su madre, el asesinato de su abuelo el rey de Grecia, el matrimonio de sus hermanas con nazis, su regreso a Gran Bretaña donde es acogido por su tío Louis Mountbatten, verdadero artífice de su ascenso dentro de la familia real inglesa. |
Estupenda la ambientación, la decoración, el retrato de los protagonistas y sus problemas personales, aunque me parece, es solo una impresión personal, que les tratan con bastante delicadeza.
Sigo, voy a capítulo diario, esta noche veré el cuarto capítulo.