Yo que tanto te quiero - Marta Querol

Narrativa española e hispanoamericana

Moderadores: magali, caramela, Ashling

Avatar de Usuario
BARSABA
Foroadicto
Mensajes: 3148
Registrado: 10 Jul 2007 23:11
Ubicación: Finalista de los Premios Fernando Lara (2012) y Premio Nadal (2019)
Contactar:

Re: Yo que tanto te quiero - Marta Querol

Mensaje por BARSABA »

Pues no te digo yo que acabe pasando por allí... Besazo y felicidades.
Mi novela LA ZAPATILLA POR DETRÁS, finalista del PREMIO NADAL 2019

Más info en www.javieroliva.com
Avatar de Usuario
Malube
No tengo vida social
Mensajes: 1884
Registrado: 07 Sep 2008 02:53
Contactar:

Re: Yo que tanto te quiero - Marta Querol

Mensaje por Malube »

Malube escribió:No sois muchos de Valencia, pero, por si os animáis, el 24 de Octubre, en el Corte Inglés de Valencia (Colón), dedicarán el Club de lectura del mes a la trilogía de los Lamarc. Estaré allí para comentar el conjunto de los tres libros con todos los lectores que se acerquen. La entrada es libre y hay tiempo de sobra para tenerlos leídos para entonces si todavía no lo has hecho y te apetece saber un poco más. Quienes los han leído saben que son de lectura rápida.
Me encantará saludaros.
Club-Ambito2016-800px.jpg
Recordatorio.

Barsaba, si vienes, fenomenal. Me encantará saludarte.

Además, por si hay amigos de Castellón, el 19 presento en Argot, y en Diciembre hay club de lectura en el COrte Inglés de Castellón.
Saluditos.
Imagen Imagen Imagen
Nueva novela: El infiltrado. Editorial Sargantana
Marta Querol
Avatar de Usuario
jumareva
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 886
Registrado: 12 Oct 2010 22:03

Re: Yo que tanto te quiero - Marta Querol

Mensaje por jumareva »

Leído estas navidades y fenomenal. Algún día tendré que retomar la trilogía desde el comienzo. Había detalles que no recuerdo bien como el devenir de los hijos de Vero, la genealogía de los Company, los conflictos con el hermano de Elena o la historia de la medalla. Se han quedado en el camino cosas que yo pensaba iban a tener alguna trascendencia, como
una pistola que se ocultaba en la primera novela –me suena- o la continuidad del personaje del padre de Elena, tan golfo él.
Hablando de golferías está muy bien cómo al final Carlos se confiesa pendón y “liberal” en sus relaciones con Vero. De algún modo se borra toda disculpa que pudiera tener. El hombre siempre es un pasotilla y en las dos novelas anteriores yo esperaba algún arreglo con Elena, aun sabiendo que no era posible tal como empezaba “El final del ave Fénix”. Me gusta que quede claro que sí, que las circunstancias le sobrepasan pero en buena parte “se merece” lo que le ocurre.

Para mí lo mejor es esa especie de fatalismo que rodea a los personajes principales y condiciona sus vidas por mucho que se esfuercen. Siempre se masca la tragedia y hasta se avisa al final de algunos capítulos. La historia te tiene en un puño. Sientes que todo acabará de mala manera y no hay escapatoria. La vida es puñetera y la novela bastante más ambiciosa y realista de lo que pudiera parecer.

Me ha venido la sensación que tenía en mi infancia cuando veía películas americanas de gente bien, con la vida resuelta holgadamente y que tiraban todo por la borda. Con o sin cogorzas de por medio. No lo entendía, era algo ilógico en aquellos ambientes opulentos y con cochazos inimaginables en España. Pero según voy sumando años observo que todo se puede torcer sin saber por qué. Es como si en la adultez nos asomara algo que tenemos latente y estuviéramos siempre a un paso de arrasar todo lo construido con tanto esfuerzo. Encima, a mayor nivel de vida, mayores tonterías se cometen, más hay para destrozar.

Por eso hubiera preferido
el desastre completo en lugar del final semifeliz. Es complicado que Carlos diga que va a Australia y en realidad se pasa una temporadita en Onteniente sisando el dinero del falso viaje para unas inversiones en Estados Unidos. A ver cómo justificaba tropecientas facturas, máxime considerando que el contable es del bando de Vero. El colchoncillo económico que se deja a Lucía lo veo pelín innecesario y también la cinta que se lleva Vero. Bastante le importará a ella esa grabación si ya ha arramblado con todo, que era su objetivo. Me la imagino tirando la cassette en una papelera según sale del notario. Ganan los Vero, Charlie y compañía, que no los Company.
Lo podrido no tiene arreglo.

