Karnaval - Juan Francisco Ferré

[madison]

Autor Juan Francisco Ferré
Editor Anagrama
Fecha de lanzamiento 22/11/2012
Colección Premio herralde de novela
ISBN 9788433997555
EAN 978-8433997555
Nº Páginas: 536

En resumen: Karnaval. Premio Herralde de Novela 2012
El punto de partida de esta novela es un personaje real: uno de los hombres más poderosos del mundo, que saltó a los telediarios, a las páginas de sucesos, los debates y los chismorreos de todo el planeta tras ser detenido cuando tomaba apresuradamente un avión de regreso a su país, acusado de violar a una trabajadora emigrante de raza negra en la habitación de un lujoso hotel de Nueva York. A partir de este personaje y de este suceso, Juan Francisco Ferré pone en marcha un exuberante mecanismo de fabulación y recursos narrativos no para limitarse a recrear la historia sino para abordarla con la fuerza transformadora de la literatura. En una propuesta arrolladoramente radical en la forma y en el fondo, el personaje real se transforma en DK, el gran dios K, y las páginas del libro nos sumergen en su peripecia y escarnio público a través del espejo deformante del callejón del gato valleinclanesco, de la risa inquietante de lo kafkiano, del delirante festín gargantuesco y de la desmesura sadiana, y así este Karnaval con k nos habla de los excesos, los pecados y los males de la sociedad contemporánea a través de la máscara carnavalesca. Panfleto político que lanza una mirada despiadada sobre los desmanes del neocapitalismo y los ritos del poder; fábula perversa sobre la sexualidad como desmesura y como ejercicio de dominio y depredación; sagaz y feroz indagación sobre la hipocresía, la manipulación y las dobles morales de las hiperinformadas y por lo tanto desinformadas sociedades actuales, el libro es además y por encima de todo una prodigiosa novela, de una fuerza, vocación experimentadora y ambición absolutamente inusuales. Una novela que se estructura en una sucesión de capítulos polifónicos en los que aparecen figuras reales –políticos, banqueros, intelectuales, líderes de opinión– convertidas en personajes de un cuento nada inocente que narra el imparable descenso a los infiernos de un antihéroe transfigurado en chivo expiatorio por los poderosos, en sátiro bufonesco, en perverso polimorfo digno de humillación y befa, y en cadáver político arrastrado al precipicio por su prepotente ambición y la insaciabilidad de su falo.

"«El juego esperpéntico de Juan Francisco Ferré se sitúa en las antípodas de la corrección política. Su energía subversiva radica precisamente en la total ausencia de corrección» (Juan Goytisolo); «Una bomba en el corazón del terrorista, del antiterrorista y del lector conformista» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «El espíritu revulsivo de Ferré es lo mejor del libro» (S. Sanz Villanueva, El Mundo)
Fnac

[Arden]

Hoy he leído en Babelia la interesante crítica de este libro, en el que al parecer se trata del caso de Strauss-Kahn desde varios puntos de vista, todo ello muy de actualidad con la noticia de hoy mismo de que ha llegado a un acuerdo con la supuesta víctima por 4'5 millones de euros en una demanda civil, que para mí como abogado no tiene mucho sentido porque si no se es culpable penalmente civilmente tampoco, cosas del sistema americano.

Si alguno de los fans de Ferré, que sé que los hay, por ejemplo Fardal si no recuerdo mal, la lee que dé el aviso por seguir los comentarios que quiero ver si empiezo con este autor.

[julia]

Pues yo Ferré tan moderno el como que no lo digiero bien

[madison]

A mi me encanta, mientras abría el hilo pensaba en ti Julia

[julia]

De todos los gustos tiene que haber

[Arden]

A mí me pasa un poco como a Julia, no sé si podría con él, si no recuerdo mal Fardal lo comparaba con Pynchon, al que disfruté con La subasta del lote 49, descacharrante en algunas escenas, pero un completo sin sentido en cuanto al argumento total, es decir digerible por mí por lo corto que fue.

[sergio,]

Me atrae mucho, pero creo que es demasiado denso para mí (al menos en este momento). Es como que me da la sensación de que no voy a llegar a comprender la novela, no sé, no me veo capaz de leerlo (guiándome por lo que dicen en la contraportada, claro ). No me siento a la altura del libro como lector

[fardal]

