También yo me he parado después de que Berta, tras ir al mar y decir solo tres palabrotas, se nos ha echado a llorar. Bueno, un poco después, cuando se empieza a hablar de una huelga de los panaderos.Arden escribió:Pues he llegado hasta que Berta va al mar y dice allí sus palabrotas pero parece que se le acabó el gusto por hacer eso. Ahora mismo me quedan 89 páginas, es decir algo más del 20 %, no sé si tengo que continuar más por esta semana...
De este último punto me ha gustado mucho la parte de la Tía Paulina, su cáncer y la reconciliación con la hija, y seguimos con los cambiosy los varones han dejado de ser los varones para ser los Perdomo en la panadería, unos dependientes más, y los muchachos en la casa. También ha lugar a recuerdos, del colegio, y de la primera vez que vieron el mar desde el tranvía, y se nos reintroduce en la actualidad con el enlace del mar,
Remedios ha empezado con el piano, cosa que a Arturo no le gusta un pelo porque lo ve un sacadinero, Por cierto, Bartleby, no me has contestado a mi mp...
al que Angelito vuelve y ha aprendido a nadar. Lo que no sé es por qué Berta después de ir con Tita a decir sus palabrotas al mar se quiere marchar sin más, ¿ Se le habrá pasado la enfermedad?
Por cierto, Macías no me hace ni pizca de gracia pues nos ha dejado el patio muy soso, sin gallinas. No sé si siguen los gatos y el Ratón o si con tanta limpieza ya ni ellos quedan.
Cuando se pone a describirnos el carnaval me he acordado de Isolda manatí de Lezama y aquella escena festiva del jardín. Está claro que la musiquita está ahí de fondo pero por fortuna sin pasarse.
Interesante ese sentimiento del narrador de no ser ya una pareja con Angelito debido a que uno ya ha conocido mujer y el otro no. Aunque los demás no parecen percibirlo así, puesto que de los varones han pasado a ser los Perdomo en la panadería, los muchachos para su madre.
Y también interesante esa tendencia del varón narrador a unversalizar las cosa, a encontrar el todo en el uno. Aquí lo hace cuando al estar Angelito con la Gallega, nos dice que él es todos los hombres y ella todas las mujeres.
Y el tal Macías parece que va camino de hacerse con el monopolio del pan.