Como siempre en Marta, una redacción ágil, entretenida, sobre todo trabajada, y asociaciones de lo más sugerente tipo “clavado como una estaca en nuestras vidas, había levantado astillas”. Qué bonito el nombre Loredana y qué pena que no aparezca más Mariano, el suegro ese tan gamberrete. Hay muchas reflexiones que tienen gracia y los diálogos de Elena a veces son durísimos.

Se nota la mano femenina en la escritura. Muy bien que lo narre Lucía en primera persona. Uno se pregunta cuánto hay de autobiográfico, voluntariamente o sin querer. Los sentimientos de una adolescencia más bien torturada de Elena se repiten en Lucía. Suponemos que la protagonista no acabará tan rebotada como su madre gracias al apoyo de Mario, que no apunta maneras de tarambana como tantos varones de la trilogía. :D

Enhorabuena otra vez, Marta y sorry por el ladrillo de comentario.
1
Avatar de Usuario
Malube
No tengo vida social
Mensajes: 1884
Registrado: 07 Sep 2008 02:53
Contactar:

Re: Yo que tanto te quiero - Marta Querol

Mensaje por Malube »

Si te cuento lo que me ha pasado... Tenía la respuesta terminada y al darle a vista previa me ha sacado del foro y se ha perdido todo :icon_no_tenteras: Intento repetirlo, aunque a la segunda no me sale igual.
jumareva escribió:Leído estas navidades y fenomenal. Algún día tendré que retomar la trilogía desde el comienzo. Había detalles que no recuerdo bien como el devenir de los hijos de Vero, la genealogía de los Company, los conflictos con el hermano de Elena o la historia de la medalla. Se han quedado en el camino cosas que yo pensaba iban a tener alguna trascendencia, como
una pistola que se ocultaba en la primera novela –me suena- o la continuidad del personaje del padre de Elena, tan golfo él.
He intentado que las tres novelas sean independientes y que puedan leerse sin seguir el orden, para ello he dado pinceladas de lo necesario para no perderse, pero es inevitable que haya alguna cosa que no se recuerde. Sobre la pistola, que recuerdas bien
lo importante no es la pistola en sí, sino poner de manifiesto la estrecha relación de Gerard Lamarc con los Gaytán, familia de mafiosos con los que termina por tener una deuda que afectará tanto a Elena como a Carlos que, al dar trabajo a su suegro, termina por verse implicado y con la fábrica reducida a cenizas (Las guerras de Elena)
Hablando de golferías está muy bien cómo al final Carlos se confiesa pendón y “liberal” en sus relaciones con Vero. De algún modo se borra toda disculpa que pudiera tener. El hombre siempre es un pasotilla y en las dos novelas anteriores yo esperaba algún arreglo con Elena, aun sabiendo que no era posible tal como empezaba “El final del ave Fénix”. Me gusta que quede claro que sí, que las circunstancias le sobrepasan pero en buena parte “se merece” lo que le ocurre.
Así es, Carlos es víctima de sus propios actos y lo sabe. Refleja una forma de ver la vida que cada lector juzga según sus propios valores.
Para mí lo mejor es esa especie de fatalismo que rodea a los personajes principales y condiciona sus vidas por mucho que se esfuercen. Siempre se masca la tragedia y hasta se avisa al final de algunos capítulos. La historia te tiene en un puño. Sientes que todo acabará de mala manera y no hay escapatoria. La vida es puñetera y la novela bastante más ambiciosa y realista de lo que pudiera parecer.
La novela refleja la vida, sin contemplaciones. He intentado ser honesta, no cortarme en escenas o diálogos, y también dar toques de humor que aligeren la lectura.
Me ha venido la sensación que tenía en mi infancia cuando veía películas americanas de gente bien, con la vida resuelta holgadamente y que tiraban todo por la borda. Con o sin cogorzas de por medio. No lo entendía, era algo ilógico en aquellos ambientes opulentos y con cochazos inimaginables en España. Pero según voy sumando años observo que todo se puede torcer sin saber por qué. Es como si en la adultez nos asomara algo que tenemos latente y estuviéramos siempre a un paso de arrasar todo lo construido con tanto esfuerzo. Encima, a mayor nivel de vida, mayores tonterías se cometen, más hay para destrozar.
Las penurias del alma no saben de clases sociales. El maltrato psicológico, el amor mal entendido, el sentimiento de culpa, el chantaje emocional... son universales.
Por eso hubiera preferido
