Babel escribió:
¡Qué envidia!
Yo no se si me hubiera quedado muda de la emoción o me hubiera lanzado a darle un par de besos.
En cambio yo perdí el tiempo pensando en hacer esto o aquello...
Leí el 11, La luz es como el agua, un cuento precioso en el que predomina el impacto visual (muy bien logrado). Trabajo me costó salir de esas imágenes tan bellas:
"Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llegó a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa."
Después leí el 4, Me alquilo para soñar. De acuerdo a la costumbre del autor de ir recogiendo anécdotas, supongo que gran parte de estas historias tiene un trasfondo verídico. En este caso incluso Neruda aparece en esta narración de sueños que advierten, que conducen, que se entrelazan, pero que también sirven como "artimañas para vivir".
Esta última aclaración le dio al relato un sentido inesperado para mí. De cualquier manera, esa mujer era maravillosa simplemente por el hecho de ser una soñadora, situacion que, mientras no se prestase a meditaciones profundas, le confería el halo de superioridad que otorgan los poderes misteriosos.