Estoy con él
A mí me está flipando.
Os dejo un comentario que puse en facebook:
Hace unas semanas, con “la mancha humana” concluí la “trilogía americana” de Philip Roth, uno de mis autores favoritos; en mi opinión tan capaz de lo sublime como de lo “normal” (no voy a decir “peor”, no exageremos) en su bibliografía. Este libro, en concreto, me pareció uno de esos puñetazos directos a la mandíbula que solo Roth sabe escribir, de los mejores libros que he leído de él. Luego, por recomendación de una grandísima recomendadora, comencé Herzog de Saul Below pero, me aburrió al cabo de unos días (prometo retomarlo Maria Madison, supongo que no era el momento). La verdad es que últimamente estoy poco lector de literatura y muy lector de fotografía (libros técnicos y cosas por el estilo…), pero, poco después, recurrí a mi amado y endiosado Pynchon, el cual siempre ha sido apuesta segura, y a su Mason y Dixon, uno de los pocos libros que me quedan por leer de este magnífico genio de las letras y el delirio. Lástima que, por algún motivo, siempre me cuesta mucho meterme en ambientaciones previas al siglo XX (lo mismo me ocurrió con el plantador de tabaco) y no acabé de conectar con él (estoy seguro de que no era el momento), también lo aparqué de momento.
Así que, con afán de hincarle el diente a algo realmente bueno, me encuentro con el submundo de DeLillo en una mano y el Karnaval de Juan Francisco Ferré en la otra, el Juan Francisco ferré cuyo Providence me llegó en un momento en el que necesitaba justo un tipo de literatura tan disruptiva y envolvente que me alejara del tedio y asfixiante mundo real. El libro perfecto en el momento perfecto. Me fascinó.
Juguemos pues, me dije, vamos a leer unas cuantas páginas de cada uno de ellos y veamos cual consigue atraparme. Empecé con submundo de DeLillo, cuyo ruido de fondo aún se mantiene en mi córtex después de varios años de leerlo, mmmm, bien, no está mal…
Pero fue empezar el de Ferré y se acabó el juego, en las primeras páginas, ese click en forma de contador Geyger del que habla Foster Wallace en las conversaciones, rescatadas por el imprescindible José Luis Amores, comienza a ametrallar como un loco. (aaahh, Foster Wallace, quien pudiera resucitarlo, como puede suicidarse alguien tan imprescindible…)
El libro, desde las primeras páginas parece gritarte: Bienvenido, ven, déjate de estupideces y de leer cuentos infantiles y entra a conocer a DK. La auténtica realidad, la ficción más real que la no-ficción o, de algún modo, la bofetada en la cara que te saca del estado onírico en el que nos hace vivir la no-ficción. ¿He dicho que Providence me pareció disruptivo y envolvente? Este Karnaval es una tuneladora hipnótica.

[madison]

Siempre un placer leerte. Y además me encanta que me etiquetes en el face.

[fardal]

Tú sabes que eres una de mis referencias más importantes
Por cierto ¿qué ha pasado con mi avatar???

[lucia]

Tú sabes que eres una de mis referencias más importantes
Por cierto ¿qué ha pasado con mi avatar???

Algunos desaparecieron cuando cambiamos el servidor en agosto.

[fardal]

"En cambio, a ustedes, entonces como ahora, nada los seduce más que un estado de beneficencia social a coste cero para la población. Como si esto fuera el bien supremo de la república. Cuando está comprobado, los infomes de nuestros laboratorios de experimentación psicológica no indican nunca lo contrario, que nada hace más daño al individuo y por descontado a la colectividad que poseerlo todo sin esfuerzo, sin trabajo, sin angustia, sin sufrimiento. La sensación de que todo lo conquistado puede perderse en una noche, contradiciendo los infundios de sus bien pagados sociólogos, no sólo hace la vida más excitante sino que hace de las personas mejores servidores del bien público. Mejores ciudadanos y mejores vecinos y mejores trabajadores. Es el imperativo capitalista fundamental. La abundancia no está pemitida. La gente debe competir por recursos escasos, así se asgura su fibra moral. No se si me entiende ¿Le apetece otra copa para tragar esta verdad insidiosa? Percibo en usted una cierta desorientación..."

Brutal!!!

[fardal]

"Las vueltas dan mucha vida" como decía nosequien.
Dejé este libro aparcado en el 50% más o menos, empujado por otras obligaciones u otros placeres, y hace poco lo he vuelto a retomar. Lo que me sorprende, y al hilo me remito, es que hace tres años que lo empecé, no era consciente de que hubiera pasado tanto tiempo.
Está siendo un placer retomarlo. Desde luego, Ferrer no es un plato para todos los gustos, pero lo que es innegable es que es un torrente literario.
Su prosa es incisiva, torrencial, como decía, con ese estilo, llamémoslo "posmodernista" que sorprende en cada párrafo; con una inventiva y unos giros surrealistas que no te dejan respirar. Y todo ello bañado de una ironía latente y una crítica a la tediosa "corrección política" de la sociedad moderna que eleva la obra a un nivel, que tampoco sabría definir exactamente, la verdad, pero que, sencillamente, mola un huevo.
Grande Juan Francisco.

[fardal]

Creo que mi primer flirteo con un tipo de literatura más "compleja" por llamarlo de alguna manera, o digamos, con el posmodernismo, cediendo a esta manía que tenemos de etiquetarlo todo, fue "Vineland" de Thomas Pynchon.
Recuerdo que me impresionó del mismo modo que cuando vi por primera vez tocar a un batería de Jazz. Es esa sensación de "dios mío, no sabía que esto era posible, que se podía crear de este modo".
Luego leí "Contraluz", del mismo autor, y eso ya fue entrar en otra dimensión, romper todas las barreras y tocar, de cerca, la genialidad.
Después de eso, descubrí a alguien incluso mejor: David Foster Wallace. El relato final de "la niña del pelo raro", "hacia el oeste, el avance del imperio continua", una especie de carrera de fondo metaliteraria, me dejó echo polvo, impresionado, extasiado y agotado por partes iguales. Por otro lado, el poso que deja "la broma infinita", he llegado a la conclusión de que es, sencillamente, inigualable, ni por lecturas del pasado, ni por lecturas del futuro, estoy seguro de ello.
Por eso, me siento tan afortunado de tener en este país, incluso entre mis contactos de Facebook, a un autor que sea capaz de igualar ese nivel de creatividad y, sobre todo, sea capaz de lograr ese nirvana lúdico armado con su imaginación y su narrativa.
Acabo de leer el capítulo de Karnaval titulado "la última cena de un condenado", y no puedo más que aplaudir, quitarme el sombrero y celebrar la creatividad torrencial y polifónica de Juan Francisco Ferré, una creatividad a la que creo que solo llegan unos pocos privilegiados, como Pynchon o Wallace.