el desastre completo en lugar del final semifeliz.
Buf, si no
le doy una salida positiva a Lucía yo no me lo habría perdonado y muchos lectores tampoco. La victoria no es equilibrada en lo económico, o tal vez sí, no se sabe, queda a decisión del lector. Pero sobre todo es moral. Yo lo necesitaba, jajaja
Es complicado que Carlos diga que va a Australia y en realidad se pasa una temporadita en Onteniente sisando el dinero del falso viaje para unas inversiones en Estados Unidos. A ver cómo justificaba tropecientas facturas, máxime considerando que el contable es del bando de Vero.
Yo no lo veo complicado, porque hay que tener en cuenta que
el contable solo lo es de Loredana y, una vez Carlos saca el dinero de allí, lo que hace con él no lo fiscaliza nadie. Vero no controla los números de la familia y él sólo tiene que cobrarlo de Loredana y decir que se lo gasta en sus cosas. En realidad es algo que sucede en la realidad y que lo tomé prestado de un caso que conocí, pero que no era exactamente igual. Ha salido en películas y series, y hace poco lo leí en la Vía Láctea de Louise Duprè: hombres que mantienen dos familias en dos ciudades diferentes y pasa una temporada con cada una sin que al menos una de ellas sepa de la existencia de la otra. Lo de Carlos es más sencillo, solo tiene que desaparecer con una excusa que justifique que está gastando sin medida. En la carta pone algunos ejemplos porque no puede enumerarlo todo.
El colchoncillo económico que se deja a Lucía lo veo pelín innecesario y también la cinta que se lleva Vero. Bastante le importará a ella esa grabación si ya ha arramblado con todo, que era su objetivo. Me la imagino tirando la cassette en una papelera según sale del notario. Ganan los Vero, Charlie y compañía, que no los Company.
Lo podrido no tiene arreglo.
No pretendí
hacer justicia o equilibrar. Lo de menos es el colchoncillo económico. Lo fundamental de esa carta y de esas acciones es que Lucía sepa que su padre, cuando fue consciente de lo que había hecho, intentó rectificar dentro del escaso margen que tenía, que se preocupó por ella, que la quería. Es dar respuesta a todas las preguntas que una Lucía desolada hace a su padre ya fallecido en la soledad del tanatorio. Es decirle tenías razón, te fallé, pero siempre te quise y nunca fue mi intención. Es una justicia moral, poética, más que económica, aunque también sea resarcirla en cierto modo del expolio al que se ha visto sometida y ahí cada lector le da una dimensión. Pero es lo que Lucía necesita.
En cuanto a la casette, es simbólico. Es la bofetada de Carlos a Verónica, es decirle "lo sé desde hace mucho y al final soy yo quien te ha engañado", porque para una persona como Verónica que al final Lucía se lleve algo, lo que sea, por poco que sea, es insoportable. Y el temor de si lo sabrá alguien más, de qué le dejará dicho a Lucía, de que su hijo llegue a enterarse... son su castigo. La incertidumbre. Carlos no destapa su falsa paternidad porque para él Charlie es su hijo, a pesar de todo. Así lo ha criado y así lo ha sentido, y no va a perjudicarlo. Hay muchos mensajes en esos actos pero cada lector se fija en unos.
Como siempre en Marta, una redacción ágil, entretenida, sobre todo trabajada, y asociaciones de lo más sugerente tipo “clavado como una estaca en nuestras vidas, había levantado astillas”. Qué bonito el nombre Loredana y qué pena que no aparezca más Mariano, el suegro ese tan gamberrete. Hay muchas reflexiones que tienen gracia y los diálogos de Elena a veces son durísimos.
Es mi tercera novela, en cada una he intentado subir un escalón, hacerlo mejor. Esta ha sido una apuesta difícil, en primera persona y encajando muchas piezas. He trabajado mucho y he tenido muy buenos apoyos como cuento en la novela. La novela es realista y dura, pero también tiene humor, como la vida. Hasta en las situaciones más difíciles o escabrosas puede surgir una chispa que invite a la risa.
Se nota la mano femenina en la escritura. Muy bien que lo narre Lucía en primera persona. Uno se pregunta cuánto hay de autobiográfico, voluntariamente o sin querer. Los sentimientos de una adolescencia más bien torturada de Elena se repiten en Lucía. Suponemos que la protagonista no acabará tan rebotada como su madre gracias al apoyo de Mario, que no apunta maneras de tarambana como tantos varones de la trilogía. :D

