¡¡Ábrete libro!! - Foro sobre libros y autores

Vamos con el relato de esta semana.
Jóvenes y verdes es el primer cuento de la tercera y última parte del libro Obabakoak de Bernardo Atxaga, escritor guipuzcoano ganador del Premio Nacional de Narrativa en 1989.

Lo leemos y comentamos a partir de mañana

Me ha resultado muy agradable de leer por su fluidez y me ha retrotraído agradablemente a mis tiempos de escuela, bastante similares a los de Atxaga aunque nos separen 13 años.

No obstante, no entiendo por qué los dos amigos van a preguntarle a Ismael qué ocurrió con el lagarto. ¿Se esperaban otra respuesta?

A mi también me gustó y me apetece leer Obabakoak

Diría: sí pero no.

A ver, me ha gustado la puesta en escena, el misterio que crea, pero no me gusta que la resolución del relato sea

decir que como la vida real no genera historias redondas y esta ficción es real pues lo vamos a terminar marchándonos por los cerros de Úbeda

Creo, Greto, que esa visita está relacionado con la puesta en escena y crear misterio para luego... Vamos, un simple recurso literario. Creo recordar que cuando leí Obabakoak me pasó esto mismo más veces, que me creó más veces expectativas que luego no siempre se cumplieron.

Lo que me ha llamado la atención es que hable de ese deseo de mirar atrás, de ver quién se fue, en la década de los veinte. ¿No os parece demasiado joven para andar ya con esas cosas? No sé, yo a los veintitantos seguía mirando para adelante y me faltaban ojos para seguir descubriendo el mundo.

Otra cosa, de tan peque no fui a al escuela y no viví eso de las pedradas. ¿Qué sentido tenía apedrear a las niñas?

jilguero escribió:Lo que me ha llamado la atención es que hable de ese deseo de mirar atrás, de ver quién se fue, en la década de los veinte. ¿No os parece demasiado joven para andar ya con esas cosas? No sé, yo a los veintitantos seguía mirando para adelante y me faltaban ojos para seguir descubriendo el mundo.

Bueno, en determinados lugares fueron bastantes los que se quedaron en la cuneta por culpa de las drogas, si no a los veinte, sí a los treinta o cuarenta. Por decir algo.

jilguero escribió:Otra cosa, de tan peque no fui a al escuela y no viví eso de las pedradas. ¿Qué sentido tenía apedrear a las niñas?

Pues no lo sé. A lo mejor no era diversión sino una simple reminiscencia de los primeros tiempos del cristianismo.


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Gretogarbo escribió:

jilguero escribió:Otra cosa, de tan peque no fui a al escuela y no viví eso de las pedradas. ¿Qué sentido tenía apedrear a las niñas?

Pues no lo sé. A lo mejor no era diversión sino una simple reminiscencia de los primeros tiempos del cristianismo.

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¡Muy bueno!

A mí el cuento no me ha gustado. Es verdad que se lee bien y que tiene un planteamiento atractivo e interesante. Pero estoy muy de acuerdo con jilguero en cuanto a esas expectativas que crea y que acaban por no cumplirse. De hecho, a mí me ha generado

un cierto sentimiento de estafa ese final. Tomando una cita de Balzac, se nos viene a decir que como en la vida real las historias no tienen nunca un final redondo, y como la que nos ocupa se nos quiere hacer pasar como real, no tendrá un final redondo tampoco. No entiendo ese razonamiento. En el cuento se hace una identificación total entre narrador y autor, cuando en realidad el narrador y el autor son (o deberían ser), a mi modo de ver, figuras distintas (si es que no estamos, obviamente, ante una autobiografía o similar). Desde el momento en que narrador y autor son la misma persona, el autor se siente con derecho a hacer lo que quiere con su historia. Y no, eso es tramposo, y puede generar en el lector la sensación de que le han tomado el pelo. Al menos eso es lo que me ha pasado a mí.

