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El tercero de los relatos de Rodoreda comparte título y temática con el estremecedor documental de Alain Resnais sobre los campos de concentración nazis. Comentaremos qué nos ha parecido a partir de hoy, viernes 20 de enero, aquí, en este hilo
Tengo que releerlo antes de comentar con más profundidad pero, de momento, este relato es el que más me ha llenado de todos los leídos de la autora. Aquí no he tenido la sensación de personajes estereotipados. Vamos, que me ha parecido una voz narrativa totalmente diferente de los dos anteriores.
Estoy de acuerdo contigo, Jilguero, me ha pasado lo mismo. Este me ha gustado, si bien lo volveré a leer para comentarlo bien.
Me ha recordado a Si esto es un hombre de Primo Levi, me ha dejado muy buen sabor de boca su lectura. Bueno, no en el fondo...supongo que se me entiende
Hasta he subrayado algunas cosas, no acostumbro a hacerlo en los relatos.
"...No por deseo de salir, me di cuenta después. Era por el instinto automático de ponerme un plazo delante...". Esa necesidad de actuar como los vivos que inevitablemente, en estas vivencias, se va apagando como la llama de una vela...
"...Esa masa de hombres, de residuos, se habría ido fundiendo, pero entonces habría quedado yo solo. Y me habrían visto. Habría sido visible...".
A mí también me ha parecido que este relato es el menos estereotipado, sobre todo si lo comparamos con los otros. La voz narrativa es muy interesante. Lo he leído ahora mientras comía así que tendré que darle otra lectura más detenida, pero la primera impresión ha sido buena.
Es el primero que realmente me gusta de los tres que hemos leído de esta autora.
Un relato que sobrecoge, que te pellizca el corazón y que a pesar de la dureza y la crudeza de lo que se cuenta, es hermoso.
Un gran relato en el que el narrador nos cuenta su experiencia en un campo de concentración en Francia. Nos muestra la brutalidad del ser humano con sus semejantes, y, de forma inconexa como deben ser los pensamientos de una persona en esas circunstancias de hambre, miedo, locura, desesperación, cómo se sobrevive a todo eso, a convivir con la muerte, a que esta sea parte de ti y tu ya solo seas una sombra.
Esta vez, Arden, coincido de pleno contigo: un gran relato.
Me gusta el tono en que está escrito y me gusta su contenido. Como comentáis, imita muy bien como funciona nuestra cabeza, como se van sucediendo los distintos pensamientos, los recuerdos, las reflexiones sobre el pasado y el presente, saltando de una cosa a otra. Pero está hecho de tal manera que el lector lo sigue bien y eso se agradece. Hay escritores que imitan la voz interior de tal manera que se hace casi imposible no perder el hilo. Este es un ejemplo del buen hacer, de la justa medida.
Y refleja también como, en los momentos de mayor estrés, nos aferramos a detalles tontos, como si esa fuera una manera de no enfrentarnos a la dura realidad. Por ejemplo, lo que cuenta del pez de su pecera que tenía una mancha blanca en el costado y de su preocupación por comprobar que él no tiene una mancha blanca en el costado, como si eso le librase de seguir el mismo destino del pez. O como siente angustia y concluye que lo que le angustia es no poder echarle a un lado el mechón de pelo que le tapa un ojo a a la mujer de la foto. El significado de esa mujer y de la foto se me escapa un poco. Supongo que es la causa del malentendido.
Otra cosa que me ha parecido interesante es que da a entender que lo peor de todo es que le ocurra eso por culpa de un malentendido, que su sufrimiento carezca de sentido. Lo refleja diciendo "Si fuera resistente o comunista... Pero no soy comunista ni he hacho nunca nada...". Acabo de ver expresada esta misma idea por Saint-Exupey en Tierra de hombres: "El campo de trabajos forzados no se encuentra allí donde se está picando. Lo horroroso no reside en lo material. El presidio reside allí donde se están dando golpes sin sentido.". Es decir, cuando las penalidades son como consecuencia de una buena causa, el sufrimiento cobra sentido y se queda en mero sufrimiento físico.
Una cosa que no he entendido bien. Al final tengo la impresión de que
ha perdido el deseo de salir con vida de allí y que dice que debía haber venido antes porque lamenta que el campo haya podido ser liberado y que ya nadie venga a matarlo.
¿Es eso?
PD: por si Cósimo se pasa por aquí, decirle que se le echa de menos.
Las cavilaciones de Juan Mute 
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