Enhorabuena otra vez, Marta y sorry por el ladrillo de comentario.
Solo podía narrarlo Lucía, porque esa parte de la historia en El final del ave Fénix ya lo narraba Lucía, y ha sido incluso angustioso. No es autobiográfico, gracias a Dios, pero hay anécdotas sacadas de historias reales que he conocido y modificado según interesaba a la trama. Pero ponerse en la piel de Lucía no ha sido fácil. En la novela, como en la realidad, los personajes se ven condicionados por su infancia, pero entre Elena y Lucía hay una diferencia grande y es que
Lucía sí siente el amor de su madre, aunque sea un amor tóxico, y eso sana algunas de las heridas. Elena no tiene ese consuelo.
Nada de ladrillo, mi respuesta sí que es un ladrillo. Y muchas gracias, como siempre. Un placer comentar contigo la novela.
Imagen Imagen Imagen
Nueva novela: El infiltrado. Editorial Sargantana
Marta Querol
Avatar de Usuario
jumareva
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 886
Registrado: 12 Oct 2010 22:03

Re: Yo que tanto te quiero - Marta Querol

Mensaje por jumareva »

Merci por la respuesta Marta, también como siempre.

Sí, imagino que muchos lectores no te perdonarían un final
deprimente. A fin de cuentas la vida sigue, y Lucía con ella. Has descrito en las tres novelas que las cosas pueden irse al garete sin remedio, en parte el mundo es de las Veros y cía, y no es imprescindible que la catástrofe sea completa.
El caso es que aunque entiendo tus motivos, Carlos queda
un poco extraño al final con esa reacción. Aparentemente tan hábil para los negocios, pero incapaz de vez lo que pasa en su casa salvo a última hora y casi de casualidad por el testimonio de Lorenzo. Era un hombre sociable y sus amigos podían haberle dejado caer algo. Bien, es una persona superficial y eso pasa factura según con quien te juntes.
Es verdad que Elena no tiene a nadie
–lo de Javier a veces parece que no pasa de ser un apañete-
y se agarra a lo que puede, a su amiga beatorra y hasta a lo medio paranormal. Lucía tiene compañeras más de su cuerda, un tío en América y sobre todo a
Mario, que parece va a ser su tabla de salvación. Se podría incluir también a sus suegros, que tienen su aquél. Está bien hilado lo del alcoholismo eventual en Lucía. Esas cosas pasan.
Tienes razón. El humor puede aliviar las mayores tragedias y en la novela funciona fenomenalmente como válvula de escape.

Muy, muy recomendable la trilogía. Conociendo ahora el final, apetece una segunda lectura desde el inicio, encajando las piezas y viendo cómo varía tu estilo.
1
Avatar de Usuario
Malube
No tengo vida social
Mensajes: 1884
Registrado: 07 Sep 2008 02:53
Contactar:

Re: Yo que tanto te quiero - Marta Querol

Mensaje por Malube »

jumareva escribió:Merci por la respuesta Marta, también como siempre.

Sí, imagino que muchos lectores no te perdonarían un final
deprimente. A fin de cuentas la vida sigue, y Lucía con ella. Has descrito en las tres novelas que las cosas pueden irse al garete sin remedio, en parte el mundo es de las Veros y cía, y no es imprescindible que la catástrofe sea completa.
El caso es que aunque entiendo tus motivos, Carlos queda
un poco extraño al final con esa reacción. Aparentemente tan hábil para los negocios, pero incapaz de vez lo que pasa en su casa salvo a última hora y casi de casualidad por el testimonio de Lorenzo. Era un hombre sociable y sus amigos podían haberle dejado caer algo. Bien, es una persona superficial y eso pasa factura según con quien te juntes.
Es verdad que Elena no tiene a nadie
–lo de Javier a veces parece que no pasa de ser un apañete-
y se agarra a lo que puede, a su amiga beatorra y hasta a lo medio paranormal. Lucía tiene compañeras más de su cuerda, un tío en América y sobre todo a
Mario, que parece va a ser su tabla de salvación. Se podría incluir también a sus suegros, que tienen su aquél. Está bien hilado lo del alcoholismo eventual en Lucía. Esas cosas pasan.
Tienes razón. El humor puede aliviar las mayores tragedias y en la novela funciona fenomenalmente como válvula de escape.

Muy, muy recomendable la trilogía. Conociendo ahora el final, apetece una segunda lectura desde el inicio, encajando las piezas y viendo cómo varía tu estilo.
Muchas gracias a ti :60:
Imagen Imagen Imagen
Nueva novela: El infiltrado. Editorial Sargantana
Marta Querol
Responder