Por otro lado, tampoco me ha entusiasmado el estilo en el que está escrito. Me ha parecido excesivamente simple, como poco trabajado, más parecido a un texto de un escritor aficionado que al de un autor de renombre. También es verdad que no había leído nunca nada de Atxaga; supongo que tiene textos más interesantes literariamente hablando.

Una lástima, porque la historia al principio prometía, y mucho.

De acuerdo con jilguero, sí y no.

Sí, la atmósfera, ese rememorar a través de la fotografía no solo los años en que eran niños y el lugar, sino qué había sido alguno de ellos. Después entramos de lleno en un relato policíaco,

una suceso inesperado, la ampliación de la fotografía, lleva a ver el lagarto al lado del oído de Albino María y eso conectado con las leyendas locales, que no olvidemos que muchas veces tienen algo de verdad, recuerdo que a mí me alertaban de una planta por no sé qué cosa así de este estilo y después de mayor descubrí que es muy venenosa incluso al contacto, y después el hecho de que el niño sí se había vuelto tonto, y ya el colmo que era sordo.

Todo ello lleva a la investigación y al bar, y queda el último acto, ir a ver al tonto, pero ahí es cuando llega el "cuentus interruptus", y me da la impresión de que no sabía cómo terminarlo, por un lado quizás era demasiado fácil llegar a esa verdad sospechada, y por otro lado descubrir que nada de lo que sospechaban era cierto y que se trataba de una bacteria o virus que le provocó la enfermedad, y entonces viene la decepción..., entonces opta por la tercera solución que es salirse por la tangente y dejar el final en suspenso porque el relato sufí considerado el mejor del mundo por Boris Karloff también lo hace así.

Y nos quedamos con un palmo de narices.

Así que atmósfera y desarrollo correcto, el lenguaje no tiene por qué ser más elaborado, no lo requiere, parece más bien un relato de no ficción, al estilo de Soldados de Salamina, me viene a la cabeza, pero con ese final digamos un poco cobarde, parece que el autor no se atreve por temor a defraudar expectativas a llevarlo a uno de los dos finales posibles, y opta por un tercero que quizás es el que más puede defraudar a mi entender.

Discrepo en cuanto a esto último de que no supiera el autor cómo rematar la historia. Más bien opino que sucedió al contrario: su idea era justamente dejar al lector con la miel en los labios y elaboró para ello la perorata de la fotografía y su investigación postrera.

Salvo el comienzo, algo difuso y rancio, a mí sí que me ha gustado bastante.

El largarto le atravesó el tímpano, eso está claro, .

Tolomew Dewhust escribió:Discrepo en cuanto a esto último de que no supiera el autor cómo rematar la historia. Más bien opino que sucedió al contrario: su idea era justamente dejar al lector con la miel en los labios y elaboró para ello la perorata de la fotografía y su investigación postrera.

Salvo el comienzo, algo difuso y rancio, a mí sí que me ha gustado bastante.

El largarto le atravesó el tímpano, eso está claro, .

Pues peor me lo pones sí ha metido paja para cuadrar su final, que es un anticlimax total para los amantes de los misterios, misterios .

Tolomew Dewhust escribió:Discrepo en cuanto a esto último de que no supiera el autor cómo rematar la historia. Más bien opino que sucedió al contrario: su idea era justamente dejar al lector con la miel en los labios y elaboró para ello la perorata de la fotografía y su investigación postrera.

Salvo el comienzo, algo difuso y rancio, a mí sí que me ha gustado bastante.

El largarto le atravesó el tímpano, eso está claro, .

Sigo poniéndome al día con los cuentos. Pienso como Tolomew, no creo que el autor no supiera cómo terminar la historia, creo que hace esto adrede. Aunque no es que me haya matado el cuento, pero entiendo que quiso hacerlo así no más.
Lo que sí disfruté fue la forma sencilla de escribirlo, me pareció. Se me hizo fácil de leer y de procesar.