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A mi este sofisticado dulce francés me mata. Confieso que la primera que vez que lo vi tenia el tamaño de una hamburguesa y se lo estaba comiendo una japonesa ( creo) mientras nosotros ( mi marido, porque yo estaba con un pescadito a la plancha y con las tripas revueltas), en Chez Emile de Tolousse se zampaba una cassulette.
Cuando los hice prescindí del colorante, ya se que quedan mas bonitos, pero no me convence demasiado lo aditivos,
Tiene solo tres ingredientes:
Clara de huevo, azúcar glas y harina de almendra. Las cantidades son la misma cantidad de claras y harina de almendra y el doble azúcar glas, (100+100+200)
Las claras tienen que ser viejas, algunas recetas dicen que tienen que dejarse una noche fuera tapadas con un film de plástico
Mezclar el azúcar glas con la almendra y tamizar al menos tres veces, para que se mezcle bien y no haya grumos, la última vez la mezcla almendra azúcar se tamiza sobre las claras a punto de nieve. En algunas recetas he visto a las claras se añaden algo azúcar blanca pero yo no lo hice.
Una vez ligada la pasta, con movimientos envolventes, se hacen los montoncitos sobre papel de hornear ( existen también unas bases de silicona), cuando está repartida la masa, se deben dejar reposar como mínimo dos horas hasta que se endurezca un poco la parte superior, eso hará que al hornear quede como una costrita uniforme.
Se mete en la parte central del horno, a unos 150 grados, unos 10 o 12 minutos, dependerá del horno, Estará cuando la parte superior quede lisa y la parte de abajo esponjosa, se deja enfriar y una vez fría se rellena con lo que se quiera yo lo rellene con una mermelada de violeta, pero podéis hacerlo con crema de cacao, con lo que se os ocurra.
No os desaniméis si no sale la primera vez, yo pensé que iba a tener que hacer mas pruebas pero me salieron estupendas a la segunda vez.
Las claves para que salgan, Las claras de huevo envejecidas, tamizar y el tiempo de reposo una vez preparada la bandeja,
