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SIN EMBARGO


A tu lado
me siento como un árbol
de cuyas ramas penden
despechos y esperanzas.

Eres la remembranza
de mayo en el invierno
la que deshace y funde
la escarcha de mi huerto.

También eres
preámbulo y epílogo
de todo lo que pienso.
El agua clara y pura
que escurre entre mis dedos.

Sin embargo…

Cada vez que repudias
la ofrenda de mis labios…
Cada vez que te evades
y fluyes como el aire
que avienta mi reclamo…
Siempre que me consientes
nadar en tus caderas
pero apagas el faro
que alumbra hacia tu boca…
Cada vez que me clavas
la daga del engaño
y juegas con la espada
temible del olvido…
Siempre que me liberas
de tu yugo y tus cadenas
sabiendo que yo vivo
clamando esa condena.
Siempre que estás detrás
de mí cuando apareces
o a un segundo apenas
de un beso que no llega…

Cada vez que esto ocurre,
siempre que me desprecias,
de mi alma van cayendo,
una detrás de otra,
las hojas sin futuro
de cada rama rota.

A tu lado
me siento como un árbol
sediento y sin raíces.
En medio de un desierto.
Tristemente marchito.
Aislado del recuerdo...

¡Y dos veces sombrío!


--oOo--

Tras un primer momento donde la compañía y el cariño acampan de una manera armoniosa, creo que aparece un Sin embargo fuerte y exclusivo que no deja paso a esos momentos tiernos: quizás, sea esa dualidad que somos,

Gracias por tu poema, jose manuel saiz,

Me ha sonado muy lopiano. Y aunque la primera rima en anda choca, no chirría.

Ese sin embargo parece que augura el final de la relación, ¿no? El punto de inflexión en que en vez de acoplarse uno a otro empiezan a desencajarse.